tag:blogger.com,1999:blog-42595369816186388032024-03-04T22:10:25.737-08:00Relatos Eróticos HotEste blog va dirigido a ti, que buscas explorar nuevas sensaciones a través de los relatos eróticos.
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En los comentarios, os agradecería que me dejáseis las sugerencias sobre como afrontar el futuro del blog.<br />
Muchas gracias y feliz navidad a todos,. relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-39113852469993321152013-01-08T11:50:00.001-08:002013-01-27T17:04:02.252-08:00Relato nº 22: La seducción de mi tía Irene.<div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
<div style="text-align: justify;">
Los
partes meteorológicos ya venían avisando que aquella noche habría
tormenta. Pero no. Lo que hubo fue «la madre de todas las tormentas», un
aguacero torrencial furioso y violento de granizos gordos y vientos
silbantes. La casona-chalet de mis tíos parecía zozobrar con el rugir de
los truenos y los cristales de las ventanas amenazaban con saltar por
los aires.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras contemplaba aquel empute del
cielo me vino a la cabeza una idea sibilina e ingeniosa, un plan que
debía llevar a cabo esa misma noche porque coincidía favorablemente que
tito Anthony se encontraba en Inglaterra (asuntos laborales), mi prima
Teresa hacía que estudiaba en Polonia (beca Erasmus) y a Luz, la criada,
la habían ingresado en un hospital (apendicitis aguda). Así que subí
decidido a su habitación y llamé a la puerta. Ella ya se había acostado,
pero no dormía:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Se puede pasar, tita?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pasa, mi niño, pasa…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entré simulando estar acojonado e
histérico; caminaba de un lado a otro mordiéndome las uñas y
tembliqueando. Tita Irene —la hermana de mi madre— dejó el libro que
leía sobre la mesilla de noche y me preguntó que qué me pasaba. Estaba
hermosa con su camisón de dormir verde pálido. Era, es, una cincuenta y
pocos años de carnes todavía lozanas, guapilla, ni flaca ni gorda, ni
alta ni baja, buen culo, grandes tetas. Me ponía que siguiera viéndome
como «su» niño.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿No oye usted esos truenos tan espantosos? En este pueblo suyo no llueve, diluvia...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Que exagerado eres, David! ¿Acaso sigues sufriendo aquel miedo tan grande a las tormentas que tenías de pequeño? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Estuve en tratamiento con un sicólogo y creía que ya lo tenía superado, pero ahora, aquí, me ha reaparecido. Es horrible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y no te da vergüenza? ¡Ya tienes dieciocho años!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En realidad había cumplido los
diecinueve, medía 1.83, estudiaba segundo de Ingeniería y pasaba una
temporada en la casona-chalet de mis tíos para preparar varios exámenes
finales lejos de las novietas y del delirium tremens urbano... Yo ya
había disfrutado de alguna experiencia satisfactoria con cierta
divorciada madura ni la mitad de buenorra que mi tía.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Claro que siento vergüenza, tita, pero es algo superior a mis fuerzas, algo que no puedo evitar, una enfermedad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Siempre cándida, tita Irene se estaba
tragando la bola de cabo a rabo, como también se creyó que yo llevaba
varios días sin pegar ojo debido al estrés de los exámenes y que mi
cabeza «explotaría» si pasaba otra noche más en vela. Obviamente todas
esas mentiras eran las claves de mi plan, pero que nadie se llame a
engaño: ni miedo a las tormentas, ni noches sin dormir, ni enfermedad,
ni sicólogo, ni nada de nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Tendrá que hacerme un hueco en su cama como cuando era pequeño, pues sólo así me vendrá el sueño…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Le recordé a mi tía que ella siempre fue
mi ángel de la guarda, mi tabla de salvación; lo pensó durante segundos
que se me hicieron eternos, me miró de pies a cabeza, sonrió
sarcástica, y me habló en tono altanero, convencida de que controlaba la
situación:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Vale… Duerme conmigo si quieres, pero te acuestas vestido y con esa misma ropa que llevas puesta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡¿Queeeeé?! ¿A santo de qué viene esto, tita?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Entiéndelo, David… Eres mi
sobrino, sí, pero ya estás muy crecidito y yo soy una mujer casada y
madre... Mejor te acuestas vestidito ¿okey?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Huelga decir que acepté sus condiciones y
que acabé metiéndome en la cama con camiseta y pantalón vaquero. Al
hacerlo alcancé a ver de reojo que tita Irene no llevaba exactamente un
camisón de dormir, sino más bien un blusón ancho, vaporoso, que le
tapaba las bragas pero no tanto sus torneados muslos. También noté que
dormía sin sostén porque los pezones medio se le adivinaban por el
oscurecimiento de la tela.</div>
<div style="text-align: justify;">
De entrada ambos permanecimos callados y
pensativos, pero a mí enseguida se me ocurrió probar el viejo truco de
dar vueltas y más vueltas sobre la cama, como si no hallara una posición
cómoda para dormir, y mi tía acabó mordiendo el anzuelo…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Qué te ocurre ahora, chico? ¡Te mueves más que un barco a la deriva! Ni descansas ni me dejas descansar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Dormir con un pantalón
vaquero que para colmo te queda estrecho es como un martirio chino. Me
da que no voy a pegar ojo en toda la noche, salvo que usted permita que…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Quítatelo, anda, quítatelo… Pero después te estás quietecito y callado para que podamos dormir, ¿me has oído?</div>
<div style="text-align: justify;">
Me bajé de la cama para sacarme el
pantalón y, mientras lo hacía, tita Irene se colocó de costado dándome
la espalda, quizás para ahorrarse el apuro de tener que verme en
calzoncillos. Al volver a la cama yo también me acosté de lado con la
polla apuntando a su culo. La tormenta se agravó y los truenos rugieron
como nunca. Me pegué a ella y la abracé por el vientre. Así lo hacía de
niño en noches de tormenta y así volvía a hacerlo once años después. Mi
boca le respiraba ahora en la nuca y en el cuello. Podía hablarle bajito
al oído, en susurros, y así lo hice…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Tita, ¿no se habrá molestado por…?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Porque te hayas pegado a mí como una lapa? Me esperaba esa costumbre tuya. Hay cosas que no cambian.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Ocurre que yo necesito…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, ya… necesitas sentirme cerca, sentir que te protejo ¿no? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La polla acababa de ponérseme morcillona y tenía la certeza de que cuando empalmara del todo me sería imposible disimularla.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Temí que pensara que lo hacía a mala idea.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No sólo no pienso así, sino que hasta agradezco tu calorcito porque soy demasiado friolera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después de oír esas palabras estaba más
que justificado darle otro achuchón y pegarme más a su acuerpo. Ella
entendió que lo hacía como medida preventiva contra su frío, pero debió
notar también que mi polla se le incrustó bastante en la canaleta de las
nalgas, todavía con ropas de por medio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Conmigo aquí le juro que usted nunca pasará frío...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Mmmm… No sé que te diga… A veces se me congelan hasta los huesos. Esta casona es muy húmeda…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mi erección era ya inminente. La polla
me daba unos tirones que no dejaban dudas. Se me ocurrió una manera de
advertírselo a mi tía para que luego no se llevara una sorpresa
incómoda.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Ya verá que esta noche no pasa ni una pizca de frío, confíe en mí, aunque le ruego que me disculpe si…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Si qué, David? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No, nada… nada importante… Ni sé lo que iba a decir…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿De qué debo disculparte, di, de qué? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Que no, tita, que no vale la pena… Cambiemos de tema…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡No, ahora me lo dices te guste o no!</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Me cuesta hablar de ello… Entiéndame usted… </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Que lo sueltes de una vez, puñetas! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pues que le ruego que me disculpe si sin querer la polla se me empalma un poquito, ya sabe, si se me pone durilla…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡¿Queeeé!? ¡Soy tu tía, David!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—La naturaleza no entiende de parentescos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pero si hasta soy demasiado vieja para ti.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Vieja dice? Usted está mejor que muchas de mis novietas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo sabía bien qué resortes tocar. Mi tía
era una narcisista aguda y le privaba que estimularan su ego, lo
necesitaba incluso. También sabía que era muy tiquismiquis y que por
tanto debía conducirme con delicadeza, sutilmente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No me adules, pillo, que te veo venir…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Es la verdad, tita: tiene usted un cuerpazo que ya querrían algunas actrices ¡de Hollywood!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El giro que estaba tomando la
conversación regocijaba a mi tía. Verse comparada ventajosamente con
estrellas de cine y novietas veinteañeras era algo que la hacía flipar.
Ella fingía no creerme, pero en verdad se lo creía todo al pie de la
letra. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Qué pico te gastas, bandido! ¡Eres más peligroso que una piraña en una bañera! </div>
<div style="text-align: justify;">
A estas alturas mi polla andaba
encabritada, burra total. Ella tenía que estar notando en el culo su
grosor y largura pese al camisón, la braga y el calzoncillo, pero ni se
cabreó ni me echó de la cama. Hablaba con normalidad y, como yo, cada
vez lo hacía más bajito, musitando, saboreando la charla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Peligroso, yo? ¿Lo dice por mi labia?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, claro. Seguro que eres un encantador de mujeres. Tendrás atolondradas a un montón de niñatas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Si fuera un encantador de mujeres no dude que la encantaría a usted ahora mismo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Te recuerdo que soy tu tía, además de una señora casada…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya no ponía el grito en el cielo cuando
le decía algo atrevidillo y si seguía apelando a la cantinela de que era
«mi tía» o «una señora casada» lo hacía más bien como una contestación
al uso, estándar, de mero trámite.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Lo que yo veo es una mujer diez que está para mojar pan... Lo demás me parece secundario.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se le escaparon unas risas a causa de mi
desparpajo y también porque seguía ensalzándola. Mi tía parecía cada
vez más relajada y más a gusto, pero a mí el calzoncillo me chinchaba
bastante. Opté por fingir un ataque de tos y, con disimulo, me lo saqué
en un pispás; luego volví a pegarme a ella y le reinstalé la polla, ya
sin calzoncillo, a lo largo de la raja de sus nalgas. Desconozco si notó
o no el truco, pero en todo caso no hizo ningún comentario.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Bueno, David, cállate ya a ver si nos dormimos ¿eh?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Estoy tan a gustito aquí, pegadito a usted, que prefiero no dormir para así disfrutar más del momento.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tita Irene había cerrado los ojos para
conciliar el sueño o tal vez para disimular que estaba calentándose.
Ahora la veía turbadilla, confusa, y teniendo yo su cuello y su oreja
tan a tiro de mi boca no pude evitar darle besos y chupaditas en el
lóbulo y en la nuca. Ella encajó esos mimos de buena gana, dejándome
hacer, aunque tergiversándolos astutamente:</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Qué bien! Esas caricias “tiernas” me ayudarán a dormir…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dado que fuera como fuere ya tenía su
plácet, ahora me metía en la boca toda su orejita pequeña y fina, de
mujer, y se la chupaba a barbecho. También la inflaba a succiones y
lengüetazos en el cuello. Quería tirármela lo antes posible porque si no
terminaría corriéndome fuera del coño, precoz como un quinceañero.
Apuré las acciones metiéndole mano por debajo del blusón y agarrándole
una teta. La sorpresa fue que ella no rechazó el magreo y sí lanzó un
suspirito de aprobación. Mi trabajo de calentamiento ya daba frutos.
Ahora podía amasarle sus grandes perolas a mis anchas y ponerle los
pezones tan duros que parecía que fueran a estallar.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Hummm… ¡Que rica está, tita! … Hummm… ¡Y qué culito tiene, qué delicia!...Hummm… Sus tetas son ¡de diosa!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mis palabras sonaban en su oído narciso a
música embriagadora. Mi tía ya no podía ocultar su excitación: jadeaba,
movía la cabeza como loca, respiraba entrecortadamente, restregaba el
culo en mi polla. Entendí que era el momento óptimo para meterle la mano
por dentro de la braga y al hacerlo me vi de golpe atravesando su selva
de pelos rizados sedosos. Pero no pude tocarle el coño a mi gusto
porque enseguida me apartó la mano y luego lo cubrió con las suyas a
modo de escudo protector…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Es que por esas no paso, David... Mi coño es de Anthony en exclusiva... Nunca le he sido infiel... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sólo catarlo un poquito, tita…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Olvídate de eso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No sea mala, ande…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Ya te he permitido mucho más de lo que debería.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Tocarle el coño un ratito, y ya me paro. Palabra… </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Si dejo que me lo toquetees, luego querrás metérmela y eso ni lo sueñes ¿te enteras? Ni- lo- sue-ñes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Viendo que no cedía opté por frotarle y
presionarle las manos de manera que sus propias palmas frotaban y
presionaban el coño y el clítoris. Era como golpear a un gladiador con
su mismo escudo. El resultado de ese lance fue que mi tía se arqueaba
exponiendo mejor su entrepierna y que poco a poco fuera retirando sus
manos y dejando libre la zona para que mis dedos pudieran trabajar con
eficacia. Estaba tan entregada que hasta me ayudó a quitarle las bragas
y, ya puestos, yo también me quité los calzoncillos y la camiseta. Al
caer en la cuenta de que ambos estábamos en pelota picada ella intentó
un pacto amistoso…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Dejaré que me toques por ahí, pero antes debes prometerme que no irás más allá, tú ya me entiendes…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Le prometo que no pasará nada que usted no quiera que pase.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Júramelo, que no me fío…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Se lo juro una y mil veces.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pues ya lo sabes, David: ni se te ocurra metérmela, ¿eh?… Me lo has prometido y me lo has jurado… </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No se preocupe, mujer… Yo sé bien lo que he jurado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le recoloqué otra vez la polla en la
rajada de las nalgas, ahora sin telas por medio, piel fina contra piel
fina, y le trabajé el chocho a consciencia, ya fuera masajeándolo,
palmeándolo, restregándolo o cosquilleándole el clítoris. Mi tía entró
como en un trance y no paraba de pegar el culo a mi polla como una
posesa. Su coño era pura llama y ni mi mano ni mis dedos daban avío con
sus ansias. Tuve que meterle hasta tres dedos para intentar sofocar su
fuego uterino, pero ella quería más, mucho más, aunque se movía en un
mar de contradicciones…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Ahhh! Me tienes frita, cabrón, pero a mí no me follas… </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Haciendo oídos sordos a sus palabras, yo
había conseguido desde atrás que mi polla se abriera sitio entre sus
muslos hasta tentar los labios carnosos de su coño, aún taponado por mis
dedos. Esperaba pacientemente el momento oportuno para clavársela sin
tener que violentarla. Pasaba que tita Irene se hallaba alarmantemente
fuera de sí, arrebatada, de jadeo en jadeo, como poseída. No tenía nada
claro de qué locura podía ser capaz.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Ahhh! ¡Soy más decente de lo que crees, niñato! ¡Nunca le pondré ni un solo cuerno a mi Anthony! ¡Ahhh! ¡Si me la metes atente a las consecuencias, gamberro! </div>
<div style="text-align: justify;">
Aproveché un momento de tensa calma para intentar parlamentar y obtener otra vez su visto bueno:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿De verdad, tita, que no me va a dejar que la folle?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Claro que no, y tú me juraste que así sería…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No exactamente… Le juré que yo no se la metería si usted no quería que se la metiese, y por eso necesito su permiso…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Mi permiso? ¡Vas listo!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pero si usted también lo desea, mujer, ¿cree que no lo sé?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No insistas…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Déjeme meterle al menos la gorrita, la puntita…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Cuántas veces voy a tener que decirte que no, chiquillo?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Observé que hablaba con la voz
enronquecida, ladeando la cabeza lascivamente y estampando el culo
contra mi polla. Era como si ella dijera que «no» y su cuerpo se
empeñara en decir que «sí». Esa apreciación hizo que me pasara por el
forro sus negativas. Arrimé bien la polla hasta donde asomaban mis dedos
y, nada más sacarlos, le metí el glande a la primera, y después se le
clavé entera, toda, de dos o tres golpes de cadera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Te dije que no me la metieras…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Es que… no sé… le entró sin yo darme cuenta…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¡Sácala y no me tomes el pelo!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Acaso no le gusta tenerla dentro? ¿Cuánto tiempo hacía que no le metían una así? ¡Está hecha a la medida de su coño! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No trates de liarme y retírala de una vez…</div>
<div style="text-align: justify;">
Tita Irene insistía en que se la sacara,
pero se reacomodaba para que mi polla le entrara aún más adentro.
Llegué a la conclusión de todo era un simulacro, un jueguecito, que le
proporcionaba algún plus de placer o de excitación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Sabe qué, tita? ¡Me tiene harto! Se la saco y que le den… A mí no me van a faltar mujeres…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Bueno, no, no… no la saques… déjala ahí un ratito más.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Qué dice? ¿Qué hago? ¡Hable claro, cojones!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Que me folles, puñetas, que me folles bien follada… ¿Por qué leches has tardado tanto en metérmela, niñato?</div>
<div style="text-align: justify;">
Ese último comentario de tita Irene
terminó por encabronarme; así que la coloqué boca abajo para estar más
cómodo y le follé el coño a piñón fijo, fieramente, sin darle el menor
respiro. La de mi tía es una vagina succionante y caliente que me
embutía la polla de maravilla. Yo me corrí copiosamente y, la verdad, no
sé si ella se vino dos o tres veces. Lo que sí sé es que, sin
sacársela, le eché el segundo polvo y que un ratito después le casqué el
tercero. Por la mañana le di otro buen repaso antes de desayunar y más
tarde me la volví a follar en la misma cocina, después del café y las
galletas. Desde entonces hemos probado mil y una posturas, pero aún no
he podido catarle el culo porque dice que le duele. Todo se andará. Ya
se ha hecho adicta a mi polla...</div>
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com25tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-49054928578733391822013-01-07T09:37:00.004-08:002013-01-27T17:04:22.972-08:00Relato nº 21: Mi anciana vecina.<div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
La historia que les voy a relatar me sucedió hará un mes y me
ha impactado mucho pues no era algo que esperase aunque hubiese fantaseado con
ella desde hace mucho tiempo.<br />
<div align="justify">
Soy un chico de 30 años bastante normal. Vivo solo y mi vida
sexual no es nada anormal, vamos que tengo mis escarceos pero sin nada
destacable aunque tampoco ando en el dique seco, salvo alguna que otra
temporada.</div>
<div align="justify">
Resultó que por las vueltas de la vida acabé viviendo en un
piso en el que tenía de vecinos a una pareja mayor que habían sido vecinos de mi
familia desde que yo era pequeño. Él es un señor de 81 años bastante deteriorado
por la edad, sobre todo de cabeza pues se ha vuelto bastante maniático y en
ocasiones se vuelve algo pesado como le entré alguna perreta. Ella es una mujer
de 73 años que tampoco se conserva del todo bien aunque en mejor estado que su
marido. Es alta para la media de su edad, como 1’70, no es gorda aunque tampoco
delgada, digamos que más que entrada en carnes lo que tiene son las carnes
fláccidas, con arrugas y por ejemplo en sus brazos y muslos el pellejo anda algo
descolgado, eso que llaman chuletones. Ciertamente de joven, por lo que he visto
en fotos fue una mujer de bandera pero de aquello ahora sólo le queda la
elegancia, especialmente cuando se arregla para salir a la calle.</div>
<div align="justify">
Así que cuando
comencé con mis masturbaciones en la pubertad ella fue una de mis musas, cabe
destacar que por entonces, hace más de 15 años, estaba mucho mejor que ahora. De
siempre tuvimos buena relación pues me conocen desde que yo era chiquito y ya la
había entre las familias. Así que ahora que volvemos a ser vecinos hemos
mantenido la relación y no es raro que yo vaya a su casa o ellos a la mía, para
tomar café charlar y demás, especialmente con Concha pues él cada vez sale menos
y no es muy alegador.</div>
<div align="justify">
El caso es que hará un mes me pasé por su casa y me encontré
sola a Concha y bastante nerviosa, al parecer por la noche Ernesto (su marido)
le había entrado no sé qué manía y tuvieron una discusión que la dejó desvelada
toda la noche y por la mañana volvió a la carga, así que vino un hijo de ellos y
se lo llevo a pasar el día con él para que ella descansase pero Concha seguía
con los nervios alterados. Así que me quedé con ella para hablar y tratar de
tranquilizarla. Ella aún estaba con la bata y debajo se divisaba el camisón y
aunque no parecía el momento para ello no pude evitar darme cuenta que
lógicamente no llevaba el sujetador y sus pechos grandes y caídos andaban algo
sueltos bajo aquellas prendas, además ambas prendas permitían ver de vez en
cuando el escote algo arrugado e incluso en ocasiones el comienzo de aquellos
pechos.</div>
<div align="justify">
Tomaba yo un café y ella una tila en el salón mientras ella me contaba y
se desahogaba hasta que de repente se fue derrumbando, me imagino que los
nervios y el cansancio hacían mella, y comenzó a llorar, así que me acerqué a
ella y la abracé para tratar de calmarla, ella se aferró a mí como un náufrago a
un salvavidas y yo mantenía el abrazo acariciando su cabeza como si fuese una
niña y supongo que por un cierto paternalismo le di un beso en la frente que le
hizo alzar un poco la cara de mi hombro y responderme con un cariñoso beso en la
mejilla seguido luego de otro leve en la boca que me sorprendió aunque quizás
más a ella que escandalizada por su gesto me pedía perdón entre lágrimas
diciendo, “no sé que hago”, yo le respondí que no pasaba nada, lo cual era en
parte mentira pues aquello además de sorprenderme despertó mis fantasías púberes
y no pude evitar responderle con otro beso en sus labios que ella no rechazó y
que se prolongó mientras abríamos nuestras bocas para que nuestras lenguas se
encontrasen y así jugueteamos un momento hasta que ella se frenó mirándome a los
ojos y musitando, “esto no está bien, estamos locos”, yo no quería que aquello
se parase entonces y le dije que no pasaba nada que era cosa del momento.</div>
<div align="justify">
Ella
me decía que le parecía que se aprovechaba de mí, de mi juventud y que además
estaba casada y no podía hacer eso. Yo protesté diciendo que al contrario, que
nadie se aprovechaba de nadie pues éramos adultos y me acerqué a besarla sin que
ella opusiese resistencia. Tampoco me rechazó cuando comencé a tocar su cuerpo,
con delicadeza, y mis manos pudieron palpar sus pechos, su espalda, sus piernas
y cuando dirigía mi mano por sus muslos hacia su entrepierna ella me paró, se
levantó y salió del salón, diciendo, “esto está mal, está mal”. La seguí y vi
que entraba en su dormitorio mientras me decía, “deja que me cambié y luego
seguimos hablando”. Así que me frené en el pasillo fuera de su cuarto pero de
inmediato mi deseo me impulsó a no hacerle caso y entrar para tratar de que
aquello no quedase en algún beso y nada más.</div>
<div align="justify">
Al entrar la vi de espaldas sólo
con sus grandes bragas blancas y nada más, me quedé un poco helado al verla
desnuda, aun siendo por detrás, con su piel vencida, su cadera ancha, su piernas
ya no firmes como debieron ser de joven, sino con el pellejo de los muslos
fláccidos y arrugados y las pantorrillas con las venas y varices marcadas, todo
lo contrario a lo que se pueda considerar sexy pero que a mi me motivaba un
morbo especial. Ella sin darse la vuelta susurro, “por favor Juanito”, pero yo
no atendí a su súplica y me acerqué a ella abrazándola a lo que ella ya dejó su
poco resistencia y se dejó tocar pues mis manos abandonaban el abrazo para
comenzar a magrear sus tetas que ahora podía ver perfectamente y que aún escasas
de belleza me excitaban sobremanera. Besaba su cuello y su espalda mientras la
sobaba y una mano mía fue bajando por su barriga hacia su braga y la dejé colar
dentro de ella para acariciar su mata de pelos y dirigirme hacia su clítoris que
comencé a acariciar mientras ella comenzaba a suspirar con más fuerza. Noté como
se humedecía su coño mientras seguía frotando aquel clítoris y ella me decía,
“¿qué me haces? ¿qué me haces?” y dejó caer una mano suya hacia atrás para
buscar mi paquete acariciándolo sobre el pantalón donde debió de notar que mi
polla estaba completamente dura.</div>
<div align="justify">
Entonces la tumbe con suavidad en la cama, ella se dejaba
hacer, le quité las bragas y abriendo sus piernas me dispuse a comerme su
chumino, ella trató de pararme con las manos, preguntado, “¿qué vas a hacer, eso
es una cochinada?”, yo no dije nada y pasé mi lengua por toda su vagina
consiguiendo de ella un leve gemido de respuesta y entonces continué
deleitándome con aquella añeja exquisitez. Usé mi lengua en su clítoris además
de introducirla alguna vez en su orificio, también mordisqueé suavemente sus
labios vaginales, lamía todos sus jugos que cada vez abundaban más y comencé a
introducir mis dedos mientras mi boca seguía otorgándole placer a aquella señora
que no paraba de suspirar y gemir y de repente dijo, “ah, qué me pasa, qué
siento, qué es esto”, noté que su abdomen convulsionaba y supe que el orgasmo
estaba llegándole, se echaba las manos a la cara y suspiraba con fuerza hasta
que se calmó. Me acerqué a su cara para besarla y me confesó que no sabía que le
había pasado que nunca había sentido aquello y supe entonces que ella era una de
esas mujeres que nunca había tenido un orgasmo en su vida y saber que yo le
había proporcionado el primero me hizo sentir un orgullo a la par que una gran
excitación así que comencé a desvestirme mientras ella me miraba con cara de
vergüenza.</div>
<div align="justify">
Me coloqué sobre ella, entre sus piernas, Concha giró la cara a un
lado plena de sonrojo mientras yo me disponía a penetrarla y así lo hice
suavemente aunque aquel orificio estaba completamente lubricado y me permitió en
seguida introducirme por completo en ella que respondió con un gemido y viró su
cara hacía la mía mostrando algo de sorpresa y al comenzar yo mis movimientos
ella cerró los ojos revelando placer y comenzó a abrazarse para luego, cuando yo
comencé a aumentar mi ritmo y fuerza, apretar sus uñas en mi espalda sin llegar
a dañarme y luego bajo sus manos a mis nalgas aferrándose a ellas y empujándolas
como pidiéndome que embistiese más, cosa que hice lo que originó grandes
suspiros en Concha que además ahora ya comenzaba a mover sus piernas doblándolas
como para permitir una mejor penetración hasta que me abrazó con sus
extremidades.</div>
<div align="justify">
Luego yo levanté una de esas piernas colocándola sobre mi hombro
provocando un gesto de dolor en ella pues su flexibilidad era escasa pero al
comenzar a moverme y con la facilidad que esa postura me daba para profundizar
sus suspiros se tornaron en gemidos y ahora sus ojos estaban abiertos mirándome
con auténtico vicio. Volví a parar un momento y mientras lamía su pie, cosa que
noté le encantó por la cara de sorpresa y gozo que puso, alcé su otra pierna y
la coloqué sobre mi otro hombro y así irguiendo mi cuerpo un poco logré esa
posición de penetración total que al emprender otra vez mis movimientos
obtuvieron de Concha un largo gemido de placer que fue seguido de varios más
hasta que uno más largo y asemejado a un llanto me informó de su segundo
orgasmo.</div>
<div align="justify">
Yo no cabía en mí de orgullo y satisfacción por todo el
éxtasis con el que estaba obsequiando a Concha aunque he de reconocer que mi
aguante a pesar de la sobreexcitación que tenía se debía en parte a la
masturbación que me había practicado aquella misma mañana al despertarme.</div>
<div align="justify">
La vi exhausta tendida en la cama, desnuda y bañada de sudor
y mi morbo se vio incrementado así que comencé a besarle los muslos mientras le
daba la vuelta y ella aun dejándose hacer mostró cierta sorpresa mientras me
preguntaba, “más aún”. La puse a cuatro patas apuntando hacia el armario de su
cuarto cuyo frontal era todo un inmenso espejo. Vi aquellas nalgas y su ano y
comencé a lamerlos, ella suspiró y mostró estupor pero no protestó ni trató de
rechazarme y cuando luego de lamerlo un rato introduje un dedo note un leve
quejido de dolor y que su cara, que veía en el espejo, mostraba un cierto
disgusto así que decidí que eso podía ser demasiado para la primera vez y que
por tanto mejor dejarlo. Entonces me dispuse a comenzar a penetrar nuevamente su
vagina y así lo hice sin pérdida de tiempo obteniendo así sus cálidos y
adorables suspiros.</div>
<div align="justify">
Noté que ahora sí estaba a punto de correrme y mi excitación
era brutal, incrementada por ver su cara en el espejo y también por vernos
follando como locos. Aumenté la fuerza y rapidez de mis embestidas y electrizado
de deseo como estaba volví a ver ese ano y no pude evitar introducir un dedo en
él que provocó un aullido en ella seguido de sus gemidos por lo que mientras
golpeaba con mi polla su coño cada vez con más fuerza introduje otro dedo en su
culo sacándole otro aullido, cosa que me excitaba más aún. De repente noté que
mi miembro comenzaba a llenarle su chocho de semen y provocaba en ella otro
orgasmo que esta vez acompaño de varios gritos especialmente cuando extraje mis
dedos de su culo.</div>
<div align="justify">
Nos dejábamos caer en la cama rendidos cuando sonó el portero
electrónico y saltamos de la cama vistiéndonos apurados, sobre todo cuando ella
comprobó que era su hijo y su marido que volvían. Ella se puso la bata sin el
camisón y yo me vestí rápidamente. Y Mientras hablaba con su hijo en la cocina,
su marido se fue a la tele, Concha preparaba café y en un momento que se giró y
su bata se abrió un poco vi que por sus muslos le resbalaba un poco de mi leche,
aproveché para avisarla con un gesto cuando su hijo sacaba la leche de la nevera
y ella se limpió con la mano y no sabiendo que hacer se lamió la mano poniendo
cara de desagrado, lo que volvió a excitarme y suscitó que cuando volví a mi
casa me tuviese que masturbar nuevamente imaginándola haciéndome una mamada y
tragándose mi semen.</div>
<div align="justify">
Luego de aquello no he vuelto a verlos pues aquella misma
tarde el hijo se los llevó a la casa que tienen en la playa para ver si así se
relajaban y sobre todo su madre descansaba un poco. Espero que vuelvan de
vacaciones a ver si nuestros contactos sexuales se tornan periódicos pues pocas
veces he disfrutado tanto como con Concha y nunca ha sido nada tan morboso como
con ella pues ver aquel cuerpo ajado por la edad me estimulaba a más no poder.</div>
</div>
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Tengo 20 años y vivo sólo con mi madre desde que se divorció
de mi padre cuando yo tenía 15 años. Todo este tiempo hemos vivido los dos muy
felices, mi madre siempre ha cuidado muy bien de mí y yo le tengo mucho cariño,
ya que siempre hemos estado muy unidos. </div>
<div style="text-align: justify;">
A menudo, mi madre presume delante de sus amigas de lo guapo
que es su hijo. Si estoy yo presente, me obliga a levantarme la camiseta para
que enseñe mi torso. Llevo unos años yendo al gimnasio casi a diario y tengo el
cuerpo bastante musculado. A ella le encanta que haga mucho ejercicio y siempre
está tocándome los bíceps para comprobar lo fuertes que están.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella siempre ha sido muy protectora conmigo, sobretodo en lo
referente a las chicas. Cuando he salido con alguna siempre se ha mostrado
disconforme, criticando a la chica y diciéndome que debería buscar a alguien
mejor. Pero también ha estado a mi lado cuando he pasado por malos momentos
debido a rupturas y malentendidos con chicas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo nunca me había fijado en mi madre como en una mujer más.
En los años que lleva divorciada nunca ha vuelto a tener otra pareja. Supongo
que habrá tenido relaciones esporádicas con hombres, pero yo nunca he sido
consciente de ello. Mi percepción de mi madre cambió el día en que entré en su
habitación cuando ella no estaba y encontré un consolador. No me lo podía creer.
Mi madre, que siempre me había parecido una santa, tenía necesidades sexuales
como cualquier otra mujer. </div>
<div style="text-align: justify;">
Desde aquel día empecé a fijarme en mi madre de otra manera.
Ella tiene 46 años y se conserva bastante bien. No esta delgada pero tampoco
esta rellenita, tiene las curvas propias de una mujer de su edad, con unas
caderas anchas y unos pechos grandes y un poco caídos. No podía dejar de admirar
su cuerpo cuando ella no se daba cuenta y fantaseaba con ella desnuda. El día
que estuve hurgando en su habitación también puede ver toda su colección de
lencería. Era más sexy de lo que me podía imaginar. Tenía multitud de tangas,
ligueros y sujetadores y bragas transparentes. Desde entonces me obsesionaba la
idea de poder ver un poco de su sujetador a través de su escote o el tanga por
encima de su falda.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando ocurrió lo que os quiero relatar yo llevaba unos 6
meses sin tener relaciones con ninguna chica. Para compensarlo, mataba las
noches masturbándome viendo películas porno. Aprovechaba cuándo mi madre se iba
a dormir para desnudarme en el sofá del salón y pajearme tranquilamente. </div>
<div style="text-align: justify;">
Aquella noche puse una de mis películas favoritas. No tardé
mucho en excitarme y rápidamente me quité toda la ropa y la tiré al suelo. Me
senté en el sillón y empecé a tocarme la polla, que ya estaba completamente
empinada. Llevaba unos cinco minutos pajeandome ante el televisor cuando de
pronto oí una voz que venía de detrás de mí.</div>
<div style="text-align: justify;">
"¿Se puede saber que estás haciendo?"</div>
<div style="text-align: justify;">
Era mi madre. Debía de haber hecho demasiado ruido con mis
gemidos o debía tener la tele demasiado alta y mi madre se había despertado. Un
sudor frío me recorrió la espalda, intenté taparme pero no tenía nada cerca y
sólo acerté a taparme el pene con las manos. Mi madre se acercó y se sentó junto
a mí. Llevaba puesto un camisón transparente y debajo una braguita muy pequeña.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Eres un guarro hijo, ¿tú te crees que es normal lo que estás
haciendo?"</div>
<div style="text-align: justify;">
"Lo siento mamá" dije yo, muerto de vergüenza.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mi madre parecía muy enfadada, pero al ver que yo me sentía
tan avergonzado por la situación empezó a cambiar su actitud hacia mi. Se acercó
un poco más y empezó a acariciarme la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
"No te preocupes hijo, esto es algo normal. Además ya sé que
llevas un tiempo sin tener relaciones sexuales con ninguna chica. Es normal que
necesites desahogarte de vez en cuando"</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus palabras me tranquilizaron un poco. Miré a mi madre que
me estaba mirando fijamente a los ojos. Tenía la misma mirada de orgullo hacia
su hijo de siempre. En ese momento me volví a fijar en su camisón. La tela
transparentaba y podía ver sus pechos y unos grandes pezones marrones. Mi madre
seguía acariciándome el pelo. Entonces con la otra mano empezó a acariciarme el
pecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Hay que ver mi hijo lo fuerte que está. Me gusta como te
queda todo el cuerpo depilado hijo mío, estas muy guapo. No entiendo como no
tienes novia, cualquier chica se volvería loca por un chico tan guapo cómo tú".</div>
<div style="text-align: justify;">
Aquellas palabras me hicieron gracia y ayudaron a aliviar un
poco más la tensión del momento. Aunque no podía olvidar que seguía desnudo
delante de mi madre. Ella seguía acariciando mi pecho, cada vez con más
intensidad. Su mano fue bajando hasta tocar las mías, que seguían cubriendo mi
miembro. </div>
<div style="text-align: justify;">
"No te veía desnudo desde que eras un niño. Ya debes estar
hecho todo un hombre. A ver déjame ver, también te depilas los pelos de ahí
abajo?".</div>
<div style="text-align: justify;">
"Si" dije yo. </div>
<div style="text-align: justify;">
Aparté mis manos para que mi madre pudiese verlo. Debido al
susto de antes, mi pene estaba flácido y caído entre mis piernas. Mi madre lo
miró y lo cogió con su mano.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Mamá, pero que estas haciendo?" dije con evidente sorpresa.</div>
<div style="text-align: justify;">
"No te puedo dejar así hijo, por mi culpa no has podido
acabar la paja que te estabas haciendo" respondió mientras empezaba a subir y
bajar la mano.</div>
<div style="text-align: justify;">
No me lo podía creer, mi propia madre me estaba masturbando.
Al principio tuve una sensación muy rara, pero debido al grado de excitación que
tenía y al movimiento que hacía mi madre, el pene se me puso duro otra vez.
Estaba empezando a sentir placer por la paja que me estaba haciendo mi madre.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella seguía pajeandome lentamente, subía y bajaba su mano con
suavidad pero agarrándome fuertemente el pito a la vez. Me incliné hacía atrás y
cerré los ojos disfrutando del momento, olvidando que era mi madre la que me
estaba masturbando. En ese momento tenía la polla en su máximo extensor que eran
casi 22 centímetros y soltando gran cantidad de líquido preseminal. </div>
<div style="text-align: justify;">
"Hay que ver que polla tiene mi hijo" dijo acelerando un poco
el ritmo de su mano. </div>
<div style="text-align: justify;">
Yo seguía gimiendo con los ojos cerrados inmerso en una gran
sensación de placer. Mi madre me animaba y sonreía satisfecha mientras movía su
mano cada vez más rápido. Me acariciaba el pelo y me susurraba al oído lo guapo
y lo machote que era y me animaba a disfrutar la situación. Se sentía feliz por
poder satisfacer a su hijo una vez más, aunque fuese de una forma distinta a la
que podía hacer cualquier madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ya llevábamos casi cinco minutos con la paja cuando mi madre
dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
"Hay que ver que aguante tienes hijo. Si que tardas en
correrte. Que machote que es mi hijo, seguro que vuelve locas a todas las chicas
con esta polla que tiene" repetía sin apartar la mirada de mi rabo. Tenía una
gran sonrisa en su cara y los ojos le brillaban. </div>
<div style="text-align: justify;">
Iba acelerando el ritmo de su mano cada vez más, pero yo me
aguantaba todo lo que podía para no correrme. Quería disfrutar de ese momento
increíble el máximo de tiempo. Entonces mi madre bajó la cabeza y se metió mi
polla en su boca mientras seguía aguantándola con una mano. Empezó a subir y
bajar su cabeza, tragándose mi verga cada vez más hasta el fondo, succionándola
fuertemente y jugueteando con su lengua en mi capullo.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Mamá… pero que haces?" dije ahogando mis palabras en un
largo gemido de gusto. Quería decirle que parara, que eso que estaba haciendo no
era lo correcto. Una madre y un hijo no deberían estar haciendo eso, pero era
tal el placer que me estaba proporcionando la boca de mi madre que no pude
soltar palabra. Sólo pude gemir.</div>
<div style="text-align: justify;">
Siguió chupándomela un buen rato. Sus gruesos y húmedos
labios abrazaban suavemente mi polla. Con la otra mano acariciaba mis huevos con
sumo cuidado, sin querer hacerme daño. </div>
<div style="text-align: justify;">
"Te gusta como lo hago hijo?" dijo mi madre separándose de mi
miembro. </div>
<div style="text-align: justify;">
"Si mucho, mamá, lo haces muy bien" contesté yo con la
respiración entrecortada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mi madre seguía agarrándome la polla con su mano, sin parar
de moverla para que no bajara la erección. Le halagaba que yo estuviese
disfrutando tanto con lo que me estaba haciendo y su cara reflejaba
perfectamente su satisfacción. Me dio un beso en la mejilla y me dijo que me
quería mucho, todo eso sin soltar mi miembro. </div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces se levantó y se quitó el camisón, quedándose sólo
con las bragas puestas. Sus tetas parecían aún más grandes, tenía los pezones
completamente erectos y aunque estaban un poco caídas, en ese momento me
parecieron los melones más apetecibles del mundo. Luego se quitó las bragas y
por fin pude ver su coño. Tenía una impresionante mata de pelo negro y me pude
dar cuenta que lo tenía bastante mojado. La mamada que me había estado haciendo
la puso muy cachonda.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin decir nada se acercó y se puso encima de mí. Cogió mi
polla con la mano y se la metió por su húmedo coño. ¡Mi madre me iba a follar!
Me parecía increíble pero estaba tan cachondo que no dije nada y la dejé hacer.
Empezó a mover su culo arriba y abajo, cabalgando mi erecta polla apoyándose con
los brazos en mis hombros. Sus tetas me bailaban justo delante de mi cara y no
pude evitar empezar a chuparlas y sobarlas con las manos. El culo de mi madre se
clavaba cada vez más profundamente en mi polla, su ardiente coño se deslizaba
sin parar por mi dura verga y ella gemía placenteramente. El movimiento de mi
madre era lento y suave, como queriendo disfrutar de ese placer sin prisas. Yo
la dejaba hacer a su ritmo, para que disfrutase de ese momento como ella más
desease, apenas me movía y dejaba que mi madre disfrutara de mi verga a su
antojo.</div>
<div style="text-align: justify;">
En ese momento sentí como su cuerpo se estremeció. Noté unas
contracciones en su vagina y un chorro húmedo y caliente cayendo sobre mi polla.
Dio unos gemidos un poco más intensos y su cuerpo se volvió a relajar. Casi sin
hacer ruido, disfrutando de mi miembro a su ritmo, mi madre se acababa de
correr. Le había proporcionado un orgasmo a mi querida madre. </div>
<div style="text-align: justify;">
Se levantó separándose de mí y se sentó a mi lado. Se quedó
con las piernas totalmente abiertas. Tenía el coño totalmente mojado, chorreando
de fluidos y con los labios todavía bien abiertos. Seguí tocándome la polla con
movimientos suaves para que no me bajara la erección mientras miraba el coño
húmedo y caliente de mi madre que apuntaba hacía mí. Ella me acarició el pecho y
dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
"Venga machote, folláte a tu madre, córrete dentro de mí".</div>
<div style="text-align: justify;">
No me lo pensé dos veces. La agarré y la puse a cuatro patas
en el sofá. Yo me puse de rodillas detrás de ella de modo que su enorme culo
quedaba enfrente de mí. Tenía dos nalgas enormes ahí enfrente con un coño mojado
y peludo en medio pidiéndome guerra. La agarré bien de su trasero y empecé a
besar y lamer sus carnes. Mi madre gemía de placer pidiéndome que se la metiera
ya mientras yo seguía disfrutando de su culo. Luego sin dejar de cogerla con una
mano, acerqué mi polla con la otra y se la metí.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Oh si, hijo mío, así, así, hasta el fondo…"</div>
<div style="text-align: justify;">
Su vagina estaba tan abierta y húmeda que mi miembro entraba
con facilidad. Mi madre estaba ardiendo de placer pidiendo que la taladrara a
fondo. Entraba y salía de dentro de ella rápido y sin descanso. La agarraba
fuertemente por las nalgas en cada embestida para poder clavarla más hondo.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Si, si, que polla tiene mi hijo, que gorda, mmmm…" gritaba
de placer doblando su cabeza hacia atrás. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me encantaba el cuerpo de mi madre moviéndose al ritmo de mis
culadas. Apretaba sus carnes fuertemente para que no se me escapara ni un
centímetro de ella. Sus pechos colgaban bailando a mi son, menos cuando los
agarraba y apretujaba contra su cuerpo. </div>
<div style="text-align: justify;">
Nuestros movimientos eran cada vez más intensos. Yo intentaba
metérsela más y más hondo aún sabiendo que era imposible mientras mi madre gemía
y gritaba desesperadamente que no parara. Su cuerpo estaba fundido en el mío
disfrutando al máximo de ese gozo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tenía los huevos a punto de estallar aunque intentaba
aguantar todo lo que podía para que ese momento no acabara nunca. Mi madre
estaba sin aliento, se había corrido una vez más y ahora gemía más suavemente,
aunque seguía moviendo su culo al ritmo que yo marcaba, disfrutando todavía de
mi verga. Apretaba su culo contra mí en cada embestida que daba yo, como
queriendo disfrutar al máximo de cada centímetro de mi polla. En ese momento
empecé a notar que estaba a punto de correrme y que no podría aguantar ni un
minuto más. Mi madre también lo notó y dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
"Venga hijo córrete ya, no hagas esperar a mamá" </div>
<div style="text-align: justify;">
"Ya voy mamá, un poquito más por favor…" contesté entre
gemidos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces saqué mi polla de dentro de mi madre, la puse entre
sus nalgas y las apreté para que atraparan mi miembro y seguí moviendo el culo.
Tenía la polla cubierta de fluidos lo que ayudaba a que deslizara mejor entre
las nalgas de mi madre. Apreté bien sus carnes en mis dos últimas embestidas y
lancé una gran corrida que cubrió toda la espalda de mi madre. El grito que
solté resonó por toda la casa. Todavía solté dos o tres lecherazos más tan
grandes como el primero. Había sido una corrida muy intensa, mi leche cubría
toda la espalda de mi madre y empezaba a caer hacia los lados de su cuerpo.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Mmmmm, que calentita…" dijo ella levantándose.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo me había tirado hacía atrás tumbándome en el sofá agotado.
Mi madre se acercó a mí desnuda, me dio un beso en la mejilla y dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
"Límpiate y vete a dormir, buenas noches hijo"</div>
<div style="text-align: justify;">
Y se fue desnuda con su ropa en la mano. Yo me quedé unos
minutos más en el sofá, estaba destrozado del gran polvo que acababa de echar y
asombrado por lo ocurrido. Estuve pensando unos minutos en lo que había pasado
intentando despejar mi cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
A la mañana siguiente mi madre me preparó el desayuno cómo
cualquier otro día. No mencionó para nada lo ocurrido la noche anterior ni yo
tuve valor para sacar el tema. Eso si, tenía una gran sonrisa en su cara y
llevaba puesto el mismo camisón transparente… sin nada debajo.</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com36tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-73867717676846539842013-01-05T11:39:00.001-08:002013-01-27T17:05:48.806-08:00Relato nº 19: Mi madre me ayuda a estudiar.<br />
<br />
<span style="font-size: x-small;">No es que yo fuese mal estudiante, al
contrario, solo me habían quedado dos o tres asignaturas como a cualquier otro
alumno. Como a muchos otros chicos de mi edad, las hormonas nos alteraban un
poco y era difícil concentrarse en clase si a la chica que se sentaba delante
tuyo se le asomaba un poco el tanga por encima del pantalón.</span><br />
<div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
<div align="justify">
<span style="font-size: x-small;">Mi rutina durante aquél verano había
sido pasarme la mañana en la piscina de mi urbanización bañándome y jugando al
fútbol. Por las tardes, después de comer y ver un poco la televisión, tenia que
estudiar tal y como le había prometido a mi madre para sacarme las asignaturas
que me quedaban</span> pendientes. </div>
<div align="justify">
La verdad es que lo que tenía que
estudiar no era demasiado difícil, así que me podía permitir el lujo de pasarme
la mayor parte del tiempo de estudio distrayendome con otras cosas. Leía cómics,
jugaba con videojuegos y sobretodo, como os podréis imaginar, me masturbaba casi
cada día. Ese era mi pasatiempo favorito desde que había descubierto los
placeres del onanismo hacía apenas un año. </div>
<div align="justify">
A mi padre se le habían acabado las
vacaciones y se pasaba casi todo el día fuera de casa trabajando. Mi madre a esa
hora estaba medio dormida en el sofá viendo la televisión y luego se ponía a
hacer las tareas de la casa. Así que disponía de un buen rato para disfrutar
machacandomela en mi habitación sin que nadie me molestase, ya que mi madre
nunca entraría sin llamar antes.</div>
<div align="justify">
Tenía a mano los ejemplares de Interviú
que mi padre solía comprar cada semana. Yo me esperaba a que mi madre los
pusiese en la bolsa donde estaban el resto de periódicos y revistas para su
posterior reciclaje. Antes de ser lanzadas a la basura, me apropiaba de las
revistas y las guardaba en mi habitación en un lugar seguro sin que nadie se
diera cuenta.</div>
<div align="justify">
Como muchas otras tardes aquél mes de
agosto, el día de los hechos que os quiero narrar y que definitivamente
cambiaron mi vida para siempre, yo ya tenía un ejemplar de Interviú sobre mi
mesa. Estaba abierto justo donde se mostraban las fotografías de la famosilla
televisiva de turno en estado de semi-desnudez. Yo ya estaba excitado y el bulto
de mi polla se notaba debajo del bañador que aún llevaba puesto de por la
mañana. </div>
<div align="justify">
No necesitaba mucho más para excitarme.
Ya venía bastante caliente después de haber pasado la mañana en la piscina
contemplado las chicas y mujeres que tenía como vecinas en la urbanización. Me
encantaba verlas en bikini, aunque ellas seguro que no se hubiesen mostrado así
ante mi si hubiesen sabido los pensamientos lascivos que recorrían mi mente al
verlas.</div>
<div align="justify">
Con la sangre fluyendo rápidamente hacia
mi pene, me dispuse a bajarme ligeramente el bañador y dejar mi miembro viril
saltar libremente. Sin apartar la vista de la guarrilla de la revista, empecé a
masturbarme suavemente. No llevaba apenas ni dos minutos cuando oí que llamaban
a la puerta.</div>
<div align="justify">
-Javi, ¿puedo pasar?- escuché
reconociendo sin duda la voz de mi madre.</div>
<div align="justify">
"Mierda", pensé mientras volví a subirme
el bañador rápidamente y a esconder la revista entre los apuntes de la
asignatura. </div>
<div align="justify">
-Si, si, pasa mamá- le contesté
intentando calmar los nervios del momento.</div>
<div align="justify">
Inmediatamente mi madre entró y no vio
otra cosa que a su querido hijo estudiando como un buen alumno aplicado.
</div>
<div align="justify">
Por aquel entonces, mi madre tenía 43
años. No la podría describir de otra manera que no fuese la de la típica
cuarentona bien conservada. Le gustaba mucho el deporte y eso le había dejado un
cuerpo duro y macizo. Que yo, al igual que con las otras mujeres de la piscina,
había podido disfrutar contemplando. </div>
<div align="justify">
Recuerdo sobretodo un bikini que solía
ponerse. La tela era fina y de color claro y se transparentaba mucho cuando
estaba mojado. Claramente podías verle sus grandes y marrones pezones y los
negros y abundantes pelos de su coño. Tenía un par de tetas increíbles, grandes
y bien colocadas. El vientre prácticamente plano y un culo gordo pero
perfectamente tonificado por muchas horas de aerobic. </div>
<div align="justify">
Me sorprendió verla ahí en mi
habitación, ya que nunca entraba mientras yo estaba estudiando. Su aspecto era
bastante menos seductor que en la piscina, ya que estaba cubierta por la bata
ancha abotonada por delante que solía ponerse para estar más cómoda en casa. Su
morena y ondulada melena estaba recogida con una practica coleta. </div>
<div align="justify">
-¿Qué, como lo llevas?- dijo acercándose
a la mesa. Se colocó justo a mi lado, su cara acercándose a la mía y mirando mis
apuntes.</div>
<div align="justify">
-Eh... bien, bien... - contesté yo un
poco preocupado por si mi madre pudiese descubrir la revista que se ocultaba
bajo mis apuntes.</div>
<div align="justify">
-Tu no te preocupes hijo, ya verás como
lo apruebas todo- dijo intentando tranquilizarme. </div>
<div align="justify">
Mi madre siempre se había preocupado
mucho por que yo fuese un buen estudiante. Aquél curso, el hecho de que yo
hubiese suspendido tres a final de curso le había disgustado bastante ya que era
la primera vez que debía recuperar algo en septiembre. Se había pasado todo el
verano insistiendo mucho en que le dedicase las horas necesarias al estudio,
aunque su tono en ese momento era más bien conciliador. Muy distinto a como me
había hablado en días anteriores. </div>
<div align="justify">
-Ven un momento, siéntate conmigo aquí
en la cama. Tenemos que hablar- me pidió cogiéndome de la mano. </div>
<div align="justify">
Me levanté y en ese momento el bulto en
mi bañador era bastante evidente. Me sonrojé un poco al comprobar que mi madre
se había dado cuenta e hice lo que pude para taparme con las manos. Me senté a
su lado en la cama y esperé expectante a lo que me tenía que decir.</div>
<div align="justify">
-Mira Javi, he estado pensando... bueno,
es que ya tienes una edad... - parecía que le costaba encontrar las palabras -
Te vas haciendo mayor, y un chico de tu edad va sintiendo cosas nuevas y bueno,
empieza a tener unas necesidades que antes no tenía... </div>
<div align="justify">
En ese momento yo no tenía ni idea de
que quería decirme mi madre, y la miraba sorprendido. Ella lo volvió a intentar.
