—No sé en qué estaba pensando, —dijo ella mientras
dejaba correr sus manos sobre su pecho. Podía oler su piel ahora y se
encontró preguntándose a que sabría. Había imaginado lo que sería estar
con él, pero nunca pensó que tendría una oportunidad. Ahora, allí de pie
con él tan cerca la hizo ser más descarada de lo normal.
—Tal vez tengas razón, — susurró ella se inclinaba
hacia su cuello. Sus labios lo rozaron ligeramente cuando añadió unas
cuantas palabras más.
—Tal vez soy sólo una pequeña zorra. —
Ella tenía toda su atención ahora. Él no se movía,
apenas respiraba. Ella dejó su lengua hacer un rastro por su piel y se
movió un poco más abajo, frotando sus caderas contra la suya suavemente
—Y tal vez te puedo mostrar cómo de arrepentida puede estar una pequeña zorra como yo—
Ella dejo las palabras suspendidas en el aire, mientras sus labios viajaban más abajo por su cuello.
—Christy, no quise decir...
Ella hizo caso omiso de sus protestas suaves
mientras poco a poco comenzaba a desabrochar los botones de su camisa,
uno por uno. Con cada botón, se exponía más de su ancho pecho y siguió
dando le besos a lo largo de su cuerpo. Su pecho era fuerte y duro,
ligeramente salpicado de rizos oscuros y Christy sintió mariposas en el
estómago mientras iba más abajo. En un momento se detuvo, levantó la
cabeza un poco y deslizo su lengua por sus pezones duros. Cuando él tomó
una bocanada de aire, sintió que se mojaba por la excitación.
Sus palabras se apagaron y poco a poco sus manos
encontraron su camino hasta su cintura y ella sintió como sus manos
recorrían suavemente sus caderas. Dejó que su boca dejara un rastro de
pequeños besos por su pecho mientras desabrochaba cada botón. Podía
verlo responder a cada toque y le encantaba la forma en que la hacía
sentir.
Cuando desabrochó el último botón, sacó su camisa de
sus pantalones y tiró suavemente de ella. Él era increíble. Sus anchos
hombros que guiaban a un vientre plano y de abdominales duros como la
roca que cualquier chico de su escuela envidiarían.
—Papi, creo que tenías razón—, dijo mientras sus manos tomaban su cinturón y se lo quitaban con un movimiento rápido.
—Creo que soy sólo una pequeña zorra que tiene que ser follada—.
Por un segundo él no se movió y se preguntó si iba a
pararla. Pero no le importaba. Ella lo quería. Quería saber lo que
sería estar con un hombre que sabía lo que estaba haciendo.
Siguió acariciando su cuello y le besó las manos,
mientras desabrochaba sus pantalones y los deslizaba hacia abajo al
suelo, dejando al descubierto su ancha polla dura.
—Y tu pequeña zorra quiere tu polla gruesa y grande—
dijo ella mientras su mano se deslizaba a lo largo de su longitud,
recompensada con un profundo gemido gutural. Mientras acariciaba su
pene, sus manos empezaron a deslizarse por las caderas y detrás de su
culo. Inclinó su cuerpo contra el suyo y apretó los labios a lo largo de
su cuello. Cuando él alcanzo a su otra mano detrás de ella y apretó su
firme culo, ella arqueó la espalda y se empujó contra él aún más.
— ¿Ese es tu problema?—, preguntó, mientras deslizaba sus manos debajo de la parte superior del tank top pequeño,
— ¿Sólo quieres que ser follada?
Antes de que pudiera responder, su camisa estaba
sobre su cabeza uniéndose a sus pantalones en el suelo. Christy gimió
cuando sus manos se deslizaron por su cuerpo y sobre sus caderas. La
sensación de sus manos sobre su piel era increíble.
Cuando sus dedos llegaron a su pequeña tanga rosa,
él jugó con el material sedoso, incitándola sin piedad. Jugaba con ella
de un lado a otro, frotando el tejido fino en su clítoris y rozando con
sus dedos su coño húmedo. Pronto, sus bragas estaban en el suelo con el
resto de su ropa.
Puso sus manos detrás de ella, tirando de sus
caderas contra su pene erecto. Ella frotó sus caderas contra él,
sintiendo su polla dura rozar contra su clítoris. Poco a poco, la puso
hacia abajo sobre la cama y ella cayó hacia atrás, sus piernas bien
abiertas de par en par, esperando por él.
El se arrodilló delante suya y ella sabía que él
veía que estaba completamente mojada. Cerró los ojos, dispuesta a ser
follada y dio un grito ahogado cuando suavemente pasó sus dedos por su
coño, deslizándolos hacia arriba y hacia abajo, volviendo la loca y
alentando su deseo.
—Tú eres una pequeña zorra mojada, ¿no es así? —,
dijo él más para sí mismo que para ella mientras sus dedos encontraban
su camino a su clítoris. Tocó su pequeño capullo, hinchado y su
respiración se hizo más desigual. Ella no podía creer lo rápido que se
estaba volviendo loca.
—Amas esto ¿no es así?—, preguntó él mientras sus
dedos excitaban su pequeño brote, excitándola hasta llevarla hasta el
borde y de regreso.
