Siempre solía hablar con amabilidad, con ese deje latino de “corazón”, “papasito”, “cariño”,
etcétera…. Bien una vez dentro del ascensor a solas, nos saludamos y
pulsé hacia el piso inferior sin más dilación mientras de espaldas a mí
fregaba una de las paredes del ascensor, observaba como movía el culo a
un lado y otro, vestía una fina camiseta blanca que sugería unos pezones
muy gordos a pesar de llevar sujetador, un pantalón ajustado de color
amarillo parecido a un pijama marcándole todo los muslos, el coño y el
culo. No es mi tipo de mujer pero siempre me dio mucho morbo y de las
que uno piensa que se la follaría, de solo verla así se me comenzó a
empinar…
De repente cuando solamente
habíamos bajado un piso y medio se detuvo bruscamente el ascensor entre
dos pisos, se volvió hacia mí preguntándome, “¿qué ha pasado?”; “no lo se, ha parado, hacia tiempo que esto no ocurría”
contesté fastidiado por la prisa que tenía. Pasados unos cinco o seis
minutos el calor comenzaba a hacer mella entre nosotros, ciertamente era
insoportable, no sabía cuantos grados haría en el interior del pequeño
ascensor ocupado solamente por nosotros, el cubo y la fregona. Comenzó a
abanicarse con una mano y con la otra a sacudirse la camiseta hacia
adelante y atrás marcando cada vez mas sus pechos, sin perderla de vista
continuaban impresionándome el grueso de sus pezones a través del
sujetador y la camiseta aun sin estar excitada, fue en ese instante
cuando se despojó de la misma expresando que había cierta confianza y no
aguantaba más tanto calor, “más se ve en la playa verdad, cariño”,
me refirió sonriéndome. En ese momento mi polla creció aun más, pienso
que había advertido el grosor en mi entrepierna, se quedó de cintura
para arriba en sujetador, de color blanco muy escotado, dejando ver un
agradable canalillo, la prenda además poseía unos encajes en la parte
superior cerca de sus abultados pezones que parecían querer traspasar el
tejido. A los cinco minutos, tras una nerviosa charla, me dice:
ELLA: Te estoy observando y… ¿te gusta lo que ves, no cariño?.
YO: No se… ¿a que te refieres?. Le dije haciéndome el sorprendido a sabiendas de que se trataba.
ELLA: Pues, a mi par de tetas, corazón,…las miras demasiado.
YO: La verdad es que es inevitable, tanto como apecibles. Le dije un poco cortado aunque viniéndome un poco arriba.
ELLA: Ja,ja,ja…¿verdad que sí?, son toditas naturales. Me expresó a la vez que se las palpaba de abajo hacia arriba masajeándoselas un poco.
En aquellos instantes llevó sus
brazos a la espalda soltándose el sujetador y dejar sus ubres al
descubierto, a la vez que colgaba el sostén por la copa en el palo de la
fregona pude ver como sus tetas se movían con total libertad al
realizar esta acción, con esta exhibición sus pezones alcanzaron una
dimensión maravillosa envueltos en aureolas marrones que parecían
rodajas de mortadela. Eran unas tetas asombrosas, blanditas, por la edad
un poco caídas pero bien definidas, de la misma manera llamó mi
atención el cuidado busto que mantenía pese a la edad, sin duda debía de
hacer algo de gimnasio para mantenerse bien.
Aquellas tetas me estaban
desafiando, estaba impresionado, verla allí frente a mí mirándome
fijamente con el busto desnudo y un ceñido pantalón amarillo marcándole
todo el conejo y su generoso culazo como ya he comentado, solo con verle
el ombligo me imagine como tendría el coño e hizo que me pusiese torito
y mi polla o salía de mi pantalón o estallaba, por lo decidí sacármela y
mostrársela orgulloso, una por otra, necesitaba liberármela, yo estaba
como una moto y no me importó hacerlo. Quedó sorprendida por mi acción a
la vez que estimulada por lo que denotaba su expresión golosilla y
sobretodo sus pezonazos, se la notaba muy cachonda, ahora ambos
estábamos frente a frente a pocos centímetros, ella con sus grandes
tetas al aire y yo con todo el plátano duro y empinado fuera pasándome
la mano invitándola a probarlo, tardamos pocos segundos en acercarnos y
lanzarnos el uno al otro, yo hacia sus esplendorosos pechos y ella
cogiéndome el nabo, hundí mi boca y lengua en aquellas tetas y pezones
haciéndole de todo al mismo tiempo que ella comenzó a realizarme una
agitada paja, a un lado la puerta del ascensor y al otro el espejo ella
me ordeñaba y yo le comía las tetas, me estaba atiborrando de tetas.