</div>
<div align="justify">
-Bueno, es que esta mañana en la
piscina... me he dado cuenta de como mirabas a las mujeres en bañador. Ya te
estas haciendo todo un hombre y es normal que empieces a ver a las chicas de esa
manera.</div>
<div align="justify">
-Yo, es que... bueno... no puedo evitar
mirarlas, no lo hago con mala intención - intenté disculparme pensando que mi
madre me estaba echando la bronca.</div>
<div align="justify">
-No, no. Si no pasa nada porque mires.
No te preocupes mi niño, ese no es el problema - contestó ella acercándose a mi
y pasándome una mano por encima del hombro -. Lo que pasa es que ahora es muy
importante que estudies y todas esas cosas te pueden desconcentrar.</div>
<div align="justify">
-Bueno mamá, pues no iré más a la
piscina. Me quedaré aquí estudiando.</div>
<div align="justify">
-No, no es eso. Lo que te estoy diciendo
es que tienes que aprender a descargar todos esos sentimientos que tienes cuando
estás en la piscina. </div>
<div align="justify">
Ahí si que ya me perdí y miré a los ojos
a mi madre bastante confundido. Ella hizo un esfuerzo final y me habló lo más
claro que me había hablado nunca.</div>
<div align="justify">
-Javi, ¿tú sabes lo que es una paja?</div>
<div align="justify">
Me quedé de piedra. No me podía creer
que me acabase de preguntar eso. Me asusté un poco pensando que mi madre
descubriría lo de las revistas Interviú y se enfadaría mucho, así que le mentí.</div>
<div align="justify">
-No, no. No sé lo que es- dije mirando
al suelo avergonzado.</div>
<div align="justify">
Supongo que ella me creyó, y no era de
extrañar ya que seguía viéndome como a un niño y estoy seguro que creía que yo
no era capaz de masturbarme aún. Siempre me había sobreprotegido mucho y mi
aspecto físico tampoco ayudaba que me tratase como a un adulto, ya que a pesar
de tener catorce años ya, mi estatura y complexión física eran más propias de un
niño.</div>
<div align="justify">
Se quedó pensativa unos instantes y
finalmente me dijo:</div>
<div align="justify">
-Ahora mismo, a tu edad, tienes las
hormonas a tope y necesitas darte un pequeño alivio de vez en cuando. Ya verás
como después de hacerte una paja estarás mucho más relajado y podrás
concentrarte mejor para estudiar- La lógica de mi madre era aplastante.</div>
<div align="justify">
-A ver, ¿tú sabes como se hace una
paja?- me preguntó y yo ni siquiera contesté de pura vergüenza que tenía.</div>
<div align="justify">
-¿No?- se quedó callada por unos
instantes - Bueno, yo te enseño la primera vez. Pero luego tendrás que hacerlo
tu solito, ¿vale?</div>
<div align="justify">
-Venga Javi, quítate el bañador- me
pidió. </div>
<div align="justify">
Sin rechistar la obedecí y me levanté.
Dejé caer el bañador al suelo y mi verga asomó dura apuntando hacía el techo.</div>
<div align="justify">
-Mira, si no me extraña. Como te vas a
concentrar si tienes toda la sangre del cerebro ahí abajo- dijo mi madre
sumamente sorprendida por el grado de erección que ya tenía mi miembro-. Ven,
siéntate, que ya verás lo relajado que te quedas después. </div>
<div align="justify">
Me senté y mi madre me ayudó a quitarme
la camiseta que llevaba puesta. Luego me hizo tumbarme. Se inclinó un poco a mi
lado y se quedó mirando mi polla, que palpitaba dando pequeños toques en mi
estómago. No me podía creer lo que estaba a punto de hacerme, aquello parecía un
sueño.</div>
<div align="justify">
Por fin su mano agarró firmemente mi
pene erecto y empezó un suave masaje masturbatorio. La sensación de su mano en
mi pito era genial, era la primera vez que una mujer me tocaba ahí y aquello era
gloria bendita. La paja era suave pero a un buen ritmo, como la haría toda una
experta.</div>
<div align="justify">
-La tienes muy grande y dura para tu
edad- dijo con orgullo, tal vez pensando en lo mucho que podía llegar a crecer
aún.</div>
<div align="justify">
-¿Te gusta la paja Javi? Tu cierra los
ojos y disfruta.</div>
<div align="justify">
-Si mamá...- contesté con un hilo de
voz.</div>
<div align="justify">
Pero la verdad es que no podía cerrar
los ojos. Ver a mi madre haciéndome una paja me ponía más cachondo aún. Sus ojos
no apartaban la vista de mi miembro y su mano se movía sin descanso. Pero lo
mejor era ver sus pechos bamboleándose debajo de la bata debido al movimiento de
su brazo. Los primeros botones estaban desabrochados y tenia una buena vista de
su canalillo. Claramente se podía apreciar que no llevaba sujetador.</div>
<div align="justify">
No puede evitar empezar a gemir
levemente, aquello me estaba encantando. Mi madre respondió acelerando un poco
el ritmo lo que hizo que aún sintiese más placer.</div>
<div align="justify">
-Me gusta mucho mami, no pares por
favor- susurré gimiendo. </div>
<div align="justify">
Mi madre sonreía satisfecha de ver a su
hijo disfrutar tanto gracias a ella. Volvió a acelerar el ritmo agarrando
fuertemente mi polla, seguramente a sabiendas de que no me faltaba mucho para
eyacular.</div>
<div align="justify">
El ritmo de la paja era cada vez más
rápido y yo ya empezaba a sentir la tensión en mis huevos. La descarga era
inminente.</div>
<div align="justify">
-¡¡Aaaah!! ¡¡¡Aaaaaaaaaah!!!- grité
cuando grandes chorros de semen salieron disparados hacia mi cuerpo.</div>
<div align="justify">
Fue una corrida brutal. Creo que hasta
ese momento nunca me había corrido con tal abundancia. Tenía el pecho y el
estómago cubiertos de lefa caliente. Algunos chorros incluso habían llegado a
impactar en mi madre, manchando su bata y su brazo. Ajena a ello, mi madre
seguía exprimiendo mi polla hasta que logró sacar la última gota de semen. Yo
estaba totalmente extasiado, cerré los ojos y pude escuchar los fuertes latidos
de mi corazón.</div>
<div align="justify">
-No te muevas, no quiero que manches la
cama- dijo mi madre volviéndome a la realidad-. Voy a limpiarte esto con algo.</div>
<div align="justify">
Se levantó y miró a su alrededor
buscando un pañuelo o algo. Yo cogí mi camiseta e hice ademán de irme a limpiar
con ella pero mi madre me lo impidió.</div>
<div align="justify">
-No seas guarro Javi, con eso no.
Espera.</div>
<div align="justify">
Acto seguido metió sus manos por debajo
de la bata y se empezó a bajar las bragas. Ver sus braguitas deslizándose por
sus ricos muslos fue una visión sumamente erótica. Luego se acercó con su
improvisado trapo y empezó a limpiarme el semen pegado a mi cuerpo. Apenas le
presté atención a eso ya que no podía dejar de pensar que en ese instante mi
madre estaba totalmente desnuda debajo de la bata.</div>
<div align="justify">
-Bueno, pues esto ya está. ¿A que te has
quedado relajadisimo? - yo asentí sonriendo.- Ahora vístete y ponte a estudiar.
Ya verás como ahora estás mucho más concentrado. Yo me voy a duchar, estoy
sudando.</div>
<div align="justify">
Me dio un beso en la comisura de los
labios y salió de mi cuarto con las bragas empapadas de semen en la mano.</div>
<div align="justify">
Aún confundido por lo que acababa de
sucederme, me levanté y me fui a sentar a la silla sin ni siquiera vestirme. No
me podía quitar de la cabeza la visión de mi madre haciéndome una paja. Tan
excitante había sido que mi pene seguía en estado de erección. Intenté
concentrarme y ponerme a estudiar pero en mi cabeza rondaba una idea perversa.
</div>
<div align="justify">
-¡Mamá!¡Mamá! - grité para que me
pudiese oír desde el baño. -¡Ven un momento!</div>
<div align="justify">
Al minuto apareció mi madre envuelta en
una toalla de baño que cubría lo justo. Se había soltado el pelo y su melena
lucía preciosa.</div>
<div align="justify">
Yo estaba ahí sentado con las piernas
separadas y mi polla en alto. Al verme así mi madre sonrió, seguramente
anticipándose a lo que le iba a decir.</div>
<div align="justify">
-Mira mamá, esto todavía esta así.
¿Porqué no me haces otra paja de esas a ver si se me queda más tranquila?- dije
mirando al suelo con mucha timidez. </div>
<div align="justify">
-A ver Javi, es que no podemos pasarnos
toda la tarde así. Tienes que estudiar que los exámenes son la semana que viene-
se acercó y se quedó un poco pensativa mientras miraba mi verga -. Mira, vamos a
hacer una cosa. Tu sigue aqui sentado estudiando que yo me quedo a tu lado
haciéndote cositas, ¿vale?</div>
<div align="justify">
Sin esperar mi respuesta se arrodilló y
empezó a meneármela otra vez. Yo intenté concentrarme en los apuntes pero era
imposible con semejante hembra a mis pies dándome placer. Mi madre me pajeaba
con ritmo intenso y yo no podía dejar de mirarla. En un momento dado, ella miró
hacia arriba y me vio ahi embelesado.</div>
<div align="justify">
-Oye, que te he dicho que estudies- dijo
sonriendo-. Tu a lo tuyo y yo a lo mío.</div>
<div align="justify">
Siguió un poco más pero volvió a mirar
hacia mi y dijo:</div>
<div align="justify">
-Esta claro que así no vas a estudiar.
Lo mejor va a ser que saques toda la leche ya y así luego sigues más tranquilo.
Voy a probar una cosa, ya verás como te gusta.</div>
<div align="justify">
Acto seguido mi madre le dio un par de
sacudidas más a mi polla y se la metió en la boca. La rodeó con su lengua y bajó
hasta metérsela por completo. En otras palabras, que mi madre empezó a
chupármela como una auténtica puta. En ese momento sentí como una descarga
eléctrica recorriendo mi espalda, y no me corrí justo al instante porque hacía
menos de cinco minutos que había soltado la mayor corrida de mi vida.
</div>
<div align="justify">
Sin dejar de agarrarme la polla con su
mano derecha, la cabeza de mi madre subía y bajaba recorriendo todo mi falo. Su
caliente saliva ayudaba a facilitar el deslizamiento.</div>
<div align="justify">
-¿Pero qué me haces mamá? ¿Qué me
haces?-. Gemí yo totalmente sumergido en placer.</div>
<div align="justify">
Mi madre solo respondió con gemidos y
acelerando el ritmo de su mamada. Con la otra mano me agarraba los huevos. Lo
más increíble era que mi madre parecía estar disfrutando casi más que yo.</div>
<div align="justify">
Cuando ya parecía que aquello no podía
mejorar mi madre separó su boca de mi verga. Me miró a los ojos sonriendo, su
mirada brillaba de alegría. Mi polla, reluciente cubierta de saliva, apuntaba
hacía ella más dura que nunca.</div>
<div align="justify">
-¿Te está gustando mi niño?-. Preguntó
ella, aunque la respuesta era obvia -Pero parece que ahora te está costando
correrte más que antes... a ver, vamos a probar con esto.</div>
<div align="justify">
Entonces se quitó la toalla y por
primera vez pude ver a mi madre totalmente desnuda. Ahí de rodillas en el suelo
frente mi, contemplé sus preciosas y enormes tetas y su rico y peludo coño. El
tono rosado de su raja se distinguía claramente entre la mata de pelo negro. Sin
duda estaba tan excitada como yo.</div>
<div align="justify">
Se acercó un poco más a mi, agarró mi
polla y se la puso suavemente entre sus tetas. Empezó a masturbarme haciéndome
una deliciosa cubana que solo había visto hacer en películas porno. Mi polla se
deslizaba fácilmente gracias a la saliva y el liquido preseminal que la cubría.</div>
<div align="justify">
¿A que te gustan las tetas de mami? ¿A
que si?-. Dijo mientras aceleraba el movimiento -Pues ahora las vas a probar...</div>
<div align="justify">
No me lo creí cuando se levantó y acercó
sus melones a mi cara. Casi por instinto, los agarré con la mano y empecé a
chupar sus pezones mientras ella me apretujaba la cabeza contra ella.</div>
<div align="justify">
-Mmmmmm siii... chúpale las tetas a
mamá... me gusta... mmmmmm...</div>
<div align="justify">
Noté como su mano acariciaba suavemente
mi polla y parecía querer acercarla hacia ella. Me separé de sus tetas y me fijé
en que parecía que mi madre quería meter mi pene en su coño.</div>
<div align="justify">
-Mamá... no podemos hacer eso. Soy tu
hijo.</div>
<div align="justify">
-Mira Javi, ya va siendo hora de que te
hagas un hombre. Luego me lo agradecerás.</div>
<div align="justify">
Sin rechistar más, fue pasando la punta
del glande por su rajita húmeda. Sus pelos me hacían cosquillas. Ella gemía
suavemente. Lentamente fue introduciendo mi polla hasta que se acomodó dentro de
su vagina. Luego empezó un lento movimiento de su culo. Mi madre me estaba
follando sentada encima de mi.</div>
<div align="justify">
Yo estaba paralizado sin saber que hacer
mientras ella seguía moviéndose. Me abrazaba y gemía a mi oído. Me besó
suavemente en la mejilla. Yo, increíblemente, aguantaba sin correrme aunque esa
era la primera vez que estaba dentro de una mujer. Mi madre cogió mis manos y
las puso en su culo. Fui consciente de lo que me estaba pasando y agarré fuerte
de sus nalgas y acompañando sus movimientos le clavaba la polla lo más hondo que
podía dentro de su coño.</div>
<div align="justify">
-Mmmmmmm... así muy bien Javi... que
rico... Estás aguantando como un machote...</div>
<div align="justify">
Me dio un ligero pico en los labios y se
levantó. Pero aquello no había acabado, se dio la vuelta y me ofreció su
precioso culo. Con la mano me ayudó a volver a meter la polla dentro. Apoyándose
con los brazos en la mesa movía su culo follándome mientras yo seguía sentado en
la silla.</div>
<div align="justify">
Aquello era increíble. Su generoso culo
moviéndose encima de mi polla. Sus gemidos, cada vez más fuertes, me volvían
locos. Yo la agarraba por las caderas e intentaba clavar mi polla con fuerza
pero en aquella postura era difícil moverse. Decidí levantarme y reclinar a mi
madre un poco más encima de mi mesa. Mi madre aceptó un poco sorprendida y así,
en esa postura, empecé a bombear lo más fuerte que pude.</div>
<div align="justify">
-¡¡¡¡Oooooh siiiii!!!! Dame así Javi...
siii, que rico...- Gemía ella desesperada mientras que yo, como poseído, la
follaba sin parar.</div>
<div align="justify">
Como podía, mi madre se agarraba de la
mesa. Sin querer ella iba moviendo mis apuntes del colegio hasta que en un
momento dado, al mover un poco una carpeta, apareció la revista Interviú debajo.
De golpe, mi madre paró y se separó de mi.</div>
<div align="justify">
-Pero bueno Javi, ¿ qué hace esto aquí?-
me preguntó enseñándome la revista. Yo estaba avergonzado y pensaba que la
aventura con mi madre iba a acabar por haberla mentido antes. -Yo pensando que
aún eras un niño y tu con estas cosas... ¿a que te estabas haciendo una paja
cuando he entrado antes en la habitación?</div>
<div align="justify">
Yo contesté que si con la cabeza y
muerto de la vergüenza me tapaba el pene aún erecto con las manos. Mi madre me
miró y se rió.</div>
<div align="justify">
-Si no pasa nada, soy yo la tonta por
haberme pensado que aún eras un niño. Pero me acabas de demostrar que ya no lo
eres. Ven, vamos a terminar esto para que puedas seguir estudiando- dicho esto
me agarró el pene y me dio un beso en la boca, metiéndome la lengua. -Ven, vamos
a la cama- y sin soltarme la polla me guió hasta allá.</div>
<div align="justify">
Se tumbó con las piernas abiertas
ofreciéndome su coño mojado y abierto. Yo me puse encima suyo y sin esperar un
segundo se la metí y empecé a follarmela. Sabía que iba a aguantar poco tiempo
más antes de correrme.</div>
<div align="justify">
-¡¡Oooooh siiiiiii... follame Javi,
follame!! Que tu padre hace 3 meses que no me folla... follame Javi. ¡¡Lo
necesitooo!! -gritó desesperada.</div>
<div align="justify">
¿Como podia ser tan estúpido mi padre
como para dejar sin sexo a semejante hembra caliente durante 3 meses? La verdad
es que no me importaba mucho. Ahora era yo el que estaba follando con mi puta
madre. Me alcé un poco con los brazos para tener mejor vista. Los pechos de mi
madre se movían al ritmo de mi follada, ella estaba gozando como una loca. Ya
casi estaba a punto de correrme, empecé a sentir la presión del semen subiendo
por mis huevos.</div>
<div align="justify">
-No puedo más mamá... me voy a correr
ya...</div>
<div align="justify">
-No te corras dentro Javi, sácala...</div>
<div align="justify">
Rápidamente saqué la polla, le di un par
de sacudidas y un gran chorro de semen salió escupido con fuerza. Tanta que
llegó hasta la cara de mi madre. Los siguientes chorros fueron saliendo con
igual de energía cayendo por todo su cuerpo mientras yo gemía de gusto. Mi madre
también gimió al sentir la lefa caliente en su cuerpo.</div>
<div align="justify">
Acto seguido caí rendido al lado de mi
madre. Ella se reía por como la había dejado. No me fijé mucho, pero debía ser
algo digno de ver. Mi madre completamente cubierta por la leche de su propio
hijo. Se estiró hasta alcanzar la toalla que estaba en el suelo y se limpió un
poco.</div>
<div align="justify">
-Vaya corrida Javi... más que la primera
vez-. Dijo mientras se tumbaba a mi lado y me cogía del brazo. -¿Te ha gustado,
verdad?</div>
<div align="justify">
Yo asentí con la cabeza y entonces nos
besamos. Estuvimos morreandonos un buen rato, los dos desnudos en la cama.
Pasados unos minutos mi madre se levantó, haciéndome volver a la realidad.</div>
<div align="justify">
-Bueno, me voy a duchar. Tu ponte a
estudiar.- Me dio un pico y se fue.</div>
<div align="justify">
Yo me quedé dormido mientras escuchaba
el ruido del agua en la ducha.</div>
<div align="justify">
Una media hora después me desperté. Me
vestí y salí al salón. Mi madre estaba en la cocina preparando la cena. Volví a
mi cuarto y me puse a estudiar tal y como había prometido a mi madre.</div>
<div align="justify">
Aquella fue mi primera vez, pero no la
última que me follé a mi madre...</div>
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com44tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-22005127716487571702013-01-04T11:42:00.002-08:002013-01-27T17:05:56.164-08:00Relato nº 18: Mi prima Elisabeth, segunda parte.<div style="text-align: justify;">
Debo confesar que en ese momento pensé que iba a llegar al clímax del placer. Sin embargo, conseguí contenerme y asentir con la cabeza. </div>
<div style="text-align: justify;">
Lentamente, se acercó hacia mí y fue arrodillándose lentamente. Me susurró: </div>
<div style="text-align: justify;">
-Te voy a hacer la mejor mamada de tu vida.- Lo cierto es que iba a ser la primera, puesto que mi experiencia en materia de mujeres era más que nula. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me bajó los pantalones poco a poco y deslizó sus manos por el bulto que sobresalía de mis calzoncillos. No podía creerlo, mi prima estaba a punto de chupármela. </div>
<div style="text-align: justify;">
La cogió entre sus cálidas y sedosas manos y, lentamente, comenzó a deslizar la piel arriba y abajo, una y otra vez, a un ritmo constante. tras un par de minutos, me dijo: </div>
<div style="text-align: justify;">
-Primo, ¿quieres probar mi lengua?- a lo que yo respondí:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Por supuesto, primita. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sin mas dilación, Elisabeth comenzó a proporcionarme el sexo oral más placentero que jamás alla tenido. Su cavidad bucal era un paraiso de la humedad y el placer carnal, solo apto para unos pocos elegidos; en aquel momento, yo. </div>
<div style="text-align: justify;">
Notaba como mi miembro se hinchaba más y más, hasta casi explotar. Era una sensación increíble, nunca antes experimentada por mí, un inberbe e inexperto adolescente. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando sentía que estaba a punto de correrme, me dijo: </div>
<div style="text-align: justify;">
-Tranquilo primo, que ahora viene lo mejor.- </div>
<div style="text-align: justify;">
Sin alterar en ningún momento su cara de viciosa gatita, se incorporó y camino sensualmente hacia el sofá de sky situado al fondo del salón; aquel en el que tantas meriendas familiares habíamos celebrado durante años. </div>
<div style="text-align: justify;">
Poquito a poco, se puso a cuatro patas, adoptando una pose solo vista por mi en las habituales webs de contenido erótico. Me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Ha llegado el momento. Quiero sentirte dentro de mí. Quiero que me folles como a una perra. Quiero ser tuya esta noche. </div>
<div style="text-align: justify;">
Atónito, me situé tras ella y, tomando mi miembro entre mis manos, lo sité en la abertura de su sexo. </div>
<div style="text-align: justify;">
-No primo, por ahí no. Recuerda que no tenemos la protección adecuada.-Cierto, carecía de preservativo en aquel momento, sin embargo, ella me brindó la solución. </div>
<div style="text-align: justify;">
-Lástima, tendrás que folalrme analmente. Que desgraciada soy, dijo con una sonrisa nunca antes vista en su rostro.-</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo no podía más, simplemente la introduje por su ano (el cual estaba sorprendentemente lubricado) y comencé a follarmela. Poco a poco fuí incrementando el ritmo de mis embrestidas, lo cuálfue proporcional al ruido de sus gemidos de placer. Como gritaba la muy perra. Una y otra vez introducía mi polla en sumás que experimentado culo, notando el placer desconocido hasta entonces. </div>
<div style="text-align: justify;">
Finalmente, cuando estaba punto de correrme, se lo dije, y, con una sorprendente agilidad, se dió la vuelta y comenzo a chuparmela fuertemente. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora era yo el que gemía del gusto.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Aghh, síiii, sigue nena, sigue y no pares. Aquí viene..</div>
<div style="text-align: justify;">
-Damelo todo, quiero que te corras en mi puta boca, joder. Ahh.-Un chorro de leche sorprendentemente chocó contra su paladar, seguido de sendos varios. Ella lo disfrutaba sobremanera, chupando más y más en busca de la última gota de mi esencia prohibida. </div>
<div style="text-align: justify;">
Tras tragárselo todo, nos tumbamos desnudos en el sofá, jadeantes. Había sido una experiencia increíble. </div>
<div style="text-align: justify;">
Continuará???</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-66333225262930668072013-01-03T12:43:00.003-08:002013-01-27T17:06:15.062-08:00Relato nº 17: Mi prima Elisabeth. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxmcBKeDINx0x4IrmL1evTOQM6Fh5VJHNEXsRFN_s79RGWXFmZBADfJvGqaVYfDz9OzkSm8JHh5LJQNArQ6MbNjH837Mg5H9gDS_oCzJCNICvuC_YqFS88zQv8c3XiO1FpT5oU-kinZDQ/s1600/hot_teen_babe_bryci_eating_ice_cream_004.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> </a></div>
Mi prima Elisabeth siempre fue bastante pervertida, la verdad.<br />
Siempre andaba llevando ropa ajustada y, en resumidas cuentas, calentando al personal.<br />
Como podéis observar, tenía un cuerpo de infarto, unas madedias propias de una modelo y unas tetas del tamaño perfecto, tirando a grandes.<br />
Cierto día, tuvimos que quedarnos a solas en su casa, dado que mis tíos habían ido a hacer unas compras al centro.<br />
Me encontraba viendo una peli cuando de repente apareció en el salón de esta guisa, y me dijo:<br />
-Ufff primo, no tienes calor? Yo estoy ardiendo.<br />
Yo, obviamente, me quedé de piedra. Ella era mi prima, por lo que no sabía que decir.<br />
Sin embargo, mi entrepierna hablo por mí.<br />
-Vaya, veo que te gusta lo que ves, primo- dijo con una sonrisa picara dibujada en su rostro.<br />
-Eh.. no, perdona.<br />
- No pasa nada, dijo, es normal. Mira que pedazo de tetas tengo- dijo quitándose el sujetador y dejando a al vistas unos erectos pezones rosaditos.<br />
Continuará...relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-37304421410463093892012-12-30T10:51:00.001-08:002012-12-30T10:51:32.861-08:00Nota InformativaQueridos lectores:<br />
<br />
Veo que poco a poco el blog comienza a despegar, viendo incrementadas las vistas de todos ustedes de forma exponencial.<br />
Me gustaría pedirles su colaboración, dado que hemos recibido escasos correo por su parte.<br />
Pueden enviarnos sus sugerencias, comentarios y preguntas, así como sus propios relatos eróticos vía e-mail, a la dirección:<br />
relatoseroticoshot@gmail.com<br />
Sus opiniones serán tenidas en consideración, y atendidas a la mayor brevedad posible.<br />
Feliz Navidad a todos y próspero Año Nuevo.<br />
<br />
<br />
El Equipo de Relatos Eróticos Hotrelatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-28745183835307063232012-12-30T10:46:00.001-08:002012-12-30T10:46:12.711-08:00Relato nº 16: Pasión y lascivia madre e hijo.<div style="text-align: justify;">
Por primera vez me atrevo a revelar un
secreto que he mantenido en estricta reserva por mucho tiempo y que
atañe a una parte de mi vida caracterizada por la turbación, la culpa y
la oscuridad, por una parte, y por el goce y el disfrute de los deleites
carnales sin límite, por otra.</div>
<div style="text-align: justify;">
Fui madre muy tempranamente en mi vida
de un bello varón. El padre del bebé en gestación se hizo humo, se
desentendió de su paternidad. Mi familia, por otra parte, me repudió y
me envió a un convento de monjas de claustro. Yo era muy joven, estaba
muerta de miedo, colmada de incertidumbres y, encima, estaba encinta. Lo
veía todo negro, sin perspectivas, sin futuro. Sin embargo, ese
monasterio no parecía tan malo dentro de todo. En aquel lugar me ganaba
el sustento y el cobijo propio y el de mi niño trabajando de sol a sol
para las monjas. Hacía labores de limpieza, de criada.</div>
<div style="text-align: justify;">
A medida que mi hijo fue creciendo fue
necesitando de instrucción. Yo no quería quedar al margen y delegar
completamente la educación de mi hijo en terceras personas y por eso
decidí prepararme para estar a la altura. Terminé mi educación
secundaria por medio de cursos por correspondencia y exámenes libres
validados por el Ministerio de Educación. Más tarde proseguí estudios
superiores a través de un sistema, pionero en aquel entonces, de
educación a distancia vía Internet. En eso las monjas me apoyaron mucho,
me pasaron un ordenador para mi uso exclusivo y el servicio de Internet
ilimitado estaba en todo el convento. Con mucho esfuerzo me gradué en
administración y dirección de empresas, con énfasis en finanzas, en una
universidad pública.</div>
<div style="text-align: justify;">
Con mis nuevos conocimientos las monjas
me ofrecieron un puesto de trabajo en el área de administración del
monasterio. Me empezaron a pagar una remuneración justa y habilitaron
para mí y mi hijo un pequeño apartamento en un sector aislado e
independiente de la abadía. Esta vivienda, que reemplazó al cuarto que
nos había servido de albergue por años, constaba de dos habitaciones, un
pequeño salón-comedor, cocina y un baño. Era muy mono y estaba
amueblado y sobriamente decorado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Con el tiempo me nombraron
Administradora General del convento y, más tarde, también asesora
financiera de la orden a la que pertenecían las monjas. Tenía un sueldo
bastante bueno, incluso mejor que el promedio de mercado para cargos de
trabajo análogos, considerando que teníamos vivienda, servicios básicos
y alimentación sin coste extra.</div>
<div style="text-align: justify;">
La relación con mi hijo siempre fue muy
estrecha, granítica. A medida que él se hacía hombre, guapo, varonil,
amable, seductor innato, deportista, estudioso, etc., yo lo dejé de ver
como al niño indefenso que requería de protección y lo comencé a ver
como al varón de la casa, la figura masculina de nuestra familia.</div>
<div style="text-align: justify;">
Poco a poco lo empecé a admirar tanto
por sus logros en el plano educativo como por sus cualidades personales.
Después me atrajo también su virilidad, su vigor, su cuerpo fornido y
bien tonificado, su porte, su estampa de galán. Sí, me fui sintiendo con
el paso del tiempo, cautivada, deslumbrada, embelesada por mi hijo. Sin
embargo, al mismo tiempo, experimentaba culpa por aquello que había
germinado en mí. Era algo que los cánones de la sociedad decían que no
debía ser, que no era correcto. Tampoco sabía si mi sentimiento era
correspondido por mi hijo. Muchas veces una vocecilla interna, un
grillo, voceaba insistentemente en mi mente:</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡ábate, quítate del camino sentimental, sexual de tu hijo y cíñete estrictamente a tu rol de madre!</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no quería, o más bien dicho, no
podía, era superior a mí, no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.
Sentía que me encontraba más allá del punto de retorno, no podía
detenerme.</div>
<div style="text-align: justify;">
Traté de subyugar aquellos pensamientos
impuros, impropios de una madre para con su hijo, según los preceptos de
la sociedad en la que vivía. Pero solo logré disimularlos, encubrirlos
ante él y la demás gente. Pero durante mis solitarias noches resurgían
con ímpetu y brío, con impudicia asombrosa. Cada noche me masturbaba,
estimulaba mis genitales y mis zonas erógenas manualmente, y
experimentaba uno o varios desfogues lujuriosa y colosalmente
placenteros pensando en que mi hijo me follaba, en que yo rodeaba el
glande de su rabo con mis labios y luego le chupaba la polla, en que su
semen caliente bañaba mis tetas o llenaba mi vagina, en que mis fluidos
íntimos eran sorbidos y paladeados por él con ansia, con fruición.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al principio, después de hacerlo, de
autosatisfacerme pensando en que mi hijo me hacía su mujer, me follaba
con pasión, me sentía culposa, sucia. Con el paso del tiempo ya no
experimenté tanto dicha sensación, cada día menos, pues por una
indescifrable razón fui racionalizando poco a poco el tema, le fui
sustrayendo la carga moral impuesta exógenamente, le fui quitando
paulatinamente el peso de las reglas sociales y religiosas y me liberé,
me emancipé de las ligaduras que no me dejabar gozar a plenitud. Me
autoconvencí que no era algo para estar verecunda, pues solo era una de
las muchas formas que tiene la sexualidad de manifestarse. Entonces me
abrí al goce masturbatorio incestuoso en toda su integridad. Pero hasta
entonces no pasaba de ahí. Lo hacía en secreto, en silencio, a oscuras,
con sigilo. Convertí a mi cama en un testigo ignoto y afásico de mi
accionar nocturno, de mis anhelos impúdicos, lascivos, concupiscentes,
del apetito carnal desbordado para con mi hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una noche, en medio de una sesión de
onanismo, me levanté a buscar agua helada a la cocina. Estaba excitada,
caliente, y pensé, ilusamente, que un poco de agua helada aplacaría mi
fuego interno, aminoraría las llamas del deseo sexual incestuoso.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por lo avanzado de la noche creí que mi
hijo dormía profundamente y por eso me levanté tal y como me metía en la
cama todas las noches: sin ropa interior alguna y con un camisón corto,
de tela delgada. Esta vez, además, el tejido del que estaba
confeccionada mi camisa de dormir era semitransparente, dejaba ver con
claridad mi figura delgada, mis tetas voluptuosas con sus pezones
erectos, mi cintura de bailarina de ballet, parte de mi vagina y vello
púbico cuidadosamente rasurado en forma de pequeño triángulo. Por detrás
mi culo compacto, redondeado y respingón también quedaba expuesto.
Completaban el cuadro una melena rubia, un rostro grácil de finas
facciones, un par de ojos color azul celeste, una boca enmarcada en unos
labios carnosos y sugestivos, amén de unas piernas esbeltas, blancas,
tersas y bien torneadas, fortalecidas y vigorosas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estando en la cocina escuché unos pasos aproximarse y la voz de mi hijo decir:</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡mamá!</div>
<div style="text-align: justify;">
Me giré hacia la puerta de la cocina sin
tomar conciencia de mi semidesnudez ni de los signos físicos de mi
estado de excitación sexual. Vi a mi hijo con el torso y piernas
desnudas, cubriendo sus partes pudendas con un diminuto <em>slip</em> que hacía resaltar su pene gordo y largo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Parece que … a ti…también…te dio…sed
—me dijo con voz entrecortada al observar, como nunca antes, mi cuerpo
semidesnudo expuesto a su mirada penetrante.</div>
<div style="text-align: justify;">
En aquella ocasión noté por primera vez
que mi hijo me miró con ojos libidinosos, lujuriosos. Incluso alcancé a
atisbar, antes que parapetara su entrepierna contra un mueble de la
cocina, que su rabo se levantaba deprisa. Eso me dio a entender a las
claras que mi hijo podía sentirse atraído sexualmente por mí, que me
podía ver como lo que era, una mujer con apariencia juvenil, atractiva,
sensual, capaz de sentir y dar dicha carnal, y no solamente como a una
madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Aquella noche, aquella situación, marcó
un punto de inflexión, un antes y un después, en la relación de mi hijo
conmigo y viceversa. Yo comencé a comportarme diferente frente a mi
hijo. Me propuse seducirlo, tentarlo con cierto disimulo. Me empecé a
duchar con la puerta del baño entreabierta, me cambiaba ropa sin cerrar
la puerta de mi cuarto, en casa andaba con ropa <em>sexy</em>, vestidos
cortos, braguitas minúsculas, pechos sin sujetador y, quizás lo más
relevante, una actitud liberal y de seducción continua, una conducta que
daba a entender, más allá de lo aparente, que esta mujer quería
conquistar a ese hombre, a esa encarnación viva del deseo en que se
había transformado mi hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Él también hizo cambios: se paseaba a
menudo en calzoncillos o bañador por la casa, me miraba repetidamente y
sin pudor mi escote, mis tetas desnudas, desprovistas de sostén; clavaba
su mirada en mi culo, en mi entrepierna, me fisgoneaba cada vez que me
duchaba y cambiaba de ropa. Unas cuantas veces lo vi masturbarse al
interior de su dormitorio al tiempo que pronunciaba entre dientes cosas
como:</div>
<div style="text-align: justify;">
—Así mamá, chúpemela entera, lame mis huevos, bébete mi leche, mami.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Mamá dame tu culito para
follártelo…para rompértelo. Abre tus piernas para que mi polla entre en
tu coño y te haga gozar, te haga correrte a lo bestia.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Mamá, déjame chuparte las tetas,
acariciarte con mi lengua tu clítoris, succionar y beber con mi boca tus
jugos íntimos, comer a besos y caricias tu ojete anal,… </div>
<div style="text-align: justify;">
—Así mamá, pajéame hasta que me corra y mi leche bañe tu cara y empape tus tetas.</div>
<div style="text-align: justify;">
La primera vez que presencié uno de
estos actos y oi una de estas frases quedé atónita, pasmada, incrédula
en un primer momento. Al minuto siguiente me venía una sensación de
dicha por sentirme ansiada, apetecida por quien yo tanto deseaba
carnalmente. </div>
<div style="text-align: justify;">
Varias veces en mi trabajo, luego de
aquello, a solas en mi despacho, venían a mi mente imágenes de mi hijo
cascándose el pene y retumbaban en mi cabeza aquellas frases guarras,
obscenas, golfas que aludían a mí. Me excitaba de sobremanera al punto
que debía concurrir al baño de mi despacho para alivianar la calentura
con mis dedos, con gemidos sordos, enmudecidos por temor a ser
sorprendida por una de las monjas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un viernes después del trabajo llegué a
mi casa y al creer que mi hijo no estaba, me desnudé en mi cuarto y me
fui así al baño para tomar una ducha reparadora. De vuelta a mi
habitación vislumbré por el rabillo de un ojo a mi hijo, oculto en un
rincón de su cuarto, pajeándose y mascullando sus frases guarras ya
habituales. Impulsivamente me detuve, desnuda como estaba, y me asomé a
mirar y oír.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Así mamá, córrete, córrete y déjame sorber el elixir de tu coño con mi boca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sentí un escalofrío de fogosidad, de
vivo deseo sexual, que me estremeció y recorrió mi cuerpo de la cabeza a
los pies. Apenas pude corrí a mi cuarto y me encerré por más de una
hora, aunque mi real anhelo era abordar a mi hijo y follar con él hasta
quedar agotados, con mi cuerpo regado de semen y el suyo empapado con
mis jugos vaginales.</div>
<div style="text-align: justify;">
Luego de tranquilizarme salí de mi
dormitorio y fui a la cocina a calentar la cena que la monja a cargo de
la cocina me había pasado al salir de mi trabajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cenamos con abundante vino y conversamos
de temas cotidianos y triviales, No obstante, mis achispados sentidos
captaban algo extraño en el ambiente, algo que estaba a punto de bullir,
de explosionar, de estallar. De pronto, en medio de la sobremesa y de
mis cavilaciones, mi hijo me espeta:</div>
<div style="text-align: justify;">
—Mamá ¿me harías un favor?</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, por supuesto cariño ¿de qué se
trata? —respondí casi musitando, embargada por la sorpresa y por el
temor —y la secreta esperanza— de que se tratara de algo vinculado con
lo ocurrido hacía un rato y con la sensación ambiente por mí percibida.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿me dejarías bailar contigo, bailar juntitos algo romántico y sensual?</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿sensual?</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí mamá, sensual, como un hombre y una
mujer que se quieren ¿o me vas a negar que me quieres, que nos queremos
más allá de como madre e hijo?</div>
<div style="text-align: justify;">
Un silencio sepulcral inundó el lugar.
Sabía para dónde iba esa invitación, sus palabras lo trasuntaban
nítidamente. Quise negarme, excusarme de cualquier manera, pero no podía
porque él decía la verdad. Yo lo deseaba, nos deseábamos como un hombre
y una mujer. Además el alcohol me hacía estar más desinhibida y con
menos control de mi misma, avivaba la calentura que aún llevaba en el
cuerpo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿qué dices mamá? ¿bailamos? —insistió inquisitivamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí —susurré excitada, caliente.</div>
<div style="text-align: justify;">
En un pispás estaba entre sus brazos,
cogida de la cintura, con nuestros cuerpos muy cercanos y danzando con
música suave, sensual, sugerente, provocativa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Con el transcurrir del baile, mi hijo
fue pegando su cuerpo al mío hasta el punto que mis tetas se hundían en
su pecho y mi entrepierna húmeda abrazaba alegremente su pene. Recuerdo
como si fuera hoy que en aquel instante me desaté, perdí el escaso
control que aún mantenía de mi ser, dejé fluir todas mis ansias
erótico-incestuosas acumuladas por tanto tiempo, todas las ganas
canalizadas en aquellas interminables noches de onanismo se hicieron
carne en ese momento. Mis labios se unieron a los de mi hijo en un beso
monumentalmente pasional, húmedo, con lengua, inacabable, liberador.
Segundos después mi vestido caía al suelo e igual suerte corría mi
pequeño calzón por acción de las ágiles manos de mi hijo. En paralelo le
quitaba su camisa y bajaba sus pantalones, calzoncillos incluidos. La
larga y gruesa verga de mi retoño se erguía orgullosa entre mis manos
pidiendo ser agasajada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Instantes más tarde estaba arrodillada,
completamente desnuda, chupando aquella grandiosa polla de mi hijo, pero
que en ese momento era más mi hombre, la viva materialización de mi
apetito sexual refrenado. De fondo, como banda sonora, escuchaba las ya
familiares guarradas de él para conmigo:</div>
<div style="text-align: justify;">
—Así mamá, chúpemela entera, mámamela, cómetela toda, lame mis huevos, mami...</div>
<div style="text-align: justify;">
—Chúpala más mamá que quiero correrme en tu boca, inundar de semen tus tetas, impregnar tu cara con mi leche caliente…</div>
<div style="text-align: justify;">
Unos minutos más tarde una enorme
columna de semen brotaba de su pene alcanzando de lleno en sus
fetichistas blancos: mi ávida boca, mi rostro y mis senos. Sentí mi
cuerpo sacudirse, remecerse de un hondo placer indescriptible, coronado
con un exquisito y prolongado orgasmo. Paramos un rato para saborear el
momento y limpiarme la cara y los pechos con un pañuelo de papel.</div>
<div style="text-align: justify;">
Superado aquello, nos cogimos de las
manos y nos fuimos a mi cuarto. Él me recostó boca arriba en la cama y
se sumergió de lleno en mi entrepierna, tomando por asalto mi vagina.
Mi clítoris lo recibió gustoso, erecto, y fue lamido, succionado y
mordisqueado. Yo, con los ojos cerrados, me dediqué a disfrutar y a
gemir sin límites.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando reabrí mis luceros azules, vi que
mis piernas estaban abiertas y apoyadas en los hombros de mi hijo. Su
pene enhiesto empezaba a refregarse contra mi clítoris lo que hacía
trastornar mis sentidos de puro gusto. Reanudé los gemidos que luego
pasaron a ser resuellos, después resoplidos y, finalmente, fuertes
jadeos. Ahora era yo quien profería guarradas:</div>
<div style="text-align: justify;">
—Así hijo, así. ¡Cómete el coño de tu madre!</div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Fóllame, fóllame, fóllame! ¡Métemela toda, hasta el fondo, deprisa!</div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces observé con alborozo
indisimulado cómo aquella gorda, espléndida y extensa polla entraba y
salía de mi matriz rítmicamente, dichosamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿te gusta mamá, te gusta cómo te follo? —inquirió mi hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, sí, sí, siiiií ¡me encanta! ¡dame más, más, maaaaás! ¡métela más fuerte! —respondí excitada, caliente, en llamas.</div>
<div style="text-align: justify;">
El mete y saca se aceleró
ostensiblemente hasta el punto de estremecer mi cuerpo por completo,
todo él vibraba de gozo y me hacía gritar de placer, de regocijo
infinito. Era algo que hacía largo tiempo ansiaba con todo mi ser.
Además, por años me había mantenido inactiva sexualmente. Parecía una
monja más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Súbitamente se detuvo aquel delicioso
mete y saca veloz. Mi hijo me pidió colocarme a gatas encima de la cama.
Abrió mis labios vaginales y empezó a chupar anhelantemente de nuevo mi
clítoris, con fruición, con pasión desbordada. Después, con igual
ahínco, se dedicó a ensalivar mi virgen, nunca penetrado, agujero anal.
Esto me asustó, me inquietó porque yo jamás había practicado el sexo
anal y porque la tranca de él era muy gruesa, muy gorda.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Mamá ¿puedo encularte, follar tu culito? —preguntó mi hijo entre chupeteos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dudé qué responder…quería complacerlo…estaba caliente, ardiendo…pero el temor al dolor me hacía tener recelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Bueno, cariño mío, pero por favor ten
cuidado que nunca me lo han hecho por ahí —rogué entre sollozos de
calentura entremezclados con miedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se levantó con su falo en ristre y
apuntó al objetivo, lo posó a la entrada de mi ano y comenzó a empujar
despacio, muy despacio. Mi cuerpo temblaba, tiritaba de pánico.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Tranquila mamá, si te duele mucho no lo
hacemos. —apuntó mi hijo con voz dulce, al tiempo que sus manos sobaban
mis tetas y recorrían mi vagina de un extremo al otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
La penetración continuó lenta, pero
incesante hasta que su escroto, sus cojones, tocaron mis nalgas. Me
sentí atravesada, invadida, llena por dentro y algo dolorida. Mi hijo
mantuvo quieto su pene al interior de mi culo mientras lo amansaba y
magreaba por fuera. Paulatinamente la sensación de dolor fue cediendo y
dio paso a una de placentero agrado.</div>
<div style="text-align: justify;">
El pene de mi hijo empezó a moverse
hacia atrás y hacia adelante muy lentamente en un cadencioso vaivén que
me provocaba goce, disfrute y que apaciguaba mi calentura.</div>
<div style="text-align: justify;">
—¿te gusta mamá cómo te la meto por el culo?</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí cariño, mucho —contesté, no podía mentir, me estaba gustando mucho, muchísimo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Empecé a tocar mi clítoris y la
sensación de placer creció notoriamente al extremo que reaparecieron los
gemidos y los jadeos. Las exhortaciones guarras también se hicieron
presentes:</div>
<div style="text-align: justify;">
—Dale hijo, dale más fuerte. ¡rómpeme el culo y llénalo de tu leche!</div>
<div style="text-align: justify;">
Instantes después, la tranca de mi
retoño entraba y salía de mi culo sin cortapisas, con virilidad, con
pasión, con lujuria, con lascivia. Yo, en tanto, transitaba entre los
gemidos, los chillidos, los jadeos y los francos gritos de gozo
inmensurable.</div>
<div style="text-align: justify;">
El entrar y salir anal de la gorda y
larga polla de mi hijo seguía y seguía, incansable, imparable hasta que
un chorro de semen espeso y caliente inundó mi culo y comenzó a
escabullirse hacia fuera al saturar la capacidad de absorción de las
paredes internas de mi culo. Mi hijo se desplomó extenuado sobre la
cama. Su rostro denotaba cansancio, pero sobre todo, un enorme placer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nos acurrucamos desnudos en la cama, besándonos y haciéndonos arrumacos hasta quedarnos dormidos.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Tres o cuatro horas más tarde desperté
por la presión del pene duro de mi hijo luchando por reingresar a mi
coño y volver a follarlo. Follamos varias veces más hasta que el
cansancio pudo más que nuestra pasión y lascivia. Pero recomenzamos las
sesiones coitales a la mañana siguiente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Desde entonces y por largo tiempo
dormíamos juntos y follábamos todos los días, en las mañanas, apenas
regresábamos a casa después del trabajo o el estudio y en las noches.</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com59tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-45496730214028441262012-12-24T11:13:00.000-08:002012-12-24T11:13:45.756-08:00Relato nº 15: Chantajeando a mi abuelaCon mi madre las cosas no andan nada bien, ella es muy mandona, cruel, exigente,
además, muy pagada de si misma, pero eso si, es una hermosa mujer, con un busto
deslumbrante.