—Sí, papi. Sí, me encanta esto —Ella gimió contra
él. La sensación era abrumadora y se dio cuenta de que se retorcía
frente a él, sus caderas empujando hacia arriba contra sus dedos, con
ganas de más, necesitándolo sentir en su interior. Mientras sus dedos
apretaban su capullo sensible, el placer disparándose en su cuerpo.
—Dios, tu pequeño coño dulce está a la espera de ser follado—, dijo él mientras su dedo se deslizaba por su longitud.
—Oh, Dios, papi—, gimió mientras sus manos agarraban con fuerza las mantas.
Cuando deslizó un dedo dentro de ella, Christy cerró
los ojos y sintió su excitación crecer en su interior. Su canal se
apretó alrededor de él mientras añadía un segundo dedo. Cuando abrió los
ojos otra vez, él la miraba mientras se deslizaba dentro y fuera,
masajeando su clítoris con el pulgar.
—Dios, estas muy apretada, — dijo él con asombro. Él la estaba volviendo loca y ni siquiera parecía darse cuenta de ello.
—Voy a disfrutar follando tu pequeño y dulce coño.
—Por favor, papi, — le susurró Christy, empujando sus caderas hasta sus dedos expertos.
—Por favor, fóllame —le rogó ella en voz baja, nunca había deseado a nadie como lo quería a él en esos momentos.
De repente, se inclinó sobre ella y deslizó su polla
grande contra su coño resbaladizo y mojado, gracias a su excitación.
Ella gimió mientras su miembro duro se deslizaba contra su clítoris y
después de regreso. Cuando estaba resbaladizo, con sus jugos, puso su
polla delante de su mojada entrada.
Christy jadeó mientras lentamente hundía su polla
gruesa en su interior. Vio la cabeza de su polla púrpura desaparecer en
su coño y gimió mientras el eje de su pene seguía. A medida que su
miembro grande empujó abriéndola, se quedó sin aliento, sin saber si
podría encajar, pero esperando que cupiera. Centímetro a centímetro,
presionó en su interior y ella gimió cuando él la tomó. Estaba abrumada
por la dulce tortura de que él la abriera más de lo que había
experimentado hasta ahora. La estaba dividiendo en dos, pero el ligero
dolor que sentía se juntaba con la maravillosa sensación de estar llena
por su polla gigante. Cuando él estuvo en el interior, dejó escapar un
gemido gutural y Christy empujó sus caderas hacia arriba, metiéndolo aún
más profundo.
Entonces el dolor se transformó rápidamente en
placer cuando él empezó a entrar y a salir de su canal estrecho. Su coño
se cerró sobre él, atrayéndolo más profundo con cada golpe. Cuanto más
se metía más quería ella.
—Para ser una pequeña zorra, estás jodidamente
estrecha—, dijo, con voz entrecortada y sorprendida. Su ritmo se hizo
más rápido y más desesperado, se metió más y más profundo dentro de
ella.
—Oh, sí, papi—, le rogó—Soy tu zorra, y quiero que me folles más y más—.
Ella lo quería, quería esto, y no quería que se detuviera nunca.
Su empuje se hizo más fuerte y cada vez más rápido y
sintió el orgasmo construyéndose. Cada vez que entraba, avivaba su
deseo y su cuerpo empezó a temblar mientras las sensaciones crecían y
crecían. Él mantuvo su ritmo constante y aumentó su velocidad cada vez
más alto hacia su clímax. Finalmente, sintió a su cuerpo abrumarse
cuando el orgasmo atravesó su cuerpo.
Él mantuvo su ritmo, y ella sentía que daba vueltas
fuera de control. Con cada embestida, la mantuvo salvaje en el placer,
el orgasmo empujando más y más mientras se metía en su interior.
Finalmente, pudo escuchar su respiración tornarse irregular mientras su
coño palpitaba a su alrededor. Su polla se hizo aún más dura y sus
golpes se hicieron más fuertes cuando llegó a su propio clímax. Cuando
finalmente llegó muy dentro de ella, se calmo con un estremecimiento y,
finalmente, ambos regresaron a la tierra.
Se desplomó junto a ella, su respiración entrecortada y jadeante.
Trató de reincorporarse, pero no pudo. Estar con él
no era como nada que hubiera experimentado. Acababa de tener el orgasmo
más alucinante de su vida y de repente ella sabía exactamente lo que el
sexo podría ser y quería más.
—Oh, Christy—, se quejó de nuevo cuando se volvió hacia ella.
—Lo siento, yo no debería haber hecho esto, no debí de haber dicho que....
Se puso de espaldas a él y lo dejó pensar que ella
estaba realmente molesta. Cuando su mano llegó a su hombro, ella respiró
hondo y suspiró.
—De verdad, Christy, lo siento, ¿qué puedo hacer?
Ella sonrió ampliamente, se dio la vuelta y se subió encima de él y sus manos empezando a excitar su polla a la vida otra vez.
— ¿Qué te parece si dejo que te redimas?—, dijo ella con picardía, lista para otra ronda.
Fin
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