La avisé que pronto me iba a correr
y se agachó en cuclillas situando mi polla en su canalillo realizándome
una cubana inolvidable masajeando ella sus tetas abajo y arriba,
comencé a eyacular como una fuente llenándole las tetas de leche, algo
atrapó con la lengua hasta que resolvió metérsela en la boca tragándose
todo el semen. Verla como me la mamaba con apetito, moviendo la cabeza y
las tetas colgando golpeándome en las piernas rozándome con sus
puntiagudos y gordos pezones hizo que me excitase en exceso y lanzase
varios golpetazos de leche que se tragaba haciendo cortos descanso para
poder respirar, al tiempo que le expresaba frases como “No sabía lo guarra que eres…, cómeme bien el nabo, sigue, sigue zorra…”, “sé que te gusta lo que te digo, que te pone cachonda ¿verdad?”. Estaba cachondísima de escuchar las marranadas, las aceptaba sin oponerse.
Terminamos e incorporándose
comenzamos a magrearnos nuevamente metiéndome la lengua hasta la
campanilla a la vez que mi polla volvía a alcanzar vigor, bajándose
nuevamente al pilón pero esa vez inclinándose un poco dejando el culo en
pompa, la lamía con la lengua como una excelente profesional, continué
diciéndole guarradas, “… ¿otra vez?, te gusta comer pollas por lo que veo…”, “…sigue comiéndome el nabo… ¡que bien lo haces!... ¿a cuantos vecinos se la has comido, guarra…?”.
Al tener toda su espalda ante mí la acaricié y le hice cosquillas por
los costados hasta llegar al pantalón que baje un tanto hasta
introducirle la mano por debajo de las cortas bragas que llevaba
pasándole la mano por las nalgotas que apretaba hasta alcanzarle el
coño, que aunque no lo veía al palparlo advertí que estaba afeitado con
un poco de vello y poseía unos labios muy carnosos, estando sumamente
empapado tras haberse corrido, e introduciendo dos dedos hurgué un tanto
en el exterior y posteriormente se lo follé con fuerza estimulándole el
clítoris, algo que la excitó sobradamente volviéndose a meter la polla
en su boca para masturbarme hasta que nuevamente volví a correrme
profusamente, ella se fue al mismo tiempo en mi mano. ¡¡¡Estaba
pletórico!!!.
Acabamos y quería más, me pidió que la follara. Esta bien, “vuélvete de espaldas, quiero follarte por detrás viéndote ese culo que tienes”
le dije nervioso ante tan agradable invitación, y volviéndose de
espaldas se abrió de patas colocando sus manos en las paredes del
ascensor y dándose un fuerte palmetazo en una de las nalgas dejándola
algo colorada me indicó que estaba preparada; reparé en el coño y era
como me lo imaginé, grande, gordo y carnoso, en principio hurgué en él
con una mano y acto seguido trincándola por las caderas decidí
penetrarla con energía hasta el fondo entre gemidos de ambos, entrando
muy bien con facilidad por lo lubricado que teníamos ambos sexos,
comencé un lento mete y saca que se fue haciendo cada vez más rápido e
insistente a medida que me la follaba para concluir en un acto casi
animal con fuertes embestidas sosteniéndola por las nalgas primero y
acabando cogiéndole las tetas que colgaban y se meneaban morbosamente,
las magreé a la vez que me eché sobre la pared, tanto gozo me hizo
nuevamente decirle cochinadas, “…esos pezones los tienes así de la cantidad de veces que te los han comido y estirado, pedazo de puta…”,
le dije al mismo tiempo que ella trabajaba moviendo y meneando el culo
con energía y rapidez, ahora los embates los daba ella golpeando sus
nalgas en mi vientre mientras le decía “…que puta eres, ¡cómo follas!, se nota que te gusta…zorra” a
la vez que entre jadeos y gemidos se corría chorreándole el flujo por
los muslos, al pronto me corrí llenándole su interior de abundante leche
. Polvazo.
Estábamos extenuados por el frenesí
y la pasión que le habíamos puesto, me quedé apoyado con la verga
colgando mientras observaba como se limpiaba el coño y la parte superior
de los muslos, al terminar para mi sorpresa me cogió el sable e
igualmente me lo limpió no sin antes frotármelo un poco, mientras
aproveché para tentarle nuevamente las tetas y gruesos pezones a la vez
que me decía con su acento carioca, “que bueno, mi amor, hacía
tiempo que no me daban un buen follao de improviso, ha estado muy
rico…bastante rico…que bueno comenzar así el día…”.
Una vez vestidos, limpiado y
perfumado el ambiente, nuestra preocupación era salir de allí, pulsamos
varias veces el timbre hasta que nos rescataron. Me volví a mi domicilio
a limpiarme bien y al bajar la vi en el portal charlando con varias
vecinas como si nada hubiese ocurrido, ni se imaginaban que me la había
follado momentos antes, eso sí la mirada que me echó era de
agradecimiento por el gustirrinin que nos habíamos dado.
2 comentarios:
Hola. Me ha gustado tu relato y me gustaria publicarlo en mi blog http://historiasdetetazas.wordpress.com/
¿te importa?
Tambien podriamos intercambiar enlaces.
Saludos
Gabri
Hola
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