Desde la muerte de papá, en lo único que ella pensaba era, en
el negocio que había montado, no atendiéndome para nada, solo se dirigía hacia
mi para obligarme ha realizar todo el trabajo de la casa, ridiculizando
cualquier error que pudiera cometer.<br />
<br />
Cuando tenía una oportunidad de sacarse de encima mi presencia, la aprovechaba
plenamente, una de esas ocurrió el verano pasado cuando me pudo mandar al campo
algunas semanas a la casa de mi abuelo. Por ello me dijo, con su tonadita
socarrona con la cual se dirigía siempre hacia mi:<br />
<br />
Tu abuelo tiene que venir a Bs. As. a una reunión de trabajo y tu abuela
necesita que le den una mano para limpiar el ático de la casa, por lo tanto te
vas a ir inmediatamente para allá.<br />
<br />
Pero mamá..... <br />
<br />
Comencé a decir, pero no pude terminar la frase, pues me cruzó la cara con una
fuerte cachetada, que provocó que me salieran lágrimas de mis ojos, dificultaran
mi visión.<br />
<br />
No quiero oír ninguna excusa.... <br />
<br />
me replico con voz muy alta y en un tenor muy agresivo.<br />
<br />
Yo no quería ir a la casa de mi abuela, pues sabía que me iba a aburrir
soberanamente pero me era imposible librarme de ello. Ella tenía 65 años, y era
mucho mas embromada y criticona que mi madre. <br />
<br />
Ante la evidencia de que nada podía impedir mi exilio forzado en esa casa,
ubicada a unos pocos kilómetros de un pueblo del interior de la provincia,
empecé a preparar mis petates, no olvidando mi grabador de audio, mi cámara
fotográfica y la de video, para tratar de hacer menos monótona las dos semanas
de estadía que me esperaban en la casa de mi abuela.<br />
<br />
Muy temprano, en a la mañana del siguiente día, salí de mi casa, y me dirigí
hacia la terminal, donde tomé el ómnibus que me llevaría a mi destino. Al
llegar, mi abuela ya me estaba esperando para llevarme a la casa. Al verme
descender del transporte, sin saludarme y sin demostrarme ningún tipo de gesto
cariñoso de recibimiento, me ordenó.<br />
<br />
Vamos, agarra tus bagajes y colócalos en el baúl del coche, así partimos rápido,
que te están esperando un montón de trabajos en la casa.<br />
<br />
Ya me imaginaba la cantidad de tareas que mi abuela había reservado para mi y
sobre todo, considerando que tenía que realizarlas soportando el terrible calor
existente para esa fecha. La temperatura durante el día raramente bajaba los 30
ºC.<br />
<br />
La altura de mi abuela mide aproximadamente 1,70m y pesa unos 70kg, muy bien y
uniformemente distribuidos. Su cabello estaba cortado corto y era rubio
platinado, que producía un fuerte contraste con su piel completamente tostada,
con un color bronceado. Su rostro aunque poseía arrugas propias de su edad, era
hermoso, salvo que siempre poseía ese rictus que le daba estar siempre con una
expresión de enojo y seria. Vestía un short, sandalias y una blusa suelta, que
no podía disimular esa dos grandes protuberancias que sobresalían de su pecho,
que eran sus pechos. Sus piernas están perfectamente contorneadas y se notan en
ellas sus musculosas pantorrillas, resultantes de sus actividades en la casa y
en sus horas de caminatas que realizaba, según le contaba a mi mamá.<br />
<br />
Su porte era bastante parecido al de mi mamá, pero con un poco menos de torso.<br />
Todo esto lo podía observar cuando ella no me estaba mirando, pues tenía miedo
de cómo podía reaccionar.<br />
Con una tonada de disgusto, me dijo:<br />
<br />
¿¿¿¿Estas listo ya???<br />
<br />
Luego de haber cargado todos mis bultos en el baúl del coche, subimos al mismo y
nos dirigimos hacia la casa. Durante el transcurso de todo el recorrido no
intercambiamos ninguna palabra.<br />
<br />
Luego de instalarme en la casa, me dijo que me hiciera lo que quisiera comer y
se fue, no la vi más, hasta el día siguiente. Al otro día, al levantarme, muy
temprano en la mañana, lo primero que me dijo fue:<br />
<br />
Jorge, vos estas aquí únicamente para trabajar, por la tanto, ve inmediatamente
al ático y saca todas las cajas que hay en el extremo sur del mismo, pues todo
eso es basura.<br />
<br />
Refunfuñando toda la mañana conmigo mismo, subí y baje tantas veces esos tres
niveles de escaleras que llevaban hasta al ático, que al final había perdido la
cuenta de cuantas veces lo había hecho.<br />
<br />
Ya sea porque estuviera cansado o choqueado por el calor reinante en ese lugar
de la casa, que sobrepasaba tranquilamente en 10º la temperatura exterior, en
una de esos tantos viajes que realicé, trastabille y fui a dar contra una de las
paredes divisorias que poseía el ático, aflojando uno de sus paneles. Al
acontecer esto, quede helado por el terror, pensando que había roto el tabique y
de cómo iba a reaccionar mi abuela ante este hecho. Al ponerme a observar con
mas detenimiento lo que había hecho, me percate de que había solo aflojado un
panel, y que detrás del, en el interior de la pared, había oculto un sobre,
seguramente escondido por alguien. <br />
Retiré el sobre y observé que la carta que contenía. Ante mi asombro, esta
estaba fechada hacía veinte años atrás y esta escrita en forma manuscrita por mi
abuela y dirigida al Pastor protestante del pueblo, al cual yo conocía, pues me
lo habían presentado la anterior visita que había realizado a la casa de mis
abuelos. La carta nunca había sido remitida.<br />
Al leer lo que ella decía, se me pusieron los pelos de punta, mi abuela relataba
en ella, con todo lujo de detalles, un encuentro sexual que había tenido con el
Pastor y de cómo podían mantener el secreto de esta relación ante sus
respectivos cónyuges. También había otra nota del Pastor rompiendo esa relación
y expresando que le causaba mucha vergüenza esa debilidad que había tenido. Esta
última esquela quizás explicaba el motivo por el cual mi abuela no había enviado
su carta.<br />
Ante este descubrimiento, en mi mente se hizo una luz y empecé a urdir un plan
para poder que me permitiera obtener el control de esa mujer que me trataba como
si fuera un trozo de basura, que era mi abuela.<br />
Lo primero que hice fue poner el panel en su lugar, para que nadie se diera
cuenta de que lo había removido y retirado el sobre, terminando luego de bajar
todas las cajas, como me lo había solicitado.<br />
<br />
Pasado el mediodía, ella se dirigió nuevamente hacia mi, diciéndome:<br />
<br />
A te has tomado bastante tiempo para hacer lo poco que hiciste, ahora quiero que
limpies bien todo ese lugar.<br />
<br />
Sin preocuparse si estaba o no agotado por la tarea realizada, debido al alto
calor reinante o al esfuerzo físico que ello demandó. Lo ordeno como si yo fuera
su esclavo, que esa fuera mi única obligación, servirla a ella en lo que
quisiera.<br />
A ello le respondí:<br />
<br />
Abuela, antes quiero mostrarte en mi cuarto algo que he hallado.<br />
<br />
Termine de decir esto y giré sobre mis talones y me dirigí hacia mi cuarto. Al
llegar a el oí que mi abuela me gritaba:<br />
<br />
No tengo tiempo para tus juegos, ven para aquí y has lo que te ordené.<br />
<br />
Ante ello, comencé a leer la carta que ella había escrito en voz alta. Al
escuchar lo que estaba leyendo, se precipitó hacia mi cuarto y entro en el con
los ojos completamente desorbitados, gritando en un tono aterrador y convertida
totalmente en una fiera:<br />
<br />
¡¡¡¡¡ De donde sacaste eso bastardo !!!!!!<br />
<br />
Tu sabes de donde.......o no....<br />
<br />
Le respondí en forma tranquila, confidente y con un tono de voz muy bajo.<br />
<br />
Ella me respondió gritando, completamente desencajada:<br />
<br />
Dame eso ya ahora....<br />
<br />
A lo que le respondí, siempre con el mismo tono de voz que había empleado
anteriormente:<br />
<br />
Solo si haces una pequeñas cosas para mi.<br />
<br />
Poder ver en su rostro las mandíbulas completamente apretadas y quiso hacer un
movimiento para arrebatarme la carta de mis manos, cosa que fácilmente eludí y
empecé a dirigirme hacia la puerta, diciéndole al mismo tiempo:<br />
<br />
Me voy directamente para el templo y le daré esta carta a la esposa del Pastor.<br />
<br />
Su rostro volvió transfigurarse con un gesto de horror, y sus ojos estaban
completamente espantados. Trató de arremeter nuevamente contra mi, la cual volví
eludir fácilmente y me dirigí directamente hacia la puerta de entrada de la
casa, como si tuviera intención de ir al pueblo a la casa del Pastor. Ante ello
exclamo:<br />
<br />
No....Por favor espera.....<br />
<br />
Luego demostrando su estado completo indefensión, me dijo con un tono mucho mas
calmo y de impotencia:<br />
<br />
¿¿¿ Que es lo que quieres ???<br />
<br />
Volví a mi habitación, le señale un párrafo en el escrito y le dije:<br />
<br />
Solo quiero que leas en voz alta este párrafo de la carta y cuando en el aparece
el nombre del Pastor tu digas Jorgito y cuando diga "mi Pastorcito" tu digas "mi
nietito".<br />
<br />
No puedo hacer eso, eres un asqueroso, eres un degenerado.<br />
<br />
Me grito, completamente fuera de sus cabales, a lo que yo le respondí
calmadamente:<br />
<br />
Vos sabrás lo que haces, luego podrás comentarlo con el abuelo y las comadres y
chimenteras de este pequeño pueblo, cuando yo se lo muestre a todos ellos.<br />
<br />
Mi abuela registró el impacto de mis palabras, y quedó en un estado
completamente grogui, tal cual cuando un boxeador recibe un impacto directo en
la mandíbula. En ese momento me dí cuenta que ya la tenía en mi poder, que había
concretado con éxito mi plan.<br />
Mi abuela me pregunto con una voz muy extraña a mis oídos, totalmente dócil y
abatida: <br />
<br />
¿¿¿ Luego me devolverás la carta ???<br />
<br />
Si...si lo haces bien, actuando realmente como si lo estuvieras realmente
haciendo lo que lees y que da te da plena satisfacción lo que haces....te la
devuelvo.<br />
Le conteste muy seriamente.<br />
<br />
¿¿¿ Que me quieres hacer decir ???<br />
<br />
Me pregunto con ese mismo tono de voz que venía empleando últimamente.<br />
Cuando le mostré el párrafo en cuestión y ella leyó lo que en decía, su cara se
cubrió con un gesto de asco y vergüenza al mismo tiempo y me respondió:<br />
<br />
Jorge no te puedo decir esas cosas diciendo tu nombre, especialmente tratándose
de vos...<br />
<br />
Lo tienes que hacer bien y en este momento.<br />
<br />
Le ordené. Inmediatamente me acerque a la cómoda, hasta donde ella me siguió. Le
puse la carta ante su vista, de manera tal que la pudiera leerla perfectamente e
hiciera los cambios que le había solicitado mientras la leyera. Al ver que no
tenía otra alternativa comenzó a leer lo que le solicitaba.<br />
<br />
Ohhh, Jorgito jamás podré olvidar lo que sentí al tener tu pene dentro de mi
boca....como la saboree pasando mi lengua sobre el......como sentí su tamaño y
grosor al apretarla con mis labios. Incluso pensando que tu eres mi nietito, no
podía resistir la excitación que me daba el estar dándote tu primera mamada y
finalmente poder saborear tu lechita cuando acabaste. Jorgito...tragarme ese
gran aparato que tienes, fue la cosa mas emocionante que me ocurrió en toda la
vida. <br />
<br />
Ella termino de leer y yo le permití quitarme la carta de mis manos. Se dio
vuelta retirándose hacia la puerta y me dijo escupiéndome hacia atrás:<br />
<br />
Nadie te creerá cuando hables de esto,...eres un bastardo degenerado.<br />
<br />
Cuando ella se retiró como una tromba hacia el interior de la casa, yo removí el
espejo ubicado arriba de la cómoda y retire el grabador que allí había instalado
y verifique la grabación, para ver si este había registrado claramente y con
fidelidad lo que ella había leído, lo cual afortunadamente así había acontecido.
<br />
Durante la tarde realice algunos trabajos, luego me di una ducha y me dirigí a
mi dormitorio a preparar el segundo paso de mi plan para someter a mi abuela.
Desde mi cuarto se olía perfectamente un olor a papel quemado, que seguramente
había sido generado por mi abuela al incinerar la carta.<br />
Ella se mantuvo apartada de mi, hasta eso de las seis de la tarde. Justamente yo
me acababa de vestir con una camiseta, shorts y unos calzoncillos, cuando ella
paso frente a la puerta de mi cuarto yendo hacia el suyo. Paró, me miró con una
mirada feroz, que parecía que salían rayos de sus ojos y me dijo:<br />
<br />
Eres un pequeño degenerado, yo te haré sufrir por tu travesura....Veremos cuan
inteligente eres.<br />
<br />
Cuando ella me dijo eso yo estaba sentado en mi cama, la miré directamente a sus
ojos, apreté el botón "Play" del grabador y este reprodujo claramente su voz
diciendo:<br />
<br />
......Incluso pensando que tu eres mi nietito, no podía resistir la excitación
que me daba el estar dándote tu primera mamada.......<br />
<br />
Ahí detuve el grabador, y observé que efectos se producían en su rostro.<br />
<br />
Eres una criatura endiablada... ella me grito y luego agregó Dame esa cinta
ahora..<br />
<br />
Entro en la habitación y se lanzó sobre mi para tratar de quitarme el grabador,
pero yo la evité fácilmente rodando sobre la cama alejándome de ella. Ella se
dio cuenta que no tenía forma de quitarme la cinta, y yo antes de que
pronunciara ninguna palabra le dije:<br />
<br />
Tal cual antes yo te di la carta, tu puedes obtener ahora la cinta si haces lo
que yo te pido.<br />
<br />
Como mordiendo las palabras, me contesto con un gruñido diciendo:<br />
<br />
Yo no seré chantajeada por vos con esa obscena basura<br />
<br />
Sabiendo que tenía el control de la situación, sin alterar mi voz y en forma muy
tranquila le dije:<br />
<br />
Yo deseo que luego de que me tienda sobre la cama, me desvistas completamente.<br />
<br />
Nooo....nooo...absolutamente no.<br />
<br />
Al responderme su voz fue adquiriendo una tonalidad cada ves mas fuerte. <br />
En ese momento empezó a timbrar el teléfono, a lo cual le sugerí que lo
atendiera pues no tenía ningún apuro y quería prolongar lo más posible la
situación tan incómoda que le estaba haciendo sufrir. Ella giró y se dirigió
hacia su propio cuarto, descolgó el micrófono y escuche que decía:<br />
<br />
Holaaa...a Carlos...Que es eso....no...no tengo tiempo para hablar ahora
contigo.<br />
<br />
El que llamaba era mi abuelo, rápidamente levante el tubo de la extensión que
estaba en mi cuarto y me puse a escuchar la conversación que estaban
manteniendo. El le estaba tratando de relatar como e estaba yendo en la ciudad
en lo que había ido a realizar, pero mi abuela quería cortar de inmediato la
comunicación. Ante esa premura le dejo la dirección y el teléfono de donde
estaba parando, cosa que también tome debida nota por si los necesitaba. Justo
en el momento que el estaba por cortar, me metí en la conversación y dije:<br />
<br />
Hola abuelo, soy Jorgito y le estoy ayudando a la abuela a limpiar todo el
ático.<br />
<br />
Ante esto mi abuela dijo con un tono muy severo:<br />
<br />
Jorge... Deja el teléfono ya ahora y corta la conversación.<br />
<br />
Al oír esto mi abuelo le dijo:<br />
<br />
Deja que el chico hable tranquilo<br />
<br />
A lo cual le respondí<br />
<br />
Hola abuelo, quiero hacerte escuchar una cinta en la cual e obtenido una
fabulosa grabación.<br />
<br />
Entonces acerque el parlante al micrófono del teléfono y le deje escuchar parte
de la grabación que había hecho cuando estaba anteriormente con mi abuela en la
mi habitación, segundos antes de que la involucrara con el fatal texto que le
hice leer. Al escuchar esto, mi abuela intervino en la conversación diciendo con
un falsa dulce voz:<br />
<br />
Eso es todo por ahora Jorgito.... ¿¿¿ No había algo que tu querías que yo
hiciera ahora ???<br />
<br />
Ohhh,.....si tienes razón. <br />
<br />
Dije yo también dulcemente, y luego agregué:<br />
<br />
Adios Abuelo <br />
<br />
Le dije felizmente, pues nunca pensé que todo iba a salir tan bien, todo se
estaba dando a la perfección.<br />
Escuche que en su cuarto se despedía de mi abuelo y colgaba el teléfono,
dirigiéndose a continuación hacia mi dormitorio. Sus ojos parecían los de un
asesino, pero también mostraban un poco de terror, pues había caído en el
problema que se encontraba si alguien escuchaba esa cinta. A todo esto yo me
había sentado en la cama, del lado que miraba hacia la ventana y le ordené
cuando entró:<br />
<br />
Ven aquí y desnúdame completamente. Cuando finalices de quitarme toda la ropa te
daré la cinta.<br />
<br />
¿¿¿Me lo prometes???<br />
<br />
Me preguntó.<br />
<br />
Te lo prometo, lo haré tal cual lo hice con la carta.<br />
<br />
Le respondí con toda convicción.<br />
<br />
Ella se acercó a mi en la cama y rápidamente me sacó la camiseta por encima de
la cabeza.<br />
<br />
Ante esto le dije:<br />
<br />
Tómalo con calma y hazlo despacio, no tenemos apuro......Ven siéntate a mi lado
y continua con el resto.<br />
<br />
Luego de pensar por un instante que hacer, obedeció mi orden y se sentó a mi
lado. Yo pensaba ayudarla para que no tuviera problemas para desvestirme. El
tenerla tan cerca me excitaba mucho, pues ella olía muy bien, no a perfume, sino
a limpio y fresco, aún con el calor que estábamos sufriendo. Observándola de
costado podía ver sus senos, que se destacaban aún bajo su blusa suelta, los que
se notaban enormes y un caídos, lo cual me produjo una calentura tremenda,
teniendo mi pija a punto de explotar. Sacándome de mis pensamientos
calenturientos me pregunto es voz muy baja:<br />
<br />
¿¿¿¿Y ahora que deseas???<br />
<br />
Que me desabotones el short y me bajes el cierre.<br />
<br />
Le conteste. Ella con una sola mano, con un gesto de disgusto, usando sus dedos
desabotonó mi short y me bajo el cierre muy fácilmente.<br />
<br />
Listo, esto es suficiente <br />
<br />
Dijo y comenzó a levantarse, a lo cual tomándola del brazo y obligándola a
sentar nuevamente en la posición anterior, le repliqué sonriendo:<br />
<br />
Todavía no hemos terminado......ahora tira y sácame el short.<br />
<br />
Para facilitarle el trabajo, con la ayuda de mis manos, eleve mis caderas por
encima de la cama. Ella giro su torso hacia mi, atravesó una mano por encima de
mi cuerpo, y con los pulgares de ambas manos, fue deslizando hacia abajo
despaciosamente mi pantalón, lo dejó caer al piso y yo lo patee cerca de la
ventana que estaba iluminada por el sol.<br />
Ahí estaba yo justo donde quería estar, en ropa interior blanca, que al ser
estrecha, no podía disimular el tremendo bulto que producía mi pija en plena
erección, debajo de ella.<br />
Mi abuela se quedo contemplando por un instante la protuberancia que tenía entre
las piernas, antes de girar la cabeza hacia delante y a tratar de comenzar de
levantarse nuevamente de la cama, al mismo tiempo que me decía:<br />
<br />
Que atrevido que eres.....eres un asqueroso<br />
<br />
A lo cual le respondí disparándole en forma brutal <br />
<br />
¡¡¡¡¡ Siéntate y sácame el resto de la ropa ya ahora !!!!!<br />
<br />
Algo en mi voz a impresionó, pues sin replicar se sentó nuevamente, y muy
lentamente comenzó a sacarme el calzoncillo, en la misma forma que lo había
hecho con el short, con la diferencia que en esta oportunidad yo pensaba
mostrarle todos mis atributos masculinos. Nuevamente levante mis caderas y ella
empezó a bajar mi calzoncillo hasta que mi pija comprimida por el, al sentirse
liberada salto como un resorte saliendo de su encierro, mostrándose plenamente
en todo su esplendor y al igual que mi par de grandes huevos. Yo nunca me la
había medido, pero sabía que era mas grande que el promedio de las personas
adultas, aunque yo tuviera quince años de edad. Era un monstruo de pijón, del
cual yo estaba muy orgulloso.<br />
Mi abuela estaba completamente impactada con la situación y más aún cuando patee
el calzoncillo cerca del pantalón. Ahí estaba yo completamente desnudo y muy al
ladito de mi sexo tenía a mi abuela. Esto me emocionaba grandemente, pero recién
era el comienzo. Gire mi cuerpo hacia ella, y antes que pudiera reaccionar tome
su mano derecha y la puse sobre mi verga. Ella se estremeció de terror y trató
de retirarla, pero yo se la retuve y no le permiti retirarla. En voz apasionada
le ordené:<br />
<br />
Escúchame, ahora me harás ya mismo una hermosa paja.<br />
<br />
Nooo...Nuncaaaaa.....eres un pervertido...yo soy tu abuela....una anciana de 65
años......¿¿¿Cómo puedes pensar que yo haga algo así?????<br />
<br />
Yo sabía que ese era un momento decisivo, sino lograba que me obedeciera iba a
perder todo lo logrado hasta ese momento. Ante ello busque debajo de mi almohada
el grabador y lo puse nuevamente en marcha para que escuchara lo que había dicho
un rato atrás, y al mismo tiempo le pregunte con voz tranquila.<br />
<br />
¿¿¿No recuerdas todo lo que tu tienes para perder???<br />
<br />
Al principio con un movimiento prácticamente indectetable se acerco aún más a mi
lado y fue llevando muy despaciosamente su mano derecha hacia encima de mi
verga, colocando sus dedos alrededor de ella y apretándolo contra la palma de su
mano en toda su circunferencia.<br />
Es inexplicable el placer y la excitación que me dio ese primer contacto, mi
abuela tenía su mano ubicada en mi zona mas privada. Era increíble.<br />
Yo lentamente con mi mano la guié para que comenzara hacer un movimiento
ascendente y descendente.<br />
<br />
Suave y gentilmente <br />
<br />
Le susurré y retiré lentamente mi mano de encima de la de ella.
Sorprendentemente mi abuela siguió con el movimiento que le había indicado, pero
no miraba lo que estaba haciendo, había girado la cabeza para otro lado, pero yo
podía ver su cara completamente sonrojada pese a su color totalmente tostado.<br />
<br />
Ahora rápido<br />
<br />
Le ordene. Ella me obedeció y yo empecé a entrar en un estado indescriptible de
placer, sintiendo mi pija contenida por eso dedos añosos, por lo cual yo debía
actuar rápido, antes que mi gran cañón explotara. En mente todavía algo más para
que mi hermosa abuela me hiciera.<br />
Envalentonado por el desarrollo de los acontecimientos di el siguiente paso, y
le ordené:<br />
<br />
Ahora inclínate y utiliza tu boca en reemplazo de tu mano.<br />
<br />
Queee.....<br />
<br />
Me replico y al mismo tiempo se levanto bruscamente y empezó a escaparse
rápidamente hacia la puerta del cuarto, diciéndome al mismo tiempo:<br />
<br />
Has ido muy lejos. No te prestaré atención en todo lo que digas o hagas. Esto
esta terminado...terminado para siempre.<br />
<br />
Esto yo ya lo había previsto que podía ocurrir, por cual siguiendo mi plan, me
levante sin mirarla y descolgué el teléfono y empecé a digitalizar el número de
mi abuelo, que había anotado un rato antes y le comente mirando directamente a
sus ojos:<br />
<br />
Espera que el abuelo oiga esta cinta.<br />
<br />
Ella se detuvo y quedo como petrificada en el umbral de la puerta, la tuve que
tomar de un brazo, pues ella estaba completamente choqueada, y se estaba
sosteniendo con la otra mano del marco de la puerta.<br />
<br />
Noooo..... No lo hagas....<br />
<br />
Me rogó. <br />
<br />
Esta bien.....Pero tienes que volver a la cama y hacer lo que yo te diga sin
chistar ni protestar ya mismo.<br />
<br />
Le increpé mientras marcaba el último número del teléfono de mi abuelo en Bs.As.
y acerqué el auricular a su oído para que oyera como este comenzaba a sonar. De
golpe reaccionó, me arrebató el tubo de la mano y con la otra presionó la
horquilla para colgar. Luego me dijo con voz completamente desesperada:<br />
<br />
No lo hagas..... Yo haré todo lo que tu quieras.<br />
<br />
Me senté en la cama en la misma posición que tenía anteriormente y deje que ella
se tomara sus tiempos. Despaciosamente se sentó al lado mío, y los dedos de sus
manos fueron tomando despaciosamente, pero en forma firme mi pija, que parecía
querer por lo dura y grande que estaba, comenzó nuevamente a bombear la misma.
Sus ojos miraban fijamente mi verga y parecía que la estaban llevando a la
guillotina para ser ejecutada.<br />
A todo esto yo me erguí un poco y coloque mi mano sobre su cuello y
despaciosamente la fui deslizando entre su hermoso cabello rubio platinado hacia
la nuca. Cuando la tuve ahí empecé <br />
A presionar su cabeza despaciosamente, llevándola hacia mástil. En un primer
momento ella me ofreció resistencia, pero luego cedió y me permitió guiarla
hacia donde yo quería, pero me suplicó:<br />
<br />
Por favor Jorgito no me hagas hacer esto...<br />
<br />
No le hice caso y la seguía guiando hacia mi, cuando los labios de mi abuela
estaba a no más de un centímetro de la cabeza de mi glande, el cual ya, su
pequeño orificio tenía hace rato brotando su líquido preseminal, le ordené:<br />
<br />
Ahora abrí tu boca.<br />
<br />
La calentura rebasaba todos mis límites, ero debía mantener el control si quería
que mi plan no fracasara. Sus labios se abrieron y mi nabo hizo contacto con
ellos y penetro solo un poquito. Aumenté la presión sobre su nuca y elevando un
poco mi cadera logre introducirle toda la cabeza de mi pija en su boca.<br />
Yo estaba en el paraíso, pero sabia que debía penetrarla más y fue lo que hice,
Pero ella no hacia nada, ni se chupaba ni se movía. Su boca parecía una copa que
albergaba mi miembro, estrangulándola con sus labios, pero aún así era hermoso.
<br />
<br />
Mas rápido. <br />
<br />
Le dije, tomándole al mismo tiempo su mano con que apretaba sobre mi miembro e
indicándole el ritmo que quería. Al ella tomar la velocidad de bombeo que le
había fijado, me recosté hacia tras en la cama disfrutando la éxtasis de ese
momento tan sublime e inolvidable, abrí mis ojos, y lo que vi, me puso aún más
caliente, si eso fuera posible. Ahí estaba mi abuela con su boca llena por mi
verga y su mano bajando y subiendo sobre ella. Estaba dándome una mamada y para
más, la primera de mi vida. <br />
Estando apoyado en las cercanías de mi almohada, sentí venir desde mis huevos un
voluminoso torrente de leche caliente y blanca, que fue a parar dentro de la
desganada boca de mi abuela. <br />
Ella la recibió dando arcadas, por la cantidad que llenaba la boca y porque mi
miembro le llegó hasta la campanilla. <br />
En ese momento, ante su sorpresa, la tome del cabello y la retire de mi pija,
por lo cual, mi segundo y tercer chorros de leche, fueron a dar a sus mejillas y
cuello. Todo ello acompañado con una ruidosa exclamación de complacencia de mi
parte, que lograron enmascarar dos "click" que vinieron desde un ángulo de la
habitación.<br />
Entonces presione nuevamente su cabeza hacia abajo metiendo nuevamente mi
miembro dentro de su boca y comencé a metérsela y sacarsela a una velocidad
pasmosa, moviendo mi cadera.<br />
Por último, cuando yo había acabado en una forma espectacular y estaba tendido
en la cama, completamente aturdido, ella rápidamente tomo mi grabador y saco la
cinta comprometedora que en se encontraba. Seguramente pensó que había hecho
algo muy inteligente, pero yo solo la deje hacer. Luego se retiró del cuarto,
con todo su rostro aun embadurnado con mi leche y al mismo tiempo me especto:<br />
<br />
Eres un bastardo.....un bastardo degenerado....<br />
<br />
Yo mientras tanto continuaba tendido en la cama, con los ojos completamente
cerrados, pensando en hermoso momento pasado, pues no necesitaba ver como ella
se iba. La oí entrar al baño y me pareció sentir como si vomitara, lo cual no
podía confirmar. Pero si luego el de la ducha, bajo la cual estuvo un largo
tiempo.<br />
<br />
Luego de un rato, empecé a volver a mis sentidos, recuperándome de los minutos
pasados, y busque debajo de la almohada, hasta encontrar un pequeño botón negro
conectado a un delgado cable que iba hacia la esquina del cuarto de donde habían
provenido los clicks.<br />
Me levante un poco sobre la cama, y reorganizando mis pensamientos me dije, que
tenía trabajo para hacer.<br />
<br />
Mi abuela me evito por todo el resto del día, y me tuve preparar lo que quise
comer. Luego aproveche y me fui hasta el pueblo para hacer unos trámites. Mas
tarde vi un poco de televisión, y a continuación de ello me dirigí a mi cuarto a
realizar unos trabajos como mi hobby preferido.<br />
<br />
A pesar del calor, esa noche dormí perfectamente, repitiéndose cientos de veces
en mi mente, la imagen de mi abuela mamándose mi pija, pero nada de eso era
comparable con lo que realmente había sentido, cuando ella me la estaba haciendo
realmente.relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-24149316286647197352012-12-24T11:09:00.004-08:002012-12-24T11:10:26.681-08:00Relato nº 14: Como me folle a la limpiadora en el ascensor. Hacía algún tiempo que no tenía sexo,
pero la oportunidad aparece cuando menos lo esperas, y así un buen día
comenzó dándole una alegría al cuerpo. Aquella calurosa mañana salía de
casa sobre las diez y media, tenía algo de prisa, pulsé el botón del
ascensor, tardo en llegar y al abrir la puerta en su interior se
encontraba la limpiadora en pompa enjabonando el suelo, se le distinguía
a través de la tela toda la pipa y ganas daban de pellizcársela. No era
la primera que eso ocurría, estaba habituado a ello, trabajaba en mi
escalera desde hacía aproximadamente un año, no sabía su nombre, ni se
estaba casada o tenía hijos, era una mujer madura de nacionalidad
brasileña que pasaba los cincuenta años, de 1,63 ms. poco más o menos,
con cierto atractivo, piel blanca con pelo corto negro algo rizado y
ojos del mismo color, boca grande, rechoncha que no gorda, con caderas
marcadas, un buen culo redondo y respingón muy brasileño con nalgas
agarrable y, sobretodo, me llamaba la atención y me ponían su magnífico
par de tetas de 120 de talla aproximadamente, muy bien puestas por
cierto para mi gusto.
<br />
<div style="text-align: justify;">
Siempre solía hablar con amabilidad, con ese deje latino de <em>“corazón”</em>, <em>“papasito”,</em> <em>“cariño”,</em>
etcétera…. Bien una vez dentro del ascensor a solas, nos saludamos y
pulsé hacia el piso inferior sin más dilación mientras de espaldas a mí
fregaba una de las paredes del ascensor, observaba como movía el culo a
un lado y otro, vestía una fina camiseta blanca que sugería unos pezones
muy gordos a pesar de llevar sujetador, un pantalón ajustado de color
amarillo parecido a un pijama marcándole todo los muslos, el coño y el
culo. No es mi tipo de mujer pero siempre me dio mucho morbo y de las
que uno piensa que se la follaría, de solo verla así se me comenzó a
empinar…</div>
<div style="text-align: justify;">
De repente cuando solamente
habíamos bajado un piso y medio se detuvo bruscamente el ascensor entre
dos pisos, se volvió hacia mí preguntándome, <em>“¿qué ha pasado?”</em>; <em>“no lo se, ha parado, hacia tiempo que esto no ocurría”</em>
contesté fastidiado por la prisa que tenía. Pasados unos cinco o seis
minutos el calor comenzaba a hacer mella entre nosotros, ciertamente era
insoportable, no sabía cuantos grados haría en el interior del pequeño
ascensor ocupado solamente por nosotros, el cubo y la fregona. Comenzó a
abanicarse con una mano y con la otra a sacudirse la camiseta hacia
adelante y atrás marcando cada vez mas sus pechos, sin perderla de vista
continuaban impresionándome el grueso de sus pezones a través del
sujetador y la camiseta aun sin estar excitada, fue en ese instante
cuando se despojó de la misma expresando que había cierta confianza y no
aguantaba más tanto calor, <em>“más se ve en la playa verdad, cariño”,</em>
me refirió sonriéndome. En ese momento mi polla creció aun más, pienso
que había advertido el grosor en mi entrepierna, se quedó de cintura
para arriba en sujetador, de color blanco muy escotado, dejando ver un
agradable canalillo, la prenda además poseía unos encajes en la parte
superior cerca de sus abultados pezones que parecían querer traspasar el
tejido. A los cinco minutos, tras una nerviosa charla, me dice:</div>
<div style="text-align: justify;">
ELLA: <em>Te estoy observando y… ¿te gusta lo que ves, no cariño?.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
YO: <em>No se… ¿a que te refieres?.</em> Le dije haciéndome el sorprendido a sabiendas de que se trataba.</div>
<div style="text-align: justify;">
ELLA<em>: Pues, a mi par de tetas, corazón,…las miras demasiado.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
YO: <em>La verdad es que es inevitable, tanto como apecibles. </em>Le dije un poco cortado aunque viniéndome un poco arriba.</div>
<div style="text-align: justify;">
ELLA<em>: Ja,ja,ja…¿verdad que sí?, son toditas naturales.</em> Me expresó a la vez que se las palpaba de abajo hacia arriba masajeándoselas un poco.</div>
<div style="text-align: justify;">
En aquellos instantes llevó sus
brazos a la espalda soltándose el sujetador y dejar sus ubres al
descubierto, a la vez que colgaba el sostén por la copa en el palo de la
fregona pude ver como sus tetas se movían con total libertad al
realizar esta acción, con esta exhibición sus pezones alcanzaron una
dimensión maravillosa envueltos en aureolas marrones que parecían
rodajas de mortadela. Eran unas tetas asombrosas, blanditas, por la edad
un poco caídas pero bien definidas, de la misma manera llamó mi
atención el cuidado busto que mantenía pese a la edad, sin duda debía de
hacer algo de gimnasio para mantenerse bien.</div>
<div style="text-align: justify;">
Aquellas tetas me estaban
desafiando, estaba impresionado, verla allí frente a mí mirándome
fijamente con el busto desnudo y un ceñido pantalón amarillo marcándole
todo el conejo y su generoso culazo como ya he comentado, solo con verle
el ombligo me imagine como tendría el coño e hizo que me pusiese torito
y mi polla o salía de mi pantalón o estallaba, por lo decidí sacármela y
mostrársela orgulloso, una por otra, necesitaba liberármela, yo estaba
como una moto y no me importó hacerlo. Quedó sorprendida por mi acción a
la vez que estimulada por lo que denotaba su expresión <em>golosilla </em> y
sobretodo sus pezonazos, se la notaba muy cachonda, ahora ambos
estábamos frente a frente a pocos centímetros, ella con sus grandes
tetas al aire y yo con todo el plátano duro y empinado fuera pasándome
la mano invitándola a probarlo, tardamos pocos segundos en acercarnos y
lanzarnos el uno al otro, yo hacia sus esplendorosos pechos y ella
cogiéndome el nabo, hundí mi boca y lengua en aquellas tetas y pezones
haciéndole de todo al mismo tiempo que ella comenzó a realizarme una
agitada paja, a un lado la puerta del ascensor y al otro el espejo ella
me ordeñaba y yo le comía las tetas, me estaba atiborrando de tetas.</div>
<div style="text-align: justify;">
La avisé que pronto me iba a correr
y se agachó en cuclillas situando mi polla en su canalillo realizándome
una cubana inolvidable masajeando ella sus tetas abajo y arriba,
comencé a eyacular como una fuente llenándole las tetas de leche, algo
atrapó con la lengua hasta que resolvió metérsela en la boca tragándose
todo el semen. Verla como me la mamaba con apetito, moviendo la cabeza y
las tetas colgando golpeándome en las piernas rozándome con sus
puntiagudos y gordos pezones hizo que me excitase en exceso y lanzase
varios golpetazos de leche que se tragaba haciendo cortos descanso para
poder respirar, al tiempo que le expresaba frases como <em>“No sabía lo guarra que eres…, cómeme bien el nabo, sigue, sigue zorra…”</em>, “<em>sé que te gusta lo que te digo, que te pone cachonda ¿verdad?”</em>. Estaba cachondísima de escuchar las marranadas, las aceptaba sin oponerse.</div>
<div style="text-align: justify;">
Terminamos e incorporándose
comenzamos a magrearnos nuevamente metiéndome la lengua hasta la
campanilla a la vez que mi polla volvía a alcanzar vigor, bajándose
nuevamente al pilón pero esa vez inclinándose un poco dejando el culo en
pompa, la lamía con la lengua como una excelente profesional, continué
diciéndole guarradas, <em>“… ¿otra vez?, te gusta comer pollas por lo que veo…”</em>, “…<em>sigue comiéndome el nabo… ¡que bien lo haces!... ¿a cuantos vecinos se la has comido, guarra…?”</em>.
Al tener toda su espalda ante mí la acaricié y le hice cosquillas por
los costados hasta llegar al pantalón que baje un tanto hasta
introducirle la mano por debajo de las cortas bragas que llevaba
pasándole la mano por las nalgotas que apretaba hasta alcanzarle el
coño, que aunque no lo veía al palparlo advertí que estaba afeitado con
un poco de vello y poseía unos labios muy carnosos, estando sumamente
empapado tras haberse corrido, e introduciendo dos dedos hurgué un tanto
en el exterior y posteriormente se lo follé con fuerza estimulándole el
clítoris, algo que la excitó sobradamente volviéndose a meter la polla
en su boca para masturbarme hasta que nuevamente volví a correrme
profusamente, ella se fue al mismo tiempo en mi mano. ¡¡¡Estaba
pletórico!!!.</div>
<div style="text-align: justify;">
Acabamos y quería más, me pidió que la follara. Esta bien, <em>“vuélvete de espaldas, quiero follarte por detrás viéndote ese culo que tienes”</em>
le dije nervioso ante tan agradable invitación, y volviéndose de
espaldas se abrió de patas colocando sus manos en las paredes del
ascensor y dándose un fuerte palmetazo en una de las nalgas dejándola
algo colorada me indicó que estaba preparada; reparé en el coño y era
como me lo imaginé, grande, gordo y carnoso, en principio hurgué en él
con una mano y acto seguido trincándola por las caderas decidí
penetrarla con energía hasta el fondo entre gemidos de ambos, entrando
muy bien con facilidad por lo lubricado que teníamos ambos sexos,
comencé un lento mete y saca que se fue haciendo cada vez más rápido e
insistente a medida que me la follaba para concluir en un acto casi
animal con fuertes embestidas sosteniéndola por las nalgas primero y
acabando cogiéndole las tetas que colgaban y se meneaban morbosamente,
las magreé a la vez que me eché sobre la pared, tanto gozo me hizo
nuevamente decirle cochinadas, <em>“…esos pezones los tienes así de la cantidad de veces que te los han comido y estirado, pedazo de puta…”</em>,
le dije al mismo tiempo que ella trabajaba moviendo y meneando el culo
con energía y rapidez, ahora los embates los daba ella golpeando sus
nalgas en mi vientre mientras le decía <em>“…que puta eres, ¡cómo follas!, se nota que te gusta…zorra” </em>a
la vez que entre jadeos y gemidos se corría chorreándole el flujo por
los muslos, al pronto me corrí llenándole su interior de abundante leche
. Polvazo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estábamos extenuados por el frenesí
y la pasión que le habíamos puesto, me quedé apoyado con la verga
colgando mientras observaba como se limpiaba el coño y la parte superior
de los muslos, al terminar para mi sorpresa me cogió el sable e
igualmente me lo limpió no sin antes frotármelo un poco, mientras
aproveché para tentarle nuevamente las tetas y gruesos pezones a la vez
que me decía con su acento carioca, <em>“que bueno, mi amor, hacía
tiempo que no me daban un buen follao de improviso, ha estado muy
rico…bastante rico…que bueno comenzar así el día…”.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez vestidos, limpiado y
perfumado el ambiente, nuestra preocupación era salir de allí, pulsamos
varias veces el timbre hasta que nos rescataron. Me volví a mi domicilio
a limpiarme bien y al bajar la vi en el portal charlando con varias
vecinas como si nada hubiese ocurrido, ni se imaginaban que me la había
follado momentos antes, eso sí la mirada que me echó era de
agradecimiento por el <em>gustirrinin </em>que nos habíamos dado.</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-13639575275096738552012-11-16T03:27:00.003-08:002012-12-24T11:10:44.130-08:00Relato nº 13: Apocalipsis, parte 4.<div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
<div style="text-align: justify;">
Las
horas parecían siglos bajo el prisma de María. Siempre captó esa
percepción diferente del tiempo, desde que el suceso la dejara encerrada
sola en aquella casa de campo, estando su marido cortando madera en el
bosque. Recordó como percibió algo de repente, no supo muy bien el qué;
fue como si el mundo se diese la vuelta pero sin que se moviera nada
alrededor.</div>
<div style="text-align: justify;">
No olvidará cuando vio a su marido
intentar entrar en la casa, era él sin serlo. Con otra cara, otra
mirada, otro semblante, otras intenciones. Tras de él varios hombres
más, hombres que no conocía, hombres que deberían haber andado por allí
cerca cuando todo acabó.</div>
<div style="text-align: justify;">
Después su hijo le salvó la vida. Desde
ese momento todo avanzó despacio, pasaron meses que fueron como siglos.
Más tarde se convirtió en la amante de su hijo, aunque el tiempo seguía
detenido. Nunca jamás volvería a estar en paz consigo misma; pero eso ya
le daba igual.</div>
<div style="text-align: justify;">
Desde que lo hicieron por primera vez
algo volvió a cambiar en ella, como si el mundo hubiera vuelto a dar
otro giro sin que nada se moviera. Desde aquel instante la sangre empezó
a correrle por las venas y sentía fuego en las entrañas. Ya no podía
estar sin follar con su hijo, sin ser la mujer que le diera infinito y
generoso placer. Le gustaba ser su guarra, quería ser su zorra. Poseída
por un instinto animal. Tal vez se perdiese el tiempo rezando, tal vez
el mundo del ser humano hubiera acabado, y sin seres humanos no había
Dioses ni Diablos. Solo supervivencia y miedos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su hijo era el macho que la protegía y
ella la hembra que lo mantenía satisfecho. La presencia de otra hembra
más guapa y joven lo ponía todo en peligro. Si había que luchar se
lucharía, no por ser más vieja iba a ser menos mujer, y estaba dispuesta
a demostrarlo; tendría que abrir bien los ojos de su hijo, y estaba
decidida a hacerlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La mejor forma de recuperar su
territorio, o al menos mantener el mismo nivel de dignidad que la joven
hembra, era demostrar al macho cuanto podía darle; y hacerlo junto a
Sara, para que pudiera Jaime valorar lo que tenía por madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Aprovechó el sueño de su hijo de la mañana siguiente para hablar con Sara.</div>
<div style="text-align: justify;">
La joven estaba cuidando el huerto,
quitando malas hierbas. Esas hierbas de color pardo y marrón, con
pinchos, le daban mucho miedo pues las percibía como el símil vegetal de
los caminantes. Desde el suceso su número había aumentado en el huerto.
A veces tenía la pesadilla de que una inmensa enredadera caminante se
colaba por su habitación y la aplastaba dulcemente mientras dormía.</div>
<div style="text-align: justify;">
El Sol estaba cerca de su punto más
alto. María fue y la citó en diez minutos en la casa, cuando acabara de
quitar las malezas tomateras que tenía entre manos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le ofreció un poco de agua y la hizo sentar en el sofá, luego se sentó en una silla frente a ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Imagino que Jaime te habrá puesto al
día en todo lo que venimos haciendo en esta casa desde que el mundo
acabó. Te habrá contado los quehaceres diarios y me consta que te ha
comunicado las nuevas rondas de vigilancia rotativa. Ya conoces nuestros
excelentes suministros: comidas, ropas, armas, vehículos, gasolina,
camas, etc, etc, etc….”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara asentía con seriedad, como una
alumna aplicada ante profesora que repite una difícil lección por
segunda vez para los más torpes.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Él es un hombre fuerte y valiente.
Siempre lo ha dado todo por mantenerme a salvo, ha puesto su vida en
riesgo por salvaguardar la casa. Y no dudo que hará lo mismo por ti,
pues te ha admitido como un miembro de pleno derecho en esta casa. Y por
lo que veo tú has sabido ser agradecida, y yo como su madre que soy
estoy orgullosa de él y de ti, de que sepas interpretar literalmente tan
difícil situación”</div>
<div style="text-align: justify;">
Hizo una pausa, dejando que Sara fuera digiriendo todo lo que le estaba diciendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sé que sabes que yo soy la hembra de la
casa, sé que conoces que soy quien le ha dado placer de aquí atrás; y
deduzco de tu frialdad el que no te has extrañado de que sea su zorra
siendo su madre”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Señora yo en ningún momento he
pretendido ofenderla. La noche que llegué estaba confundida, no sabía
realmente quienes erais, yo….. solo quería encajar, ofrecer mi cuerpo en
forma de recompensa. Ahora sé que sois buenos, ahora sé que sois
legales, ¡no se puede hacer una idea de lo que he sufrido!”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No malgastes palabrería cariño. Si algo
has dejado claro es lo puta que eres, a mi no me engañas y él es menos
ingenuo de lo que crees”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Su hijo me hace sentir bien, me siento
segura ofreciéndole mi cuerpo. No quisiera quitárselo, usted seguirá
siendo la mujer de la casa. Yo solo quiero mi hueco donde poder
colaborar y donde podernos sentir satisfechos, creo que su hijo me
quiere hacer su pareja; tal vez usted vuelva a ser solo la madre. Señora
María, siempre contará con mi respeto y haré todo lo que me pida en la
casa.”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara parecía irónica, cosa que a María no le gustó lo más mínimo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Escucha atentamente. No pretendo
arrancar a mi hijo el lujo de gozar de tu cuerpo; no se me ocurriría
después de lo que ha hecho por mí. Pero yo seguiré siendo, no solo la
señora de la casa, también su primera perra. Si eres capaz de adaptarte a
ello podrás seguir aquí”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Con todos mis respetos, el que siga o
no aquí no es decisión suya, sino de Jaime; pero me será útil saber
cuánto le incomoda y alerta mi presencia. No obstante intentaré ser
digna y útil para los dos. Siempre muy agradecida del hogar que me han
brindado”</div>
<div style="text-align: justify;">
María hizo una pausa solemne, dispuesta a abordar el motivo de la charla.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Supongamos que nos desea a las dos.
Hagámoselo saber, esta noche tras la cena le seduciremos las dos. Le
daremos una ración de sexo que nunca olvide, que le haga sentirse el
hombre más afortunado de la tierra. Ambas le necesitaremos, si está
contento con las dos, ambas estaremos seguras bajo este techo. La perra
de su madre y la puerca jovencita. Que nos tenga a las dos a la vez. Nos
vendrá muy bien a los tres”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara se relamió imaginando el cuerpo voluptuoso y maduro de María por encima de su vestido.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Si la señora lo ordena así, así será”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara continuó su labor en el Huerto y
María fue a la cocina a preparar la cena. Mientras pelaba los tomates y
reservaba una lata de sardinas, su coño humeaba chorreando, empapado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Después de la cena Jaime les dijo que se fueran a dormir, que él estaría vigilante hasta la mañana siguiente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre le ofreció la botella de
whisky. Él la cogió y Sara imploró, con voz de gatita celosa, si podía
beber un trago. Él le pidió a su madre un vaso para la joven pero ella
le dijo que no, que primero bebiera él, no había necesidad de ensuciar
un vaso.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara vestía con minifalda, un antojito
que tuvo en el asalto a una de las tiendas de moda joven del centro
comercial. La minifalda era de color rojo, muy rojo, rojo dañino para la
vista, cuyo contraste con la piel morena, unido a lo excesivamente
corta que le quedaba, pues mostraba casi medio trasero, otorgaba al
conjunto caderas-trasero-muslos un halo erótico jamás soñado por ningún
estilista pornográfico; digno de un mundo que no era mundo. Además una
discreta, aunque ceñida camiseta azul, que apenas le tapaba el ombligo y
abultaba exageradamente los amplios melones.</div>
<div style="text-align: justify;">
María como solía, vestido clásico. Color
crema, ceñidito de cintura, de ancha cintura todo sea dicho. Y
mínimamente escotado, de sus monumentales pechos todo sea dicho, los
cuales vencían momentáneamente a la gravedad por mor del sujetador.</div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar del puterío con el que vestía la
joven, a Jaime le pillo por sorpresa que se sentase sobre sus regazos y
le besara con el fin de beber el whisky del trago que acababa de dar a
la botella. El trasvase fue casi perfecto. Luego ella le arrebató la
botella de las manos y dio dos largos tragos, seguidos de otro gran
sorbo el cual depositó de vuelta a la boca de Jaime, acabando refrenado
su lengua por el interior de su boca, metiéndola muy adentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
María les miraba de pie desde la cocina,
almacenando humedad, las gotas generadas en su coño ya le resbalaban
piernas abajo, tan excitada y caliente que empezaba a correr el riesgo
de morir por combustión espontánea.</div>
<div style="text-align: justify;">
La joven permanecía sentada sobre Jaime,
bebieron un poco más, cada uno de la boca del otro. Luego ella se
deshizo de la camiseta, lanzándola contra las tablas que protegían la
amplia cristalera del salón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus grandes peras quedaron al alcance de
Jaime. Él las agarró y las lamió, su polla hacía rato que estaba
preparada para la acción y conocía perfectamente de la presencia trasera
de su madre. No sabía muy bien qué estaba pasando, simplemente dejaba
hacer a sus gallinas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡Tetona!, creo que nunca me voy a cansar de comerte las peras Sarita”</div>
<div style="text-align: justify;">
“jajajaja, mi rey, ni falta que hace, vamos mi señor cómelas enteritas”</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando llevaba un rato lamiéndolas,
ensalivándolas en profundidad, lo levantó y lo sentó en mitad del sofá
de tres plazas. Haciéndole un bailecito se deshizo de la minifalda y de
las minúsculas braguitas, quedando totalmente desnuda. Luego se echó
sobre él, quitándole el chaleco descubriendo su torso desnudo y
musculado. Le lamió el cuello y el pecho y le hizo señas a María para
que se acercara.</div>
<div style="text-align: justify;">
María llegó como una perrita obediente y se sentó al lado de Jaime. Sara sonrió y se sentó al otro lado.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Hola mamá, qué pasa ¿qué quieres un poco de caña?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ya sabes que sí, ya sabes de mi generosidad ante mi amo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
La vio guapa, con belleza natural,
aunque más teñida. Recordó su espectacular coño maduro depilado; ardía
en ganas de volver a saborearlo; ya tenía a Sara desnuda ahora le
quedaba su querida madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se levantó y la desnudó poco a poco,
María se iba moviendo por el sofá, levantando las caderas, dejándose
hacer para facilitarle la labor.</div>
<div style="text-align: justify;">
No tardó en tenerlas a ambas desnudas
sobre el sofá, pegadas pero sin tocarse ni mirarse. Visiblemente muy
calientes, el coño de su madre brillaba encharcado, le gustó verlo así.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las contempló un instante. Las
diferencias eran enormes grosso modo. Pero entrando en los detalles su
madre ganaba enteros frente a aquella chica. Los pechos eran del mismo
tamaño y casi forma, es decir muy grandes; solo que los de su madre ya
estaban caídos por la edad. Su coño, sin embargo, lucía mejor que el de
Sara. Tenía mejor coño, las cosas como son. Un poco más grande y más
bonito, totalmente depilado; se mostraba más jugoso y atractivo a simple
vista; y al recordar el calor que emitía y lo confortable que estaba su
polla allí dentro sintió un escalofrío de puro gusto que le recorría la
espalda hasta la nuca. Por lo demás Sara ganaba en todo, más guapa,
aunque su madre también lo era, un poco más alta y con el pelo mucho más
bonito.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero eran dos mujeres por los que muchos
hombres hubieran matado catar la cama cuando el mundo era mundo. Y
estaban allí, desnudas ante él, dispuestas para él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se arrodilló ante su madre y la abrió de
piernas. Ella mostró una sonrisa de plena satisfacción, de orgullo
materno. Le agarró la cabeza y lo atrajo hacia su sexo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“ven mi vida, come de mamá mi amor”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara miraba en silencio espeso.</div>
<div style="text-align: justify;">
El lametón primero le salió del alma,
realmente llevaba días sin estar con su madre y ya añoraba lo bien
cuidado que lo tenía para él, a petición de él realmente.</div>
<div style="text-align: justify;">
María se acomodó muy abierta,
facilitando que la cabeza de su hijo entrase fácilmente entre sus
piernas. Su cara ladeada hacia el lado opuesto al que se encontraba
Sara. Gimiendo, queda y continua, sintiendo la lengua cálida. Jaime por
su parte se agarraba a sus muslos para no caer en el abismo de aquella
deliciosa y bien cuidada cueva.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara empezó a tocarse mientras miraba,
pero más por el impulso de una actriz porno que recibe esa orden del
director que por otra cosa; no se encontraba demasiado caliente, se
tocaba porque era lo correcto en aquella situación. Sabía, no obstante,
que se jugaba mucho en ese momento, si dejaba que su madre se impusiera
tal vez quedase relegada a un plano residual de la convivencia. Ella se
sabía guapa y atractiva, su juventud era un manantial de vida y pasión.
La novia ideal para aquel chico fuerte; pero tal vez eso hubiera quedado
bien en el mundo anterior. Ahora ese chico le comía el coño a su madre y
fuera no cantaban los pájaros. El mundo no era el habitual. El dominio
hembra había sustituido al de mujer, para bien y para mal.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime ahora frotaba el coño de su madre,
haciendo círculos con las yemas de los dedos índice y corazón. Miró a
Sara y le dio una palmadita en su muslo mientras le dedicaba una
sonrisa. La joven se arrimó a María y le besó en el cuello, luego lo
lamió, deslizando la lengua como un cachorrillo por la piel de aquella
mujer. María reaccionó al contacto y giró la cabeza hacia ella. Su cara
trasmitía, con los ojos a medio cerrar, todo el placer otorgado en su
sexo. Sacó también su lengua y Sara reaccionó buscando su boca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se morrearon durante un instante, luego
Sara bajó y comenzó a lamerle los pechos, no sin antes tener que
levantarlos de su permanente posición caída. Le costó levantarlos más de
lo que hubiera jurado, el peso de aquellas grandes ubres era
respetable. Manteniéndolos en alto, a la altura del cuello de María,
lamió detenidamente los pezones; a la vez que Jaime daba otra tanda de
lametones, bocados y lengua introducida en el coño de su mamá.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, en el exterior era noche
cerrada. La luna brillaba en cuarto menguante y las estrellan tiritaban.
Pocas nubes, noche buena de ¿junio?, tal vez sí, junio. La luz de las
velas del salón, donde en ese momento Jaime comía el agujero por donde
salió al nacer y la guapa y atractiva Sara lamía los inmensos y caídos
pechos de María, se filtraba tenue y tétrica a través de las tablas que
protegían las ventanas de la que fue una amplia, elegante y cuidada
cristalera con vistas. En lo alto la casa iluminada débilmente por la
noche, y pariendo la distinta luz de las velas, aquella casa parecía
maléfica, como sacada de un cuento de terror, como recién aparecida
desde otra dimensión; sin tener nada que ver con el paisaje que la
rodeaba. De hecho ni la pelada colina, en cuya cima descansaba, parecía
encajar en aquel paisaje de bosques y altas montañas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Desde la frondosidad del bosque unos
ojos ensangrentados miraban la casa. El rugido continuo que emitía una
boca desencajada y casi sin dientes parecía querer decir algo al aire,
parecía querer comunicar algo a la casa, que la miraba distante, fría y
cálida a la vez. Aquella alma perdida, con apariencia de mujer, podía
haber andado en cualquier dirección, pues llegó hasta aquel punto como
podría haberlo hecho a otro cualquiera. Posiblemente llevaría meses
deambulando en soledad. Lo cierto es que aquella casa le atrajo desde
que la vio, sus ojos quedaron clavados en ella. Poco a poco fue
arrastrando sus pies colina arriba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime dejó de comer y las contempló
besándose. Le gustó lo que vio. Se sentó en una silla frente al sofá y
se desnudó, quedó mirando y acariciando su enorme polla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara y María le miraron de reojo,
captaron la idea y siguieron con el numerito. Las dos estaban también
completamente desnudas, María se levantó dando la espalda
momentáneamente a su hijo. El cual se echó un poco hacia adelante para
dar un azote en sus nalgas, las cuales quedaron bailando algo flácidas,
como una gelatina.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Veamos a que saben los humedales de Sarita”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sarita obedeció a la voz de María. Se
abrió mucho para dejarla entrar. María se arrodilló de forma que su
trasero quedase siempre erguido en dirección a Jaime, el cual quedó a
escaso medio metro de él. La posición no debía serle muy cómoda, pues
tenía que arquear mucho la espalda para hacer la especie de V en el que
su boca quedaba a la altura del coño de Sara y el culo bien arriba a
mano de Jaime, por si se animaba que no le resultara muy difícil que
agujero profanar en primer lugar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era la primera vez que María lamía un
coño. Al principio cerró los ojos, algo alterada y sin apetencia, pero
pronto descubrió cómo se abría al contacto de su lengua, como una húmeda
flor al llegar la primavera. Notó la suavidad al deslizarla entre los
labios y el sabor salado del interior cuando apenas la introdujo unos
centímetros. Sara comenzó a gemir, eso motivó de sobremanera a María, la
cual incrementó el ritmo de lamidas a la vez que llevaba su mano
derecha a su sexo, tocándolo y abriéndolo para que le diera el
fresquito.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tanto el peludito coño joven como el rasurado coño maduro chorreaban de placer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime vio como su madre se abría el coño
a la vez que intentaba empinar más el cuerpo para que quedase muy a la
vista. Permanecía de rodillas, cada vez más metida y ensimismada en lo
que le hacía a Sara, que por otro lado parecía estar disfrutando de lo
lindo. Sintió que podrían reventarle los huevos de dolor, ya estaba bien
de ser mero espectador de aquella maravilla, de aquel regalo del
Diablo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se arrodilló detrás de su madre y empezó
a lamerle el ojete, como un perro a una perra. Solo que esta perra
estaba lamiendo el coño de otra perrita. Al sentir la humedad, meneó
suavemente las caderas agradeciendo que ya estuviera ahí, y se sintió
más motivada para incrementar la intensidad del trabajo que realizaba a
la joven. Ahora, mientras su ano se llenaba de un juguetón calor húmedo,
su lengua rebotaba en la parte visible del clítoris de la chavala, la
cual pareció enloquecer, agitando su cuerpo, como poseída, de lado a
lado y gritando y gimiendo y suspirando; pero manteniendo las piernas
muy abiertas y quietas para que María pudiera seguir haciendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le agarró las nalgas para que dejara de
mecerse y así poder concentrarse en comer. El ano y el sexo de su madre
le supieron exquisitos. María quedó quieta, moviendo a su vez de forma
compulsiva la lengua; solo la sacaba del sexo de Sara para escupir pelos
que se le enredaban en el paladar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se levantó y se colocó sobre su madre.
Ella notó como se disponía a montarla, así que apartó momentáneamente la
cabeza de entre las piernas de la joven y miró de reojo, girando un
poco la cabeza hacia atrás, para deleitarse con lo que se le venía
encima. Jaime se situó justo encima, flexionando las rodillas y
agarrando la polla por los huevos para mantenerla firme en picado. María
ronroneó como una gata, acomodándose bajo su hijo y empinó más el
trasero.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara observaba, plácida, sin perderse detalle, desde una posición de lujo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se la clavó en el ano. Apretó con fuerza
hasta meter un poco más de la mitad y empezó a pisarla; con sus manos
abierta sobre su espalda; María tuvo que hacer fuerzas para que el
empuje del macho dominante no la estampara contra el suelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los gemidos desgarrados de dolor de
María invadieron el exterior. La caminante se detuvo en mitad de la
colina. Ladeo su cabeza observando la casa; como queriendo digerir que
aquel ruido provenía de allí adentro. Su cabeza a penas tenía pelos y
una de sus orejas estaba descolgada y golpeando contra el cuello a favor
del viento.</div>
<div style="text-align: justify;">
Como la madre ya no le prestaba
atención, pues demasiado ocupada estaba en morder el sofá mientras se
desgañitaba del dolor provocado por el enorme pollón que le rompía el
culo a fuertes embestidas, Sarita se levantó y se fue al lado de su
salvador. Sonriendo acarició la espalda de María y separó un poco las
nalgas para comprobar de primera mano cómo le entraba la polla. Jaime
sudaba y se concentraba en durar, pero tuvo otra sonrisa en respuesta a
la chica. Ella le besó con lengua y luego se situó detrás. Su pelvis se
acopló al culo del chico, acompañando en el movimiento algo lateral y
algo de arriba abajo, mientras sus manos acariciaban los músculos del
pecho, dando pellizquitos en los pezones del protector. Como si ella le
follara a él y el rompiera a la otra desde arriba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se separó un instante para ver la escena
a cierta distancia. Era verdaderamente conmovedora y muy pornográfica.
El hijo clavando a su madre a pollazos en el culo, cada vez más contra
el suelo. Ella, por su parte, agarrada como podía contra el sofá,
visiblemente muy dolorida, pero recibiéndolo de forma sumisa,
manteniendo en todo momento el trasero muy arriba para facilitar la
labor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le pareció entrañable lo que una madre
estaba dispuesta a hacer por un hijo. Quiso darle algo de placer en
aquel mar de dolor en el que se había visto metida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se arrodilló tras ella y se acercó,
agachándose, hasta su sexo. El ruido de la polla rasgando la piel del
culo le sonó desolador, pero ahí seguía a pesar de las súplicas de dolor
que empezaba a mostrar la madre. Debido a las embestidas había cierto
movimiento, pero no le fue difícil colocar sus manos en torno al sexo
para abrirles los labios y meter su lengua.</div>
<div style="text-align: justify;">
El efecto de su lengua fue inmediato.
Aquella mujer dejó de gritar de dolor y dejó escapar un gemidito de
gusto, los flujos vaginales no tardaron en salir, siendo tragados en
gran parte por Sara. Era como si, a pesar del dolor, aquella situación
excitara de sobremanera a María, pues esa forma inmediata de correrse no
fue para nada esperada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Joder. Pensó Sara. Realmente le gusta ser la perra de su hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Continuó comiéndoselo hasta que Jaime cesó en la clavada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Él se sentó en el sofá, algo cansado por
la incómoda posición sostenida durante unos cinco minutos. Sara se
arrodilló a su lado, como una perrita dócil, respetando su cansancio.
María quedó unos instantes sentada en el suelo, quejosa, dolorida.
Recuperándose.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara agarró cuidadosamente el rabo y le
sopló, le palpitaba entre los dedos. Jaime le sonrió; a cuya sonrisa
ella correspondió besando cuidadosamente el capullo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“ay mi pollita, ¿está muy dolorida después de romper el culo de la señora de la casa?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sonó con desdén, iba dirigido más a María, la cual sonrió irónica mientras se mordía la lengua.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando María miró, pasado un minuto,
Sara ya estaba dándole una monumental mamada a su hijo. Miró frunciendo
un poco el ceño, analítica, sabiendo valorar lo que aquella chica hacía a
su pequeño.</div>
<div style="text-align: justify;">
El pelo moreno caía por su cara, con el
rabo apretado contra su boca mientras lo masturbaba. El masturbar y
meter en la boca era todo uno, a penas hacía ruido y la abarcaba entera
sin arcadas. Su hijo gozaba tanto que se sintió orgullosa de él, el
orgullo de una madre por ver a un hijo feliz.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sintió una oleada de motivación. Se
arrodilló junto a Sara y le frotó la espalda, llamando su atención. Ella
se la sacó de su boca y la sostuvo erguida mientras la morreó. Luego se
la pasó, como si fuera la botella de whisky. María la agarró risueña y
la besó, dándole lametones longitudinales de abajo arriba. Luego la
engulló, tratando de simular lo que le hacía Sara, pero no lograba
meterla entera en la boca sin tener serias arcadas. Así que, consciente
de sus limitaciones y virtudes, se dedicó a darle gusto a la altura del
capullo, agitando dulcemente el capullo en torno a él, mientras su boca
entraba hasta la mitad en una mamada constante, mientras la joven le
lamía los huevos, metiéndolos en su boca, sintiendo la carga de semen
que estaba siendo cocinado ahí dentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora las dos la lamían a la vez, cada
una pasando su lengua por un lateral, juntándose a la altura del
capullo; donde se morreaban dejándolo en medio de las bocas. María la
dejó hacer a la joven sola y se fue a besar a su hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Todo bien cariño?, ¿está mi nene a gusto?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mucho, mamá, sois geniales”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mamá está feliz, la generosidad de las
hembras al macho que las protege debe ser eterna y sin condición. Mamá
nunca pone condiciones, y lo sabes cariñín”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime asintió con los labios simulando una O mientras miraba a la chica, disfrutando de lo que le hacía.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras Sara seguía con la mamada su
madre le lamió los pezones y deslizó su lengua por el cuello, llegando
hasta chupar las orejas. Jaime notaba tocar el cielo con la yema de los
dedos.</div>
<div style="text-align: justify;">
A la vez, una cabeza se retuerce por la
parte trasera del ventanal de madera. Buscando mirar a través de las
tablas. Observa la escena, deja ver los pocos dientes y saca la lengua,
partida por la mitad. La mirada se proyecta sanguínea. El desagradable
ruido constante, emitido desde algún punto indeterminado entre su pecho y
cuello, podría delatarla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara le masturbaba, fuerte,
preparándola. María le vio las intenciones de subirse a cabalgar, era la
hora de mostrar quien era la perra dominante, todo lo que hiciera era
poco.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así que sin mediar palabra apartó las
manos de la joven de la polla de su hijo y se subió encima. Sara se
apartó, visiblemente molesta pero sonrió al ver que Jaime le miraba.
María se colocó de rodillas sobre su paquete y se incorporó algo, sus
pechos quedaron delante de Jaime, bailando colgantes; lo cual aprovechó
para darle varias lamidas y bocados. María la agarró y la colocó muy
vertical, luego descendió, quedando engullida completamente por su
depilado, dócil y tragón coño.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se acopló inclinándose sobre él y
comenzó una larga y lenta cabalgada, buscando un punto medio en el que
ambos se encontraran a gusto. Sara se sentó en el sofá al lado de Jaime,
a veces le besaba, otras veces daba una vuelta, acariciando los pechos
de María y besando a ambos. Pero María quería que aquello durase,
intentando infantilmente que solo fuera para ella. Iba variando gemidos,
para no aburrirle, pero, aunque le estaba follando bien, la cabalgada
empezó a aburrir a Jaime, el cual miraba a Sara, que le hacía gestos de
que se fuera con ella. Cuando la joven se colocó a cuatro patas en uno
de los extremos del sofá, no se lo pensó más y apartó a su madre dándole
palmadas en las nalgas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ale mami, buena hembra, pero ahora un rato con ella”</div>
<div style="text-align: justify;">
María se limitó a apartarse, visiblemente vencida; con una follada mediocre no iba a conseguir nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Vio como Sara le recibía en una postura
imperial, digna en el estilo de perra, alejada de la sumisión con la que
ella recibía la polla de su hijo en cualquiera de las posturas. Ella se
esforzaba en ser buena amante, y sin duda lograba conseguirlo, pero
Sara lo conseguía sin esfuerzo, lo llevaba dentro con estilo. Una guarra
con clase, un auténtico putón.</div>
<div style="text-align: justify;">
La joven movía el culo con elegancia, de
adelante atrás y con leve contoneo lateral, recibiendo la polla en su
sexo y escupiéndola enrojecida hasta casi quedar fuera entera, y vuelta a
entrar otra vez. Jaime lo acompañaba con ligeros movimientos, superado
por la forma de follar de aquella joven.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus gemidos volvían a ser tan exagerados
como eróticos. No cesaba de hablar en susurros roncos y femeninos,
dando ánimos a mantener la polla bien erguida, a que aguantase todo lo
que pudiese. Echándose hacia adelante, cayendo su pelo moreno, torciendo
la espalda de lado a lado, levantando el trasero por momentos para
luego caer contra la pelvis de Jaime, haciendo desaparecer la polla
dentro de su coño.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tan sensualmente pornográfica resultaba
que María empezó a tocarse mirando, no podía resistir la excitación tan
incontrolable que le llegó. Se tumbó en el suelo, a la altura de ambos,
y se abrió de piernas para tocarse mirando. Su mano se refregaba con
velocidad, Sara se dio cuenta de su estado y exageró los gemidos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Creo que nuestra perrilla vieja necesita a su hijo, fóllatela cariño, acaba dentro de ella, se siente mal, mírala”.</div>
<div style="text-align: justify;">
María sabía que había sido agredida de
nuevo, había sido pisada otra vez por aquella Diosa. Pero no le
importaba, los miró implorando placer, necesitaba ser follada fuerte.
Así supo verlo su hijo, el cual obedeció a Sara en su humana propuesta.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se colocó entre las piernas de su
madre y la taladró fuerte hasta correrse. Ella lo abrazó y lo atrajo en
el momento de la corrida. Sara no se percató, pensó que ella solo
fingía, pero se corrieron a la vez. Por un instante se olvidaron de
Sara, la cual gozaba orgullosa de haber acabado dando una orden al macho
dominante, y que este hubiera obedecido. Orgullosa de haber dejado
claro, al menos eso parecía, quien era la hembra potente bajo ese techo;
y quien merecía los galones de primera mujer de la casa. En un mundo
acabado los galones se marcan como en el mundo animal, pensó, y una
hembra de buen ver joven y sana debería poder a otra más vieja y
estropeada.</div>
<div style="text-align: justify;">
La muestra de caridad ofrecida, pidiendo
al macho que acabase dentro de la hembra vieja, hizo que Sara se
creyese una señora con mano derecha, consciente de la realidad del que
tendría que ser el palacio donde reinara a la derecha del rey.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo cierto es que María y Jaime se
abrazaban y corrían el uno contra el otro, tocando el cielo nuevamente,
sintiendo que el cuerpo de uno era la prolongación del otro; justo como
antes de nacer. Sabiendo ella lo que él necesitaba. Quedaron besándose
un rato, hasta que vieron a Sara, la cual continuó besándolo durante
unos instantes más, antes de agarrar su polla y dejarla bien limpia a
lametones.</div>
<div style="text-align: justify;">
La caminante llevaba un rato merodeando
la casa. Ahora se encontraba justo ante la puerta de entrada, husmeando
todo, toqueteando por la pared. Al desplazarse un poco hacia atrás tumbó
una regadera metálica que Sara había olvidado guardar antes del
anochecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
El ruido metálico les llegó de
improviso. Con Sara limpiando la polla a Jaime y María tumbada en el
suelo a su lado, mirando el techo, pensativa y satisfecha.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se levantó como un resorte,
apresuradamente se vistió recogiendo su ropa desperdigada por el suelo.
Les hizo una señal de silencio, colocando el dedo índice de su mano
derecha sobre sus labios. María y Sara quedaron arrinconadas, desnudas,
pegadas la una contra la otra.</div>
<div style="text-align: justify;">
Atemorizadas. Dejando hacer al protector.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime observó a través de la mirilla de
la puerta, no había nadie pero pudo ver la regadera tirada en mitad del
porche. Cogió su machete y se colocó una de las pistolas pequeñas
adosada al cinturón, cargada de balas. Desde el ventanal del salón
tampoco vio nada, tampoco desde la cocina; ni desde la ventana de la
sala de estar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ordenó a las mujeres que se encerraran
en el sótano. Sara pidió ayudarle pero Jaime no se lo concedió. Se
encerrarían y seguirían los pasos de su orden de sótano. María las sabía
de memoria, se encargaría de instruir a la joven a marchas forzadas.</div>
<div style="text-align: justify;">
A Sara no le hizo ninguna gracia la idea de recibir instrucciones de María, pero obedeció a su protector.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando la infranqueable puerta de acero
inoxidable del sótano quedó sellada Jaime subió las escaleras con la
idea de espiar desde la zona superior, donde la vista era más completa,
pues solo no podía verse la zona delantera de la casa, la cual estaba
bien protegida por el ventanal del salón y desde la que no vio nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Primero se fue hacia la zona de atrás,
que es la única a la que no se accede desde abajo. Entró en la que fue
su habitación, ahora dedicada a almacén. Se asomó entre las tablas y
entonces pudo verla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estaba quieta, mirándole o al menos esa
impresión daba. Los brazos bajados y la cabeza dirigida justo a esa
ventana. Tras el susto inicial Jaime pudo ver que era una caminante. De
hecho podía escucharse el murmullo constante que emitía. ¿Qué hacía
allí?, ¿por qué miraba fijamente a esa ventana?. </div>
<div style="text-align: justify;">
Tras revisar todo el entorno bajó y
salió cuidadosamente. Se dirigió, pistola en mano y machete en cinturón,
hasta la zona de atrás, amparándose en la protección de la poca
claridad otorgada por la luna a medio hacer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se asomó cuidadosamente y pudo verla más
de cerca. Una oreja le colgaba y apenas tenía pelo. Su cara, demacrada y
muy blanca, miraba fijamente a la misma ventana. Se acercó
cuidadosamente. A mitad de camino ella giró la cabeza hasta que sus ojos
se cruzaron.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime quedó en posición de defensa, se
guardó la pistola y cogió el machete. Ya la habría matado de no ser por
aquella enigmática forma de mirar, primero a la ventana y luego a él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Frunció el ceño, le resultaba familiar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Notó como el corazón se le disparaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era Clara.</div>
<div style="text-align: justify;">
El amor de su vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
El orgullo les separó algo más de un año
antes del suceso. Cuando todo acabó estaban a punto de volver, habían
quedado para tomar un café y hablarlo justo al día siguiente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un escalofrío le recorrió la espalda.
Aquello era nuevo para él. Pues ella había ido allí a sabiendas de lo
que hacía, la había descubierto mirando la ventana desde la que tantos
atardeceres vieron en los mágicos y románticos días de campo, justo
antes de meterse en la cama a hacer el amor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y ahora le miraba, no le atacaba. Notaba como ella luchaba contra sus instintos, como si quisiera reconocerle.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Hola Clara, amor. Soy yo Jaime. ¿Me reconoces?”</div>
<div style="text-align: justify;">
Como respuesta solo quejidos y ruidos
infernales. Comenzó a avanzar, arrastrando los pies en un macabro baile,
hacia él. Cuando llegó a él intentó atacarle. Jaime la agarró por el
cuello y la inmovilizó. Ella pataleaba y estiraba los brazos buscando
alcanzarle, con la boca muy abierta y los pocos dientes que le quedaban
preparados para el festín.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime sintió pena. Por un instante
estuvo tentado de dejarse morder, de vencerse. Con suerte se convertiría
en uno de ellos y entonces no tendría que sufrir más. Tal vez Clara
hubiera ido a liberarle de la prisión en la que vivía. Solo tenía que
dejar de sujetarla y ya no volvería a sufrir más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero había dos mujeres que dependían de él.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo siento mucho, amor mío”</div>
<div style="text-align: justify;">
El machete le atravesó desde el cuello,
por debajo de la boca, hasta los ojos, que saltaron como bolitas de
billar. Clara cayó en el acto.</div>
<div style="text-align: justify;">
El fuego dio paso al Sol y las lágrimas se secaron con la brisa del amanecer. Jaime entró en casa y golpeó la puerta del sótano.</div>
<div style="text-align: justify;">
Solo les dijo que un caminante andaba
merodeando. Uno solitario, nada de lo que temer. No obstante pidió que
no se bajase tanto la guardia para la próxima vez.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se fue a dormir. Pidió que le dejaran más tiempo de lo habitual, necesitaba descansar.</div>
<div style="text-align: justify;">
María se llevó todo el día dando órdenes a Sara.</div>
<div style="text-align: justify;">
“La casa debe estar siempre impoluta,
todo tiene que estar en el orden y la pulcritud que Jaime exige. Así que
si quieres seguir aquí tendrás que ponerte las pilas. Mi hijo lleva
razón, nos vendrá bien tu juventud. Mientras preparo el almuerzo deberás
lavar la ropa y tenderla fuera. Recuerda, con un cubo de agua tendrá
que ser bastante, y usa solo media pastilla de jabón. La colada se hace
una vez al mes, y hoy toca. Apuntamos los días con tiza roja en la pared
de la sala de estar. Ahora también te encargarás de ello, tras cada
treinta palitos rojos tocará lavar la ropa. Usa los cables de la entrada
para ello; el señor los bajó del tejado en una de sus acertadas
decisiones”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara lo hacía todo a desgana, siempre
poniendo mala cara, pero obedecía. Su cabeza no dejó de dar vueltas
mientras lavaba la ropa fuera, sobre una madera forrada de cerámica,
preparada por Jaime para tal uso a modo de lebrillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
María la miraba a través de las tablas
de la cocina. Se sentía poderosa ordenando a aquella chica. Se
sorprendía así mima del cambio mental que estaba experimentando. Había
olvidado a Dios y ahora solo necesitaba demostrar la superioridad sobre
aquella chica; dejar de ser solo la hembra para ser, además, la señora
de la casa. Había que adiestrar a aquella joven para su beneficio.
Quería hacerla dócil y trabajadora, en cierto modo era como esculpir un
regalo para su hijo. No le importaba que la joven se creyera su novia y
quisiera hacerlo notar, pensaba perdonarles los desplantes sexuales de
intentar hacerla servil delante de su hijo. Tenía la certeza de que ella
sabía que si no la obedecía, Jaime tomaría cartas en el asunto; eso la
ataba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara, por su parte, admitía las órdenes.
En la sesión con Jaime había dejado muy claro quién era la hembra que
mandaba. Lo demás era solo cuestión de tiempo. María sería cada vez más
vieja, y ella cada vez más guapa y atractiva. Jaime no tardaría mucho en
darse cuenta de que la selección natural era lo que debería mandar en
aquel difícil momento. Agachaba la cabeza y obedecía. Pero poco a poco
iba trazando un plan, y la paciencia era importante en él.</div>
<div style="text-align: justify;">
El tiempo y el sexo jugaban a su favor.</div>
<div style="text-align: justify;">
María no podía evitar recordar el
orgasmo compartido que había vuelto a tener con su hijo. Aquella zorra
sería muy guapa, tendría muy buen cuerpo y sabría cómo tratar a un
hombre en la cama…. Pero el cómo su hijo se corría dentro de ella nunca
lo tendría, el calor de una madre, el cariño infinito, la bondad y la
generosidad sin pedir nada a cambio que ella le ofrecía, jamás se lo
daría la otra. Y eso era, en tiempos tan difíciles como aquellos, tan
importante como sobrevivir; porque sin ello no se sobreviviría.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sonrió complacida mientras miraba a Sara lavar la ropa con el ceño frunció. El Sexo, al fin y al cabo, jugaba a su favor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras el almuerzo María sentía que podría
dar un paso adelante en el dominio sobre la joven. Jaime había ordenado
que lo despertaran al atardecer, y así estar toda la noche y la mañana
siguiente vigilante. Aun les quedaban unas tres horas a solas.</div>
<div style="text-align: justify;">
María se sentó en el sillón de vigilar
de al lado de la cristalera, con la escopeta en mano, como tantas veces
había visto hacer a su hijo; pero sin la botella de whisky. Ordenó a
Sara que recogiese la cena y lavase los platos y cubiertos que habían
empleado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sentía nervios por lo que iba a pedir a
la joven, algo incómodo le recorría el estómago; pero tenía que hacerlo,
convenía ir marcando el terreno cuanto antes.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Cuando acabes de recoger vendrás aquí a comerme el coño. La señora necesita relax”</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo había soltado sin respirar,
necesitaba soltarlo, había sido como arrancarse una muela. Lo hacía para
sentirse superior pero lo cierto es que su sexo se humedecía por
momentos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara dejó de fregar y la miró extrañada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Cómo has dicho?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Que acabes pronto para hacerme un trabajito, antes de que mi hijo se levante”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara la miró mordiéndose el labio
inferior enfadada y excitada. Aquella mujer madura era aprovechable
todavía, en parte entendía a Jaime. Si por ella fuera se desharía de
ella allí mismo, arrebatándole la escopeta de largo cañón y volándole el
cráneo. Pero tenía algo que a veces la ponía como una moto. Tal vez los
enormes melones que guardaba caídos bajo sus vestidos, tal vez el sexo
tan cuidado y perfectamente depilado, tal vez la belleza de su rostro,
que aún conservaba a pesar de la edad. Tal vez le recordaba a alguna de
las mujeres con la que había fantaseado en la soledad de su habitación,
buscando videos de mujeres mayores con chicas jóvenes. No fueron pocas
las veces que se sorprendió fantaseando de aquel modo; y en ese momento
lo recordó con ternura.</div>
<div style="text-align: justify;">
En ese momento se sintió débil. Ella
siempre había sido una chica muy segura de sí misma; tenía su vida
perfectamente planeada antes del secuestro. Niña de papá rico, que
estudiaría derecho y se casaría con un joven guapo y rico para ser la
dueña de su hogar. Siempre soñó con ir guapa y bien vestida a las
fiestas en las mansiones de los amigos, pariendo hijos y estando siempre
perfecta para su hombre. Pero tuvo que vivir dos sucesos, el secuestro y
el fin del mundo. Se sentía dichosa de haber sido rescatada y su
mentalidad no había cambiado demasiado a pesar de todo, pues aspiraba a
ser la señora de esa casa. Jaime se podría considerar un hombre guapo y
rico, dadas las circunstancias; a pesar de todo su sueño seguía vivo. </div>
<div style="text-align: justify;">
Pero en el fondo era débil. Y aquella
mujer lo acababa de demostrar. Con su petición había vuelto a despertar
fantasmas del pasado. Siempre se sintió vulnerable cada vez que se
tocaba viendo esos videos; eran actos que la hacían alejarse del modelo
de mujer que perseguía. Y ahora esa realidad estalló de nuevo en su
cara; la petición de María le trasladaba a la fría soledad de su lujosa
habitación de adolescente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por eso estaba elaborando un plan,
porque necesitaba sentirse segura en los pasos a seguir para el objetivo
marcado. Pero en aquel momento no quería dejar de sentirse vulnerable.
En aquel momento necesitaba arrodillarse entre las piernas de aquella
voluptuosa mujer madura.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se aproximó despacio con la mirada
perdida. María la sintió distante, la notó diferente. Se levantó un
instante para arremangar el vestido por encima de la cintura y bajarse
las bragas, las cuales dejó en el suelo cuidadosamente. Luego volvió a
sentarse y se abrió mucho, poniendo cada pierna en los reposabrazos del
sofá, apoyadas en los gemelos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vamos Sarita, ven aquí”</div>
<div style="text-align: justify;">
Solo se le veía el coño, limpio,
depilado por completo. Dos labios elegantes cerrados en un nudo, y una
suerte de pulpa rojiza entre ellos, brillante por la humedad. Sus
piernas eran bonitas, y esperaban abiertas y en alto a la joven.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se arrodilló ante ella. A María, la
mirada perdida y excitada de la chica le resultaba tan enigmática como
extraña. Pensó en dar una lección de superioridad y se encontró con un
deseo en aquellos bellos ojos, diferente a todos los que jamás había
podido leer en nadie.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su lengua le pareció más pequeña cuando
la sacó entre sus carnosos labios. Su mirada imploraba valoración de
lealtad cuando se aproximó hacia adelante; del mismo modo que un
cachorro mira a un extraño dueño que ha ido a arrancarle de los brazos
de su madre. Cuando la lengua resbaló contra su sexo, a María le pareció
que creció instantáneamente. Percutió impoluta entre los labios, de
arriba abajo, acabando en el ano, el cual quedó humedecido, metiendo
levemente la punta en él.</div>
<div style="text-align: justify;">
El primer contacto había sido
monumental. Nada de salir del paso, nada de ser sumisa ante su orden.
Ahora la joven hacía algo que deseaba, pues no se podría empezar así
algo que le hubiese repudiado o asqueado.</div>
<div style="text-align: justify;">
María empezó a emitir gemidos leves,
intentando sofocarlos para no dar a Sara pistas sobre lo que le estaba
encantando su trabajito. Ahogaba los quejidos pero Sara los oía, lo que
le hacía esmerarse más, por entender que le encantaba. Con su boca se
amoldó a la anchura y altura del sexo, colocándola abierta de modo que
todo quedase dentro; así, su lengua, ancha por no tener que salir
apenas de la boca, pudo moverse de forma ágil y constante, refregando de
abajo arriba, sintiendo el sabor salado y a pis de la parte rosada, y
topando con el botón de la hembra mayor. Esto enloqueció a María y sus
gemidos comenzaron a no ser ahogados, dando rienda suelta al gozo,
sintiendo y viviendo el momento con intensidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nunca antes se lo habían comido tan bien.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara se apartó lo justo para dar un
respiro a la mujer. Pero enseguida se colocó más encima, pudiendo
introducir dos dedos, índice y corazón, de su mano derecha, muy juntos y
estirados, en el sexo de la madre de Jaime. A la vez, su lengua daba
vueltas en torno al clítoris. Notaba como sus dedos se empapaban de los
flujos de María, provocando un alto gemido constante que acabó en varios
chillidos estruendosos de placer, a la vez que cerraba las piernas
colocándose ligeramente de lado; vaciando sus flujos en la cara de
Sarita, cuya cabeza había quedado prisionera entre la zona baja de los
muslos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara se levantó, dando por hecho que su
función había terminado, y se limpió la boca y cara, impregnada de
flujos, con una servilleta de la cocina. Luego se sentó en el sofá y
quedó en silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
María había ido poco a poco. Tras estar
un rato dando gemiditos de gozo pasado, se fue incorporando hasta quedar
en pié, donde se puso las bragas y bajó de nuevo el vestido. Luego se
hizo un moño sujetando una horquilla entre los labios, se la colocó para
sostener el improvisado peinado, cogió la escopeta, se asomó entre las
tablas para comprobar que todo seguía en orden y se sentó de nuevo en la
butaca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hubo un incómodo rato de silencio.
Durante ese tiempo a Sara le había dado tiempo a recuperar parte de su
gallardía de candidata a señora primera de la casa. Pero se sentía algo
intimidada; hizo votos internos, no obstante, de seguir adelante con su
plan.</div>
<div style="text-align: justify;">
María la miró con mirada de desprecio, de abajo arriba; rompiendo el silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Esperemos no haber despertado a Jaime.
No quiero ni pensar qué opinaría de que la nueva perra se dedicara a
distraer a la señora de la casa en horas de vigilancia”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara la miró entornando los ojos, analizando lo que había dicho, no pensaba amedrentarse.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Tal vez debiera saber que su madre es
solo una puerca que necesita correrse para sentirse importante. No me
extraña que algún día te sorprendamos con un caminante entre las
piernas. Yo sería la primera en clavarte un machete entre las cejas”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Querida Sarita. A mí ya me comían el
coño cuando tú ni siquiera habías nacido. Ahora mismo podría dispararte
con esta escopeta, cualquier cosa que le diga a Jaime le valdría, pues
solo me necesita a mí”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Cuidado con lo que dice, señora. Pues
cada día que pasa es menos útil aquí, siga envejeciendo mientras se
sienta joven y viva, pero las comparaciones siempre serán lamentables
para ti”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Puta”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vieja”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡Comecoños!”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Y tú bien que lo has disfrutado”</div>
<div style="text-align: justify;">
De nuevo el silencio, miradas de odio.
María analizó posibilidades de matarla de un disparo, hasta la encañonó
desde su sillón. Sara no cesó de sonreír y sacar la lengua mientras lo
hacía, segura de que no tendría agallas de dispararle.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero María, no te engañes. No tienes
porque sentirte desplazada por mí, eso es solo algo natural como la vida
misma. Yo podré consolarte como acabo de hacer, vea en mí una aliada,
una amiga. Necesitará alguien con quien consolarse cuando su hijo no le
busque.”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Eso jamás ocurrirá”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara rió enérgicamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Nunca?, ¿en serio lo dice?, ¿usted se
ha visto?, ¿Por cuánto tiempo cree que su cuerpo será mínimamente
apetecible?. Yo le aseguro placer hasta el final, pero solo si usted se
aparta hacia un lado y sabe admitir su sino de sirvienta de su hijo y de
la dama de esta casa, es decir yo. Debe mirarlo de la forma más buena
para usted. Yo seré su aliada, no su enemiga. Solo deje que la
naturaleza fluya, que lo lógico ocurra, y yo me encargaré de que nunca
se sienta necesitada”</div>
<div style="text-align: justify;">
María sintió deseos de entregarse, de
decir que sí sin condiciones, en el fondo aquella chica la maravillaba,
tal vez tanto o más que a su hijo, aunque luchaba por odiarla sabía que
Sara llevaba razón. Ella cada vez sería menos útil a su hijo en aquel
mundo, ¿Cuánto podría seguir así?, cuatro o cinco años a lo sumo. A los
sesenta y poco solo será alguien a quien mantener sin que pudiera dar
nada a cambio; ni sexo de calidad ni fuerzas para trabajar en la casa y
el campo. Aquella chica le ofrecía, al fin y al cabo, algo más que
razonable. Si no lo aceptaba tal vez esa oferta no llegase más adelante.
La muy puta tenía las mangas llenas de ases, se sentía derrotada, pero
tendría que sacar fuerzas; todavía no pensaba rendirse. No tan
fácilmente.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Eres solo una cría que se cree alguien.
En esta casa había rangos y ellos permanecerán intactos. Recuerda que
si quieres seguir aquí tendrás que trabajar más que nadie, si dejas de
ser útil tendrás que irte, o más bien morir, ya que Jaime no dejará que
ningún vivo se vaya conociendo nuestro escondite. Así que más te vale
dejar las películas que te montas en esa cabeza. Sigue ofreciendo tu
lengua, sigue poniendo el culo a mi hijo y sigue trabajando todo lo que
puedas, en caso contrario solo servirás para morir. Nunca lo olvides”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Me alegra saber su opinión al respecto. El saber su respuesta a mi oferta deja todo más claro y fácil para mí”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Seguiré buscando a mi hijo y él me
seguirá buscando a mí. Que quede bien claro, yo soy la primera señora de
la casa y la primera amante del macho que la protege. Tú, como mucho,
solo eres una putita a prueba, por parte de los dos”</div>
<div style="text-align: justify;">
María notó el cambio de luz provocado al ocultarse el sol tras las montañas del oeste. Se incorporó altanera y orgullosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Es hora de despertar a Jaime”</div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces escucharon el ruido lejano de
un helicóptero. María hizo señas a Sara para que no se moviera y
comprobó que todas las velas de la casa estuvieran apagadas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡La ropa!”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se apresuró a recoger la ropa y
ocultarla en el interior de la casa. El helicóptero se escuchaba cada
vez más cercano. Sara no entendía nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero igual vienen buscando supervivientes, tal vez puedan ayudarnos”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime apareció escaleras abajo, visiblemente asustado y alterado. Había escuchado lo que Sara había dicho.</div>
<div style="text-align: justify;">
“No podemos fiarnos de los vivos. Ese helicóptero no puede ver nada que le indique que aquí hay personas, ¡que nadie se mueva!”</div>
<div style="text-align: justify;">
Escopeta en mano se asomó entre las
tablas de la antigua cristalera del salón. El ruido empezaba a ser muy
fuerte y un rayo de luz apareció entre las montañas.</div>
<div style="text-align: justify;">
El atardecer avanzaba y aquella luz
merodeó sobre la colina y la casa durante unos instantes, antes de
posarse en mitad de la cuesta más suave de la colina.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime dio una pistola cargada a cada mujer y les ordenó que estuvieran alerta y atentas a sus órdenes.</div>
<div style="text-align: justify;">
Colocó el cañón de la escopeta sobre las tablas, apuntando sin perder de vista el helicóptero.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pasados unos instantes bajaron tres
hombres de él, pudo ver que el piloto quedó en su posición, con el
helicóptero todavía en marcha.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los tres armados, mirando intensamente la casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime disparó y abatió a uno de ellos.
Los otros corrieron a esconderse. Uno echó cuerpo al suelo,
protegiéndose entre las hierbas, disparando hacia la casa. El otro se
fue hacia la parte de atrás.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime las llamó a las dos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Uno está allí, tumbado en mitad de la
colina, disparando. No dejar de dispararle. Olvidaros del helicóptero,
necesito que ese no se levante”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Fue hacía arriba y buscó cuidadosamente
al otro. Pudo verlo entrando en el huerto, desde la ventana de la
habitación de su madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡Maldita sea!”</div>
<div style="text-align: justify;">
Bajó de nuevo, su cabeza daba vueltas buscando un plan.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡Dejad de disparar!”</div>
<div style="text-align: justify;">
Cogió a Sara y a su madre y las llevó al centro del salón.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Este es el plan. Mamá tu vas a
esconderte en el sótano. Preparada con la escopeta llena. Sara tú vas a
salir con las manos en alto. Diles que vives aquí atrincherada desde el
suceso. Ellos entrarán y yo les tendré preparada una calurosa
bienvenida”</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella estaba dispuesta a salir cuando Jaime se asomó a la ventana del salón. Pero su cara se ensombreció.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los dos supervivientes corrieron hasta
meterse en el helicóptero, el cual levantó el vuelo hasta perderse de
nuevo tras las montañas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se sentó pensativo hasta que el
traqueteo cesó. María salió del sótano. Ella y Sara se sentaron en
silencio junto a él. Se sentían débiles, altamente dependientes de su
macho.</div>
<div style="text-align: justify;">
Éste levantó la cabeza, preocupado y decidido.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Tenemos que abandonar la casa”</div>
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-54413757644087229082012-11-11T09:13:00.000-08:002012-11-11T09:13:21.097-08:00Relato nº 12: Apocalipsis, parte 3.<div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
<div style="text-align: justify;">
Bajó los cadáveres al salón. María se sobresaltó emitiendo un quejido trágico.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Te has vuelto loco?. ¿Qué iban a hacerte?. Estaban desnudos y desarmados por el amor de Dios”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime los arrinconó en una esquina ante
la puerta de salida. Se secó el sudor provocado por el esfuerzo y miró
el reguero de sangre dejado por sus cabezas agujereadas. Había pasado
una media hora desde que se encerrara con ellos en la habitación de su
madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Limpia la sangre”</div>
<div style="text-align: justify;">
María se acercó con un gesto teatral, que intentaba transmitir incredulidad con un atisbo de desesperación.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Me has oído?, ¿por qué los has matado? , ¿acaso ahora matamos también a seres humanos?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡Por lo que yo sé han invadido nuestra propiedad y estaban violándote!”</div>
<div style="text-align: justify;">
La mirada furiosa que le dedicó a su madre la aplacó al instante.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero….”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Pero?, ¿acaso ahora hay peros?.
Deberían darte más miedo los vivos que los muertos. ¿Es que no te
enteras de nada?. Seguramente pensaban matarte cuando se hubieran
desahogado, no iban a correr el mínimo riesgo por ti, y robar todo lo
que tenemos antes de salir corriendo. Todo lo que me ha costado reunir
para tenernos a salvo. No ha habido un viaje en el que no haya puesto en
peligro mi vida para salvar la tuya. ¿Y así me lo agradeces?. ¡Aquí
mando yo!, si no te gusta mi forma de sobrevivir puedes marcharte cuando
quieras, pero no vuelvas más”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Señaló la puerta y se quedó mirándola fijamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo que quería decir es….”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vi como disfrutabas, vi tu deseo. ¿En
qué puñetas te estás convirtiendo?. Que nunca se te olvide que de lo
único que se trata es de sobrevivir. Yo solo me fio de mí; si me das
motivos para desconfiar ni el ser mi madre te va a librar de alguna de
mis balas. Si te quedas bajo el techo que he creado poniendo mi vida en
juego será con mis normas. Jugar a la puta zorra enviada de Dios es muy
bonito. Pero la realidad está ahí fuera, la muerte y la destrucción nos
acecha cada segundo que seguimos vivos, y cada vez nos come un
centímetro más de terreno. Esos no venían a proponer consignas de haz el
amor en lugar de la guerra. Vinieron a violarte, robarnos y quemar la
casa. Lo único es que encontraron a una mujer deseosa de ser violada. Y
eso me plantea dudas, tendré que pensar mucho en ello”</div>
<div style="text-align: justify;">
María lloró y se abrazó a su hijo. Él no
devolvió su abrazo. La apartó con un pequeño empujón y sacó los
cadáveres fuera. Antes de ir a la zona de detrás de la casa para
quemarlos se dirigió de nuevo a su madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ahora limpia tu habitación, la escalera y el rellano. Está todo lleno de sangre”</div>
<div style="text-align: justify;">
María quería explicarse, quería decir
que tiró el bote de pintura aterrada cuando los vio llegar con aquel
ruido ensordecedor de sus motos. Que no tuvo tiempo de esconderse.
Mientras ellos bebían el whisky ella lloraba agazapada en un rincón,
temerosa de haber fallado a su hijo. Quería explicarle que le dijeron
que si no colaboraba la matarían. Les dijo que estaba sola, que vivía
allí desde el suceso y que sobrevivía como podía. Ellos iban a violarla y
a llevársela para poder tener una hembra más a la que atacar en sus
largas noches de borrachera y excesos. Quiso explicarle que los sedujo,
que planteó todo para ganar tiempo, mientras pensaba un plan que nunca
llegó a su mente. Que lo único en que pensó fue en sobrevivir, y para
eso tuvo que mover el culo, lamer barrigas sebosas y mamar aquellas
pequeñas pollas que tan poco aguante y fuerza tenían.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no pudo decirle nada, porque se lo
impedía la culpa de haber disfrutado, de haberse sentido a gusto
desnuda entre aquellos peligrosos hombres.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras limpiaba lloró, temerosa de
haber defraudado a su hijo, a su macho, a su protector. Él, una vez más,
había cumplido con su cometido de tenerla a salvo. Cada día que pasaba
le quedaban pocas dudas de que Jaime lo conseguiría. Ella solo tenía que
ser una buena madre, una buena compañera, era todo en cuanto debía
concentrarse. Y, por el Dios que en ese momento la observaba, que
deseaba hacerlo. Que gozaba siendo generosa con él. Y por ese mismo Dios
que se cayera muerta en ese instante si las bragas mojadas que tenía no
era provocado por la autoridad firme de su hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras el fuego consumía lo que
quedaba de los únicos seres humanos a los que había visto desde el
suceso, descontando a su madre, Jaime paseó colina abajo poniendo en
orden la información dada por aquellos visitantes fugaces.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hablaron con poca claridad, pero
hablaron. Les dio credibilidad, tan seguro estaba de ello como de que
habían intentado liarle con informaciones difusas. Lo único que sacó en
claro es que había un pequeño asentamiento humano no muy lejos de allí. A
unas tres horas a pie entre la zona más inaccesible de las montañas, en
dirección este. Eso significaba medio día en moto, el que habían echado
en una supuesta batida en búsqueda de víveres hasta dar con su casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Habían muerto jurando que nunca
quisieron hacer daño a su madre, que ella les sedujo, que estaban muy
necesitados y no perdieron la oportunidad de estar con una mujer. Le
habían hablado del asentamiento y le habían invitado a unirse a ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Eran pocos según dijeron, dos hombres
más y las hijas de uno de ellos. Habían logrado tener una pequeña
sociedad. Las jóvenes eran hijas del jefe y nadie se atrevía a tocarlas.
Ellos eran solo unos esbirros. Pero su jefe era bondadoso y cuidaba
espiritualmente de ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sentía que habían incurrido en algunas contradicciones, pero la idea de un asentamiento no muy lejano pareció quedar clara.</div>
<div style="text-align: justify;">
Encontró las motos donde le dijeron.
Escondidas en el frondoso bosque. Dos Harley Davidson en aparente muy
buen estado. Las llevó una por una hasta su casa y las escondió en el
sótano. Antes les extrajo la gasolina y las guardó en bidones.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Voy a ir en busca de la pista que me dieron”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre se detuvo en mitad del fregado
de los platos tras la cena. Jaime bebía de su botella de whisky. Ella se
giró, las manos impregnadas de jabón y la cara marcada de pánico.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿No les habrás creído verdad?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No en todo. Pero creo que el
asentamiento es cierto. Voy a ir entre las montañas. Partiré al
amanecer. Si está en un radio de tres horas subiendo por allí arriba, es
posible que lo encuentre en un día, dos a lo sumo”</div>
<div style="text-align: justify;">
María dejó las labores y se sentó en el
sofá, anonadada. Pensando en decir algo, pero le miró en silencio,
profundamente preocupada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“No pienso dejarme ver. Iré a espiar.
Algo me dice que allí no hay nada bueno. Por eso mismo quiero ir, está
lo suficientemente cerca para que pueda suponernos un problema serio,….
Como ha estado a punto de ocurrir de hecho”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No sabes a lo que vas a enfrentarte
hijo mío. Por favor no vayas, ya ha pasado el peligro. Tú mismo me has
dicho varias veces que esta casa está perfectamente escondida entre las
montañas. Ahora necesitas relajarte, ha sido un día muy duro. Deja que
yo me encargue, tú solo ponte cómodo y disfruta mi amor, mi señor.”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se arrodilló frente e él y le acarició
el paquete, enseguida se le puso enorme. Sonriente, bondadosa,
desabrochó la bragueta de botones de su pantalón de pana marrón. La
polla emergió imperiosa. Jaime estaba tan enfadado como necesitado, le
vendría bien una buena mamada. Tuvo tentaciones de quitarla de una
patada, pero le dejó hacer.</div>
<div style="text-align: justify;">
María tenía las manos húmedas del
fregado, pero enseguida se acopló bien en la paja inicial. Empezó a
darle lametones de abajo arriba, lentos y sensuales, mientras no dejaba
de mirar a su hijo de forma sumisa y generosa. Atrás se insinuaban sus
caderas y trasero, bajo el vestido. Desde la otra zona del salón debería
verse su amplio culo con alguna de sus bragas aparentemente mojadas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bajó todo el pellejo hasta quedar su
capullo libre. Entonces lo lamió, pasando insistentemente la lengua por
donde debería salir un regalo en forma de semen cálido, confortable y
apremiante del buen trabajo. Le supo salado, con olor a pis, no se había
lavado y se notaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero eso le gustó, se sintió doblemente dichosa, además de relajarle, también iba a asear a su hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La mamada no tardó en llegar. Tras
lamerle los huevos mientras le masturbaba fuerte, y recrearse mirando el
potente paquete de su hijo, María la engulló. Su boca la recorría casi
entera, en cada bajaba intentaba llegar más lejos, provocándole arcadas
que culminaba en separar la boca muy abierta, dejando caer saliva espesa
sobre el capullo mientras gemía susurrante.</div>
<div style="text-align: justify;">
Antes de correrse le agarró la cabeza y
la estrujó contra su polla. Ella permaneció inmóvil mientras el semen
salía a raudales directamente en su garganta. Se la metió entera hasta
más allá de la campanilla, provocando un vómito incontrolable, el cual
tragó en parte, junto a su semen, saliendo el resto por la comisura de
los labios.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando la soltó cayó sentada en el
suelo, vomitando más por el asco de haberse tragado gran parte de su
propio vómito. Jadeante le dio las gracias por el semen.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mírate, das asco”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo sé hijo, pero ha sido un acto necesario, mil gracias por darme el semen mi señor”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime siguió bebiendo, su madre llegó, ya aseada y se sentó en su butacón frente a él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime le habló como si no hubiera pasado nada, continuando con la conversación anterior a la puerca mamada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Conozco bien estas montañas. Hay muchos
bosques salpicados de colinas así, y picos inaccesibles. Algo me dice
que están muy arriba, en alguna casa abandonada, tal vez en algo mucho
mejor”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Cómo la estación de esquí?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No creo, si no me engañaron en las distancias, esa queda mucho más lejos”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre se levantó y se sentó en sus
rodillas. Quiso besarle en los labios, su coño permanecía muy mojado.
Jaime se apartó y se levantó bruscamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Voy a dormir, partiré al amanecer.
Tendrás que hacer el esfuerzo de no dormir hasta que llegue. El mío será
exponerme de nuevo en busca de nuestra seguridad. De tu seguridad…”</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella añadió algo más.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Y los caminantes?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Caminando por allí arriba veré a pocos”</div>
<div style="text-align: justify;">
El equipaje era tétrico y completo. Nada
de ropas. Su escopeta, dos pistolas y su machete. Balas suficientes,
algo de comida, agua a racionalizar y lo más importante, una de las
botellas de whisky. A pesar de empezar a apretar el calor, en la cima de
las montañas parecía que aun perduraba el invierno, zonas
semidesérticas a más de dos mil metros de altitud, con nieve acumulada
en las partes más húmedas, resistiendo su salida ladera abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pasó por caserones abandonados, huertos
quemados y poblados derruidos vistos desde lejos. Atento a señales de
humo, si estaban tan arriba necesitarían fuego para casi todo. Atento a
posible vida humana. Pero ni siquiera veía vida de caminante. Tenía
ganas de ver a uno aunque fuera, echaba de menos estrujar sesos con su
machete.</div>
<div style="text-align: justify;">
Agradeció su buena forma física a pesar
del camino agotador. Subió a lo alto de la montaña más alta de la zona,
casi a tres mil metros. La cima tras la que se veía salir el sol desde
su casa. Agudizó la vista y no vio absolutamente nada. Su colina se
camuflaba entre otras tantas y la espesura de los bosques próximos.
Intentaba ver su casa y solo veía paisaje de montañas. Le resultó
curioso al comparar lo cercana y clara que se ve aquella cima desde la
puerta principal de su hogar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esta cima es como la luna, pensó. Tan cercana y tan lejos.</div>
<div style="text-align: justify;">
El sol se dirigía hacia el oeste, sin
duda habían pasado unas seis horas desde que cogió el rumbo. Calculó que
habiendo seguido un camino a menor altitud, podría haber empleado unas
tres horas en llegar a aquella zona. Estaba, pues en el punto desde el
cual podría distinguir el asentamiento en cualquier momento. Todo estaba
preparado, pasaría allí la noche. La vista panorámica era total, y
cualquier luz, cualquier fuego no muy lejano debería poder divisarse
desde allí. Además, allí se sentía liberado de caminantes, aunque nunca
convenía bajar la guardia.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando la botella de whisky llegó a la
mitad y sus músculos y huesos habían sucumbido a su calor, agazapado
entre sus ropas y sin haber apenas comido, Morfeo invadió su vigilia.
Las estrellas tiritaban sobre su cabeza y el horizonte no le dio ninguna
pista.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al poco de quedar dormido soñó con una
voz de mujer, joven mujer. Que cantaba una melódica canción. Aquella
mujer le miró, sus cabellos de oro sedoso otorgaban una cara angelical,
cantando con una dulce media sonrisa. Pero su voz se tornó chillona, de
sus cabellos corrieron desesperadas culebras negras y la canción culminó
a gritos desesperados……</div>
<div style="text-align: justify;">
“Socorrooooooooooooooooo”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se despertó como un resorte. Su respiración era muy agitada. Todo parecía haber sido un sueño. Hasta que volvió a oírlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Socorroooooooooooooooo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Rápidamente se puso en pié, recordó el
suspiro similar que sintió en su nuca aquel día arreglando el tejado. Lo
achacó a las montañas y su locura, justo lo sintió llegar de aquella
montaña. Ahora lo pudo escuchar alto y claro, aquella mujer no estaba
muy lejos de allí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Decidió tomárselo con calma. Ni dar
voces, ni encender la linterna ni dar un paso en falso. Necesitaba
pensar, sacar conclusiones, encontrar las piedras más seguras para
cruzar el río. Probablemente esa chica estuviera sola y encerrada en
algún sitio, en caso contrario no estaría pidiendo auxilio. Lo más
lógico era pensar que otros seres humanos la tenían encerrada por algún
motivo, en una prisión improvisada cercana a la cima más alta de la
zona. Pesando en frío no era mal lugar para ello. Probablemente
estuviera mucho tiempo sola, y aprovechaba para gritar confiando en que
alguien la oyera. Sin duda esos gritos no lo habían oído los que la
tenían allí, ya que en caso contrario se habrían encargado de que no los
diera más; con lo que llegó a la conclusión que sus captores estarían
lejos.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Serían sus captores aquellos dos
hombres que mató?. ¿O bien el supuesto cabecilla del supuesto
asentamiento del que hablaron?. Cabía la posibilidad de que no tuviera
nada que ver con ellos, cosa que dudaba. Pero tal vez fuera presa de
otras personas o bien una mujer sola que había quedado aislada en algún
lugar, y que no se atrevía a salir. Esa última idea también la descartó,
no tenía sentido querer hacer ver que estaba allí en ese caso.</div>
<div style="text-align: justify;">
De todas las posibilidades la más lógica
era que era retenida en contra de su voluntad. Y que los que allí la
tenían estaban lejos en ese momento.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esperó paciente y preparado que de nuevo
pidiese auxilio. De noche poco más podría hacer. Pero nada, solo se
escuchaba el silencio del planeta agonizante.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Socorrooooooooooooooooooooo”</div>
<div style="text-align: justify;">
Trastabilló y cayó, juraría que no se
había quedado dormido, pero aquello de nuevo le despertó. El Sol rallaba
el horizonte y el frío se hacía insoportable.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Socorrooooooooooooooooooooo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Parecía provenir del norte, montaña
abajo. Bebió dos tragos largos para entrar en calor y caminó despacio en
esa dirección. El amanecer le fue abriendo colores para que pudiera ir
viendo mejor. Solo rocas, hierbas marcianas y nieve…. Más abajo
empezaban los árboles.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los árboles le dieron la bienvenida y le
tragaron, aquella zona, aunque no muy lejos de la cima, empezaba a ser
más peligrosa. Agudizó los sentidos y avanzó esperando oír de nuevo la
señal de socorro, muy atento a todo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Escuchó un crujido y se detuvo en seco.
Interpretando en el aire que soplaba en sus oídos todo lo que podía.
Desde la supuesta dirección del crujido no veía nada, el viento podría
haberle traicionado. Quedó quieto, respirando, escuchando, sintiendo…..</div>
<div style="text-align: justify;">
Otro crujido, esta vez más cercano, justo tras de él. Se giró rápido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Allí estaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un caminante se acercaba. Notaba algo
extraño en él pero no supo bien qué era. Se fue hacia él y le atravesó
el cerebro con el machete, entrando a través del ojo derecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
Chas, cayó fulminado. Recogió el machete
y lo limpio. Rápidamente cayó en la cuenta de lo que le había resultado
extraño, aquel caminante no emitía ningún ruido. Se había aproximado a
él de forma sigilosa, siendo descubierto solo por el crujir de alguna
rama que pisó. Además, había necesitado más fuerza de la habitual para
atravesarle el cráneo</div>
<div style="text-align: justify;">
Se le erizó la piel. Se acercó al caminante y lo analizó. Abrió su boca, todo estaba perfecto.</div>
<div style="text-align: justify;">
¡Había matado a un humano!. Su aspecto
desgarrado y sucio le había hecho dudar. Miró sus pupilas y metió la
mano en su boca. Juraría que estaba drogado. Siguió analizándolo, un pie
dislocado….. tenía todo lo que un ser humano necesitaría para parecer
un caminante.</div>
<div style="text-align: justify;">
Qué extraño. No sabía qué conclusión
sacar de todo aquello, se sentó apoyando la espalda en un tronco. Bebió
algo, pensativo. Entonces vio la cabaña.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se encontraba clavada a dos árboles
cercanos, hecha de tablas y toda suerte de maderas, bien escondida entre
la arboleda, cerca de la cima.</div>
<div style="text-align: justify;">
La rodeó, solo una puerta, bien cerrada
con un candado. No había ventanas y como pudo se asomó entre una de las
rendijas que dejaban las tablas. Unos ojos espantados le devolvieron la
mirada. Retrocedió, trastabilló y cayó de espaldas, rodando unos metros
hasta chocar contra un árbol.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Era un caminante?, no. Esos ojos no eran de caminante.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se aproximó de nuevo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Hola?. ¿Quién eres?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un silencio espeso, demasiado largo, se
adueñó del instante. El viento domaba la copa de los árboles, el extraño
silencio de los bosques post apocalípticos, sin el cantar de los
pájaros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una tímida voz calló al silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Le has matado”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime miró a la persona que acababa de matar, al humano que parecía caminante.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿A él?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo señaló, colina abajo. Se dio cuenta de lo absurdo de la situación. ¿A quién se lo señalaba?.</div>
<div style="text-align: justify;">
“A mi guardián”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su voz sonaba débil, sin fuerza, o tal vez con un tono captado del cautiverio, robado de la soledad.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Te tenía aquí sola?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sí, cuidaba de mí. Me apartaba de los caminantes, aquí me siento segura. Tú me das miedo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“No debes temerme. Soy de los buenos de esta película. Dudo que tu guardián lo fuese, no te tendría aquí encerrada”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Llevo tanto tiempo aquí que ya formo
parte de esto. Estas tablas no existirían sin mí, este bosque no
callaría si mis oídos no oyeran la nada. Antes no era así, antes el
cantar de los pájaros me despertaban al alba y el husmear de los lobos
me asustaba en la madrugada. Ahora ni pájaros ni lobos. Un día mi
guardián me dijo que todo se acababa. Me trajo uno para que lo viera,
para que me sintiera dichosa de estar aquí, protegida”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su voz iba ganando fuerzas, era joven y decidida, joven y atemorizada, joven y apaciguada, joven y entregada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Cuánto tiempo llevas aquí?.</div>
<div style="text-align: justify;">
De nuevo otro silencio, de nuevo el viento en los árboles.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Un año, dos, qué más da. En cualquier caso demasiado tiempo”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Él te tenía aquí?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sí, desde que me abordó a la salida del
instituto aquel día. He acabado siendo su amante, su confidente. Había
días que no venía. Pero hoy estaba preparada”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Preparada para qué?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Para fugarme. Vino a follarme otra vez,
aproveché para atacarle, lo dejé herido. Después salió y anduvo un rato
por los alrededores. Hasta que te vio”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pensé que era uno de ellos”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Hiciste bien en matarle, te hubiera matado”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime puso cara extrañada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Soy Jaime. ¿Me dejas rescatarte?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sara, encantada Jaime. Sara Toscano”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ese nombre…. Enseguida cayó. Haría más
de un año se hizo famosa por su desaparición sin dejar rastro. La
policía llevaba meses buscándola en el momento en el que se produjo el
suceso. La daban por muerta, otra joven más violada y asesinada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Te conozco. Tus padres te buscaron
hasta la saciedad, toda la ciudad se volcó en ayudar a la policía.
¿Llevas aquí todo el tiempo?”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus sollozos ahogaron las palabras.
Jaime partió el candado, al abrirse la puerta la contempló. Estaba
agazapada en un rincón, llorando amargamente. Sucia y con las ropas
desgarradas, medio tapada con una manta apulgarada. Un cuenco con agua y
fruta putrefacta llena de moscas en la esquina contraria a donde se
recogía para llorar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime la sacó y la abrazó. Olía a diablos y su pelo, posiblemente moreno, acumulaba una especie de costra marrón.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Dios, pensaba que eras uno de ellos. Pensé que ibas a violarme”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No, ya está, ya está. Has caído en buenas manos. ¿Quiénes son ellos?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Los trae y me violan. Dice que vive con ellos, él me ofrece a mí y ellos le acogen en su granja. Tenían esa especie de trato.”</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se agitó y miró asustada en dirección de la frondosidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Tenemos que irnos, pueden venir”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Corrieron hasta llegar de nuevo a la
cima. Desde allí anduvieron camino de la casa de Jaime. Él le contó que
vivía con su madre, que tenían una casa bien protegida con mucha
munición y comida. Que mató a dos motoristas que se acostaban con su
madre. Ella los reconoció como dos de sus violadores. Él le dijo que no
tenía nada más que temer, que viviría con ellos. Que ayudaría en las
labores del hogar y de vigilancia. Que le vendría bien a su madre para
cuando él saliese a buscar más necesidades.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella le dijo que tenía diecisiete años,
tal vez dieciocho. Que colaboraría en lo posible. Que le ayudaría a
llevar mejor el día a día. Sus lágrimas eran sinceras. Su rostro marcaba
el dolor en cada arruga de suciedad. Sus ojos no engañaban, estaba
llena de vida y juventud.</div>
<div style="text-align: justify;">
Había rescatado a Sara, la famosa chica
desaparecida. La decisión estaba tomada, su familia acababa de crecer.
Su escondite albergaría un nuevo miembro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre estaba pelando una patata
cuidadosamente, mientras cocía la cáscara que iba desprendiendo. Cuando
vio a su hijo y a aquella chica entrar se quedó de piedra. En posición
defensiva, como el animal que espera el ataque inminente de un
depredador.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime le hizo señas para que se sentara.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ella es Sara, Sara toscano”.</div>
<div style="text-align: justify;">
La mirada de María se alteró, sin duda
la había recordado. Fue a decir algo pero se detuvo en el instante de
abrir la boca. Respiró y preguntó algo que no tenía nada que ver con lo
que pretendía decir.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Se puede saber qué hace aquí?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Alégrate pues tu Dios estará
orgulloso. La he salvado, estaba encerrada en una cabaña de mala muerte,
en el bosque arriba de la montaña. Llevaba más de un año. He decidido
que a partir de ahora vivirá con nosotros. Así que deberás tratarla como
a una hija más. Ella te ayudará en las labores del hogar y hará que
nuestros turnos de vigilancia sean más cómodos. Gracias a ella mejorará
nuestra calidad de vida y tendremos más fácil el sobrevivir”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero……”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No hay peros. Prepárale un baño calentando agua del pozo. Y saca una pastilla de jabón nueva para ella sola, falta le hace”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Si señor”.</div>
<div style="text-align: justify;">
María fue arriba y Sara miró extrañada a Jaime.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Señor?”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime le contó toda la historia con su
madre. Su locura, la locura de ambos, el cómo había pedido perdón a
Dios. Su relación, sus encuentros sexuales. El cómo ella había aceptado
su destino de satisfacer al que llamaba macho de la casa, amo del hogar,
protector de sus vidas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Esto es el fin del mundo Sara. Formamos
parte del pequeño grupo de seres humanos que nos ha tocado vivirlo. Se
trata de sobrevivir. Es curioso, pero tu cautiverio te ha salvado la
vida. Si nunca te hubieran secuestrado tal vez ahora estarías muerta, o
lo que es peor, muerta en vida”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara suspiró y miró la estancia inferior del hogar.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Esto parece confortable”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo es, aquí estaremos bien. Ahora ve
arriba y date un baño. Te prepararé una cama al lado de la mía en mi
habitación. La subiré, pues guardamos algunas en el sótano. Pondré un
camisón de mi madre sobre ella. Mi madre te indicará dónde está la
habitación. Tras el baño, ve a vestirte y baja a cenar; luego duerme,
descansa. A partir de mañana te espera una vida nueva, empezaré por
enseñarte a disparar”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime y María esperaban en la mesa a que
Sara bajase para la cena. Unos pies descalzos se deslizaron escaleras
abajo. Jaime recorrió el cuerpo de abajo arriba. Su boca se fue abriendo
poco a poco al ir descubriéndola.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara, percibida como una Diosa en un
mundo apartado de Dios. Como una ilusión en mitad de la sinrazón, como
un suspiro en mitad del océano. Sus bellas piernas, de muslos prietos,
agitados al unísono bajo la estrecha bata de su madre. Sus caderas
vistiéndola perfecta, disimulando la ligera imperfercción de la marca de
caderas amplias y trasero regordete de su madre, y que la misma bata
consiguió amoldar. Rondaría el metro sesenta y poco, y en torno a unos
sesenta quilos, que la hacían inmortal al hambre que pudo haber pasado;
como si el diablo le hubiese ofrecido conservar ese cuerpo a pesar de su
espantoso cautiverio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus pechos bailaban libres bajo el ropaje ajustado de la bata. Parecían amplios y acogedores, en su sitio.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pechos en su sitio, ummm, que de tiempo sin verlos”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre miró enfadada a la chica, miró confundida a su hijo. María se sintió desplazada, agredida en su propia casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Gracias guapo”</div>
<div style="text-align: justify;">
Dijo Sara justo al sentarse. Su pelo
moreno, bello, brillaba suelto cayendo sobre el abultamiento de sus
ubres jóvenes. Sus ojos negros, amplios, expresivos y simpáticos. Con
aquella mirada de aterrada esperanza que vio a través de las tablas de
su cabaña. Nariz algo chata, labios sugerentes y rojos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“En serio, ¿has hecho un pacto con el Diablo?, parece que vienes de una sesión de belleza en lugar de meses de sufrimiento”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Bueno, siempre tuve la ilusión de que un hombre bueno, como tú, me salvase”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sonrió gustosa y Jaime se consideró la persona más dichosa del mundo que no era mundo. Del universo con fin.</div>
<div style="text-align: justify;">
La seriedad de su madre durante la cena
no le extrañó. Decidió que le gustaba la situación, sabía que tendría a
esa chica abierta de patas cuando quisiese, y que sería mejor amante que
su madre. Es ideal, una para cada cosa. ¿O no?, la idea de tener dos
hembras a su servicio le empalmó infinitamente, le excitó tanto que su
ego se convirtió en una planta enredadera que abarcaba todo el mundo,
haciéndolo suyo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La joven y la madura. Diez y muchos y
cincuenta y tantos. Su casa más limpia, todo más ordenado, los tres más
seguros. Él más satisfecho. Decidió que era bueno que compitieran. No
pensaba en dejar de lado a su madre; además, ¡qué demonios!, le gustaba
la cama de su madre; experimentada y muy guarra. Y, ¡qué cojones!, le
gustaba follarla y pensar que lo hacía con su madre. A quien engañar….</div>
<div style="text-align: justify;">
Tendría que ser más autoritario, con dos gallinas en el corral el gallo precisaría de más presencia y decisión.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mamá. Tú esta noche vigilarás hasta el
alba. Sara necesita descansar y yo estoy agotado de mi expedición.
Cuando ralle el sol, te sustituiré”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vale hijo, he pensado que tal vez podrías habilitarle a Sara la habitación del fondo, para que tenga intimidad…”</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡No!, la habitación del fondo seguirá haciendo de almacén”</div>
<div style="text-align: justify;">
“pero para eso tenemos el sótano”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Agradezco, querida madre, tus puntos de
vista, sin duda todos van orientados en la comodidad de nuestra
incipiente comunidad de tres. Pero no podemos tener todo en el mismo
sitio, al menos no mientras sea posible. Sara dormirá en mi habitación,
en la cama que con tanto esfuerzo he colocado junto a la mía. Hay
espacio suficiente.”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Si es lo que deseas… cariño…… He
pensado que podrías subir un instante conmigo a mi habitación mientras
Sara recoge las cosas de la cena…….”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se abrió de piernas para que pudiera
verle su sexo depilado, tal y como él había pedido que lo tuviera, de
forma que Sara no lo viese. Jaime se puso muy caliente, pero decidió
que no”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Recoge tú. Sara y yo subiremos. Le contaré todo lo que es el día a día aquí y luego dormiremos.”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vale cariño, como desees”</div>
<div style="text-align: justify;">
Dócil, aunque su cara decía lo contario. Su madre seguía ganando puntos, pensó, no obstante.</div>
<div style="text-align: justify;">
En cuanto cerró la puerta tras de sí,
Sara se despojó de la bata. Se quedó mirándolo en silencio, hablando con
la mirada. Jaime se sentó en el borde de la cama y la atrajo
ofreciéndole la mano. Sus pechos eran mejores aun de lo que parecían.
Proporcionados, simétricos, amplios y regordetes, bien puestos. Con
pezones grandes y aureola rosada, algo oscura tal vez. Simplemente era
muy bella. Una Diosa de carne y hueso a la que aferrarse en aquellos
momentos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿A qué se debe el honor de poder contemplarte desnuda?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“El honor es mío de poder haber sido
rescatada. Ahora soy tuya y siempre lo seré. Nunca podría compensarte el
que me hayas salvado de un infierno, y que me hayas ofrecido un hogar y
una seguridad. Quiero asegurarme que sabes entender mi gratitud, para
que no haya malentendidos a partir de mañana”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dicho esto se colocó de rodillas sobre
la cama, andando a gatas hasta quedar perfectamente cuadrada con la
cabeza a la altura de la almohada. Permaneciendo a cuatro patas, con las
rodillas bien clavadas y algo separadas, manteniendo alto el trasero.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ofreciéndose.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime la contempló. El sexo tenía pelos,
pero no tantos, sin duda mantenido al gusto de su captor; mal afeitado,
eso sí. Pero aun así bello, ni grande ni pequeño, muy rojo y llamativo
visto desde atrás, justo bajo su ano limpio.</div>
<div style="text-align: justify;">
La pose le daba más dignidad que
sumisión, el estar a cuatro patas siempre separó a las mujeres en dos
grupos: las que posan con dignidad y las que posan sumisas. Su madre
pertenecía al segundo grupo, pero Sara, sin duda, al primero.</div>
<div style="text-align: justify;">
No estaba de más que el gallo tuviera a una gallina de cada tipo en el corral.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus muslos firmes, desembocando en un no menos firme trasero, el cual permanecía arriba, esperándole.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se desnudó y se colocó detrás. Le agarró
las nalgas duras, cuando Sara esperaba recibir un pollazo algo húmedo
le sorprendió. La lengua de Jaime recorrió su sexo. Sara no lo esperaba y
gimió con cálida sinceridad, dejándose caer hacia adelante. Jaime
permaneció lamiéndole, recibiendo flujos vaginales, mientras Sara gemía y
gemía.</div>
<div style="text-align: justify;">
María, desde abajo, escuchó los gemidos.
Su cara se ensombreció. Permanecía sentada, vigilante de la colina
abajo, esperando aquello, esperando los gemidos. Llegaron antes de lo
que imaginaba, y sintió punzadas de rabia en su estómago.</div>
<div style="text-align: justify;">
Él dejó de lamer y ella recuperó la
dignidad a cuatro patas. Su polla le entró con suma facilidad. La
habitación se llenó de colores de deseo, las paredes quedaron pintadas
con la libido de la indescriptible sensación de haber introducido la
polla en el coño de aquella espectacular joven.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella gemía, gustosa, amable, acompañando
las embestidas. Como gimen las putas, pensó. Pero poco a poco fue
venciéndose más hacia delante, gimiendo un poco más alto, acabando a
chillidos quejosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
María no podía concentrarse con el ruido, y subió a ver.</div>
<div style="text-align: justify;">
Abrió la puerta cuidadosamente,
asomándose sin que le vieran. La chica cabalgaba a su hijo, se fijó en
sus pechos tersos botando con firmeza a la vez que sus caderas se
clavaban sobre el paquete de Jaime. Se tocó las suyas, amplias y caídas.
Se sintió menos mujer, sintió que el mundo se le caía encima, pero a la
vez una rabia incontenida, y muchas fuerzas para luchar por su macho.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se levantó y colocó a Jaime
atravesado en la cama. Ahora se puso en cuclillas y se pinchó la polla,
muy grande y a mil en ese momento. Ahora Sara quedaba de cara a la
puerta. A María no le dio tiempo de apartarse para no ser descubierta,
pues Sara ya le estaba mirando fijamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
María quedó petrificada, sin dejar de
mirarla, sin dejar de mirarlos. Ella empezó a dar saltitos, botando,
mostrando una excelente forma física, con sus brazos colocados en jarra
contra sus caderas; guardando bien el equilibrio. La visión de cómo la
polla entraba en el coño era perfecta desde la posición de su madre. Él
le agarraba los pechos desde abajo, gimiendo como un oso. Ella sonreía
mirando a su madre, gimiendo mucho. Los gemidos eran a todas luces
falsos, pues no dejaba de sonreír a María. Cada poco le lanzaba besos;
dejándole claro que ahora era ella la que marcaba al macho.</div>
<div style="text-align: justify;">
María no pudo evitar excitarse, no pudo
evitar mojar las bragas. Cuando Jaime se corrió, Sara le comió todo el
rabo hasta dejarlo bien limpio. Sara miró de nuevo a la puerta pero
María ya no estaba allí.</div>
<div style="text-align: justify;">
No cruzaron palabras, se dieron un pico y
Sara, sonriente, se fue a su cama. Jaime quedó pensativo sobre la suya,
satisfecho, muy satisfecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando se estaba quedando dormido le
despertó unos suspiros. Le eran familiares, aquellos suspiros de su
madre, algo lejanos, posiblemente provenientes del salón donde vigilaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
El día amaneció precioso. El sol
iluminaba alto, dando calor al entorno, cuando Sara bajó las escaleras.
Hacía horas que Jaime le había dado el relevo a su madre. Quiso besarla,
morrearla y darle algo de caña antes de que se fuera a dormir, pero
ella no se dejó, se excusó por puro cansancio. Lo cierto es que se fue
con una seriedad no habitual en ella, más propicia a seriedad triste en
vez de enfadada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara comió algo que le tenía preparado.
Vestía con el camisón y unas zapatillas de Jaime que le quedaban algo
grandes. Resplandecía igual que el día.</div>
<div style="text-align: justify;">
“tendremos que ir a buscarte ropa.
Vendrás conmigo, a la ciudad. Saldremos en cuanto mi madre haya dormido
una hora más. De camino matarás a todos los caminantes que nos
encontremos, siempre en condiciones de seguridad. Algo me dice que no
has matado nunca a ninguno”</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella acabó de masticar.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Llevas razón, pero no sé si podré
hacerlo, me da un miedo atroz. Creo que lo mejor es que me quede aquí,
ayudando a tu madre en las labores…..”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Acabas acostumbrándote, descuida.
Tienes que venir, debes aprender a usar el machete y las armas contra
ellos. Lo haremos a la vuelta, antes tendremos que buscarte ropa. Lo
primero es lo primero. Iremos a un centro comercial al que he ido
bastantes veces. No será necesario llegar a la ciudad, está antes,
cercano al campo de fútbol, colindante a la autopista de entrada. Nunca
he tenido problemas allí, está precintado y jamás encontré caminantes
dentro.”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo conozco, iba al cine con mis amigas allí…..”</div>
<div style="text-align: justify;">
Lloró</div>
<div style="text-align: justify;">
“Eh, tranquila; la vida es dura, nada es como antes, pero debes centrarte en sobrevivir, no te puedes permitir llorar…. Créeme”</div>
<div style="text-align: justify;">
Levantó la cara, sus preciosos ojos estaban inundados de lágrimas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Me ayudarás a encontrar a mis padres?, ¿me llevarías a mi casa por si estuvieran allí?”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime puso cara de incredulidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Estás de broma?, nadie ha sobrevivido
en la ciudad, si vas a tu casa posiblemente morirás, todo está infectado
de caminantes; solo en reductos como este, o como el de tus captores,
se puede sobrevivir. No has estado en la ciudad, esta tarde lo verás con
tus propios ojos y me dirás si crees que quedan esperanzas para nadie”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vivimos en una casa amplia, solitaria,
en mitad de una urbanización de mansiones ricas. Mi padre era…. Mi padre
es abogado, ganaba mucho dinero. Es posible que hayan podido
atrincherarse allí, debo ir, siento que debo ir”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Acábate el desayuno, despertaré a mi
madre y saldremos. Si tenemos tiempo nos pasaremos, pero no me pondré en
peligro por tus padres, que te quede claro. Te he acogido en mi hogar;
la seguridad es lo único que me preocupa. Eres bienvenida pero no te
confundas, eres prescindible, altamente prescindible. No consentiré que
nos pongas en peligro”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Encontraron varias prendas que le iban bien, tanto veraniegas como de invierno, y varios pares de zapatos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se les hizo tarde, Jaime prometió a Sara
ir otro día a tantear la posibilidad de que sus padres estuvieran con
vida, pero que debían irse para que no se les hiciera de noche por el
camino.</div>
<div style="text-align: justify;">
A la vuelta, ya al atardecer, dieron
con un grupo de caminantes que deambulaban por el alcen de la carretera,
unos quilómetros antes de llegar al camino que los meterían en la
serranía camino de su colina.</div>
<div style="text-align: justify;">
Eran dos hombres y tres mujeres.
Caminaban sin rumbo fijo, separados unos dos metros unos de los otros.
Detuvo el coche sigilosamente en la otra zona de la calzada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ahí los tienes, perfectos para tu estreno oficial como superviviente”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo miró con los ojos muy abiertos, negando con la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Estás muy loco si piensas que voy a matar a esos……”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime cogió la pistola que llevaba en el compartimento de la puerta de piloto, quitó el seguro y lo puso sobre la sien de Sara.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Si vives con nosotros tendrás que ser
capaz de matar caminantes, disparando y a mano. En caso contrario no nos
supondrás más que problemas”</div>
<div style="text-align: justify;">
Hizo una pausa, mirando a los cinco desgraciados que deambulaban arrastrando los pies por el asfalto bacheado del alcen.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Y me temo que tendría que matarte, pues
ya conoces nuestro escondite. Así que sospecho que no tienes elección, a
no ser que quieras morir. Apostaría que mi madre no se entristecerá si
no vuelvo contigo”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Supongo que me vendrá bien matarlos……. En fin nuestra pequeña comunidad debe ser lo primero”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara bajó del coche, asustada, Jaime fue tras ella machete en una mano y pistola en la otra.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ten, mata a los dos últimos de un
machetazo en la cabeza, con decisión; en cuanto les estrujas los sesos
caen como moscas; sus cabezas son extrañamente fáciles de penetrar, casi
como si estuvieran hechas de mantequilla. En realidad matar caminantes
es de lo más fácil. Luego corre y dispara a los demás en la cabeza,
alejándote un poco”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se sorprendió por la destreza
mostrada por la joven. Estaba preparado con un hacha por si necesitaba
ayuda, pero no le hizo falta. En menos de un minuto se había ventilado a
aquellos cinco siervos del diablo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Estás segura que nunca has hecho esto?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“No, es mi primera vez. Todo sea por nuestra pequeña casa. Uf, menuda masacre de sesos, ¡cabrones!”</div>
<div style="text-align: justify;">
Sara apoyó a Jaime contra el coche, la
noche caía, reflejos dorados pintaban un cuarto del cielo desde el
horizonte, vistiendo a las nubes de colores anaranjados y violetas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Matar muertos vivientes me ha abierto el apetito, cariño”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se dejó hacer, aun sabiendo que debían irse cuanto antes de allí; no era seguro estar de noche fuera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se arrodilló frente a él y le sonrió.
Dulce sonrisa de adolescente hecha mujer. Le desabrochó el cinturón y
aflojó los botones de la bragueta. Al sacarla estaba ya enorme, ella
puso cara de sorprendida, guiñándole un ojo, uno de sus bellos y
expresivos ojos grandes y negros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Apretó el pellejo para atrás, hasta
quedar el capullo al aire, y pasó su lengua por él; como calibrando el
sabor y la temperatura con precaución.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime tragó saliva, temió el no saber
decir que no, el verse superado por la belleza de aquella joven. Temía
no controlar el aspecto sexual de Sara como lo hacía con su madre. Pero
en esos momentos tenía muy claro que una mamada era la única
posibilidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
La masturbó un rato, hablándole con suavidad, casi en susurros muy femeninos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Quiero que descargues tensión, hazlo
sobre mi cara, no tengas problemas. Entre tanta destrucción necesitarás
todo el relax del mundo, y yo también amor; me encanta tu polla, me
encanta mamarlas, me encanta follar, me encantas tú”</div>
<div style="text-align: justify;">
Empezó a masturbarla con ritmo rápido,
mientras su lengua se movía muy ágil rozando por la punta. Luego se
metió el capullo en la boca y colocó sus manos sobre la tapicería de la
puerta del coche donde se encontraba apoyado Jaime. Y así, sin manos,
empezó a engullir la gran polla de la persona que le había salvado la
vida. Moviendo la cabeza hacia adelante y hacia atrás, hacia adelante y
hacia atrás, la boca muy abierta; el que tuviera la cara más menudita y
pequeña que su madre ayudaba a la sensación de que aquella mamada
resultase más salvaje y brutal que las dulces que la que le parió le
regalaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hacia delante y hacia atrás,
recorriéndola entera. Hasta que en un espasmo soltó la primera carga de
semen, que ella tragó entera. Entonces la agarró y la refregó por su
cara, llenándose de leche menos espesa la nariz, las mejillas, los ojos,
la frente. Estrujó la polla contra toda su cara y luego Sara la limpió a
base de escupirla y lamerla, con la misma dedicación con la que un
perro lame sus heridas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al llegar a casa María estaba preocupada por la hora. Aliviada de verlos ofreció que comieran algo. Sara pidió un segundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Primero he de ir al baño, he de
limpiarme la cara del semen de Jaime. Ummm, su hijo es todo un hombre,
sabe cómo cuidar de una mujer en momentos como este”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando entró en el baño María miró a Jaime inquisitiva.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿De verdad te fías de esta chica?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mata bien y hace buena compañía. Su ayuda te servirá de mucho y todos estaremos más descansados”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Amor, no te dejes convencer por su
belleza, su buen cuerpo, por lo que pueda hacerte, acuérdate de los dos
que me follaban; estaban mejor muertos aunque me hicieran disfrutar….”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Aquellos eran parte de los que tenían secuestrada a Sara, ¡créete que es muy diferente!”</div>
<div style="text-align: justify;">
María se acercó y le agarró el paquete, lamiendo su cuello y besándolo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero yo soy tu sierva, yo soy la mujer de la casa, yo soy tu zorra mi niño; no te olvides de eso amor”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Tranquila madre, hay para las dos. Somos tres, con compenetración y generosidad nos mantendremos a salvo”</div>
<div style="text-align: justify;">
Hizo una pausa, sopesando sus palabras</div>
<div style="text-align: justify;">
“Solo necesito motivos para manteneros a salvo a las dos. Ninguna de las dos sois imprescindibles, no en este mundo”</div>
<div style="text-align: justify;">
La noche se cerró por completo y la mirada de Jaime se perdió en el infinito mientras abrazaba a su madre.</div>
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-77889335608077781942012-11-11T09:12:00.000-08:002012-11-11T09:12:18.541-08:00Relato nº 11: Apocalipsis, parte 2.<div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
<div style="text-align: justify;">
Miró
de nuevo, apartándose hacia un extremo. Un nuevo relámpago iluminó toda
la colina que bajaba suave por la parte delantera de la casa hasta el
bosque profundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estaba plagada de caminantes que subían la colina de forma lenta y perdida, como si no les afectase la intensa lluvia.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hizo señas a su Madre para que no
hablara. Ella lo miró extrañada, con los ojos graves y la mirada
apocalíptica. Se acercó y le dio una escopeta cargada y dos cajas más de
munición.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se acercó y le tapó la boca intentando que no chillase. Le susurró al oído.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Hay caminantes fuera. Llévate la vela y
baja al sótano. Toma esta escopeta y estas dos cajas de balas, aunque
abajo hay más velas, linternas, armas y munición. Enciérrate y no salgas
pase lo que pase. Si no aparezco en varios días abre la puerta y ten
cuidado. Si hay caminantes dispárales en la cabeza y ponte a salvo lo
más rápido que puedas. Intenta no abandonar el hogar. Si tienes la
posibilidad rehace la vida aquí de nuevo. Si estuviera la casa plagada
abre la puerta y espera arrinconada abajo. Si eres rápida podrás ir
matándolo uno a uno, pues son lentos y torpes. Pero no hagas nada
demasiado peligroso. Allí abajo, en el peor de los casos, podrás
sobrevivir años. Por la pequeña ventanita se cuela una rendija de sol
que incide en la pared lateral durante dos horas al día”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Por qué no bajas conmigo?. Lo construimos esperando que llegase este día”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su voz se ahogaba en las lágrimas que no
cesaban de brotar de sus bonitos ojos, como el pequeño hilo de agua en
el nacimiento de un río.</div>
<div style="text-align: justify;">
“No debe ser hoy cuando nos rindamos.
Algo me dice que podré con ellos. Podré defender nuestro hogar. Tengo
que intentarlo. Quiero hacerlo por ti”.</div>
<div style="text-align: justify;">
La mirada espantada de su madre fue como
un libro abierto. La besó en la frente y la abrazó. Ella rompió a
llorar, silenciosamente. Sin decir nada se encerró, la puerta del sótano
era de acero puro, la había conseguido en un almacén de puertas no muy
lejano. Se había propuesto hacer del sótano un bunker para situaciones
como esa. Bien provisto de alimentos y con las dos camas que había en la
antigua habitación de invitados.</div>
<div style="text-align: justify;">
Solo tenía una opción, subir al tejado y
disparar uno a uno a sus cabezas. En el cuerpo a cuerpo lo acabarían
rodeando. Miró por todas las ventanas. Estaban muy bien aseguradas y la
puerta de entrada era de calidad suficiente como para que la torpeza de
los caminantes pudiese con ella. Pudo contemplar, cuando cada relámpago
se lo permitía, que básicamente se agolpaban en la zona delantera de la
casa, todos venían del bosque frondoso que se extendía al final de la
colina, subiéndola por aquella vertiente, la menos sinuosa y cómoda, se
encontraban de bruces con la fachada principal del hogar de Jaime y
María. El pequeño camino de la izquierda, descuidado a propósito para
no dar pistas de vida a posibles humanos, también estaba lleno de
caminantes. Ese camino llevaba hasta su coche, escondido tras unos
arbustos, y más a la izquierda darían con el huerto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cruzó los dedos para que no lo hubieran descubierto.</div>
<div style="text-align: justify;">
La tormenta amainaba y la noche quedaba
sumida en la oscuridad, la lluvia fina parecía perpetuarse, cuando en
aquella zona se ponía a llover podrían pasar días así, con una llovizna
constante y fría, helada por el gélido aliento de las cimas nevadas que
le rodeaban, aunque estuvieran en pleno verano.</div>
<div style="text-align: justify;">
Rápidamente trazó un plan. No tardó mucho en decidirse, pues no le quedaban muchas opciones y el tiempo jugaba en su contra.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tendría que utilizar luz artificial, así
que cogió una de sus linternas más amplias y se adosó al cinturón unas
cuantas bengalas. Cargó su escopeta preferida y acopló a las piernas,
con cinta aislante, cuatro pistolas cargadas. Su arsenal era digno del
ejército de un pequeño país. Incluso guardaba dos cajas de granadas de
mano, las cuales guardaba como oro en paño para una situación
verdaderamente desesperada.</div>
<div style="text-align: justify;">
También cargó una pequeña mochilita de balas de la escopeta. Con todo eso tendría que tener suficiente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los caminantes se agolpaban en la puerta
principal, arañándola torpemente como un pequeño perro que pide al
dueño entrar en la casa para resguardarse de la lluvia. Fue hacia la
salita y se asomó a la ventana. Por aquel lateral apenas había dos
caminantes despistados. Abrió una de las bengalas y la lanzó entre las
tablas. De ese modo los atraía a la zona opuesta al coche y al huerto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pidió al cielo que la llovizna no la apagara.</div>
<div style="text-align: justify;">
Atraídos por el fuego, los caminantes se
dirigieron hacia aquel lateral. La llama se apagó y lanzó otra. En poco
tiempo la mayor parte de ellos se agolpada en torno al fuego.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era el momento de entrar en acción.</div>
<div style="text-align: justify;">
Agarrando con fuerza la escopeta salió a
la calle. Tres caminantes estaban próximos a la puerta, pudo cerrarla y
asegurarla antes que llegaran. Los tres no tardaron en tener una bala
adosada a la materia gris, o lo que fuera que aquellos perros del
demonio tuvieran ahí dentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se apresuró hacia la zona trasera de la
casa, por la parte en la que no estaba la llama, pasando por el lateral
de la cocina; rodeando el coche y el pequeño huerto. Por el camino fue
disparando a discreción a todo el que se le acercaba, no eran muchos,
pero en ese trayecto pudo haber abatido a una docena de ellos. Tuvo que
coger una de las pistolas para disparar a los dos últimos, ya que se le
echaron demasiado encima.</div>
<div style="text-align: justify;">
En la zona trasera de la casa saltó y
trepó por las ventanas hasta llegar arriba. Algunos intentaron imitarlo,
pero no pudieron conseguirlo, eran demasiado lentos, demasiado torpes,
demasiado irracionales.</div>
<div style="text-align: justify;">
Solo tenían una virtud lo que lo hacían
tan peligrosos, nunca se cansaban, nunca dormían. Siempre deambulaban
persiguiendo devorar, preferiblemente a humanos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡Malditos idiotas!”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se quedó mirándolos un instante, lo
miraban hambrientos, emitiendo ese ruido constante, con las mandíbulas
desencajadas, algunos con algún ojo descolgado, todos con las ropas
rasgadas, muchos con articulaciones rotas y con trozos de cara sin piel.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tiró otra de las bengalas en esa zona
trasera, más discreta y escondida. Pronto se llenó de decenas de ellos.
Empezó a disparar tranquilamente, se sentía extrañamente a salvo. Su
escopeta escupía la bala, y tras cada fogonazo caía un caminante.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando se quedó sin cartuchos, recargó
con suma tranquilidad. Silbando una vieja canción de infancia, con la
esperanza de que su madre pudiera oírlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lanzó otra bengala y continuó
disparando, apenas quedaban unos pocos en pié. Se despidió de cada uno
antes de apretar el gatillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La lluvia había cesado y una montaña de cuerpos inertes se agolpaba frente a él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Miró alrededor sin apenas percibir más
peligro. Solo un par de ellos subían de nuevo por la colina. Se preguntó
por qué estaban allí, no era normal verlos, aquel lugar estaba alejado
de todo, rodeado de altas montañas y con un terreno demasiado abrupto y
salvaje. ¿Qué podría haberles atraído?, no creyó que su casa fuese la
razón. Tal vez estaban allí por alguna otra causa, y la casa les habría
llamado la atención, al haber aparecido iluminada por los rayos de la
noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero, ¿qué podría haberles atraído a
aquella zona?. Por lo que había podido aprender solo se guiaban para
comer y era en las ciudades y grandes poblaciones por donde andaban a
sus anchas, comiendo humanos muertos y mascotas heridas. En mitad del
bosque no era fácil encontrar animales muertos y desde luego no había
humanos. Además, solo se guiaban por el hedor de la carne en
descomposición y su madre y él estaban más vivos que nunca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hedor de carne muerta.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¡El ciervo!”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lamentó no haberlo quemado, los
caminantes deberían haber olido su carne desde lejos, uno habría seguido
a otro y así hasta toda la congregación que habían reunido en el
entorno de su casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
La certeza de explicarse el por qué de
aquella inesperada visita le suscitó una nueva duda. ¿Cuántos más habría
allá abajo?. La noche era su aliada, o lo intentaba o se condenaban
para siempre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Entró en casa, cogió más balas y agarró su machete. Los que pudiera matar sin hacer ruido mejor que mejor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Colina abajo se cruzó con seis más, todos sintieron el frío del acero en sus sesos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se agazapó entre los árboles mirando
alrededor. Avanzó poco a poco hasta llegar a la zona en la que había
enterrado el ciervo. Allí estaban, eran pocos, concretamente cinco. Se
repartían lo que quedaba del animal.</div>
<div style="text-align: justify;">
No había mucha carne, sin duda los demás
habrían ido a buscar más comida a otro sitio y al ver su casa desde
abajo habrían decidido, si es que esos malditos idiotas podían tomar
decisiones, ir a probar suerte allí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estaban mínimamente separados uno de los otros, cada uno con su menú, ni rastro del ciervo, lo habían devorado por completo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Uno a uno fue clavando su machete con
saña y sed de sangre. La cara de Jaime enloquecía en cada envestida,
aquellos desgraciados apenas pudieron ponerle en apuros. Ni un rasguño,
ni una caída, ni una torcedura. Toda la sangre que bañaba a Jaime era de
aquellos desgraciados, a los que acuchilló hasta quedar exhausto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Durante toda la noche anduvo merodeando
alrededor de la casa y por el bosque, buscando más amigos a los que dar
tan calurosa bienvenida. Ni rastro de ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al amanecer amontonó todos los cuerpos
en la zona trasera de la casa, donde había acribillado a la mayoría
desde el tejado. Cuando el sol, hermoso y bienvenido tras una fría noche
de lluvia y muerte, hizo acto de presencia, quemó los cuerpos en una
descomunal hoguera que luchaba por alcanzar el cielo, como una ofrenda a
Dios, mostrándole que de momento lograban vencer en su lucha contra su
todopoderoso enemigo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esperó pacientemente a que finalizase la hoguera para enterrar, colina abajo, los calcinados huesos que quedaron de las llamas.</div>
<div style="text-align: justify;">
El Sol estaba muy alto cuando dio por
culminado el plan percibido a la ligera en la temerosa noche de lluvia.
Se dirigió a su casa tan orgulloso como cansado. Lleno de sangre de
caminantes y con las ropas rasgadas, podría pasar por uno de ellos,
pensó. Entró en casa y golpeó en la puerta del sótano.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mama, mama. ¿Me oyes?. Soy yo, puedes salir, puedes abrir. Todo pasó”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras un incómodo y alarmante silencio la
puerta se entreabrió lentamente. Su madre asomó tras la rendija y al
verle la abrió entera hasta fundirse en un abrazo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sabía que lo lograrías mi nene. Dios no iba a abandonarte pues pasé toda la noche rezando”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Matar caminantes se está convirtiendo en mi deporte favorito”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Rieron, ella le acarició las mejillas. Su vestido estaba lleno de sangre tras el abrazo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Estás bien?, ¿te has herido?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Toda esta sangre es de ellos. Voy a lavarme y a tirar esta ropa”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre acarició su brazo desnudo y
musculoso. La sangre no permitía saber donde empezaba la camiseta de
manga corta. Con la otra mano acarició el otro brazo. Sus manos se
llenaron de sangre de caminante.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Esta sangre es el testigo de tu lucha por protegerme, por proteger a la humanidad”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se acercó mucho hasta abrazarle de
nuevo, ladeó la cabeza y lamió su cuello, llevándose parte de la sangre
consigo. Su boca estaba roja, como su hubiera comido carne cruda. Sus
ojos desorbitados por la excitación. Lo besó. Su lengua recorría toda la
boca de su hijo. Luego lo agarró de la mano y lo condujo al sofá del
salón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Allí quitó sus ropas sucias y llenas de
sangre. Cuando quedó completamente desnudo le lamió toda su piel
manchada y sudada, hasta dejarla limpia.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Bebo la sangre del enemigo del señor. Con esta acción lavo y libero de maldad los músculos del guerrero”</div>
<div style="text-align: justify;">
Estaba visiblemente muy excitada. Con
toda su boca y cara manchadas se quitó el vestido dejándolo caer. Su
cuerpo fue ofrecido completamente desnudo. Se sentó en los regazos de su
hijo y le ofreció los pechos agarrándolos con la mano para acercarlos a
su boca.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Aquí tienes mis pechos, amor, mama de ellos, tenlos como premio por tu lucha victoriosa”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su lengua recorrió los pezones, amplios y
rosados. Ella se lamió y pasó sus dedos por ellos, dejándolos rojos.
Él los agarró, lamió y comió. Eran deliciosos, la generosidad de la
talla ciento veinte le otorgaron una erección que tardaba en llegar. El
cansancio se tornó en deseo. Y su madre se convirtió en el regalo de
Dios por mantener con vida a lo más importante de su creación.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tal vez deliraba pero de repente las
palabras de su madre ganaban sentido. Estarían ambos locos, y si en su
locura deberían vivir por siempre jamás, mejor vivir bien y ser el macho
de una hembra entregada a él. De esta forma ella conseguía que
defendiera la casa con la garra con la que lo había hecho la noche
anterior. Se preguntó si ese mismo valor lo hubiera empleado en el caso
de no haber gozado del cuerpo y el calor de su madre. Tal vez no, tal
vez aquella loca religiosa llevase razón, su cuerpo le había otorgado el
relax suficiente para sacar fuerzas de donde probablemente no había.</div>
<div style="text-align: justify;">
La miró. Con la boca llena de sangre y
la mirada desorbitada estaba más cerca de ser una enviada del diablo que
una borrega de Dios. Se preguntó cuándo perdió la cabeza aquella mujer.
Tal vez en aquellas noches de silencio, en las que no hablaban,
esperando que llegasen y todo acabase. Ahí también debió perderla él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su polla estaba pletórica.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Quiero follarte mama”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Fóllame nene, folla a tu perra”.</div>
<div style="text-align: justify;">
El susurro le erizó la piel, no parecía
su voz, es como si estuviese poseída. Le agarró el sexo, estaba muy
mojado. La excitación que en ese momento sufría su madre no parecía de
este mundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La colocó a cuatro patas sobre el sofá.
Ella gemía esperando. Abrió las nalgas y rebuscó bajo el amplio bello.
Por fin la metió. Esta vez folló fuerte desde el inicio. Ella mantuvo la
postura gimiendo en voz alta. Sus nalgas bailaban y su espalda caía
poco a poco, pero en todo momento sus caderas permanecían muy arriba,
facilitándole la labor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se la sacó y le abrió mucho las nalgas.
Lamió su mano y la pasó por el ano. Se incorporó un poco más y colocó el
capullo. Apretó hasta que entró, más fácilmente de lo que hubiera
jurado. Enseguida su pene entró casi hasta la mitad e inició una follada
lenta, metiendo en cada embestida un poco más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los gemidos aumentaron.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Eso es, rómpele el culo a mamá. Aquí me tienes, desahógate cariño. Elimina la tensión de la batalla con la hembra de tu casa”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se detuvo para descansar, no quería
correrse. Pero su madre no estaba por la labor de parar. Se sentó a su
lado y descendió hasta darle una fuerte mamada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Ummmm mama no sigas que me voy”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se puso de rodillas en el suelo y
siguió comiéndosela desde ahí. La sangre de su boca se mezclaba con la
polla, su saliva y el líquido que empezaba a salir del capullo. Empezó a
masturbarle mientras le miraba, lo alternaba con rápidas y profundas
tragadas de polla.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vamos, corete amor. Dámelo todo”</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras le masturbaba abría mucho su
boca, esperando el premio. Cuando el semen empezó a brotar la introdujo
de nuevo en la boca. Moviendo el miembro lentamente, tragándolo todo.
Hasta quedar completamente vacío.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se sentó, educadamente a su lado en el
sofá. Jaime resopló y se levantó a beber un par de sorbos de whisky. Al
abrir la despensa recordó la inmensa suerte que tuvo aquel día. Un
camión cargado de botellas de whisky de alta calidad, parado en la
cuneta de una carretera principal, posiblemente iría camino de la gran
ciudad. Nadie en su interior y las botellas intactas. No pudo cargar
todas y dio un total de tres viajes. Acabó almacenando casi trescientas
botellas. No solo las utilizaba para beber sorbos lentos que lo
templasen a diario, también lo habían utilizado para curar alguna
herida, conservando el alcohol médico que guardaban en menor cantidad.
Cogió una nueva botella. Debían quedar unas cuarenta de las sesenta que
subió del sótano en cuanto las tuvo todas reunidas. El resto permanecían
bien protegidas abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bebió un largo trago. Miró a su madre. Sentada en el sofá, completamente desnuda y medio embadurnada de sangre de caminante.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Tendrás que limpiar ese sofá. Ya tienes
tarea para esta tarde. Yo aseguraré un par de tablas que me crujieron
anoche mientras disparaba desde el tejado”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre miraba al infinito, como si volviera de un sueño lo miro.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Eran muchos?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Los suficientes para que no bajemos la
guardia nunca más. He pensado en ir en busca de focos para proteger todo
el perímetro de la colina. Tendría que ser con batería propia o pilas.
Todas las noches lo encenderemos a ratos para vigilar. Tampoco conviene
llamar demasiado la atención, pero la oscuridad de noches como la pasada
nos exponen demasiado”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre le miró preocupada. Él reparó
en que estaba sentada con las piernas sobre el sofá, abierta de piernas.
Podía notar como su sexo seguía húmedo. Cayó en la cuenta de que no la
había follado lo suficiente. No era propio de ella que estuviera ahí,
completamente desnuda, a plena vista de su hijo. La sintió frágil y
necesitada. Abandonada del Dios en el que tanto confiaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Dónde irás a buscar los focos?”</div>
<div style="text-align: justify;">
Su voz agonizó en una súplica de preocupación</div>
<div style="text-align: justify;">
“A la gran ciudad. No me quedará más remedio”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Es muy peligroso, no sabes qué vas a
encontrar allí. De momento no los necesitamos, fue una tormenta
pasajera. Aprovecha una de las salidas del otoño, justo antes de las
lluvias y nevadas invernales….”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Anoche estuvimos a punto de morir. No
fuiste consciente en ningún momento del peligro que corrimos. Analizaré
opciones sin tener que moverme aun. Mientras haga buen tiempo podremos
aguantar”</div>
<div style="text-align: justify;">
Bebió otro largo sorbo en silencio. Su
madre permanecía sentada. Sintió que quería dejarla necesitada. Pensó en
que si tal vez la relación con su madre iba a empezar a cambiar para
siempre, sería mejor que él tomase el mando de la situación. El hecho de
que ella hubiese ofrecido su cuerpo era un acto de inmoralidad mortal,
sin duda la hacía más débil y sumisa; en una mujer de sus profundas
convicciones no cabría otra cosa. Él podía verlo, notaba como su madre
había aceptado el destino y había dado un paso, sin duda movida por una
excelsa necesidad sexual, de marcar más claramente el patrón de
comportamientos en el hogar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime supo que jamás sería su madre de
ahí en adelante. Ahora era una mujer a la que proteger, pues ella pedía
protección con su perdida y atemorizada mirada. Y aquella mujer había
aceptado el roll de hembra de la casa, donde mantenerla en orden y
limpia y estar al servicio del macho se había convertido en la forma
escogida para espiar sus pecados; en el juicio divino constante en el
que andaba metida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bebió otro largo sorbo, casi se había
bebido media botella. Ella lo miraba de soslayo, temerosa y deseosa. Sin
atreverse a dar el paso de tener más sexo, aunque solo un rato antes
habría tomado toda la iniciativa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se colocó frente a ella con la botella
de whisky agarrada. Dio otro sorbo. María levantó la cara y esforzó una
sonrisa, dejando salir levemente la lengua alrededor de los labios.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Creo que deberías lavarte. Luego iré
yo. Cuando tengas tiempo me gustaría que quitases los pelos de tu coño.
Desmejoran tu silueta y no me dejan disfrutar en plenitud de tu coño. La
depilación de tus piernas es impecable, utiliza la misma cuchilla para
rasurártelo. Y mantenlo siempre limpio”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sí hijo mío”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Otra cosa, échate algo más de tinte.
Has criado más canas de la cuenta últimamente. En mis próximas batidas
dedicaré un esfuerzo extra en productos de higiene y estética. Ya que
vamos a morir en manos del diablo, que este nos pille dignos”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Gracias mi amor. ¿Algo más?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“No olvides limpiar el sofá. Yo me asearé fuera y luego repararé el tejado. Nos vemos a la hora de la cena”.</div>
<div style="text-align: justify;">
María se levantó. Jaime guardó la
botella de whisky. Justo antes de salir con un cubo para cargarlo de
agua en el pozo escucho dos suspiros prolongados procedentes del cuarto
de baño.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras arreglaba los pocos
desperfectos provocados en el tejado la noche anterior se sintió puro de
mente. Aquel paraje era realmente bello, con montañas de cimas nevadas y
bosques plagados de bellos y elegantes árboles. La colina, en cuya cima
estaba la casa, era verde y las flores silvestres daban un aroma
especial al entorno. Lo único que tanto le chocaba era que no hubiera
pájaros. Su ausencia daba un ambiente tétrico y apocalíptico que le
erizaba tanto la piel como el ruido constante de los caminantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
El hecho de que siguieran vivos
reafirmaba el convencimiento de haber construido un lugar seguro donde
vivir. Además, lo normal es que por allí nunca pasaran caminantes.
Realmente con el paso del tiempo había empezado a temer más el que algún
día se acercasen humanos colina arriba. A los caminantes los
controlaban, eran simples y predecibles. Los humanos, en cambio, pueden
llegar a ser retorcidos y peligrosos, llenos de locura impredecible,
tanto como el que una madre y un hijo acaben follando impregnados de
sangre de muertos vivientes.</div>
<div style="text-align: justify;">
En lo que respectaba su madre se sentía
bien con la situación. Al fin y al cabo, pensó, era el sino de la
historia del ser humano. Unos son más dependientes y los que mandan
necesitan saber que su labor es reconocida. Siempre fue así. Además el
macho siempre ha de disponer de una hembra, y viceversa. Podría tratarse
de una nueva ráfaga de locura, pero hasta veía normal el giro de la
relación con su madre. Normal, humano y natural.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una brisa fría bajó de las montañas
justo cuando se disponía a bajar del tejado. Achacó a su locura el
suspiro que llegó a sus oídos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“socorroooooooooo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo sintió en la nuca pero a la vez
lejano, como si viniese de detrás de las montañas. Miró en la dirección
desde donde lo sintió. La montaña permanecía inerte y señera, poderosa y
distante. Todo estaba tal cual estuvo siempre. Además, detrás de
aquella montaña solo había más y más y cada vez más altas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tal vez fuese que realmente se estaba volviendo loco.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cenaron mejillones enlatados y sopa de
cebolla. El calor del caldo le rejuveneció por dentro, el placer de
aquellas humeantes cucharadas le asentaba y transportaba a cuando todo
era normal. Un efecto similar al de dormir, cuando al despertar siempre
sentía un segundo de felicidad antes de llegar el terror.</div>
<div style="text-align: justify;">
No hablaron, como hacían casi siempre. Y
apenas se miraron. Ella vestía otro de sus vestidos, esta vez uno rojo
burdeos. Uno de los más atrevidos que guardaba, pues la caída llegaba
hasta unos cuatro dedos por encima de la rodilla estando de pie, y
algunos más al sentarse. Ella se cruzó de piernas mostrando todo el
muslo izquierdo. Jaime se embelesó, era muy bello, sin duda.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella le miró de reojo y soltó un soplido para hacerse notar, como una especie de ritual que indicaba que iba a hablar.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Hice lo que me dijiste, hijo mío”</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime sonrió magnánimo. Intentó imaginar
cómo sería su sexo depilado. Miró sus piernas de nuevo, ella lo notó y
se descruzó. Acto seguido movió su silla hacia la de él y se acomodó
abriendo las piernas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pudo verlo entero, algo sombreado por el
vestido que abarcaba medio palmo de muslo. Estaba totalmente depilado, a
simple vista parecía una obra maestra, a tener en cuenta que solo contó
con una cuchilla y algo de jabón para el trabajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le pareció más pequeño y acogedor, mucho
más bonito, realmente lo era. No pudo controlar una erección de
caballo. Más provocada por la obediencia de su madre al depilarse que
por la vista en sí.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Estupendo. Creo que has hecho un bello trabajo, ha quedado realmente bonito”</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se giró de nuevo y siguió comiendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Gracias amor”</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando acabó de comer dejó su plato en
el fregadero. Su madre empezó a fregar. Contuvo el impulso de coger la
botella de whisky, últimamente estaba bebiendo demasiado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dio una vuelta por la casa para
comprobar que todo estaba bien fuera. La noche era estrellada y había
cuarto menguante de luz plateada, la suficiente para no atisbar sombras
extrañas. Todo parecía en orden. Se sentó en el butacón del salón con
la escopeta en la mano e inició una de sus silenciosas noches de
vigilia.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando su madre terminó de fregar y
recoger la cocina se sentó en el butacón frente a él y estuvieron en
silencio. Como tantas y tantas noches.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime sintió un impulso atroz de comer
el sexo de su madre. Recién rasurado y limpio tendría que ser una
delicia. Ella lo miraba cruzada de piernas, de vez en cuando cambiaba de
apoyo dejándoselo ver en pleno movimiento. Ella respiraba agitada, él
aguantaba tranquilo, cambiando sus miradas de vigilante del exterior a
observador de su madre. Ella parecía cómoda, el brillo de su mirada era
diferente al de tantas noches de aquella situación. Parecía no estar tan
pendiente de los ruidos del exterior, como siempre hacía, como de
provocar el que su hijo se abalanzase sobre ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime decidió no sufrir más.</div>
<div style="text-align: justify;">
“El sofá ha quedado muy limpio, buen trabajo mamá”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Gracias mi amor”</div>
<div style="text-align: justify;">
“He pensado que podemos intentar
recuperar la rutina anterior. Deberías dormir por las noches y darme el
relevo vigilante desde el amanecer hasta mediodía”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella pareció decepcionada.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sí mi nene. Si crees que es lo mejor así se hará. Buenas noches”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se levantó y se encaminó a las escaleras. La detuvo justo antes de empezar a subir.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Por cierto, mamá, antes de acostarte”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Dime vida”</div>
<div style="text-align: justify;">
Le habló sin mirarla.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Desnúdate y siéntate en el sofá. Ponte
cómoda abierta de piernas. Necesito evadirme un poco antes de
enfrentarme a esta noche en soledad”</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella sonrió y dejó escapar un errático suspiro de expiración. Fundida de nervios y excitación.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo que tú ordenes, mi nene”</div>
<div style="text-align: justify;">
Se sentó en la mitad del sofá de dos
plazas que se extendía desde la ventana central, en torno a la cual se
encontraban los dos butacones, y la puerta de entrada. Colocó su culo
justo en la separación de las dos mitades del biplaza. Se abrió de
piernas, completamente desnuda. Jaime la observó, los pechos parecían
más caídos en esa postura, y no guardaba relación con el majestuoso
coño, el cual podría pasar por el de una mujer de veinte años menos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dejó la escopeta recostada contra la
pared bajo el ventanal y acercó la vela desde la repisa donde solía
estar hasta una mesita más próxima a donde se encontraba ella. Se
levantó despacio y se arrodilló frente a ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
No hacía falta hablar. Se acomodó y
sostuvo a su madre muy abierta agarrándola por la zona inferior de los
muslos, rozando las nalgas con los dedos. María era pequeña y bien
manejable, extraordinariamente dócil.</div>
<div style="text-align: justify;">
Primero lo besó, dejando deslizar la
lengua inocentemente, trayendo consigo olor a mujer mezclado con el
jabón barato que usaban. La miró, reposaba la cabeza en la espalda del
sofá, decidida a pasar un buen rato. Ahora le pasó la lengua desde el
ombligo hasta el ano, y vuelta a subir deteniéndose en el botón. Jugó
haciendo círculos y dando lametones de abajo arriba y viceversa. María
empezó a retorcerse lentamente en el sofá. Sus manos agarraban la cabeza
de su hijo, acompañándola en los movimientos y dejándole hacer, sin
dirigirle.</div>
<div style="text-align: justify;">
Él la miró de nuevo, ella le sonrió acariciándole el pelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Te gusta así mi vida?”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Delicioso, sin pelos es exquisito, todo un coño”</div>
<div style="text-align: justify;">
“Me alegra que te guste amor, cómeselo a mamá”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esto último lo dijo con voz susurrante.
Regresó al trabajo. Al lamer de nuevo lo encontró más abierto y húmedo,
esperando de nuevo su lengua. Lo lamió y besó, mordisqueó los labios
vaginales y acabó metiendo uno, dos, tres dedos. Lamió el ano mientras
sus dedos no cesaban de penetrar, y ella lo acompañó de gemidos
aprobatorios, que llenaban la casa del ruido caliente de hembra en celo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se levantó y desnudó. Había bebido
el suficiente jugo como para saber que el sexo de su madre necesitaba
una buena polla, y él podía ofrecerla. Se desvistió por completo y se
acopló a ella, la cual lo recibió sin cambiar de posición y con los
brazos y piernas abiertas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Algo agachado, sin llegar a apoyar las
rodillas en el sofá, la trabajó con empujones de fuerza, intentando no
parecer torpe, de menos a más hasta lograr introducirla entera. Ella le
tenía abrazado en torno a la nuca y echaba un poco el cuello hacia
delante para lamer sus pezones; lo cual le daba más ánimos para seguir y
seguir.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se encontraba pletórico, sintiendo que
aguantaba lo que quisiese, sabiendo disfrutar del momento. Su madre era
una espléndida folladora, nada que ver con la torpeza y vergüenza
mostrada la primera vez. Ahora, desatada, ni se acordaba de Dios en
mitad del acto; solo se centraba en ser placentera y generosa, y en
disfrutar todo lo que podía.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Cambiemos”</div>
<div style="text-align: justify;">
A su orden ella se levantó, ahora se
sentó en el mismo sitio donde estaba ella y le extendió los brazos. Ella
agarró su mano y se acercó. Se acopló de rodillas en torno a su
cintura. Con su mano derecha se la agarró y la clavó, luego se sentó
sobre él. Quedaron abrazados y moviéndose a la vez. Él le agarraba las
nalgas, las cuales se movían sensualmente de arriba abajo acompañando el
movimiento que desde abajo le llegaba en sentido contrario. Ella le
abrazaba y miraba fijamente a los ojos. Se besaron profunda y
guarramente, compartiendo salivas cada vez más espesas, en una
insistencia maternal de mantener siempre la lengua muy dentro de la boca
de su hijo, recorriendo sus dientes. Las babas cayeron por sus pechos,
los cuales él lamió a la vez que María echaba la cabeza hacia atrás,
moviendo el culo más fuerte. Justo cuando sentía que se iba su madre lo
apretó más contra sí y con un profundo gimoteo orgásmico provocó el
final de su hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Gimieron y gritaron a la vez. Él sintió
que la cueva se humedecía considerablemente justo en el momento de
eyacular, sintiendo una maravillosa situación placentera, nunca antes
vivida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esa noche María durmió feliz y Jaime no
dejó de rememorar el que, probablemente, habría sido el mejor polvo de
su vida. Nunca uno antes con tanta sensualidad, intensidad,
compenetración y ternura.</div>
<div style="text-align: justify;">
Madre no hay más que una.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente durmió poco. Al
amanecer un cúmulo de nubes ocultó al Sol en su nacimiento. Preocupado
porque volvieran las lluvias y les pillase de nuevo desprevenido para
ver venir posibles caminantes, solo dio vueltas acompañadas de pasajeros
e inquietos sueños, durante un par de horas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al levantarse pidió a su madre, que
empezaba a afanarse en la cocina, que pusiera algo fuerte para comer y
le preparase una pequeña mochila. Iba a ir a la gran ciudad a buscar los
focos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se abrazó llorando. Nunca llevó
bien que se fuera, pero siempre lo aceptó como algo necesario y sin lo
que no podrían sobrevivir. Él tampoco tenía mínimas ganas de ausentarse
durante todo el día, no volvería hasta la noche y debería conducir sin
los faros del coche para no llamar la atención.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero tenía muy asumido su roll de
protector del hogar. Y su obligación ahora era hacer lo posible para
evitar que una situación de tanto peligro se volviese a repetir. Y para
ello tendría que mejorar el sistema de iluminación nocturno. Además
buscaría nuevas bengalas. Sabía perfectamente dónde buscar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Partió cuando el Sol casi llegaba a la
zona más alta de su parábola. El coche estaba sobradamente cuidado pues
piezas de coches, generadores y herramientas de taller era lo que más
fácil le había sido encontrar. Lo revisaba casi a diario y siempre
estaba con el depósito lleno de gasolina y un bidón guardado en el
maletero; por si debían huir.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las ordenes a su madre fueron claras.
Nada de desviar la atención. Debería estar alerta todo el tiempo que
estuviese sola, vigilante y con un arma siempre a mano. Quedó encerrada
cuando él deslizaba lentamente su coche por el mal cuidado camino que lo
llevaría, colina abajo, a un camino algo mejor preparado; el cual
transcurriría unos quilómetros entre las montañas hasta llegar a una
carretera comarcal tan descuidada o más que el camino.</div>
<div style="text-align: justify;">
El paisaje era delicioso, nunca se
cansaba de admirarlo, conduciendo a escasos cuarenta quilómetros por
hora, tratando de no dañar el coche en los baches; en cuestión de unos
veinte quilómetros llegaría a la carretera nacional que tendría que
conducirle a la ciudad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Todo estaba en orden. Ni rastro de nada
raro, solo paisajes y paisajes. Al pasar por un pequeño puente vio un
caminante. Estaba de pie encima del riachuelo que pasaba por debajo de
la carretera, cerca del lago. Estaría como a unos quince quilómetros de
su hogar. Con aquel terreno montañoso era todo un mundo, pero se había
propuesto no dejar vivo a ninguno que viese por aquella zona.</div>
<div style="text-align: justify;">
Detuvo el coche y bajó hasta el
riachuelo. Cuando lo vio se fue directo a él con ese andar torpe,
arrastrando los pies por la superficie de una cuarta de agua,
chapoteando torpemente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hasta que estuvo a unos dos metros no se
percató que era una mujer. No tenía apenas pelo, pero conservaba la
figura y la mirada de lo que sin duda tuvo que ser una bella chica en su
vida humana. Sintió lástima y trató de imaginarla llena de vida y
sueños unos meses antes. El matarla era lo mejor que podía hacer por
ella ahora. Justo cuando se lanzó con las mandíbulas muy abiertas,
desesperadamente hambrienta, sacó el machete que llevaba adosado al
cinturón y se lo clavó en lafrente, entre los ojos. Cayó fulminada,
tiñendo de rojo el pequeño riachuelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La carretera nacional estaba en un muy
buen estado, tal y como la recordaba de la última vez que condujo por
ella un par de meses atrás. Algunos coches abandonados en las cunetas y
algunos cadáveres en descomposición.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un cartel medio derrumbado anunciaba que
quedaban ochenta quilómetros para la gran ciudad. Condujo a una
velocidad crucero de unos ochenta quilómetros por hora. Llegando a ella
pudo ver grupos reducidos de caminantes que deambulaban por la cuneta,
algunos dentro de la carretera. A todos los esquivó cuidadosamente, allí
no eran su problema a no ser que amenazasen su vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las casas y los edificios de entrada a
la ciudad estaba derruidos, algunos ardían. Fijó la atención en busca de
posible presencia humana. Ni rastro aparente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tomó un desvío antes de adentrarse en la
solitaria ciudad, más tétrica que nunca. Daba miedo, con sus avenidas,
jardines, edificios y plazas abandonadas. Llenas de caminantes, pensó en
que más que probablemente habría humanos escondidos en los edificios,
luchando por sobrevivir mucho más de lo que lo hacían ellos. El desvío
lo llevó a un polígono industrial situado al sur, justo al otro extremo
de la urbe.</div>
<div style="text-align: justify;">
La gran superficie de la jardinería y el
hogar invitaba a todo menos a aproximarse. Aparcó el coche en la
carretera, fuera del aparcamiento lleno de coches destrozados. Caminó
entre ellos, con el machete y una de sus pistolas preparados. Con sumo
cuidado accedió al interior del recinto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo primero que vio al entrar fue un
caminante, deambulaba por un pasillo del fondo. Vestía traje de
seguridad; ¿sería el vigilante de aquel lugar?.</div>
<div style="text-align: justify;">
Intentó evitarlo. Caminó por los pasillos intentando no encontrarse con él, vigilante por si otros amigos anduvieran cerca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pudo ver focos en lo alto de una litera
en una calle colindante. Iban a pilas y las enormes baterías descansaban
justo al lado, a la misma altura. Retrocedió pero tuvo que agazaparse
de forma fulminante. Tres caminantes acababan de entrar por la puerta
principal. Justo por la zona hacia la que se dirigía. Se había propuesto
no enfrentarse a ellos, solo quería coger lo que necesitaba y salir
pitando. Los nuevos caminantes anduvieron por el pasillo donde se
encontraban los focos y las pilas. Jaime se asomó a él. Justo a la
altura de lo que necesitaba se cruzaron con el guardia de seguridad y
empezaron a empujarse con el torso los unos a los otros, de forma torpe,
emitiendo ese ruido constante tan escalofriante.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pasó un largo rato y parecían no querer
moverse de allí. Miró alrededor y se asomó fuera. Su coche seguía donde
estaba y no había rastro de nueva compañía. Decidió llamarles la
atención. Se dejó ver. Los cuatro fueron directamente tras su silueta,
guiados por aquel insaciable apetito. Los llevó hasta la calle del fondo
y corrió por una lateral hasta llegar a la de los focos de nuevo. Los
caminantes le habían perdido la pista, tendría apenas un minuto hasta
que dieran de nuevo con él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Confió a la suerte el que se mantuvieran todos juntos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Agarró los dos focos y acarreó con
varias pilas. Tendría que llevarlos a peso, no había tiempo de buscar
carritos y hacía tiempo que decidió no buscar nada más. Justo al salir
corriendo los cuatro fantásticos lo interceptaron en la puerta de
salida. De nuevo se fueron a por él. Corrió de forma más torpe por la
carga, en dirección opuesta hasta dar una vuelta al establecimiento.
Consiguió generarse vía libre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Corrió hasta el coche y guardó todo en el maletero. Al girarse tenía a otro a punto de darle alcance.</div>
<div style="text-align: justify;">
Trastabilló y cayó al suelo a merced del
susto. Se le echó encima con las fauces abiertas dispuestas a darse un
festín. Era más grande que él, pero no más fuerte. Le sostuvo los brazos
arriba, impidiendo que sus dientes impactasen. Estaba totalmente
tumbado con el desgraciado fortachón casi inmovilizándole. Miró hacia
atrás y pudo ver como cuatro pares de pies se arrastraban a escasos
cinco metros. Ya estaban ahí sus amigos, enemigos de los focos a pilas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se la jugó. Soltó su mano derecha para
agarrar la pistola. Rápidamente giró la cabeza hacia el lado opuesto. El
otro cayó de cara sobre el asfalto. Al girarse tuvo justo el tiempo
para dispararle en la frente. Un agujero limpio lo dejó en una mueca
satánica, justo antes de que le convirtiera en uno de los suyos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Disparar en mitad de aquel lugar era justo lo que no quería hacer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Rápidamente se puso en pié y disparó cuatro balas más, a escasas cuatro cuartas, sobre las cuatro cabezas huecas restantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sesos sobre el asfalto. Tranquilidad pasajera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al fondo unos cuantos amigos más se
aproximaban atraídos por el ruido de los disparos. Al arrancar pudo ver
que otros medio taponaban la salida hacia la carretera de
circunvalación. Aceleró llevándose a tres por delante. Limpiaparabrisas
manchado y parte delantera del coche abollada y teñida de rojo. Aceleró
sin mirar atrás. Si lo hubiera hecho habría visto a más de un millar de
caminantes que se agolpaban en torno a los cinco compañeros caídos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se había librado de milagro, y ya iban dos veces en muy poco tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La vuelta la hizo más rápida, buscando
que no se le hiciera de noche. Al llegar al camino que llegaba a su
casa justo empezaba a anochecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando enfiló el camino mal cuidado que
subía la colina pudo ver su hogar. Destartalado y fortificado, desde ahí
abajo daba la impresión de ser una especie de casa encantada;
definitivamente no invitaba a acercarse a nadie.</div>
<div style="text-align: justify;">
Algo le detuvo. Sintió que su hogar quería transmitirle algo. No tardó en darse cuenta de qué.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se le heló la sangre y contuvo la respiración.</div>
<div style="text-align: justify;">
Detuvo el coche y lo apartó del camino,
intentando dejarlo lo más fuera de la vista posible. Cargó con la
pistola llena de balas y el machete preparado. Se acercó colina arriba
de forma sigilosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al llegar la rodeó y se aproximó al
exterior de la ventana de la cocina. Allí estaba, las tablas de debajo
estaban teñidas de verde. Su madre había volcado la pequeña lata
preparada con pintura justo al lado de dicha ventana.</div>
<div style="text-align: justify;">
No había dudas, era la señal que tenían
preestablecida de que algo fuera de lo común ocurría, para cuando uno de
los dos se ausentaba. Rodeó la casa vigilante. Desde la ventana de la
habitación de su madre salía un pequeño resplandor amarillento producto
de alguna de las velas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por un momento barajó la idea de que
hubiera sido un accidente. Entró en la casa con cuidado. La puerta del
sótano entreabierta le quitaron las dudas. Un tarro roto en el suelo le
hizo visualizar lo ocurrido: Su madre se apresuró a tirar la pintura,
para alertarle cuando volviese. Luego corrió para encerrarse en el
sótano, rompiendo el tarro a su paso. Pero alguien la interceptó antes
de entrar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Afinó el oído, no logró escuchar nada.
Con mucho cuidado recorrió la zona inferior de la casa. No había nadie
ni nada que le diera más pistas de lo ocurrido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se encaminó hacia la escalera. Una
botella de whisky vacía en el segundo escalón. Miró. La puerta de la
habitación de su madre estaba entre abierta, la luz amarillenta se
reflejaba en la pared de enfrente, justo en el borde superior de la
escalera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Agudizó el oído y pudo oírla. Su madre gemía de forma pausada y constante. Al llegar arriba se asomó y entonces pudo verlo todo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dos hombres de aspecto desarrapado,
gordos y grandes, con barbas y pelo largo. Desnudos en la cama de mi
madre. Pantalones y chupas de cuero en el suelo, junto a uno de los
vestidos de María. Ella estaba a cuatro patas, comiéndole la polla a uno
de los dos, que estaba de rodillas a la altura de la almohada. El otro
la enculaba con fuerza.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que realmente le sorprendió fue ver
que ella disfrutaba. Movía el culo pidiendo más embestidas, el de atrás,
superado por la exigencia de la hembra, hacía lo que podía. Los gemidos
constantes y medio callados eran provocados por tener la otra polla muy
metida en la boca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime esperó pacientemente a que
acabasen. Ambos se corrieron en la boca. Ella se mostró agradecida,
tragando todo el semen de forma sonriente y generosa. Luego las lamió
para dejarlas bien limpias. Ambos sentados uno al lado del otro en la
cama, con sus barrigas enormes y la mujer frente a ellos de rodilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando acabaron entró en la habitación cargando con la pistola.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los dos barbudos lo miraron aterrados,
como si se culparan por no haber tenido cuidado, visualizando una
inminente muerte. Su madre disimuló un llanto y se fue tras su hijo
como una perrilla a la que están maltratando y se escuda detrás de su
amo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime ordenó a su madre que fuera a
lavarse y no saliese del baño hasta nueva orden. Cuando se fue, cerró la
puerta de la habitación y se adentró un par de metros. La visión de
esos hombretones desnudos y asustados le pareció cómica y circense.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Quiénes sois?. ¿De dónde venís?”</div>
<div style="text-align: justify;">
No respondieron. O al menos murmuraron algo como “jódete”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime disparó una bala en una de las
rodillas de cada uno. Se retorcieron de dolor y lloraron como críos.
Entonces Jaime se acercó un paso más y les apuntó al paquete.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Creo que no me he explicado bien, o al
menos no me habéis entendido como un servidor pretendía. Dejen que me
presente. Soy Jaime y he tenido la humanidad de dejaros acabar de follar
a mi madre. No vais a salir vivos de esta habitación, de eso puede
estar vuestras mercedes seguro. Peroe ustedes dependerá el morir de
lenta agonía o que un disparo en vuestras sucias cabezas acorte lo que
tengo pensaros haceros si no habláis”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sonrió amable.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Me he explicado bien?”</div>
<div style="text-align: justify;">
Asintieron como dos cobardes temerosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Perfecto. Y bien, ¿Quiénes sois?. ¿De dónde venís?”.</div>
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-31469651340713749512012-11-11T09:11:00.000-08:002012-11-11T09:18:08.580-08:00Relato nº 10: Apocalipsis, parte 1. <div class="relato" id="relato" style="font-size: 12px;">
<div style="text-align: justify;">
Jaime
bebió un sorbo más de la botella de whisky y la dejó sobre la mesa.
Convenía no beber demasiado para estar alerta. Se secó los labios
humedecidos con el antebrazo desnudo. La primavera avanzaba despacio y
los días cálidos iban llegando a mediados del mes de mayo, o tal vez ya
estuvieran en junio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Miró a través de las tablas que
aseguraban el amplio ventanal del salón, ahora reducido a una estrecha
franja de unos diez centímetros por los que mirar y apoyar alguna de las
escopetas si se aproximaban caminantes subiendo por esa zona de la
colina. Todo estaba oscuro y en silencio. Su madre apareció por la
puerta del salón con algo de cena: ensalada con productos de la huerta,
que cultivaban en una pequeña parcela colindante a la casa y atún de una
de las muchas latas que acumulaban en el sótano.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hacía meses, tal vez seis o siete, desde
el suceso. Cuando la ciudad se sumergió en el caos Jaime escapó a toda
velocidad con su coche, camino de la casa de sus padres en las montañas.
La primera persona que vio fue a su padre, convertido en uno de ellos.
Junto a tres caminantes desconocidos más luchaban por entrar en la
coqueta y confortable casa de campo, desde la cual se escuchaban los
gritos despavoridos de su madre luchando para que no pudiesen entrar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se bajó corriendo del coche y se
apresuró a la caseta del huerto, donde se guardaban una serie de armas,
merced a la afición balística de su progenitor. Cuando corrió llamó la
atención del grupo de cuatro caminantes, los cuales avanzaron lentamente
hacia la caseta en la que acababa de entrar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime se acomodó en un rincón con una
escopeta cargada de balas, esperándolos. Anduvieron despacio,
arrastrando los pies, con las mandíbulas desencajadas y la piel
enrojecida y ensangrentada. Emitían ruidos torpes, como si tuvieran un
apetito que jamás podrían llegar a saciar. Disparó a cada uno en la
cabeza, conforme fueron entrando. Luego quemó los cadáveres en la zona
de detrás del huerto y corrió para encontrarse con su madre dentro de la
casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Después de la cena se sentaron cada uno
en un sillón. Ella frente a él. Habían pasado ya muchos meses y poco
habían hablado de ello. Habían admitido la voluntad de Dios y a él le
rezaban a diario porque no tuvieran que verse sumergidos en el cuerpo
del diablo en el que tantas personas vivían inmersas; realmente rezaba
ella, él a veces la acompañaba para no ofender sus credos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Desde aquel día se habían tenido que
enfrentar a cinco caminantes sueltos, que habían ido a parar colina
arriba hasta su propiedad. Fáciles de abatir, a Jaime le bastó con un
fuerte porrazo en la cabeza con alguna de las herramientas de
jardinería. Posteriormente quemaron a todos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se habían fabricado lo que llamaban su
lugar de supervivencia. Rodeada de montañas grandes, su casa de aspecto
destartalado inmerso en un bosque en lo alto de una colina más baja,
suponía un buen lugar en el que sobrevivir. No habían vuelto a ver a
ningún ser humano normal desde entonces, lo cual ayudó a crear el
ambiente de aislamiento, en el que seguramente viviría la mayoría de la
humanidad que pudiera haberse librado de las garras del diablo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Convinieron en hacerse fuertes y
aislarse del mundo. En varias batidas por pequeñas aldeas cercanas,
Jaime, no sin tener que matar a decenas de caminantes, logró almacenar
más de dos centenares de latas de conservas de todo tipo. También
consiguió semillas de muchas verduras y frutas, las cuales cultivaba en
el discreto huerto, situado detrás de la casa y rodeado,
premeditadamente, de árboles destartalados, dando al lugar un ambiente
abandonado a lo lejos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Almacenó linternas y decenas de pilas,
así como todas las velas que había podido encontrar, ropas abrigadas,
cambios de camas. Tapó todas las ventanas con maderas, dejando un hueco
para espiar y disparar si fuese necesario. Consiguió todas las balas
posibles para las armas y logró almacenar varios bidones de gasolina.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras meses de viajes, escarceos y
sangrientos disparos y porrazos en cabezas de caminantes, Jaime había
logrado otorgar a la casa de campo una mínima seguridad y comodidad para
que su madre y él pudieran sobrevivir, sabiendo racionalizarse, durante
años.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella, María, se encargaba de cuidar la
huerta, sacar agua del pozo, limpiar la casa y cocinar. El solo haber
visto a cinco caminantes desde el suceso, le hacía sentirse optimista,
segura de que Dios les iba a permitir vivir como seres humanos hasta el
día en el que fuese a por ellos para llevarlos a su paraíso.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se miraban en silencio, la noche más
cálida que la anterior, tal vez estuvieran ya en verano. Un grillo
cercano cantaba a ráfagas, como si no tuviera una hembra cercana a la
que atraer. Jaime miraba a su madre y vigilaba a través de la ventana.
María miraba a su hijo, agudizando el oído por si algún sonido exterior
se salía de la normalidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las noches eran largas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime miraba su madre. A sus cincuenta
años aun conservaba la belleza arrebatadora de su juventud. El pelo
castaño con ciertas canas que intentaba tapar poco a poco con el poco
tinte que le iba quedando en el limpio y pulcro cuarto de baño. Metida
en uno de sus vestidos clásicos de estar por casa, color naranja pálido,
mostrando sus cuidadas piernas. Insinuando sus anchas caderas y tapando
sus amplios pechos. Mostrando la voluptuosidad que siempre tuvo,
cuidándose todavía, a pesar de estar a expensas de Dios. Siempre le
gustó cuidarse y ello lo hacía como un ritual que la mantenía atada a la
vida. A veces la escuchaba suspirar, jamás le preguntaba por sus
suspiros.</div>
<div style="text-align: justify;">
María miraba a su hijo. Desde el suceso
siempre se rapaba el pelo, haciéndole aparentar algo más de sus
veinticinco años. Sus grandes ojos le recordaban a los de su padre,
aunque era más alto que él. Con su casi metro noventa la dejaba muy
abajo, siempre le gustaba mirarlo estando juntos de pié. Ella levantaba
orgullosa su mirada desde los metro sesenta y un centímetros. Era fuerte
y ahora empleaba su vida en protegerla. Se sentía una madre muy
afortunada, una mujer con suerte de poder contar con él en un mundo
dominado por el diablo. Una mujer……. De nuevo un suspiro.</div>
<div style="text-align: justify;">
María dio las buenas noches a su hijo.
Ella dormiría hasta el amanecer, luego su hijo dormiría unas horas en
las que ella quedaría encargada de vigilar la casa. Luego emplearían el
día en organizarse y vigilar. Esa era su nueva vida, y esperaban que así
fuera durante muchos años más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estaban muy bien organizados, tal vez por eso habían logrado sobrevivir y tener esperanzas de seguir haciéndolo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella subió las escaleras. La planta de
arriba era sencilla y amplia. Tres grandes habitaciones y el cuarto de
baño. La habitación de matrimonio era la primera a la derecha. Amplia y
bien cuidada, allí dormía ella. Después estaba la de invitados, donde se
había instalado Jaime. Y al fondo la antigua habitación de Jaime, ahora
empleada como almacén. El resto de cosas las guardaban en el sótano.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pasó toda la noche caminando por la
planta baja. Del recibidor a la cocina, de la cocina a la sala de estar,
de la sala de estar al salón. En cada lugar se sentaba y miraba a
través de la rendija de madera y daba un pequeño sorbo a la botella de
whisky. Ni rastro de caminantes, ni rastro de vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Recibió el sol fuera. El astro rey pintó
tonos violetas detrás de la más alta montaña de las que le rodeaban.
Con su cima aun nevada. Apareció como una respuesta de esperanza,
calentando su piel igual que siempre hizo, haciéndole ver que merecía la
pena sobrevivir aunque solo fuera para verlo llegar e irse. Cuando no
queden humanos que contemplen fascinados el baile del sol y la tierra,
es cuando la vida habrá terminado, es cuando no quedarán esperanzas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre salió a darle los buenos días.
Ella se metió a hacer las labores del hogar y él fue a por leña para que
ella pudiera cocinar algo. Luego se tumbó en su cama, siempre con los
oídos afinados, hasta que un dulce sueño se apoderó de sus miedos,
dejándole ser feliz durante unas horas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Despertó sobresaltado, como siempre
hacía. Afinó de nuevo los oídos, no oía nada. Bajó despacio, siempre
temeroso de enfrentarse a sus pesadillas. Todo era normal. Su madre
estaba en la cocina, cortando cebollas y cociendo patatas en el hornillo
de leña.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se dieron dos besos de buenas tardes, el
sol estaba en todo lo alto, debería ser mediodía apenas habría dormido
unas cuatro o cinco horas, como siempre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Comieron casi en silencio espeso.
Hablaban poco y casi siempre sobre cosas prácticas para mejorar su
escondite y organizarse mejor. Las semanas pasaban y había días en los
que solo se miraban. Habían aprendido a mirarse en silencio, y decirse
mil cosas con solo clavar sus pupilas. A veces él se sorprendía
recorriendo sus curvas bajo sus vestidos caseros. Ella lo notaba y no le
decía nada. Miraba al cielo e imploraba a Dios por que ellos pudieran
seguir siendo seres humanos, para que pudieran preservar el espíritu
libre y limpio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero ella siempre iba al cuarto de baño o
a su habitación….. y suspiraba. Eran suspiros que recorrían despacio la
casa, como una remota brisa marinera que llegaba entre las montañas.
Suspiros que alertaban a Jaime y le hacían mirar al infinito hasta que
dejaba de hacerlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por la noche siempre se sentaban y se
observaban hasta que ella se iba a dormir. Tal vez sus materias grises
empezaban a coquetear con la locura. Tal vez cada vez fueran menos madre
e hijo, y más hombre y mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se contemplaban, suspiraban y hablaban
de cómo mejorar sus vidas. Jaime sentía como era una persona diferente.
Se centraba en sobrevivir y que ambos vivieran de la mejor manera
posible. En proteger la casa y en que nunca faltasen reservas de todo lo
que pudiera encontrar en sus batidas por la zona. Desde el suceso no
había hecho otra cosa. Pero sentía que era otra persona que luchaba por
ser el de siempre. Sus pensamientos eran más lentos y solía contemplar
todo lo que le rodeaba de una forma más analista.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su madre fue al baño, era noche cerrada y
acababan de tomar una infusión a modo de cena. Soltó un grito quedo,
una angustia sonora. Jaime se levantó como un resorte y subió rápido las
escaleras. Su madre estaba de pie en el baño, petrificada mirando a
través de una pequeña ventanita colocada entre la ducha y el lavabo, la
cual daba a la zona trasera de la casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Dos caminantes subían por la zona de
atrás de la colina, la más escarpada y empinada. Luchaban contra los
pedruscos y arrastraban los pies por las hierbas buscando las
inexistentes zonas llanas. No miraban a ningún lado, aparentemente se
desplazaban sin objetivo fijo. Eran dos hombres, sus ropas estaban
desgarradas y emitían ese ruido constante que siempre erizaba la piel de
Jaime.</div>
<div style="text-align: justify;">
María le imploró que fuera a matarlos
con sumo cuidado. Jaime no estaba tan seguro de que fuera lo más
inteligente. Le pidió que se encerrase en su habitación y que le dejase
hacer. Algo olía mal y no sabía exactamente el qué.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le dio una escopeta cargada a su madre y le pidió que se encerrase y estuviese alerta. Ella obedeció.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bajó despacio y miró por todas las
ventanas. Estaba muy oscuro, solo pudo ver a los dos caminantes, los
cuales estaban llegando ya a la casa. Aun parecían no haber reparado en
ella. Se colgó su escopeta favorita y metió un machete y un martillo en
el cinturón. Toda la casa estaba a oscuras.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esperó a que pasase lo que se olía que
podía pasar, los caminantes pasaron de largo, colina abajo.
Efectivamente no tenían como objetivo husmear en la casa, a pesar de que
algo le decía que no iban hacia ellos un escalofrío recorrió su
espalda. Supo reconocer ese escalofrío, simplemente era miedo, atroz
miedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Abrió la puerta con sumo cuidado y se
deslizó a través de la casa, yendo en silencio tras los caminantes, a
una distancia prudente. Había buena luna y el cielo estaba despejado, la
visibilidad era buena a pesar de todo, sacar la linterna hubiera sido
sumamente arriesgado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Descendieron la colina, los arces y
castaños aumentaron su número en la zona del arroyo. Se perdieron en la
parte más frondosa del bosque. Se acercó lentamente hacia la oscuridad
que manaba de él. Se escondió tras los árboles y entonces pudo verlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Podrían ser aproximadamente una docena,
se arremolinaban en torno a un ciervo muerto, al cual devoraban como
podían. Tanteo las posibilidades, dejarlos ahí podría acabar atrayendo a
más caminantes, en cambio eran suficientes para poder causarle
problemas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Decidió que no podía dejar que más
caminantes se acercasen a su guarida. Desechó el arma de fuego, que
podría atraer a más, y buscó la forma de ir desgarrando los sesos de
cada uno.</div>
<div style="text-align: justify;">
El primero no le fue difícil, aprovechó
que se separó algo del grupo para acecharle hasta atacarle con el
machete por detrás. Los demás no se dieron cuenta. El siguiente se
complicó, no acertó y cayó al suelo, revolcándose entre los helechos.
Rápidamente se vio rodeado, huyó rodando por un pequeño montículo,
sintió el crujir de ramas en su espalda. Al levantarse los tenía a
todos tras de sí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Decidió huir en la dirección opuesta a
la casa. Atravesó una gran parte del bosque hasta que los perdió de
vista, continuamente fue cayéndose por no ver el suelo por el que corría
en plena noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
Poco a poco fueron llegando, aprovechó
que los hubo más rápidos que otros y los fue matando uno a uno. Se llenó
de sus sangres y los acuchilló con sed de muerte.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al acabar con todos regresó a su casa, no sin antes enterrar lo que quedaba del ciervo.</div>
<div style="text-align: justify;">
A los caminantes los dejó muertos esparcidos por el bosque.</div>
<div style="text-align: justify;">
Regresó despacio, con mucho cuidado.
Intentando no hacer ruido, escudriñando los alrededores de la casa.
Vista desde debajo de la colina parecía una guarida peligrosa. No
incitaba a acercarse, cuidada y descuidada, bajo la luz de la luna
parecía un centro de torturas, un lugar del que es mejor estar lejos.
Tal vez por eso, y por las tablas que taponaban todas las entradas, los
pocos humanos que hubieran pasado por allí la hubieran evitado. El
objetivo estaba conseguido, pensó satisfecho, podría considerarse un
lugar seguro.</div>
<div style="text-align: justify;">
No parecía haber más peligros. Entró y
cerró corriendo la puerta. Se sentó momentáneamente en el suelo,
apoyando la espalda en la puerta de entrada. Sentía dolor en un brazo y
en el costado. Se tocó, tenía sangre. Varias heridas superficiales, nada
serio.</div>
<div style="text-align: justify;">
María soltó un lamento, estaba en la
parte superior de la escalera, muy agarrada a la escopeta, como si fuese
a caerse si la soltaba. Bajó los escalones apresurada, acercándose a su
ensangrentado hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se dio un pequeño baño con dos cubos de
agua del pozo y se tumbó en la cama. Su madre echó mano de la caja donde
acumulaban todo tipo de utensilios sanitarios.</div>
<div style="text-align: justify;">
Alcohol, algodón, aguja e hilo. Una de
las heridas reclamaba algún punto. Jaime yacía totalmente desnudo, solo
tapada su cintura levemente por una sábana que olía limpia y
confortable, ella le había cambiado la ropa mientras se bañaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
“esta noche duermes tú y yo vigilo. Necesitas descansar y reposar las heridas”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Él le había contado todo lo acontecido y ella había dado gracias al cielo de que no le hubiera pasado nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se sentó a su lado, y curó sus heridas
aplicándole cuidadosamente un poco de alcohol empapado en un trocito de
algodón. Jaime respondió al dolor retorciendo levemente el cuerpo y
apretando los dientes.</div>
<div style="text-align: justify;">
María contemplo el cuerpo de su hijo,
era fuerte y las heridas mostraban el hecho de que daba su vida por
protegerla. Se sintió dichosa. Una pequeña vela dorada colocada en la
mesita de noche daba luz tenue y parpadeante a la limitada habitación.</div>
<div style="text-align: justify;">
Él se dio la vuelta, en la espalda tenía
algunas rozaduras, también le aplicó alcohol. Se puso más encima y
masajeó un poco su espalda, intentando otorgar un poco de relax a sus
músculos y machacada espalda.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Relájate cariño, mamá te necesita relajado y fuerte”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus manos eran tan suaves que parecía
que no habían vivido un apocalipsis. Jaime venció su cuerpo sometido al
perfume de la vela, el cansancio y las manos de su madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero se relajó demasiado……</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras más se prolongaba el masaje más
vergüenza la iba a dar darse la vuelta para que cosiera su herida del
costado. No recordaba el tiempo que hacía que unas manos femeninas le
habían provocado una erección de aquel tamaño, pero el hecho de ser su
madre le sumergió en una infatigable intranquilidad, ahora el masaje no
era tan relajante como antes.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Voy a coserte esa herida del costado antes de que vuelva a sangrar. Date la vuelta amor”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se giró lentamente, en un extraño
movimiento mitad resignación mitad deseo de algo abstracto. Su pene
quedó abultando exageradamente bajo la sábana. No había posibilidad de
disimulo, estaba totalmente desnudo y solo se le tapaba, torpemente, el
miembro muy erguido.</div>
<div style="text-align: justify;">
María se percató rápido. Tragó saliva y
pidió perdón disimuladamente, agarrando el crucifijo que tenía colgado
en el cuello. Luego se lo quitó y lo colocó boca abajo sobre la mesita
de noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
Calentó la aguja con la vela, luego se
echó sobre él a la altura de su cintura y cosió una de las dos heridas
del costado. Él aguantó estoicamente el dolor, pero sin bajar un
milímetro de su erección. La herida cosida estaba a escasos centímetros
del abultamiento de la sábana, entre el costado y el vientre plano y
marcado. </div>
<div style="text-align: justify;">
Se echó más y besó la herida recién cosida con dos puntos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pobre hijo mío, paga con su sangre la protección de su madre”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime no decía nada, solo hablaba con la permanente erección, como un perro que se comunica moviendo el rabo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Otra vez la besó, esta vez restregó su lengua por la herida y parte del vientre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime sintió una quemazón de necesidad que le recorría todo el pene y le hacían hinchar los testículos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mamá solo se dedica a estar en casa a esperar que su hijo, su macho, le siga manteniendo con vida”.</div>
<div style="text-align: justify;">
María apartó las sábanas. La polla de su
hijo se mostró en toda su magnitud. Muy larga y regordeta, con ciertas
venas marcadas, con el capullo muy rojo y medio fuera.</div>
<div style="text-align: justify;">
María miró de nuevo al techo y pidió perdón susurrando.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Pero mamá sabe valorarlo y va a dar las
gracias a su nene siendo complaciente, sumisa del destino que Dios nos
tenía preparado”. Lo decía a gemiditos, con la respiración agitada,
excitada por contemplar tan bello cuerpo y tan apetitosa polla.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Mamá nunca podrá devolver a su hijo
todo lo que está haciendo por ella, pero sabrá ser agradecida y con su
cuerpo de mujer y sus manos de Santa elegida por Dios en un mundo
dominado por el Diablo, ayudará a su hijo, con humildad y en la medida
de sus posibilidades, a sentirse satisfecho y sin la necesidad del calor
humano, que tanto ha distraído nuestro camino a lo largo de la
historia, alejándolo de Dios. Porque es voluntad divina que mi hijo,
Jaime, proteja a los posibles dos únicos seres humanos que quedan sobre
la faz de la tierra que con tanto mimo creó. Es voluntad de su Santa, la
Santa María, tener al hijo satisfecho y ser una buena hembra al
servicio del destino que el todopoderoso nos tiene preparado”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime no sabía ni podía decir nada. Su
madre estaba soltando ese discurso agazapada en torno a su cintura, al
lado de su polla muy empalmada. Desde el suceso jamás la había escuchado
hablar tanto, sin duda su mente estaba profundamente dañada, como la
suya, como la de cualquiera que viviera aquella pesadilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras la magnánima petición de perdón y
declaración de intenciones, su madre comenzó a masturbar su polla, y no
tardó en acomodarse para meterla en su boca.</div>
<div style="text-align: justify;">
La falta de sexo le bastaba para saber
agradecer la humedad de la boca de su madre en las envestidas. Jamás
imaginó que aquello podría ocurrir, o al menos jamás imaginó que ella
pudiera comer con aquella ansia y avaricia. Su boca subía y bajaba a la
vez que masturbaba con su mano derecha. Sentía que la humedad recorría
tres cuartas partes desde el capullo para abajo en cada envestida, la
lengua no dejaba de jugar con el capullo cada vez que subía. Sus pelos
se alborotaban en torno a su frente.</div>
<div style="text-align: justify;">
La sacó y la trató a lametones durante
unos instantes. Luego se desvistió, despojándose del vestido, sostén y
amplias bragas blancas. Jaime la contempló, a pesar de que se cuidaba
tenía ciertas carnes acumuladas en las caderas y los amplios pechos algo
caídos. Además tenía mucho pelo púbico, algo que no le gustaba
demasiado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero era toda una hembra, con buenos
pechos y amplias caderas, guapa y con ganas de follar. Le bastaba, no
necesitaba más. Era algo no soñado jamás y que la situación de la vida
lo había ordenado necesariamente. No tenía elección.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se tumbó a su lado y se abrió de piernas.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vamos Jaime, súbete. Aquí tienes mi cuerpo cariño”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se incorporó y colocó entre sus piernas
de rodillas. La agarró por la cintura y la atrajo un poco más hacia sí.
Ella no lo miraba, solo dejaba reposar su cabeza sobre la almohada,
girada hacia la derecha. Esperando, con la respiración excitada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Buscó entre la inmensa mata de pelos
hasta dar con la húmeda cueva. La acercó y la clavó. Su madre cerró los
ojos y marcó una profunda y lenta inspiración. Se echó hacia delante,
apoyando sus brazos en torno a ella. Y empezó a follar. Solo se movía
él, clavándola con muchas ganas y sintiendo el gusto del calor interno
de su madre. Cada vez la empujaba con más fuerza, a lo que ella
respondía con pequeños gemiditos en los que no cesaba de morderse la
lengua. Sin duda reprimía un gimoteo mayor, algo que Jaime lamentó.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se sentía extrañamente excitado, era su
madre pero en ningún momento la veía como tal, era la única mujer, y
persona, que veía desde hace meses. Sentía como si fuera natural que
hicieran eso y el tiempo esperado para que ocurriese hubiese estado
marcado por una fuerza superior, como bien creía su madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
“mamá estoy acabando”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo dijo entre quejidos y suspiros que intentaban controlar la situación.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Acaba dentro de tu hembra, tu sirvienta, la borrega de Dios”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Seguía sin mirarlo, sintió una ráfaga de tristeza por su enfermiza mente creyente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al correrse la dejó clavada dentro y le
agarró mitad muslos mitad nalgas. Sintió como salía cada mililitro de
semen, como conectando una manguera con el depósito de un coche. Dejó
dentro hasta la última gota.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al acabar se tumbó sin decir nada. Ella se levantó, se vistió, se colgó el crucifijo y se fue en silencio. En la puerta se giró.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Duerme mi hijo. Esta noche vigilo yo. Te vendrá bien descansar una noche, debes estar bien para defender nuestro hogar”.</div>
<div style="text-align: justify;">
El canto de los pájaros lo despertó. Al
sentarse en la cama se percató que esos pájaros estaban en sus sueños,
desde el suceso no recordaba haber visto ninguno. Extrañamente tampoco
los había visto muertos, es como si hubieran desaparecido de la faz de
la tierra.</div>
<div style="text-align: justify;">
El Sol estaba lo suficientemente alto,
analizándolo por la pequeña sombra que se colaba entre las maderas de
las ventanas de su habitación, como para saber que habría dormido unas
nueve horas seguidas. Hacía mucho tiempo que no descansaba tan bien, tan
relajado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Relajado.</div>
<div style="text-align: justify;">
De repente le vino a la mente lo
ocurrido la noche anterior. Los caminantes, la huída a través del
bosque, la emboscada para matarlos uno a uno, el entierro del ciervo
medio devorado, las heridas, su madre curándolas, su madre mamándosela,
su madre abierta de piernas esperándole, él follando, él sintiendo el
calor de una mujer meses después, ella sin mirarle, él corriéndose
dentro, el sentimiento de culpa de ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo siguiente que recuerda es quedar sumergido en un sueño placentero, cálido y necesario.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bajó las escaleras con cuidado, arma en
mano, como solía cada vez que bajaba de dormir. La casa estaba vacía.
Miró alrededor por cada tabla, ni rastro de su madre. Con cuidado salió y
se encaminó al huerto, allí estaba. Agachada de espaldas, recogiendo
cebollas. Vestía uno de sus clásicos vestidos, se quedó admirando sus
nalgas y anchas caderas. Una figura femenina, con la enigmática
voluptuosidad madura que nunca supo apreciar en ella; y ahora empezaba a
hacerlo obligado por las circunstancias.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se levantó y giró, se miraron.
Llevaba una cesta con dos cebollas y pimientos, listos para improvisar
algo en el almuerzo. Ella le miró sonriente.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Me alegra que hayas descansado, hijo.
Mamá preparará algo de comer. Sin novedades en toda la mañana, he estado
vigilante a medida que iba limpiando la casa, para que estuviera a tu
gusto cuando te levantaras”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Debes dormir algo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Dormiré esta tarde después de comer. Poco tiempo pues tendré que estar lista para preparar la cena”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Gracias”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Podrías revisar las tablas del tejado. Se acercan nubes. Esta noche lloverá, no quiero que nuestro hogar se inunde de goteras”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se fue para la casa. Jaime se preparó
para subir a echar un vistazo al tejado. Desde arriba pudo ver los
pequeños nubarrones negros que se acumulaban en lo alto de las montañas
situadas al sur. Listas para entrar en acción cuando llegase el momento,
como los actores esperan entre bambalinas a que el director les llame a
escena.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras aseguraba maderas sueltas y
reforzaba con otras nuevas las zonas más húmedas y dudosas, no pudo
evitar sentir el ardor de querer repetir cuanto antes la experiencia de
la noche anterior. Le venían ráfagas de lo ocurrido: la forma en la que
ella se la comió, el calor de su peludo sexo, su forma de gemir pausada
mientras se mordía los labios y apretaba los dientes, el extraño regusto
dulce y hogareño que sintió al correrse dentro…… Su pene creció y se
preguntó si lo de la noche anterior fue el inicio de algo. Al fin y al
cabo no hacían otra cosa que sobrevivir, y el sexo, el desahogarse, es
una de las formas de supervivencia más ancestrales y naturales del ser
humano. Su madre estaba en paz consigo misma, buscando hablar
constantemente con Dios, entendiendo que él le había preparado un papel
en estos momentos, e incluyendo el tener contento y consolado a su hijo
como parte importante de lo que tendría que hacer. Sin duda había sido
infiel a sus principios religiosos ofreciéndose a su hijo, sin duda el
poder de la carne, la necesidad de calor y contacto humano, del hombre
contra la mujer y viceversa, le habían hecho disfrazar su profundo credo
para justificar un acto que hubiera considerado como imperdonable solo
unos meses antes.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando hubo acabado la labor, permaneció
un rato más sentado en el tejado, contemplando el hermoso paraje en el
que habían quedado aislados tras el apocalipsis. Pensó en el aspecto de
por qué follan los animales, desde siempre, incluso madres con hijos e
hijas con padres. El único dogma de la naturaleza era el no extinguirse,
el hecho de hacer sobrevivir la especie al paso del tiempo. Tal vez
hubiera algo de eso, macho y hembra se creen solos en el mundo,
probablemente lo estuvieran. Follar intentando inconscientemente la
reproducción podría también explicar lo acontecido, y también explicar
el lento cambio de mentalidad, o tal vez el lento camino hacia la
locura, que estaban experimentando día tras día. El problema era que su
madre no era una hembra en edad de reproducción. Solo quedaría, por
tanto, que ambos animales se aferraran al calor y al placer, escupiendo
hacia arriba una y otra vez, hasta que Dios quisiera venir a por ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sobrevivir. Solo se trataba de eso,
sobrevivir. No había que darle más vueltas. Y sin duda no existía Dios.
Si no, no consentiría nada de aquello.</div>
<div style="text-align: justify;">
Comieron en silencio tras la bendición materna de la mesa. Luego fueron al sofá, uno delante del otro y dialogaron un poco.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Esperemos que pasemos un tiempo sin más sobresaltos de caminantes”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Yo también lo espero mamá. Dime, ¿hace falta algo?. ¿Necesidad de que vaya a alguno de los pueblos en busca de algo?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“No hijo, todo está bien. No conviene
salir mucho, tenemos reservas de comida para meses. En verano sí pediré
que salgas, para aprovisionarnos fuerte de cara al invierno. Tal vez
esperemos a que empiecen a caer las hojas de los árboles para ello”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Muy bien. Creo que tienes previsto ir a
dormir. Te dejaré solo unas cuatro horas mamá. Cuando el Sol esté
llegando a la montaña de atrás te despertaré. Quiero cortar leña y
necesito que estés despierta para vigilar la casa”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella asintió dócil. Se levantó y se fue escaleras arriba. Al llegar arriba se giró y lo miró. Luego entró en su habitación.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime sintió el pene romper contra el
pantalón. Un poco de sexo es lo único que necesitaba en aquel momento.
Tenía miedo que se hubiera abierto la caja de pandora.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bebió dos largos tragos de whisky y
revisó panorámicamente los alrededores de la casa a través de las
selladas ventanas. Todo tranquilo. Bebió otro largo trago y subió las
escaleras despacio. Saboreando cada escalón, muy excitado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al llegar arriba golpeó un poco la
puerta sin oír respuesta alguna. La abrió y contempló a su madre. Estaba
tumbada de espaldas a la puerta, de lado. Se había colocado uno de sus
camisones de dormir. Blanco, mostrando sus piernas de rodillas hacia
abajo, con mucho vuelo y poco escote. Clásico a la vez de elegante y
sensual.</div>
<div style="text-align: justify;">
Anduvo dos pasos en silencio hasta
llegar a la cama. Su madre levantó un poco la cabeza hasta mirarle de
reojo, luego se giró y quedó en la misma posición tumbada de espaldas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Todo listo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se desnudó por completo y se sentó en la
cama a la altura de su trasero, algo echado hacia atrás. Levantó la
bata y la colocó de forma que quedase el culo libre. No llevaba ropa
interior. Lo agarró, nalga por nalga, con su mano derecha. Era blanco y
más o menos amplio. Las nalgas algo regordetas y menos flácidas de lo
que insinuaba su aspecto. Bello culo, pudo comprobar al fijarse
detenidamente: redondo, proporcionado y sin demasiadas imperfecciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo apretó con sendas manos, una en cada
nalga. Las abrió, dejando ver los pelos del coño que se colaban por
debajo. Se agachó y lo abrió de nuevo. Pasó su lengua por el ano, sabía a
limpio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella gimió al contacto, posiblemente inesperado, de su lengua ahí abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Hueles a whisky”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Lo sé, he tomado un poco antes de subir”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Permanecía con sus manos agarrando las nalgas y la cabeza ligeramente levantada para responder.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Estás en paz con Dios?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sí”.</div>
<div style="text-align: justify;">
No dijo nada más. Tras el sí, se puso un
poco más boca abajo y se abrió para facilitarle la labor. Él se situó
justo entre las piernas y siguió lamiendo su ano con las nalgas bien
abiertas. María levantó un poco el tronco, haciendo palanca con los
brazos sobre la almohada. Jaime aprovechó para chuparse la palma de la
mano y pasarla por el coño. Con los pelos apenas pudo notar su humedad,
cuando por fin lo localizó bien se acomodó y metió su cara. La lengua
empezó entonces a recorrer el sexo de su madre desde el ano hasta el
botón y allí justo se detenía a jugar deslizándola en forma de
circulitos concéntricos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sus gemidos se hicieron más audibles y no tardó en correrse.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Soy una cerda, lo he tenido que poner todo perdido. Lo siento”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Cállate”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Sí. Perdona mi atrevimiento, ha sido tu voluntad señor”.</div>
<div style="text-align: justify;">
No supo si esto último se lo dijo a Dios o a él. Estaba demasiado excitado para averiguarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se subió encima y le dio una palmadita
para que su trasero quedase más arriba. Ella obedeció echándose hacia
adelante y levantando mucho las caderas, hasta quedar justo a la altura
del paquete de su hijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Buscó el sexo y la clavó. Empezó a
follarla lentamente, sintiendo el calor y el gusto que proporcionaba el
que su polla adentrase poco a poco en aquella recién descubierta cueva
de los placeres. Luego la sacaba hasta quedar el capullo solo con un
centímetro dentro, y para adentro otra vez. Agarrando fuerte por las
nalgas, y comprobando como su madre movía la cabeza de lado a lado,
acompañando el movimiento con un ligero curveo de su espalda inclinada
sobre la almohada, donde reposaba con su cara pegada a ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
Continuó así un rato más. Podía
comprobar cómo la necesidad de su madre crecía por segundos. No tardó
mucho en que se incorporase un poco y se apoyase sobre los codos, para
empezar a mover el culo hacia atrás. Intentando provocar una follada más
fuerte. Dejó de empujar y ella empezó a moverse más rápidamente. De
adelante atrás, pam pam pam, chocando sus nalgas contra su vientre
mientras se la auto clavaba hasta el fondo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Moviéndose sorprendentemente bien.</div>
<div style="text-align: justify;">
Incitado por el buen hacer de su madre,
Jaime se impulsó sobre ella metiéndola a saco, hasta que a María no le
quedó más remedio que caer totalmente vencida sobre la cama. Ahora él
estaba en cuclillas sobre ella, taladrándole el coño de arriba abajo
mientras levantaba sus nalgas con las manos para dejar el agujero
plenamente accesible.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando no pudo más se levantó gimiendo y masturbándose. Ella se giró hasta mirarle.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Por favor, córrete en mi coño”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jaime la soltó y se tumbó en la cama,
notaba como le palpitaba, había estado a punto de correrse sobre ella.
Le empezaron a doler los testículos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“¿Por qué tiene que ser precisamente ahí?”.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Me da calor y seguridad. Me ayuda a
cumplir la palabra de Dios. Es una forma de mostrar a mi hijo que el
calor del hogar permanece intacto a pesar de las inclemencias provocadas
por el diablo. De hacerte saber, amor mío, que tu lucha diaria por el
bienestar de nuestro hogar y por nuestra seguridad da sus frutos”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se acercó y se la agarró con su
mano izquierda. La masturbó a penas un poco y le besó en el sudado
cuello, dejando deslizar la lengua hasta su oreja. Allí susurró.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Vamos mi macho, vuelca tu hombría dentro de mamá”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se subió encima de ella. María se abrió
rodeándole la espalda con sus piernas. Empezó a penetrarla. Le
sorprendió que ahora sí le miraba, profundamente, con un extraño orgullo
chispeante en su triste mirada. No tardó en transferir todo su semen.
Al finalizar ella le besó en la frente y le secó el sudor con las manos.</div>
<div style="text-align: justify;">
“Gracias”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un trueno les invadió desde las montañas.</div>
<div style="text-align: justify;">
La noche se cerró rápido y una lluvia
constante y fuerte les acompañó durante la cena. Luego se sentaron y
Jaime bebió algo de whisky mientras se aproximaba a la ventana del
salón, el amplio ventanal reducido a una estrecha mira a través de las
tablas. Todo estaba oscuro. Se apartó y bebió algo más de whisky justo
en el momento que un relámpago invadió de nuevo el salón. Se asomó de
nuevo. Algo extraño ocurría, todo estaba muy oscuro y no podía saber
exactamente qué era aquello que le extrañaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Bebió otro sorbo de whisky y volvió a
asomarse. Justo en ese momento un nuevo relámpago proyectó los ojos
fieros y sedientos de sangre de un caminante que se asomaba desde el
exterior a través de la rendija.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sintió que todo se desmoronaba.</div>
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-71607872108524818402012-07-06T04:28:00.001-07:002012-11-11T09:17:44.450-08:00Relato nº 9: Papá sorprende a su pequeña traviesa, parte 2Se mantuvo firme y no respondió, pero podía ver que
estaba teniendo un efecto en él. Su respiración era cada vez más rápida y
su ceño se había ido mientras la miraba fijamente. Se acercó un poco
más y dejó que sus pechos rozaran en su pecho. Ella sintió que sus
pezones se endurecían bajo su delgada camisa y le vio tomar otra
respiración rápida.<br />
<div class="NormalEX">
—No sé en qué estaba pensando, —dijo ella mientras
dejaba correr sus manos sobre su pecho. Podía oler su piel ahora y se
encontró preguntándose a que sabría. Había imaginado lo que sería estar
con él, pero nunca pensó que tendría una oportunidad. Ahora, allí de pie
con él tan cerca la hizo ser más descarada de lo normal.</div>
<div class="NormalEX">
—Tal vez tengas razón, — susurró ella se inclinaba
hacia su cuello. Sus labios lo rozaron ligeramente cuando añadió unas
cuantas palabras más.</div>
<div class="NormalEX">
—Tal vez soy sólo una pequeña zorra. —</div>
<div class="NormalEX">
Ella tenía toda su atención ahora. Él no se movía,
apenas respiraba. Ella dejó su lengua hacer un rastro por su piel y se
movió un poco más abajo, frotando sus caderas contra la suya suavemente</div>
<div class="NormalEX">
—Y tal vez te puedo mostrar cómo de arrepentida puede estar una pequeña zorra como yo—</div>
<div class="NormalEX">
Ella dejo las palabras suspendidas en el aire, mientras sus labios viajaban más abajo por su cuello.</div>
<div class="NormalEX">
—Christy, no quise decir...</div>
<div class="NormalEX">
Ella hizo caso omiso de sus protestas suaves
mientras poco a poco comenzaba a desabrochar los botones de su camisa,
uno por uno. Con cada botón, se exponía más de su ancho pecho y siguió
dando le besos a lo largo de su cuerpo. Su pecho era fuerte y duro,
ligeramente salpicado de rizos oscuros y Christy sintió mariposas en el
estómago mientras iba más abajo. En un momento se detuvo, levantó la
cabeza un poco y deslizo su lengua por sus pezones duros. Cuando él tomó
una bocanada de aire, sintió que se mojaba por la excitación.</div>
<div class="NormalEX">
Sus palabras se apagaron y poco a poco sus manos
encontraron su camino hasta su cintura y ella sintió como sus manos
recorrían suavemente sus caderas. Dejó que su boca dejara un rastro de
pequeños besos por su pecho mientras desabrochaba cada botón. Podía
verlo responder a cada toque y le encantaba la forma en que la hacía
sentir.</div>
<div class="NormalEX">
Cuando desabrochó el último botón, sacó su camisa de
sus pantalones y tiró suavemente de ella. Él era increíble. Sus anchos
hombros que guiaban a un vientre plano y de abdominales duros como la
roca que cualquier chico de su escuela envidiarían.</div>
<div class="NormalEX">
—Papi, creo que tenías razón—, dijo mientras sus manos tomaban su cinturón y se lo quitaban con un movimiento rápido.</div>
<div class="NormalEX">
—Creo que soy sólo una pequeña zorra que tiene que ser follada—.</div>
<div class="NormalEX">
Por un segundo él no se movió y se preguntó si iba a
pararla. Pero no le importaba. Ella lo quería. Quería saber lo que
sería estar con un hombre que sabía lo que estaba haciendo.</div>
<div class="NormalEX">
Siguió acariciando su cuello y le besó las manos,
mientras desabrochaba sus pantalones y los deslizaba hacia abajo al
suelo, dejando al descubierto su ancha polla dura.</div>
<div class="NormalEX">
—Y tu pequeña zorra quiere tu polla gruesa y grande—
dijo ella mientras su mano se deslizaba a lo largo de su longitud,
recompensada con un profundo gemido gutural. Mientras acariciaba su
pene, sus manos empezaron a deslizarse por las caderas y detrás de su
culo. Inclinó su cuerpo contra el suyo y apretó los labios a lo largo de
su cuello. Cuando él alcanzo a su otra mano detrás de ella y apretó su
firme culo, ella arqueó la espalda y se empujó contra él aún más.</div>
<div class="NormalEX">
— ¿Ese es tu problema?—, preguntó, mientras deslizaba sus manos debajo de la parte superior del tank top pequeño,</div>
<div class="NormalEX">
— ¿Sólo quieres que ser follada?</div>
<div class="NormalEX">
Antes de que pudiera responder, su camisa estaba
sobre su cabeza uniéndose a sus pantalones en el suelo. Christy gimió
cuando sus manos se deslizaron por su cuerpo y sobre sus caderas. La
sensación de sus manos sobre su piel era increíble.</div>
<div class="NormalEX">
Cuando sus dedos llegaron a su pequeña tanga rosa,
él jugó con el material sedoso, incitándola sin piedad. Jugaba con ella
de un lado a otro, frotando el tejido fino en su clítoris y rozando con
sus dedos su coño húmedo. Pronto, sus bragas estaban en el suelo con el
resto de su ropa.</div>
<div class="NormalEX">
Puso sus manos detrás de ella, tirando de sus
caderas contra su pene erecto. Ella frotó sus caderas contra él,
sintiendo su polla dura rozar contra su clítoris. Poco a poco, la puso
hacia abajo sobre la cama y ella cayó hacia atrás, sus piernas bien
abiertas de par en par, esperando por él.</div>
<div class="NormalEX">
El se arrodilló delante suya y ella sabía que él
veía que estaba completamente mojada. Cerró los ojos, dispuesta a ser
follada y dio un grito ahogado cuando suavemente pasó sus dedos por su
coño, deslizándolos hacia arriba y hacia abajo, volviendo la loca y
alentando su deseo.</div>
<div class="NormalEX">
—Tú eres una pequeña zorra mojada, ¿no es así? —,
dijo él más para sí mismo que para ella mientras sus dedos encontraban
su camino a su clítoris. Tocó su pequeño capullo, hinchado y su
respiración se hizo más desigual. Ella no podía creer lo rápido que se
estaba volviendo loca.</div>
<div class="NormalEX">
—Amas esto ¿no es así?—, preguntó él mientras sus
dedos excitaban su pequeño brote, excitándola hasta llevarla hasta el
borde y de regreso.</div>
<div class="NormalEX">
—Sí, papi. Sí, me encanta esto —Ella gimió contra
él. La sensación era abrumadora y se dio cuenta de que se retorcía
frente a él, sus caderas empujando hacia arriba contra sus dedos, con
ganas de más, necesitándolo sentir en su interior. Mientras sus dedos
apretaban su capullo sensible, el placer disparándose en su cuerpo.</div>
<div class="NormalEX">
—Dios, tu pequeño coño dulce está a la espera de ser follado—, dijo él mientras su dedo se deslizaba por su longitud.</div>
<div class="NormalEX">
—Oh, Dios, papi—, gimió mientras sus manos agarraban con fuerza las mantas.</div>
<div class="NormalEX">
Cuando deslizó un dedo dentro de ella, Christy cerró
los ojos y sintió su excitación crecer en su interior. Su canal se
apretó alrededor de él mientras añadía un segundo dedo. Cuando abrió los
ojos otra vez, él la miraba mientras se deslizaba dentro y fuera,
masajeando su clítoris con el pulgar.</div>
<div class="NormalEX">
—Dios, estas muy apretada, — dijo él con asombro. Él la estaba volviendo loca y ni siquiera parecía darse cuenta de ello.</div>
<div class="NormalEX">
—Voy a disfrutar follando tu pequeño y dulce coño.</div>
<div class="NormalEX">
—Por favor, papi, — le susurró Christy, empujando sus caderas hasta sus dedos expertos.</div>
<div class="NormalEX">
—Por favor, fóllame —le rogó ella en voz baja, nunca había deseado a nadie como lo quería a él en esos momentos.</div>
<div class="NormalEX">
De repente, se inclinó sobre ella y deslizó su polla
grande contra su coño resbaladizo y mojado, gracias a su excitación.
Ella gimió mientras su miembro duro se deslizaba contra su clítoris y
después de regreso. Cuando estaba resbaladizo, con sus jugos, puso su
polla delante de su mojada entrada.</div>
<div class="NormalEX">
Christy jadeó mientras lentamente hundía su polla
gruesa en su interior. Vio la cabeza de su polla púrpura desaparecer en
su coño y gimió mientras el eje de su pene seguía. A medida que su
miembro grande empujó abriéndola, se quedó sin aliento, sin saber si
podría encajar, pero esperando que cupiera. Centímetro a centímetro,
presionó en su interior y ella gimió cuando él la tomó. Estaba abrumada
por la dulce tortura de que él la abriera más de lo que había
experimentado hasta ahora. La estaba dividiendo en dos, pero el ligero
dolor que sentía se juntaba con la maravillosa sensación de estar llena
por su polla gigante. Cuando él estuvo en el interior, dejó escapar un
gemido gutural y Christy empujó sus caderas hacia arriba, metiéndolo aún
más profundo.</div>
<div class="NormalEX">
Entonces el dolor se transformó rápidamente en
placer cuando él empezó a entrar y a salir de su canal estrecho. Su coño
se cerró sobre él, atrayéndolo más profundo con cada golpe. Cuanto más
se metía más quería ella.</div>
<div class="NormalEX">
—Para ser una pequeña zorra, estás jodidamente
estrecha—, dijo, con voz entrecortada y sorprendida. Su ritmo se hizo
más rápido y más desesperado, se metió más y más profundo dentro de
ella.</div>
<div class="NormalEX">
—Oh, sí, papi—, le rogó—Soy tu zorra, y quiero que me folles más y más—.</div>
<div class="NormalEX">
Ella lo quería, quería esto, y no quería que se detuviera nunca.</div>
<div class="NormalEX">
Su empuje se hizo más fuerte y cada vez más rápido y
sintió el orgasmo construyéndose. Cada vez que entraba, avivaba su
deseo y su cuerpo empezó a temblar mientras las sensaciones crecían y
crecían. Él mantuvo su ritmo constante y aumentó su velocidad cada vez
más alto hacia su clímax. Finalmente, sintió a su cuerpo abrumarse
cuando el orgasmo atravesó su cuerpo.</div>
<div class="NormalEX">
Él mantuvo su ritmo, y ella sentía que daba vueltas
fuera de control. Con cada embestida, la mantuvo salvaje en el placer,
el orgasmo empujando más y más mientras se metía en su interior.
Finalmente, pudo escuchar su respiración tornarse irregular mientras su
coño palpitaba a su alrededor. Su polla se hizo aún más dura y sus
golpes se hicieron más fuertes cuando llegó a su propio clímax. Cuando
finalmente llegó muy dentro de ella, se calmo con un estremecimiento y,
finalmente, ambos regresaron a la tierra.</div>
<div class="NormalEX">
Se desplomó junto a ella, su respiración entrecortada y jadeante.</div>
<div class="NormalEX">
Trató de reincorporarse, pero no pudo. Estar con él
no era como nada que hubiera experimentado. Acababa de tener el orgasmo
más alucinante de su vida y de repente ella sabía exactamente lo que el
sexo podría ser y quería más.</div>
<div class="NormalEX">
—Oh, Christy—, se quejó de nuevo cuando se volvió hacia ella.</div>
<div class="NormalEX">
—Lo siento, yo no debería haber hecho esto, no debí de haber dicho que....</div>
<div class="NormalEX">
Se puso de espaldas a él y lo dejó pensar que ella
estaba realmente molesta. Cuando su mano llegó a su hombro, ella respiró
hondo y suspiró.</div>
<div class="NormalEX">
—De verdad, Christy, lo siento, ¿qué puedo hacer?</div>
<div class="NormalEX">
Ella sonrió ampliamente, se dio la vuelta y se subió encima de él y sus manos empezando a excitar su polla a la vida otra vez.</div>
<div class="NormalEX">
— ¿Qué te parece si dejo que te redimas?—, dijo ella con picardía, lista para otra ronda.</div>
<div style="text-align: justify;">
Fin</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-9946143601525065632012-07-06T04:26:00.003-07:002012-11-11T09:17:23.212-08:00Relato nº 8:Papá sorprende a su pequeña traviesa, parte 1Christy puso los ojos en blanco mientras
el chico que estaba encima de ella luchaba para averiguar qué hacer a
continuación. Sus piernas estaban abiertas por debajo de él, pero
simplemente parecía no saber qué hacer.<br />
<div style="text-align: justify;">
Ella se inclinó y alcanzo su polla hasta que la puso justo en frente de su coño.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Ahora, sólo tienes que introducirlo—, dijo con un suspiro de frustración.</div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de todas las cosas maravillosas
que había escuchado sobre el sexo, hasta ahora, su experiencia había
sido de todo menos espectacular. Al principio, había pensado que era su
falta de práctica, para lo cual había una solución fácil. Había estado
preparada y dispuesta para que un chico tras otro de su escuela la
tomara, pero hasta ahora cada encuentro sexual había ido tan bien como
éste.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Oh, Christy—, se quejó él en voz alta despertándola de sus reflexiones. Genial...</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿En serio?—, preguntó ella mirando la estúpida sonrisa en su rostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿En serio, Jason? ¿Eso fue todo? Su sonrisa de orgullo cambió a una mueca de dolor incómodo cuando la miró.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Puedo intentarlo de nuevo, — dijo él tímidamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella lo miró, considerándolo. Por un lado, todavía estaba excitada, pero por el otro estaba molesta.</div>
<div style="text-align: justify;">
Quería más, pero ya estaba cansada de
solamente jugar con estos chicos que no sabían lo que estaban haciendo.
Antes de que pudiera responder, una puerta se cerró de golpe y el sonido
hizo eco a través de la sala hasta su habitación.</div>
<div style="text-align: justify;">
Jason comenzó a hablar, pero ella lo interrumpió.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Silencio—, susurró ella bruscamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se congeló cuando escuchó los pesados pasos que subían por las escaleras. Al instante se llenó de una sensación de pánico.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Tienes que vestirte, AHORA— le susurró a Jason.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tomando su propio consejo, se deslizó de la cama y agarró sus bragas, poniéndoselas con rapidez.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Ese probablemente es mi padrastro—,
agregó ella en voz baja —Llegó temprano y va a estar furioso si te
encuentra aquí. Jason comenzó a tirar de sus pantalones para ponérselos
mientras los pasos se acercaban.</div>
<div style="text-align: justify;">
Christy sabía lo que iba a ocurrir a
continuación. Su armario estaba lleno de ropa y no había espacio debajo
de la cama, y tan pronto su padrastro, abriera la puerta, la iba a
atrapar in fraganti . La peor parte era que no era la primera vez que la
sorprendía con un muchacho en su habitación. La última vez que había
estado tan furioso que le había quitado su coche durante un mes y eso
había sido antes que empezara a ser tan cascarrabias . Ahora, con el
estado de ánimo en que estaba, era probable que perdiera su coche para
siempre. No es que ella lo culpara. A pesar de que era sólo su
padrastro, sabía que era un buen tipo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era su mamá la que por lo general
causaba los problemas y esta relación no era la excepción. Su madre
tenía una larga historia de infidelidades y Christy tenía la esperanza
de que esta vez fuera diferente. Su padrastro era el mejor hombre que su
madre había encontrado, él era amable y gentil con un cuerpo que
mantenía la mente de Christy volando hasta altas horas de la noche.
Pero, por supuesto, su mamá no apreciaba nada de eso. Hacia unos meses
su madre lo había engañado y él había tratado de echarla. Por desgracia
para él, la madre de Christy se había divorciado suficientes veces como
para saber que ella no tenía por qué irse. La parte difícil fue que su
padrastro se negó a mudarse también, ya que él había comprado la casa
años antes de que se hubieran conocido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así que ahora, Christy estaba atrapada
en medio, su mamá y su padrastro no se hablaban y aun así vivían juntos.
A veces su mama traía tipos a la casa, otras veces ella llegaba mucho
después de la medianoche, y el día anterior no había vuelto en lo
absoluto. Christy se sentía mal por él, pero sabía que si la atrapaba
iba a estar en problemas. Él iba a estar de muy mal humor y el
encontrarla semi-desnuda con un chico no iba a hacer que las cosas
fueran mejor. Agarro un tank top rosa que colgaba sobre una silla y se
la puso sobre su cabeza, deseando tener algo más que un pequeño top
puesto. Apenas consiguió ponérselo antes que la puerta se abriera de
golpe.</div>
<div style="text-align: justify;">
Su padrastro se quedó allí, con la
expresión más seria que jamás hubiera visto en su rostro mientras miraba
al muchacho sin camisa, descalzo de pie en su habitación y ella en nada
más que una pequeña tanga y una camiseta casi transparente. Apartó su
mirada de Christy y centró su atención en Jason. —Sal, — dijo él en voz
baja y seria.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin hablar, Jason agarró sus zapatos y
su camisa y salió corriendo de la sala, deslizándose más allá de su
padrastro, con cautela, y partió.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella sacudió la cabeza, dándose cuenta
de que él acababa de salir sin tratar de defenderla o decir una sola
palabra. Sabía que no debería esperar nada mejor de chicos como él, pero
uno tras otro, no eran más que una serie de decepciones. Se incorporó y
miró a su padrastro. Estaba furioso y más enojado de lo que jamás lo
había visto antes. Era una lástima ya que incluso así era sexy. Sabía
que debía estar molesta, pero en su actual estado media excitada, lo
único en lo que podía pensar era en cómo se vería, sin esa camisa formal
con botones. Había pasado muchas noches fantaseando con él y verlo
ahora la distraía más que cualquier otra cosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Todo en lo que ella pensaba era en cómo
sería follar con un hombre en lugar de un niño. Él la miró por un
momento y no dijo nada mientras sacudía la cabeza con frustración.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sabes que estás actuando como una
pequeña zorra, ¿no?—, preguntó molesto y disgustado. —Cada vez que vengo
a casa más temprano, estás aquí con un tipo diferente. Ella arqueó una
ceja por sus duras palabras, se preguntaba si él estaba tratando de
impresionarla.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Es que tú no entiendes — respondió ella, lamentando el cliché tan pronto como salió de sus labios.</div>
<div style="text-align: justify;">
Suavizó su tono antes de contestar de
nuevo. —Mira papi, lo siento, pero tengo dieciocho años. Puedo hacerlo
con quien yo quiera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella lo vio observarla y le devolvió la mirada, poniendo su mano en la cadera y empujando sus pechos hacia adelante.</div>
<div style="text-align: justify;">
El movimiento le llamó la atención a él y
su mirada se fijó en sus grandes pechos que estiraban la fina tela de
color rosa. Ella sabía que la camisa era transparente y la forma en que
estaba parada hacia que sus pezones se vieran a través del transparente
material. Lo vio deslizar su mirada hacia abajo más allá sus pechos
hasta la diminuta tanga que apenas le cubría el sexo y la mirada en sus
ojos la hizo sentir como se contraía su coño. Por último, se contuvo y
tomo un profundo respiró y tranquilizador.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y esa es la forma en que deseas ser
vista? ¿Quieres que la gente piense en ti como una pequeña mujerzuela
que sólo se deja caer de espaldas por cualquiera? Christy le dirigió una
sonrisa. Sus palabras podrían haber sido duras, pero su cuerpo
traicionaba sus verdaderos sentimientos. Miró hacia abajo y pudo ver su
pantalón abultado, dándole todo tipo de ideas. La idea de follar con su
padrastro había sido una fantasía desde hacía años y sin duda sería más
divertido follar para salir de problemas que hacer frente a cualquier
castigo.</div>
<div style="text-align: justify;">
—No por cualquiera—, dijo suavemente
mientras tomaba un par de pasos más cerca de él. —Sólo quiero pasar un
buen rato—, respondió ella con una pequeña sonrisa.</div>
<div style="text-align: justify;">
— ¿Y son estos chicos la diversión?— preguntó él con desprecio en su voz.</div>
<div style="text-align: justify;">
—No, papi—, dijo ella mientras avanzaba para estar más cerca.</div>
<div style="text-align: justify;">
—Los chicos no son nada divertidos —
dijo ella en voz baja, tomando una respiración profunda, para que sus
pechos subieran y bajaran sugestivamente. —No parecen saber lo que
necesito.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella estaba de pie tan cerca de él que
podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Él no se movía, sólo la
miraba mientras ella se acercaba, pero se dio cuenta que tenía su
atención. Poco a poco, se inclinó hacia delante con las manos
ligeramente apoyadas contra su pecho.</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-22881919099451362582012-07-05T08:45:00.001-07:002012-11-11T09:16:55.632-08:00Relato nº 7: Fui la primera vez de mi sobrino.Me llamo Pamela, y a continuación les contaré algo que me ocurrió en el verano.<br />
<div style="text-align: justify;">
Hace algunos años fui de vacaciones con
mi familia, para ese entonces ya estaba casada con Arturo, ya le había
sido varias veces infiel. Nuestras 2 familias son muy numerosas pero
nosotros no tenemos hijos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Con mi hermana iba su pequeño hijo José, es un muchacho tímido, muy bueno, y querido por toda la familia.</div>
<div style="text-align: justify;">
El primer día me di cuenta que José me
tenía ganas, yo iba con ropa normal nada provocativo, o ese pensé porque
él estaba excitadísimo viéndome el culo en mi pantalón de mezclilla,
trate de no hacer caso a esto ya que es muy joven para mí no era la
primera vez que un familiar se excitara conmigo y algunos ya me habían
cogido, pero a él lo veía como a un bebe.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esa noche estuvimos platicando hasta
tarde, estábamos en una casa que tenemos mi marido y yo en Acapulco. Mi
sobrino estuvo un rato con nosotros, siempre viéndome el culo, hasta que
se fue a dormir, ya me estaba calentando, necesitaba verga, pero mi
esposo acabo muy borracho y me quede con ganas, al siguiente día todos
se quisieron ir al súper por la comida, pero yo tenía demasiado calor
para ir, y le comente que me quedaba, José dijo que él también se quería
quedar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nos quedamos los 2 solos, estábamos en la alberca, cuando muy nervioso se acercó a mí y me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Tía cuando me cobras por acostarte conmigo-</div>
<div style="text-align: justify;">
Me le quede viendo, el agacho la cabeza, y le dije_</div>
<div style="text-align: justify;">
-Eres demasiado joven para esas cosas-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Si tía gracias-</div>
<div style="text-align: justify;">
Se fue llorando, corrí y lo abraze, -tranquilo es que eres muy joven para estar con una mujer de mi edad</div>
<div style="text-align: justify;">
-Es que jamás lo he hecho con nadie, y quiero saber que se siente-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Pero busca a alguien de tu edad-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Es que eres tu quien me gusta, ahorre 2000 pesos para pagarte-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Yo jamás te cobraría mi amor, pero no se puede-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Soy muy feo tía-</div>
<div style="text-align: justify;">
-No, al contrario eres muy guapo-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Por favor tía-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Y si tu tío se entera-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Le digo que te obligue-</div>
<div style="text-align: justify;">
Era tan tierno que ya no aguante, le
baje el traje de baño y le empecé a mamar la verga en menos de un minuto
me llenó la boca de semen.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Perdón tía-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Porque eso demuestra que realmente te gusto, además tu leche sabe muy rica-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Gracias-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Descansa un rato, porque me vas a coger-</div>
<div style="text-align: justify;">
Me acosté a lado de la alberca, me quite
mi bikini y me masturbe, mientras él seguía sin creer que se la había
mamado. Descansamos un rato y quise seguir con esta rica sesión de sexo.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Estás listo para metérmela por la vagina?</div>
<div style="text-align: justify;">
-Jamás estuve más listo-</div>
<div style="text-align: justify;">
Abrí totalmente mis piernas y él se colocó enfrente de mí,</div>
<div style="text-align: justify;">
su verga no era muy grande, pero me haría disfrutar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Métemela cariño-</div>
<div style="text-align: justify;">
Me la metió completa.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Muévete despacio, sino te vas a venir muy rápido.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Si tía-</div>
<div style="text-align: justify;">
Se movió despacio y gemía mucho, jamás
había visto a alguien tan caliente, y él se calentaba con su tía,
entraba y salía de mí lentamente y fue aumentando la velocidad, hasta
que empezó gemir y gritar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Tía no aguanto, me vengo-</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vente en tu tía, vente en tu puta-</div>
<div style="text-align: justify;">
Me lleno de su semen caliente, y me miro y temblaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Tía es lo mejor que me ha pasado en la vida, gracias eres la mejor-</div>
<div style="text-align: justify;">
-De nada amor, cuando quieras aquí estoy lista para abrirme de piernas, ahora ve y lávate-</div>
<div style="text-align: justify;">
Se fue y me quede pensando que había conseguido un amante más mi lista de machos cada vez era mas grande.</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-86651930145280313782012-07-05T08:38:00.001-07:002012-11-11T09:16:39.139-08:00Relato nº 6: Sangre de mi sangre. A modo de presentación os diré que me
llamo Patricia y que tengo 39 años, estatura media, morena de ojos
azules y una figura que, para haber sido madre dos veces, no conservo
nada mal. Me gusta cuidarme, lucirme lo mejor posible, y no voy a negar
que cuando voy por la calle noto las miradas fijas en mí, sobre todo en
mi culito redondito y duro.<br />
<div style="text-align: justify;">
Con 18 años conocí al que luego se
convertiría en mi marido, un compañero de la universidad. Me sentía
totalmente enamorada de él, de su desparpajo, de su facilidad para
iniciar una conversación, de su sonrisa… Ya había tenido antes algún
noviete que no pasaron de eso, de amores de juventud. Nos casamos cuando
yo tenía 20 años y el 23, ya que me había quedado embarazada de nuestro
primer hijo que ahora, lógicamente, tiene 19 años. Contrariamente a lo
que pasa en otros casos en los que una situación así crea tirantez en la
pareja en nuestro caso nos unió bastante. Estábamos bastante
ilusionados con el bebé, y nuestra vida la verdad es que transcurría
bastante bien. 2 años más tarde vino el pequeño (ahora tiene 17) que, en
este caso, fue buscado, ya que, como no éramos partidarios de los hijos
únicos, no queríamos que nuestro primer hijo creciese sin la compañía
de un hermano. Sin embargo, con el nacimiento del pequeño noté como que
mi marido se empezaba a distanciar un poco. Ya no estaba tan pendiente
de mí, no era tan atento como hasta entonces, e incluso notaba que su
relación con el pequeño era mucho más fría que con el mayor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Así fue pasando nuestra vida común,
conmigo intentando mantener viva la llama y él siempre a la suya, diría
que independiente. Las discusiones empezaron a ser más frecuentes entre
nosotros, e incluso me pareció notar que mi hijo mayor (que por esos
momentos ya tenía 17 años) se estaba poniendo de parte de su padre,
entre otras cosas porque siempre (o casi siempre) le daba los caprichos
que pedía. Cada día tenía más claro que lo que pasaba es que no quería
al menor. También empecé a notar ciertos síntomas que me llevaron a
pensar que mi marido tenía su vida fuera de nuestra pareja. Llegaba
tarde a casa sin un motivo aparente, un leve olor en su ropa, algunas
llamadas a deshoras… Así que un día me decidí a seguirle sin que él lo
supiera, viéndose confirmadas mis sospechas: mi marido tenía una amante
(Bueno, no una, sino al menos 3, pero de esto me enteré después). Lo vi
entrar en un pub del centro de la ciudad donde estuvo en una actitud más
que cariñosa con otra mujer. Me fui a casa llorando, sintiéndome
humillada y herida en mi orgullo, sobre todo por los esfuerzos que yo
había hecho para salvar nuestra pareja. Evidentemente cuando él llegó a
casa la discusión fue tremenda, decidiendo separarnos. A pesar de los
típicos desacuerdos la separación no fue una guerra abierta, saliendo
ambos bastante beneficiados. Yo me quedé con la casa en la que vivíamos
al tener la custodia de nuestros hijos y él se quedó con otro piso que
habíamos comprado hacía tiempo como una forma de invertir unos ahorros
que teníamos (tengo que decir que nuestra situación económica era
bastante buena, ya que los dos teníamos trabajos bien remunerados, y no
teníamos problemas). Lo que sí consideré una traición (aunque esperada)
fue que mi hijo mayor se fue a vivir con su padre y con su amante, así
que me quedé con el pequeño en una casa de 4 habitaciones, 2 baños,
piscina, jardín, etc., de la que me sobraba al menos la mitad.</div>
<div style="text-align: justify;">
A partir de aquel momento mi vida la
dediqué a casi exclusivamente a mi trabajo y a mi hijo pequeño, y
digamos que perdí un poco el interés por los hombres. Tuve algunas
oportunidades y algunos escarceos, pero nada duradero, más que nada por
mi miedo a iniciar una relación estable por lo ocurrido en mi
matrimonio. Como mucho salía con mis amigas a tomar un café o una copa,
me apunté a cursos de manualidades e, incluso, a un gimnasio para
mantenerme un poco en forma y recuperar la figura que tenía antes de mis
dos embarazos. Ese primer verano decidí irme de vacaciones con mi hijo a
la costa malagueña con una amiga también divorciada que tenía un
apartamento y nos invitó a pasar 15 días de julio con ella y sus hijos.
Me sorprendió la forma de ser tan desinhibida de mi amiga, sin
importarle mostrarse en topless delante de nuestros hijos o pasearse
solamente con una camiseta y unas braguitas por el apartamento. También
la vi enrollarse con un par de hombres durante esas vacaciones, momentos
en los que prefería volverme al apartamento a ver la tele. Así pasaron
esas dos semanas hasta que volvimos a nuestra ciudad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Creo que aquellas vacaciones nos
marcaron a todos, aunque no sé si consciente o inconscientemente, pienso
que marcaron el devenir de los acontecimientos que vinieron después.
Tengo que reconocer que a pesar de mi pérdida de interés por el sexo
masculino había ocasiones en las que me consolaba a solas en mi cuarto o
en la ducha, o me acostaba solamente en braguitas o tanguita, creo que
contagiada por mi amiga, e incluso en alguna ocasión totalmente desnuda.
Esos momentos de masturbación eran un verdadero desahogo para mí,
quedándome bastante relajada. No sé si era mi mente o algo real, pero
empecé a notar ciertos detalles extraños que no sabía a qué achacar:
ocasiones en que me encontraba en la ducha y me parecía notar la leve
corriente de aire que se produce cuando se abre la puerta, o que se
abría la puerta de mi habitación mientras estaba dormida, o algunas
manchas extrañas en mi ropa interior de las que tampoco supe su origen
(tonta de mí).</div>
<div style="text-align: justify;">
Una tarde estaba en casa viendo la tele
en el salón y mi hijo en su cuarto liado con su ordenador cuando le
llamaron unos amigos, diciéndome que salía. Aproveché y decidí ordenarle
un poco el cuarto, viendo que se había dejado encendido el ordenador.
Recordé que quería mirar una cosa en Internet y no me apetecía encender
mi portátil, por lo que usé el suyo. Lo que descubrí me dejó con la boca
abierta. Cuando entré en el buscador me aparecían términos como
“MILFS”, “maduras”, etc. La curiosidad me hizo entrar en esas páginas
viendo fotos y videos de mujeres de mi edad más o menos (e incluso
mayores) practicando sexo con chicos jóvenes e incluso algunos lésbicos.
Lo que veía me dejó alucinada. Sentí que traicionaba la intimidad de mi
hijo, pero me metí en sus archivos, viendo fotos mías en bikini, de mi
amiga y mías en la playa, o (lo que casi provoca que me diese un sofoco)
fotos mías en la ducha o dormida en la cama. No me lo podía creer: mi
hijo se excitaba con su propia madre. Me notaba turbada, veía aquello
casi como una aberración, y eso no entraba en mis esquemas. Creo que
inmediatamente supe el origen de aquellas manchas que os decía o de las
sensaciones que había tenido. Salí de la habitación de mi hijo y volví
al salón a seguir viendo la tele, pero lo que había visto no dejaba de
rondarme la cabeza. Cuando él volvió creo que me notó un poco rara y me
preguntó si me pasaba algo, contestándole yo que no, que simplemente
sería que me notaba como resfriada o que serían síntomas pre-menstruales
(no recuerdo qué le dije), quedando la conversación ahí. Esa noche tuve
sueños extraños, despertándome varias veces como sobresaltada.</div>
<div style="text-align: justify;">
A partir de aquel día creo que empecé a
ser consciente de que mi hijo ya no era tan niño como tal vez a mí me
seguía pareciendo, sino que estaba creciendo y se empezaba a mostrar el
hombre en el que irremediablemente se iba a convertir. Con 15 años ya
casi medía 1’80 y tenía un cuerpo bastante bien formado por su afición
al deporte, el pelo rapado en un corte estilo militar y un moreno
playero que ya quisieran muchos. Más de una vez me sorprendí a mi misma
mirándole a hurtadillas, momentos en los que volvía a recordar que era
mi propia sangre. Algo se estaba agitando en mi interior, algo que
provocó que una tarde cuando él se estaba duchando fuese yo la que me
decidiese a espiarle. Le vi bajo la ducha, el cuerpo que había
desarrollado y, lo que no sé si fue peor, su pene que, a pesar de estar
en reposo, era de dimensiones mayores que el que recordaba de mi
exmarido. Empecé a notar que me excitaba mirándole, y más de una vez
volví a mirarle en la ducha hasta que un día terminé masturbándome en mi
cama hasta que me corrí como una loca pensando en la polla de mi hijo.
Esas masturbaciones solitarias se fueron volviendo más frecuentes, y
hasta me sorprendí a mi misma un día comprando un par de vibradores en
una página web.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que empezaba a sentir por mi hijo
creo que se estaba empezando a convertir en una obsesión que ni yo misma
sabía porqué había surgido. Había pasado casi un año y volvía el
verano. Durante ese año habían cambiado algunas cosas en mi interior. Me
decidí a cambiar un poco mi forma de vestir, comprándome faldas más
cortas, blusas más escotadas, ropa interior más sexy, etc. A pesar de
seguir sin ceder a los intentos de algunos hombres que intentaban ligar
conmigo con 37 años volvía a sentirme viva y, paradójicamente, me
empezaron a llegar a los oídos rumores acerca de mi sexualidad, ya que
alguna gente empezó a pensar si no me habría vuelto lesbiana, aunque a
mi las mujeres no me hubiesen atraído nunca. Mi amiga nos volvió a
invitar a pasar otra vez el verano en la costa, accediendo ya sin ningún
tipo de reservas. Tenía que renovar mis trajes de baño para la ocasión,
así que me fui a unos grandes almacenes. Recordé los bikinis que usaba
mi amiga, así que me compré algunos que en otras ocasiones hubiese
considerado desvergonzados de lo pequeños que eran, algunos tipo tanga y
otros tan sólo un hilo entre mis nalgas. Faltaba algo para poder
lucirlos, y era algo tan tonto como que nunca me había depilado el
coñito, solamente unos pequeños recortes, y decidí hacerme la depilación
brasileña, dejándome simplemente un pequeño mechón en el pubis. Cuando
volví a casa me metí en mi cuarto a probármelos, sorprendiéndome la
imagen que me devolvía el espejo. Recordé las fotos que había visto en
el ordenador de mi hijo y con una sonrisa traviesa pensé que si quería
fotos atrevidas esta vez las iba a tener de sobra. Así fue como llegamos
a la playa ese verano, con esas nuevas ideas en mi mente.</div>
<div style="text-align: justify;">
La primera que notó el cambio fue mi
amiga, diciéndome que aquellos bikinis me sentaban de maravilla, y que
ya era hora de que me mostrase como yo era en realidad. Otra cosa que
hice fue empezar a hacer topless al igual que ella. Como por las noches
nuestros hijos se iban de fiesta por su cuenta nosotras volvimos a irnos
de discotecas o a locales en la playa, atreviéndome a coquetear con
algunos hombres (extranjeros en su mayoría) que al vernos se acercaban a
cortejarnos. Incluso me atreví a enrollarme abiertamente con alguno,
terminando follando como locos en sus hoteles o en el apartamento un par
de noches que ambas nos liamos con sendos hombres. Me excitaba volver a
sentirme deseada, tener la polla de un hombre en mi coñito mientras oía
los gemidos de mi amiga en la otra habitación, comerme una polla
mientras me comían el coño en un 69 delicioso (que con mi ex la verdad
es que no había hecho nunca)… Y lo que no me quitaba de la mente era que
todo lo había provocado el deseo que sentía aumentaba por mi hijo y
que, aunque él no se diese cuenta, también percibía por su parte (Esos
cambios llegaron a otras cosas, pero eso ya os lo contaré en otro relato
si este os gusta).</div>
<div style="text-align: justify;">
Lamentablemente todo lo bueno se acaba y
nuestras vacaciones terminaron, teniendo que volver a la ciudad a
nuestra aburrida vida. A pesar de todo, como ya he dicho que tenía
piscina, había ocasiones en las que invitaba a mi amiga a pasar el día.
En esas ocasiones siempre tomábamos el sol en topless, pero hubo alguna
en que lo hicimos totalmente desnudas. Con los ojos cerrados bajo el sol
pensaba en mi hijo, en su ordenador, y me imaginaba la recopilación que
estaría haciéndose (y también pensé en las pajas que se haría a solas).
Un día me decidí a entrar en su ordenador y, tal y como sospechaba, la
cantidad de fotos había aumentado. Se nos podía ver perfectamente, así
que me di cuenta desde donde nos las hacía, por lo que decidí poner otro
par de tumbonas en el jardín con la excusa de tenerlas por si algún día
nos reuníamos más gente. Evidentemente, cuando venía mi amiga era en
esas nuevas tumbonas donde nos tumbábamos, ofreciéndole mejor vista, por
lo que las fotos mejoraron como pude comprobar. Mis masturbaciones
pensando en él también fueron más frecuentes, hasta que un día ocurrió
lo que ambos deseábamos…</div>
<div style="text-align: justify;">
Ese día llegué a casa del trabajo y vi
su moto aparcada en la puerta, por lo que deduje que estaba en casa, así
que entré y le llamé pero sin tener respuesta. Subí a mi dormitorio
para quitarme los zapatos y ponerme cómoda cuando vi la puerta de su
cuarto entreabierta. Sin hacer ruido me acerqué a mirar, viéndole
sentado delante de su ordenador y, por los gestos que hacía,
evidentemente se estaba masturbando con las fotos que se veían en la
pantalla que no eran otras que las que él hacía mías o de nosotras dos.
Me puse tan caliente que no pude evitar entrar en mi cuarto y desnudarme
para tumbarme en la cama empezando a tocarme. Mis dedos acariciaban mis
tetas, pellizcaban mis pezones y, poco a poco, acariciaban mi vientre
hasta que llegaron a mi coñito que ya estaba mojadísimo de excitación.
Me chupé un dedo y me lo empecé a meter, siendo dos poco después, hasta
que alargué la mano para coger un consolador de látex del cajón de mi
mesita. Me lo metía pensando en que era su polla la que me follaba, y me
tenía que morder los labios para que no se oyesen mis gemidos, hasta
que me corrí como la zorra caliente que me sentía en ese momento. Cuando
me recuperé me metí en la ducha y, cuando salí, me puse solamente una
camiseta y el tanguita de un bikini. Así bajé a la cocina donde empecé a
preparar la cena. Le oí bajar, y pude notar su cara cuando me vio como
estaba vestida (o casi desnuda, no sé exactamente). Me saludó con un
beso en la mejilla, preguntándome cómo me había ido el día, yéndose a
continuación al salón, pero podía notar sus miradas mientras iba y
volvía de la cocina y preparaba la comida. Nos sentamos a cenar mientras
charlábamos de cosas sin importancia. Cuando terminamos y recogí la
cocina le propuse sentarnos a ver una película en el dvd del salón,
contestándome él que vale. Cuando nos sentamos le pregunté si le
apetecía algo de beber y me dirigí al mueble bar para preparar un par de
combinados. Podía notar su mirada seguir mi culito apenas tapado por mi
camiseta y el diminuto tanguita o mis tetas sin sujetador bajo la
camiseta. Saqué un paquete de tabaco de mi bolso y le ofrecí uno.
Mientras nos bebíamos el cubata y fumábamos empecé a quejarme del calor
que hacía esa noche. Decidí quitarme la camiseta, notando como sus ojos
se abrían como platos ante la vista de mis tetas ya totalmente libres…</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¡¡¡Mamá…!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué…?</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué… qué haces?</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué hago…? Ah, vale… ¿Te refieres a
por qué me he quitado la camiseta? A ver, hijo, me has visto en topless
en la playa… ¿O es que te molesta…?</div>
<div style="text-align: justify;">
- No, pero… Es que… A ver, una cosa es en la playa y otra aquí en casa… Además…</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Me estás diciendo que te escandaliza ver a tu propia madre así…?</div>
<div style="text-align: justify;">
- No…, bueno…, es que… Me resulta un poco…Joder, mamá, que me da corte verte…</div>
<div style="text-align: justify;">
Podía notar como no apartaba la vista y
movía sus piernas nerviosamente en el sofá. La vista no debía de ser tan
desagradable por el bulto que empezaba a notar en sus bermudas. Me giré
un poco en el sofá que yo ocupaba para ponerme un poco de lado
mirándole a él para que pudiese verme bien…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Hijo… Creo que tenemos que hablar tú y yo…</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿De qué, mamá?</div>
<div style="text-align: justify;">
- No te hagas el despistado…</div>
<div style="text-align: justify;">
- No sé a lo que te refieres…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Te he dicho que no te hagas el tonto, y creo que ya es hora de que hablemos…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sigo sin entenderte…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Verás… Bueno, tú sabes porqué me separé de tu padre, ¿verdad?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sí, claro…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Déjame hablar… creo que también sabes que desde que nos divorciamos no he estado con ningún hombre…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sí, es cierto… No te he visto nunca con nadie desde que papá y tú lo dejasteis…</div>
<div style="text-align: justify;">
- A ver cómo te lo digo… ¿Qué piensas de mí…?</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Cómo que qué pienso de ti…?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sí, quiero saber qué piensas, si me consideras atractiva, si crees que los hombres se fijan en mí… Como mujer, claro…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Yo… Esto, mamá… Yo creo que eres muy
guapa, más que otras mujeres que conozco, y claro que los hombres se
fijan en ti, pero no entiendo adónde quieres llegar…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sé que te gusto…</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿¿¿Cómo…??? ¡¡¡Mamá, no digas eso…!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sé que me miras, que me espías en la ducha, cuando estoy dormida o tomo el sol…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Pero mamá… Eso que dices es una aberración… ¿Cómo voy a fijarme en mi propia madre…?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Te he dicho eso porque lo he notado,
porque sé que te haces pajas con mis braguitas… Además, he visto tu
ordenador, las fotos que nos has hecho a Charo y a mí… Y sé que te haces
pajas mirándolas porque te he visto… Porque sé que deseas follarte a tu
madre…</div>
<div style="text-align: justify;">
Podía notar como se iba poniendo cada
vez más rojo mientras yo hablaba y le demostraba lo que yo sabía. Me
levanté del sofá, me solté el coletero que sujetaba mi pelo y me planté
delante de él. Tiré de las lazadas de mi tanguita cayendo al suelo y
quedándome totalmente desnuda ante él, con sus ojos fijos en mi cuerpo,
en mis tetas, en mi coñito depilado… Me acerqué a él mordiéndome el
labio seductoramente y me senté sobre sus piernas, notando el bulto de
su polla en mi vulva mojada… Sin decir ni una sola palabra acerqué mi
boca a la suya y empecé a besarle. Al principio me respondía
tímidamente, pero al poco rato su lengua jugaba con la mía, enredándose
en nuestras bocas. Cogí sus manos y las llevé a mis tetas para que las
tocase. Pude sentir como me las amasaba, como sus dedos jugaban con mis
pezones mientras movía mis caderas sobre su polla ya durísima. Me
levanté y me arrodillé delante de él, bajándole sus bermudas para dejar
libre su miembro que empezando a acariciarla y a masturbarle despacio,
sus ojos fijos en los míos. Agaché mi cabeza y pasé mi lengua por su
capullo para después pasar a metérmela despacio en mi boca para
chupársela con verdadero deseo. Oía sus gemidos de placer y le fui
tumbando poco a poco en el sofá, girándome yo para quedar encima
ofreciéndole mi coño para que lo lamiese. Notaba su lengua lamer mis
labios, rozar mi clítoris que atrapó con sus labios, y le pedí que me
metiese un dedo. Me metió su dedo empezando a moverlo en mi vagina hasta
que llegué a un orgasmo brutal poniéndole chorreando con mi corrida
mientras se la chupaba más deprisa.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando me recuperé un poco me levanté y
volví a besarle. Esta vez los besos ya eran de deseo, casi mordiéndonos.
Me puse sobre él de tal manera que, cogiendo su polla con mi mano y
apuntándola a mi coño chorreante, me la empecé a meter yo misma…
¡¡¡Diossss, que polla…!!! La sentía entrar llenándome entera,
abriéndome, mientras yo ya gemía y gritaba de placer… Le decía que me
follase más deprisa, más fuerte, que se follase a su madre, y lo que más
cachonda me puso fue oírle decir que no sabía lo puta que era su madre.
Me moví más deprisa, cabalgándole, hasta que me dijo que se iba a
correr, momento en el que me bajé y de rodillas me la volví a meter en
la boca, esta vez sin usar las manos, para sentir su leche en mi boca
mientras le miraba a los ojos como una zorra. Noté sus estremecimientos
de placer y como la leche me llenaba, tragándomela toda para no
desperdiciar nada, continuando chupándosela. Cuando dejó de echar
chorros de semen me levanté relamiéndome y le volví a besar, tumbándome a
su lado en el sofá.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras nos besábamos y nos
acariciábamos me dijo que había sido el mejor polvo de su corta vida,
que sólo lo había hecho con dos o tres chicas más o menos de su edad,
pero que no tenía nada que ver con hacerlo con una veterana como yo. Eso
me encantó oírlo, sobre todo porque me volvió a hacerme sentir deseada
por un hombre.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Qué tal, hijo?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Ufffff… Ha sido increíble, mamá…</div>
<div style="text-align: justify;">
- A mí también me ha gustado mucho. Creo que lo deseaba desde que supe que me espiabas y vi las fotos de tu ordenador…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Eres una fiera, mamá. No te imaginas las veces que me he masturbado pensando en esto…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Y yo, hijo… Pero ya no tendrás que masturbarte más, para eso ahora está tu madre...</div>
<div style="text-align: justify;">
Me besó cariñosamente…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Gracias…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Por nada, hijo… De ahora en adelante sabes que puedes contar conmigo siempre que te apetezca… Y creo que yo contigo, ¿no?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Por supuesto, mamá… Ya no tendrás que masturbarte sola en tu cuarto…</div>
<div style="text-align: justify;">
Me encantó oír eso y volví a besarle.
Desde ese día dormimos juntos en la misma cama casi todas las noches y
el sexo entre nosotros ha ido siendo cada vez más delicioso. Él ahora
tiene ya 17 años y has estado con algunas chicas más (de hecho ahora
lleva una temporada con una de manera más estable), pero no me deja con
las ganas y siempre tiene un momento para mí. Es mi macho, mi semental, y
yo soy su hembra. Yo también he estado con algún hombre, pero os
aseguro que como con mi hijo he follado con nadie. Si os gusta ya os
contaré alguna aventura que hemos tenido…</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-9619788544691920772012-06-27T02:13:00.002-07:002012-11-11T09:16:23.090-08:00Relato nº 5: Mi tia María, parte 2.<b>N</b>os sentamos en la mesa, uno frente al
otro, podía ver como colgaban sus tetas, tía María a pesar de ello se
las tocaba de vez en cuando el por que no se, seria alguna manía que
tiene, mientras comemos no paraba de acariciarme con sus pies las
piernas, no paraba. al terminar recogimos todo, fregué mientras ella
terminaba de barrer el suelo y me dijo:<br />
<div style="text-align: justify;">
- me voy a dormir la siesta y a tomar el sol, si quieres algo dímelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
- vale, yo me iré a dormir también un rato, estoy algo cansado.</div>
<div style="text-align: justify;">
ella se fue a su dormitorio y yo algo
mas tarde subí las escaleras y me fui a mi cuarto, para llegar a el paso
por delante de su puerta y por que no, me quede mirando, allí estaba
desnuda completa mente sin tanga ni nada, boca abajo con el ventilador
dado, notaba como se había quedado dormida y me acerque a contemplarla,
de pronto me asuste, me sonaba el movil desde mi cuarto y como alma que
lleva el diablo me fui corriendo a ver quien era, podían ser mis padres
diciendo que venían pero no lo crei cuando hablo ya mi tia de que me
quedaba con ellos todo el fin de semana. Era mi prima Ana:</div>
<div style="text-align: justify;">
- que tal primito?¿ todo bien por casa?</div>
<div style="text-align: justify;">
- si, poca cosa, montando la piscina y
viendo la tele, tu que tal cuando vienes? (me hacia el interesado, no me
importaba que viniera tenia ganas de follarme la de nuevo, pero mi tía
me tenia cachondo por ella)</div>
<div style="text-align: justify;">
- creo que iré después de cenar, ahora
estamos jugando con las consola y vendrán mas amigas para cenar todas
juntas, ¿has pensado en mi?</div>
<div style="text-align: justify;">
esa pregunta era con mas de segundas de lo que parece</div>
<div style="text-align: justify;">
- si, te estoy echando de menos, me quedo aqui hasta el domingo por la tarde noche, si vienes te espero y te como el coño</div>
<div style="text-align: justify;">
- no empieces que no estoy sola y me estas poniendo muy cachonda con solo de pensarlo</div>
<div style="text-align: justify;">
- pues di la a sara que te haga un dedo, alomejor la mola el rollo voyera</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿te gusta mi amiga sara? tiene unas tetas enanas, esta plana..</div>
<div style="text-align: justify;">
- si, pero seguro que tiene un coño rosadito bien bueno</div>
<div style="text-align: justify;">
- tu solo a mi coño, bueno te dejo que estan por aqui molestandome sino ponte mis fotos</div>
<div style="text-align: justify;">
me colgo, como habia cerrado la puerta
me dispuse a pajearme pensando en Ana, en lamerla el culo y darla bien
por atras... mientras estaba en faena llamo a la puerta mi tia:</div>
<div style="text-align: justify;">
- manu me voy a tomar el sol!</div>
<div style="text-align: justify;">
- valeeeeeee!!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
por el susto se me habia bajado y me
costo un poco retomar el tono, pero no era como antes, salí y en la
mesa de la parte de arriba me encontre un mini mando pequeño, no
recordaba que eso estuviera allí, lo cogí y lo inspeccione, me fui a la
habitacion de mi tia en un momento de intuicion que tube, allí había una
caja roja y negra pequeña que ponía "bolas chinas vibradoras con
mando", misterio solucionado!!!, mi tia me habia dejado su parte del
juguete para jugar con ella... la busque en silencio, fui a la
habitacion de mi prima que da al jardin y daba todo el sol, me acerque a
la ventana y me asome, al lado de la piscina había una tumbona pero
alli no estaba, el unico sitio mas donde de el sol y sea privado es la
terraza de la guardilla, alli tienen 2 cama inviduales y muchos trastos,
la terraza no es muy grande, entra juntos 2 tumbonas de playa, alli
estaba en bolas, tumbada, se veia tras la ventana sus piernas, todo su
cuerpo menos el cuello y la cabeza, sus tetas caian hacia los lados y
parecia estar despierta.</div>
<div style="text-align: justify;">
me dispuse a jugar con el aparatito, le
puse en posición 1, la verdad que no era gran cosa, 4 posiciones de
intensidad y 2 de modo: continuo e intermitente, le puse modo 1
intermitente y senseguida vi como se llevaba la mano al coño subi a la 3
y se extremecio tocando se las tetas, baje al 2 dejandolo unos minutos,
se abrio de piernas y se tocaba el coño, me estaba poniendo cachondo
asiq empece a tocarme, me sente en unas de las camas, tenia visión
directa de ella, veia como se acariciaba por todas partesen cuanto vi
que estaba disfrutando lo puse como un loco al 4 y continuo entonces se
escucho:</div>
<div style="text-align: justify;">
- oohhh!!! no pares mi pequeño</div>
<div style="text-align: justify;">
al oirla me fui al marco de la puerta</div>
<div style="text-align: justify;">
- ven mi pequeño ven</div>
<div style="text-align: justify;">
me acerque a ella y con los pies me la
empezo a frotar, no disfrute mucho de esa forma pero la cara de viciosa
de ella me gustaba, como ella se encontraba tumbada me puse entre ella
encima de sus tetas y la dije:</div>
<div style="text-align: justify;">
- come polla, vamos abre la boca yo te ayudo</div>
<div style="text-align: justify;">
- quieres que te coma la polla???</div>
<div style="text-align: justify;">
- si! ( la baje la intensidad del aparato), o si no, no tendras mas vibracion</div>
<div style="text-align: justify;">
- que cabron eres</div>
<div style="text-align: justify;">
en cuanto abrio la boca se la meti, casi
no la entraba de lo gorda que la tengo, no paraba de apretarme el culo
con las uñas pidiendo mas</div>
<div style="text-align: justify;">
- que bien la chupas</div>
<div style="text-align: justify;">
como ella casi no podia por la postura
que tenia la mande sacr la lengua y la de golpecitos en ella, cmo lo
veia en las pelis porno y yo tenia a mi tia que hacia lo que yo queria
se lo hice hasta que me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- dejate de ostias y come el coño a tu tia</div>
<div style="text-align: justify;">
se abrio de piernas y tenia el coño pelado, no me di cuenta hasta que me fije bien</div>
<div style="text-align: justify;">
- te gusta el coño de tu tia? a que parece el de una niña?</div>
<div style="text-align: justify;">
la verdad esque le tenia con los labios
superiores cubriendo los inferiores, parecia el coño de una cria, es
increible, ni mi prima le tiene igual, la empece a lamer el coño y
notaba el vibrador, pense que le tendria dentro pero la hice dedos y no
le encontraba, solo queria saber dond estaba xq no paraba de dcirme:</div>
<div style="text-align: justify;">
- no pares, no pares!</div>
<div style="text-align: justify;">
no pude mas y se la intente calzar en el coño pero me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- primero sacame lo del culo</div>
<div style="text-align: justify;">
lo tenia en el culo!! la saque 2 bolas
que no paraban de vibrar, ya que se las sacaba lo hice de poco en poco
viendo como dilataba su culo con ellas, la ultima tiraba de ella de poco
en poco mientras la comia otra vez el coño, la estaba volviendo loca,
me pidio que se lo sacara ya y la metiera mi polla, como la tumbona es
de platico y no se veia muy estable la levantey cuando se levanto de un
tiron la saque la bola:</div>
<div style="text-align: justify;">
- que cabron como sabes hacerme gozar</div>
<div style="text-align: justify;">
- ven, ponte en la pollata y saca el culo</div>
<div style="text-align: justify;">
- no espera</div>
<div style="text-align: justify;">
sin decirla nada me pego otra chupada a
la polla, se puso como la dije, e de decir que la terraza da a un solar
donde no hay nadie, los unicos que nos escuchaban podian ser sus
vecinos:</div>
<div style="text-align: justify;">
- no hables muy alto pueden escucharnos alguien</div>
<div style="text-align: justify;">
me agache y la comi el culo para
lubricarla todo y la meti de poco en poco agarrandola suavemente las
caderas, no queria hacerla daño pero ella de un tiron la metio dentro
del todo, grito un poco y yo también no me lo esperaba. enseguida
cogimos ritmo, aproveche que con lo pequeña que es podia agarrarla las
tetas, entre sus gemidos me iba a correr dentro de poco y se lo hice
saber:</div>
<div style="text-align: justify;">
- para o me corro en tu culo</div>
<div style="text-align: justify;">
- no espera</div>
<div style="text-align: justify;">
entramos y se puso a 4 patas en una de
las camas, me puse detras y la perfores el coño, estaba que la daba algo
no paraba de decirme:</div>
<div style="text-align: justify;">
- follame cabron follame!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
- me corro puta, me corro!!</div>
<div style="text-align: justify;">
al poco me empece a correr dentro de ella mientras la daba aazotes y me suplico:</div>
<div style="text-align: justify;">
- dame por el culo, dame por el culo!</div>
<div style="text-align: justify;">
como mi polla aun estaba algo dura se la meti con restos de leche, no llegue casi a sacarla cuando se empezo a correr:</div>
<div style="text-align: justify;">
- ahh ahh cabroooonnnn!!! sigue ahhhh!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
era la primera vez que oia a mi tia gritar, ya sé a quien a salido de gritona mi prima... se la fui a sacar y me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- no! espera... me gusta sentirla dentro..</div>
<div style="text-align: justify;">
la verdad que yo tmb aproveche y seguida moviendome, en silencio oimos los dos a la vecina gemir como una loca y me dijo mi tia:</div>
<div style="text-align: justify;">
- seguro que nos ha oido y se puesto cachonda</div>
<div style="text-align: justify;">
- no lo hace con el marido???</div>
<div style="text-align: justify;">
- esta separada, vive con su hijo
pequeño, tiene un cargo alto y se permite el lujo de vivir aqui con el
dinero que le pasa su ex cada mes para el crio</div>
<div style="text-align: justify;">
bueno, eso era un parte que no tiene
nada que ver con el relato, solo que parecia que la vecina tambien
disfruta de mis visitas de otro modo.</div>
<div style="text-align: justify;">
nos bajamos directo a la piscina, mi tia
ya me agarraba de la mano como si de adolescentes fuieramos, entonces
me dijo qme pusiera el bañador por que en el jardin los unicos que nos
podian ver era la vecina cachonda y no queria que compartiese mi polla
con ella, asique los 2 nos pusimos los bañadores y al agua!!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
q fresquita estaba! se puso lo polla como un cacahuete jajaja, pero alli estaba mi tia para no dejarla ni un instante:</div>
<div style="text-align: justify;">
- estas hecha una viciosa, nunca me imagine que llegara a pasarnos esto</div>
<div style="text-align: justify;">
- yo tampoco todo a sido muy rapido,
pero lo estoy disfrutando y no me arrepiento de ello, solo que de esto
nada de comentarlo con tu prima, no quiero que piense que soy una
degenerada, pero tu polla me vuelve loca y follas mejor que tio!</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-25285414404041616052012-06-27T02:12:00.002-07:002012-12-29T16:07:56.804-08:00Relato nº 4: Mi tía María, parte 1.A eso de las 5:00 de la mañana me fui a
la habitación de invitados, si me pillaban en el cuarto de su hija los
dos dormidos podrían pensar mal, y acertarían! Pero mejor no tentar a la
suerte… como era verano quede su ventana un poco abierta para que se
airease el resto de la mañana la habitación y asi no levantar muchas
sospechas, por mi parte escondí la sabana vieja que empleamos para
follar y me metí en la cama.<br />
<div style="text-align: justify;">
Por la mañana, a eso de las 11:00 me despertó mi tia:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Manu levanta, no me daba cosa despertarte, pero ya va siendo hora de levantarte.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo con las legañas aún puestas pegue uno
de esos estirones que nos damos todos antes de levantarnos de la cama
que parece que nos alargamos como un chicle y la contesto con un tono de
vagancia absoluta:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Ya vooooooyyyyy….</div>
<div style="text-align: justify;">
Después de 10 minutos tirado en la cama
recordando la pasada noche me empalme… que raro… como no notaba la
presencia de mi tia (llamaremos Maria) ni de Ana me dispuse entre
sabanas a tocarme un rato, una pajilla mañanera. Cuando estaba metido en
faena se oye una voz ronca:</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¡Vamos chaval! Que se te pegan las sábanas…</div>
<div style="text-align: justify;">
El que faltaba mi tio, de unos 45 años,
delgado, moreno como el solo, me gusta ir con el, tiene un Audi alto de
gama y siempre que vamos juntos le pisa al acelerador que da gusto, con
Maria eso no lo hace por que en seguida le grita que pare.</div>
<div style="text-align: justify;">
De un respingo me levante de la cama y
baje a la cocina, allí mi tia me había preparado un colacao bien
fresquito, se lo agradeci, después del calor de anoche… jajajaja.
Después del desayuno ayude a mi tio a preparar el coche, se iba todo el
fin de semana al Norte por motivos laborales, la verdad que siempre anda
de un lado para el otro pero como dice que le encanta su trabajo nadie
dice nada al respecto. Ana había quedado con las amigas para comer el
casa de una de ellas, mi idea era irme a mi casa pero como ese fin de
mis amigos estaban que si en las fiestas de sus pueblos, vacaciones con
la familia y de mas, no tenia que hacer, además en el jardín de mis tios
podía poner la piscina y quedarme allí con la escusa de bañarme gratis.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al poco de irse mi tio pregunte a mi tia:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Te parece bien si montamos la piscina para bañarnos esta tarde?</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin oscilaciones mi tia acepto, me
enseño donde lo tenían guardado y la empece a montar, al principio pensé
que no seria gran cosa pero me llevo su tiempo, al ser de las que se
pueden montar y desmontar varias veces las instrucciones digamos que
estaban en unas condiciones un poco lamentables entre borrados y demás,
asique pedi ayuda:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Tia!!!! Me echas una mano????</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si Manu, aunque creí que sabrias como montarlo</div>
<div style="text-align: justify;">
- Eso es lo que yo pensaba</div>
<div style="text-align: justify;">
Hable con ella casi sin mirarla, la
verdad, estaba mas atento para ver si lo montaba y poder bañarme que a
ver como iba vestida y me lleve una sorpresa, se había puesto un vestido
de andar por casa muy ceñido, después de estar esta mañana a punto de
correme se me presenta asi mi tia… iba sin sujetador y se podía entre
ver un tanga fino cada vez que se agachaba, eso si las tetas bien
grandes, aunque como ya dije caídas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando ya teníamos la lona y cerco hecho
la empece a llenar, perfecto! Ninguna fuga, después de casi 2 horas y
sin casi instrucciones conseguimos montarla, aunque no desaproveche
ninguna ocasión para deleitarme con las tetas de mi tia. Con la
calentura que llevaba se me pasaba por la mente cualquier tipo de
calentura, deseaba verla ya en bañador, bikini no se pone por que al
tener a mi prima el cuerpo se la quedo un poco descuidado por asi
decirlo, no la gusta que la vean los michelines, aun asi quería
follarmela, comerla las tetas y penetrarla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Como estábamos solos se dispuso hacer la
comida, antes de irse mientras llenaba la piscina me dijo que la mojara
las manos con la pistola del jardín, lo puse en modo aspersor como si
fuese un error la moje parte del escote y manos, en la verdad que no
quería refrescarse???</div>
<div style="text-align: justify;">
- Joder Manu como me has puesto! No sabias ponerlo de otra forma?!</div>
<div style="text-align: justify;">
- Lo siento tia, no crei que estaba tipo chorro</div>
<div style="text-align: justify;">
- Bueno da igual, ayúdame hacer la comida</div>
<div style="text-align: justify;">
Consegui lo que quería, la empape todas
las tetas y además no se cambio de ropa, al llegar a la cocina vi como
los pezones estaban duros y al ser una prenda ya de por si algo ceñida
se le notaban mas aun, me hizo varias pilladas mirándola las tetas y no
decía nada, solo de vez en cuando, si la pillada era grande:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Centrate Manu o comeremos a las 16:00 a este paso</div>
<div style="text-align: justify;">
- Hago todo lo que puedo</div>
<div style="text-align: justify;">
La comida era una ensalada de verano y
teníamos que hacer todo, pero era imposible concentrarse con tal
delantera delante mio, en una de las ocasiones pude observar como me
miraba el paquete, la verdad no me di cuenta que tenia la tienda de
campaña puesta, de modo que de forma burlona la dije:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Tia, centrate o te quedaras bizca</div>
<div style="text-align: justify;">
Se echo a reir, los dos sabíamos de que
estábamos hablando, en una de las ocasiones se fue a la nevera a por
unos hielos y como el congelador se encuentra en la parte de abajo se
agacho poniedome el culo bien redondo a tiro, después de una situación
de tal magnitud me acerque a ella con el pretexto de sacar el agua de la
parte de arriba, poniendo adrede mi polla en su culo</div>
<div style="text-align: justify;">
- Que haces???</div>
<div style="text-align: justify;">
Era una pregunta un poco absurda, si la llegara a enfadar sé que se quitaría al notarlo pero no fue asi.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Nada coger el agua del frigo</div>
<div style="text-align: justify;">
Se incorporo, pero no dejo que su culo dejase de rozar mi polla, lo cual me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Espera que te ayudo a buscarlo</div>
<div style="text-align: justify;">
La verdad que la botella estaba bien a
la vista, lo dos sabíamos exactamente donde se encontraba, como estaba
bien envalentonado fui a por sus tetas, no se como pero ya tenia una
fuera, como no paraba de restregarse la dije:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Te gusta la polla de tu sobrino?</div>
<div style="text-align: justify;">
No dijo ni palabra solo la pude oir un:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Ahhh</div>
<div style="text-align: justify;">
Estaba disfrutando, no me lo creía, pero
cada vez estaba mas cachonda, me tomo la mano no me dejaba quitarla de
sus tetas, tampoco quería hacerlo me estaba gustando agarrarla del
pezón, con el juego que habíamos empezado la pregunte:</div>
<div style="text-align: justify;">
- No te da vergüenza estar asi con un miembro de tu familia???</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si quieres paramos o te bajas el pantalón y te la chupo</div>
<div style="text-align: justify;">
Dicho y hecho, en cuanto la vio se la comio y entre chupada me decía:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Que dura la tienes, me gusta tu polla</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin preámbulos la quite todo y la comi
el coño encima de la encimera, un coño peludo, cuando lo vi me dio cosa,
después de comerme el coño depilado de su hija… no le di mucha
importancia y me dispuse a degustarlo, madre mia que sabor!! No paraba
de decirme:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sigue no pares! No pares!</div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras se lo comia pude observar como
se tocaba las tetas, estaba haciéndola gozar, nunca crei que me la
follaria, al poco me grito:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Métela ya!! Y no pares hasta que te lo diga</div>
<div style="text-align: justify;">
- A la orden!</div>
<div style="text-align: justify;">
Que caliente tenia el coño, se lo hice a pelo, no dijo nada, no pare en ningún momento solo hasta que sono su móvil</div>
<div style="text-align: justify;">
- Joder tia que opotuno! Quien coño es?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Es Ana, sigue no pares, hablare con ella</div>
<div style="text-align: justify;">
Bueno… me quede un poco a cuadros, pero allí estaba follandola mientras hablaba con mi prima:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Que quieres? Quédate a comer
con Sara, luego si quieres venis aquí, tu primo a puesto la piscina, te
dejo estoy ocupada</div>
<div style="text-align: justify;">
Hablo con ella como sino pasara nada, me dio morbo como se la metia y ella no dijera nada, al colgar me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- No te asustes por mis orgasmos, tu no pares en ningún momento</div>
<div style="text-align: justify;">
Con la incognita me quedo unos minutos
hasta que dándola mas fuerte empezó a estremecerse y a salir a
borbotones flujos vaginales, me empapo entero</div>
<div style="text-align: justify;">
- Ahhhhhh.. para me vas a destrozar!! Correte en mis tetas!!</div>
<div style="text-align: justify;">
No tarde ni medio segundo y me corri en
ella, se puso como pudo de rodillas se agarro una teta y con la otra me
empezó a pajear, vaya paja, aparto un poco la cara para que no la
diese, no me molesto porque me relamio entero.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Vaya sobrino tengo, que picha brava, espero que aproveches bien el fin de semana</div>
<div style="text-align: justify;">
- Que pasa tia? Mi tio no te da de lo tuyo?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Como viaja tanto me tengo que
hacer los trabajos yo sola y esta mañana ya te vi la tienda de campaña
que tenias, no se que estarías soñando pero no pude apartar la vista</div>
<div style="text-align: justify;">
Si la contara lo que me paso horas antes… mejor no diría nada, total el fin de semana hasta ahora me estaba saliendo redondo.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si quieres antes de que llegue Ana te hecho crema solar y te hago un masaje?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Me parece buena idea, pero antes vamos a comer, mas tarde ya se vera</div>
<div style="text-align: justify;">
Nos limpiamos un poco y me puse el
bóxer, ella se quedo en tanga aunque me hubiera corrido no paraba de
mirarla, me atraía mas que mi prima, me daba mas morbo mi tia que mi
prima..</div>
<div style="text-align: justify;">
Continuará…</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-31072264967210124382012-06-27T01:49:00.001-07:002012-11-16T03:31:04.176-08:00Relato nº 3: Mi prima Ana.Me presentaré, me llamo Manu (nombre
ficticio) y tengo 25 años, soy un chico normal mido cerca del 1’80 con
algún kilo de mas y con gafas.<br />
<div style="text-align: justify;">
El relato que cuento a continuación es
real, todo paso cuando tenia unos 19 años, desde pequeño como no salía
con mis amigos solíamos ir a casa de mi tia en un pueblo cercano a un
chalet, allí vivían mi tía, mi prima 1 año menor que yo y mi tio que por
circustancias de trabajo estaba casi todo el dia fuera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mi prima con 15 años morena y delgada la
verdad que no despuntaba mucho, un culo normal y el pecho se le
empezaba a formar, al ser mi prima nunca la vi con otros ojos que no
fuese familiar, mi tia ya cambiaba bastante pequeña de 1’65, melena
rubia teñida, una tetas descomunales caídas por el paso del tiempo, el
culo a pesar de tener cerca los 45 le tenia bastante bien conservado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando empezaba hacer buen tiempo íbamos
allí casi todos los viernes y sabados por la tarde hasta cenar allí e
incluso quedarme con ellos a dormir.</div>
<div style="text-align: justify;">
La verdad que con mi prima siempre me
lleve muy bien, pero de un dia para otro empezó a tocarme el culo , el
cual al principio no le di mucha importancia pero después de varias
ocasiones lo hiciera ya empece yo a poner mi mano sobre el suyo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez en su habitación mirándola el pc
que no la iba, mi madre y mi tia se fueron como hacían todas las tardes
a dar una vuelta, note que mi prima (llamémosla Ana) se tumbo en la
cama y me puso el culo en pompa, yo por aquel entonces era muy pavo
para algunas cosas y no la hice el mas minimo caso, hasta que un sábado
por la tarde mi tia me llamo diciendo que si me pasaba y cuidaba de Ana
me daba la propina que ellos tenían una cena muy importante y llegarían
tarde. Al llegar me abrió Ana, con una sonrisa muy pícara, yo ya
pensando en lo sucedido me cambio el chip y la veia con otros ojos, ala
entrada me recibió con un beso en toda regla, ni me aparte ni nada, es
más la meti la lengua todo lo que pude y al terminar me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Esto si es una buena bienvenida, ¿no te quejaras?</div>
<div style="text-align: justify;">
Al fijarme bien iba de colegiala o eso
intento, una falda que por lo que pude ver se la recogio mas de lo
debido, unas calzas y una camisa entre abierta, de pelo una coleta, no
se como sería mi cara pero se echo a reir con cara de picara.</div>
<div style="text-align: justify;">
Como eran las 20:00 y no sabíamos que
cenar se cambio y fuimos al super a comprar algo, con el dinero que me
dejo mi tia compramos lo mas rápido un par de pizzas unas coca-colas y
una tarrina de helado. Al ser las fiestas del pueblo nos quedamos
tomando un pincho por allí y enseguida se apresuro Ana para volver a
casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
En un momento me imagine a mi prima
cubierta de helado comiéndomela, fue un flash que tuve en mi cabeza pero
que me puso cachondo. Al llegar a casa la pregunte:</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿a qué hora te apetece cenar? Porque se tiene que encender el horno y calentar</div>
<div style="text-align: justify;">
Al no tener contestación de ella subi al
piso de arriba, se estaba cambiando y vi como se desnudaba, las tetas
ya empezaban a “florecer” con pezones oscuros grandes y pude comprobar
como el coño le tenia ligeramente rasurado, no pude evitar tocarme
mientras la veía, en ese momento tenía ganas de entrar y hacerla de
todo, pero no era ocasión, pese a sus iniciativas si entraba con ese
ímpetu la podría mangar gorda si ella no quiere.</div>
<div style="text-align: justify;">
La dí 2 golpes en la puerta y enseguida
contesto, se había puesto la bata de la ducha y ya me imagine que iba
hacer pero aun asi la pregunte de nuevo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿te vas a duchar? ¿a que hora quiere cenar?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si, me voy a la ducha de mi
madre que es mas grande y la cena déjalo para mas tarde. Como tardare un
poco puedes ponerte al pc, me han dejado nuevas películas que podemos
ver juntos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin más rodeos fui al pc para ver que
películas había, la verdad había 2 carpetas en el escritorio nuevas, tal
es así, que estaban incluso apartadas del resto de iconos, una ponía
“películas” y la otra “archivos”, me puse a cotillear, las películas
eran las de Men in Black y ese tipo, la verdad que me esperaba alguna
pastelada de crias… en la otra carpeta tenia fotos d ella en bikini y
ropa interior, habría unas 50, tampoco me intereso mucho jugármela a
espiarla en la ducha, lo cual me hice mi pajilla rápida, al poco de
empezar me sentía observado y es que el ventilador del pc hace un ruido
de la ostia, ¡me había pillado!</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿te gusta lo que ves?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si, me pones muchísimo Ana, ven siéntate…</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin acabar de decirla nada se desnudo,
aun se notaba mojada y sentada de lado encima mio empezamos a besarnos
en la silla, sus manos me levaron a su coño, ¡estaba pelado!, ya sabia
ella lo que tenia que ver y hacer, lo tenia planeado, al tocar su coño
note que estaba mas que mojado. Comprobé que su coño aun era virgen lo
cual me sorprendió ya que en estos tiempos cualquier dia nace un niño
con la caja de condones debajo del brazo… en ese momento nos fuimos a su
cama donde nos tumbamos haciendo un 69 y empezamos a devorarnos, no se
cuantas pollas habría comido ella hasta entonces pero arte y maña tenia
mas de un rato…</div>
<div style="text-align: justify;">
Su coño era delicioso y mas al estar
recién duchada no paraba de comerla todo, se dejaba hacer, me pidió que
la diera azotes y yo como fiel servidor se le puse rojo, cada vez estaba
mas cachonda hasta que ya no pude mas y se la meti al estilo misionero,
como sabia que iba a sangrar pusimos debajo unas sabanas viejas, su
cara de dolor al principio me impresiono, pero al poco me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Vamos cabron méteme tu polla hasta el fondo</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿quieres polla puta?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si, vamos!!!!</div>
<div style="text-align: justify;">
Coloque sus piernas en mis hombros y se
la clave hasta dentro sus gritos de placer eran cada vez mas altos,
estaba claro que era una gritona, cuando puso se libero de mi y se puso
encima mio, quería llevar las riendas y la deje hacer, agarrándola de
las tetas y comiéndoselas empezó a gritar</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Te gusta mi polla?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si, me encanta, sigue con las tetas no pares…</div>
<div style="text-align: justify;">
Se abalanzo sobre mi y agarrando la del
culo con las dos manos se me ocurrio meterla un dedo en el culo, no dijo
nada, me chupo el dedo y se lo introduje sin ninguno problema al poco
se corrió, vaya orgasmo…</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿te ha gustado?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si, me dejas agotada..</div>
<div style="text-align: justify;">
- Pues ahora me toca a mi correrme,¿ donde me dejas hacerlo?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Elige soy toda tuya, menos el coño, aun no tengo la píldora…</div>
<div style="text-align: justify;">
Al estar cansada se tumbo y me empezó a
pajear delante de las tetas, me coloque encima de ella y abrió la boca
mientras me decía:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Damelo todo , correte</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin tardar mucho me corri, el chorro mas
grande la callo en boca y cara, lo siguientes sin derramar gota me
chupo, no la importo los restos de sangre, estab claro que mi prima ana
es toda una guarrilla, al terminar me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si te portas bien , me tendras siempre que quieras</div>
<div style="text-align: justify;">
- Me parece correcto, ahora vamos a la ducha a lavarnos y después cenamos</div>
<div style="text-align: justify;">
En la ducha nos liamos de nuevo, parecía
insaciable, me la comio de nuevo y mi polla al poco revivio, sin
preámbulos y con el agua cayendo la puse contra la pared y la encule,
se notaba como ya la habían dado mas por el culo, no rechisto, me corri
dentro lo poco que me quedaba agarrando la de las tetas y diciendola:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Que puta eres ya te han dado mas veces por aquí…</div>
<div style="text-align: justify;">
- Si.. me encanta, y aun nos queda mas noche para disfrutar…</div>
<div style="text-align: justify;">
La noche siguió llena de pasion, cenamos vimos una película tranquilos en el sofá y después… etc etc…</div>
Espero que les guste, es un relato largo
pero es como lo vivi… mas adelante contare el encontronazo con mi tia.
Espero que les gusterelatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-50323569636577418102012-06-19T04:17:00.000-07:002012-11-11T09:15:19.916-08:00Relato nº 2: Veterana ingenua. <div style="text-align: justify;">
Siempre tuve suerte con las mujeres en los lugares de trabajo, es más,
en toda oficina en la que trabaje por lo menos tuve un affaire. Pero
hay uno que recuerdo especialmente porque se trató de la primera vez que
lo hice con una mujer casada y 15 años mayor.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Para contar este relato le daré el nombre de Andrea, pelo castaño, ni
muy alta ni muy baja, simpática, ex modelo de ropa desde hace algunos
años debido a que había alcanzado los 45 años. Termino trabajando en la
oficina donde yo estaba porque su esposo quedó desocupado o de paro
como dicen los españoles.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Al principio no le prestaba atención porque no pasaba por mi cabeza la
idea de salir con una mujer mayor y además casada, habiendo tanta chica
joven por la ciudad. Las tareas de la oficina quisieron que formáramos
un equipo de dos, por lo que la cotidianeidad y la buena química entre
ambos terminaron haciendo el resto.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Hubo 4 elementos de ella que hicieron cambiar mi mirada hacia ella en
la forma en que el lobo mira a su presa: primero su inocencia (que no
duró mucho tiempo); segundo, sus piernas largas que escondía bajo sus
amplios pantalones; tercero, sus tetas bien formadas (tipo gota de
agua, no sé si me hago entender) Las modelos son un poco lisas para mi
gusto, pero Andrea tenía las tetas más grandes que lo usual y por
último, porqué no, su encantadora sonrisa.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Fue sólo cuestión de esperar el momento propicio...
</div>
<div style="text-align: justify;">
Un día quedamos solos en la oficina, tapados de laburo y nos dejaron
las llaves para que cerráramos cuando terminásemos. Estábamos bastante
cansados y le pedí que me hiciera un masaje en los hombros porque los
tenía doloridos. Solo había sido una excusa para devolverle el favor.
Me ofrecí a hacerle lo mismo, pero no espere su respuesta y la empecé a
masajear en su silla. La relajé bien y cuando menos lo esperaba
deslice suavemente mis manos hacia sus tetas. Se quedó helada y después
de unos segundos me dijo:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Raulito, me parece que no me gusta nada lo que estas haciendo."
</div>
<div style="text-align: justify;">
En ese momento el fantasma de una acusación de acoso sexual chocó en mi
cerebro, por lo que decidí cesar de inmediato de apretarle las tetas.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Le pedí disculpas, le dije que no sabía que me había pasado, que por
favor no se lo dijera a nadie y cuando nos despedimos me hice el
avergonzado. ¿Si estaba preocupado? ¡Por supuesto que no! Cuando le
acaricié las tetas, aunque fuera por segundos note la exquisita
sensación de sus pezones duros. Hice un poco de teatro como precaución.
¡La mente de las mujeres es tan complicada!
</div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente algo había cambiado en Andrea. Su forma de vestir
cambió para siempre. Vino con una camisa ajustada y abierta que, ahora
sí, mostraban las formas de unos senos generosos. Sin ser minifalda, su
pollera contorneaba sus esbeltas piernas y redondo culo que terminaban
en unos delicados y huesudos tobillos, acompañados por zapatos de tacos
altos y envueltas en medias de nylon de esas que tienen una línea
oscura en la parte posterior.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Su maquillaje era de una perfección profesional (de ese tema, sin duda
tenía conocimiento) y sus movimientos eran lánguidos y sensuales. No
fui el único que lo noto, porque hubo varios silbidos de aprobación en
la oficina. De no saber que era el responsable de ese cambio hasta me
habría sentido celoso.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo el principal cambio que yo noté, estaba en su mirada. Era
una mirada que tienen aquellas personas que dominan una situación, algo
extraña y difícil de explicar. Me miraba de reojo y cuando notaba que
yo la miraba mantenía la vista por unos segundos hasta que la bajaba
hacia los papeles que leía. Pensaba que yo tendría miedo que ella
abriera la boca y les dijera a los jefes la situación del día anterior.
Sin duda pensaba sacar alguna ventaja de esta situación. ¡Pobre ilusa!
</div>
<div style="text-align: justify;">
En un momento del día se acercó a un lado de mi escritorio, estando yo
sentado, para hacerme una consulta pueril, pero apoyo su cadera y nalga
contra mi hombro y antebrazo, pensando que me iba a hacer sufrir y que
me iba a poner nervioso con esto. Como mi escritorio daba de espaldas a
la pared y nadie podía ver, pasé rápidamente mi brazo por detrás y
ubiqué mi mano entre sus piernas. Comencé a subirla lentamente hasta
dejarla aprisionada entre ellas, hasta tocar la telita de sus pantys.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Nuevamente la había dejado helada, pero para mi sorpresa tardo en
reaccionar. Cuando lo hizo susurro enérgicamente: "Raúl soltáme,
soltáme" y trato de zafarse, pero yo la agarre con fuerza de la pierna y
seguí tocándola en la chochita con algún dedo que me quedo libre. No
le quedó más remedio que quedarse quieta porque si bien los otros no
estaban mirando, estaban ahí.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Solamente la solté cuando tenía los dedos mojados de su excitación. Fue
directo a su escritorio y no levantó más la vista. Al final del día
quedamos nuevamente solos y esta vez fui yo el que se acercó a hacer una
pregunta pueril. Ella estaba sentada y yo parado. Estaba tan
confundida que no entendió una palabra de lo que le dije y simplemente
acerque mi rostro y le di uno beso largo y apasionado. Les había dicho
que Andrea era ingenua, por lo que su respuesta me sorprendió. Ella vio
la forma de mi pija que abultaba el pantalón y se abrazó a mi
entrepierna, restregando su mejilla y labios contra mi picha que a esta
altura estaba bastante gorda. Su rostro estaba rojo, sus ojos cerrados
y sus labios abiertos, éstos se desfiguraban cuando los restregaba por
el pantalón (que dicho de paso, me ensució con su lápiz labial. ¡Pero a
quién le importaba en ese momento!). Fue algo instintivo y espontáneo
en ella.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"No, no,... no puede pasar esto, soy una mujer casada" - dijo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Debe ser uno de esos momentos en que las mujeres dicen que ponemos cara
de estúpidos, pero como no me estaba mirando traté de poner la voz más
machaza posible y le dije:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Era inevitable".
</div>
<div style="text-align: justify;">
Qué boludo ¿no? Pero en ese momento no tuve otra frase mejor que decir.
Así que, en vez de seguir hablando la abrace, la bese, la acaricié y
también la apreté... ¡y le encantó! Ahora en vez de decir: "No, no...
soy una mujer casada", decía: "No, no... acá no".
</div>
<div style="text-align: justify;">
Pasó una semana hasta que pudimos encontrarnos en un hotel. ¡Salir con
una mujer casada con un desocupado que no tiene otra cosa que hacer que
estar pendiente de su mujer puede ser bastante problemático!
</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando subíamos a la habitación miré hacia atrás y como no había nadie
le empecé a acariciar las nalgas. ¡No creo que halla cosa más suave y
agradable al tacto que el culo de Andrea!
</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando digo que era ingenua, quiero decir también que era bastante
inexperta. Se había casado joven y parece que su esposo no había sido
muy imaginativo que digamos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
A tal punto era inexperta que se sorprendió cuando me desnudé. Se fue
al toilette sin mirarme. Después de unos minutos apareció en ropa
interior y con baby doll negro. Cuando la vi se hizo la bandera. ¡Qué
espectáculo! Qué puedo decir... el cuerpo de una modelo de revista...
bueno, así era Andrea, pero con unas buenas tetas.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Su mirada tenía un solo objetivo: mi pija que se iba levantando
centímetro a centímetro, hasta apuntarle entre medio de los ojos. La
miraba como hipnotizada.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Me acerqué hasta abrazarla y me preguntó si ella me gustaba. Como se
habrán dado cuenta no soy muy bueno para hablar, así que le saqué el
baby doll a lo bestia, le arranque la ropa interior y empecé a besarle
los senos. Le pasaba la lengua por la aureola, luego escalaba por sus
pezones y me daba una vuelta por la cúspide. Sin darnos cuenta ya
estábamos acostados en la cama, en un abrazo donde nuestros cuerpos se
confundían. De casualidad pasé mi lengua por su oreja y fue el gatillo
que disparo la sexualidad de Andrea. No me pregunten por qué, a algunas
mujeres les vuelve loca el clítoris o el punto "G", pero a Andrea le
volvía loca la lengua en la oreja. La tenía debajo de mí y sentía un
terremoto de hembra a pesar de pesar 30 kilos más que ella. Me agarro
de los pelos con ambas manos y me trajo hacia sus tetas diciendo:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"¡Toma bebé, bésame las tetas... vení que Andrea te da de mamar... ahhhhhh qué placer!"
</div>
<div style="text-align: justify;">
No me dio tiempo a nada. Mientras me ahogaba entre sus tetas me agarró
con sus piernas por la cintura y frotaba su pubis enérgicamente contra
mi vientre.
</div>
<div style="text-align: justify;">
No hay nada que me excite más que una mujer excitada. Decidí tomar
control de la situación y me incorporé arrodillándome de frente a ella,
tomé sus piernas por debajo los muslos y la subí hasta que mi pija
quedo en el triangulo de sus piernas y conchita, pase sus pies por
detrás de mi cintura hasta que quedaron enganchados uno con el otro,
apunté y le metí la cabeza de la pija, sintiendo la presión de su
vagina que era estrechita. Me pareció que necesita un poco más de
trabajo antes de empalarla y le agarre las tetas con ambas manos y
empecé a apretarlos y moverlos en forma circular mientras restregaba de
arriba abajo la pija por su chochita. Cuando cedió un poco la presión
de su concha ya bien lubricada, no tuve piedad y empecé a penetrarla
centímetro a centímetro hasta el fondo, con suavidad pero sin pausa.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Aahhhhhhh, qué delicia. Toma pija mi amor... así, así gózala" - dije
</div>
<div style="text-align: justify;">
Andrea movía su cabeza de un lado a otro, respirando profunda y rápidamente por la boca.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Cojéme papito, cojéeme, aahhhhh que divino... me mataas" decía ella.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Generalmente soy yo el que acaba primero, sacándome toda la tensión y
la calentura acumulada, lo que me permite disfrutar mejor de los polvos
siguientes... ¡pero esta guacha me gano!
</div>
<div style="text-align: justify;">
Disfrutaba como una loca, decía frases incongruentes como:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"pija, pija. mete, duro.... y los típicos ahhh, ahhhh"
</div>
<div style="text-align: justify;">
Se veía que ella no aguantaba más del placer. Verla gozar de esta
manera me estaba súper calentando, pero no acababa. Sin darme cuenta
estaba aumentando el ritmo, la profundidad y el ímpetu de la cogida. En
ese momento se llevó la mano a la boca y empezó a temblar todo su
cuerpo. Yo no tuve misericordia y le seguí dando máquina.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Seguí así por un tiempo hasta que se relajo y retiró su mano de la boca
mostrando esa sonrisa de satisfacción que tienen las mujeres cuando
están bien cogidas y dijo:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Raúl... qué divino... qué divino"
</div>
<div style="text-align: justify;">
Ahí sí que acabé con todo. Por un momento desapareció el mundo. Fue un
gran orgasmo y cuando tomé conciencia nuevamente estaba sobre el cuerpo
de Andrea que respiraba agitadamente. Estábamos empapados en un caldo
de sudor y fluidos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Después de un cigarrillo me dijo que no sabía cuántas veces había
acabado mientras acariciaba con ternura mi pija. Resultó que era
multiorgásmica, pero que hasta ese momento no lo sabía. Realmente estaba
obsesionada con mi pija. La miraba, la acariciaba, me decía que era
grandecita, suavecita...
</div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces le pregunte que por qué no le daba un beso. Me miró como diciendo ¡al fin! Se le abrieron los ojos de felicidad.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Nunca chupe una pija" - me dijo
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Es algo innato de las mujeres, todas la chupan... y a tu marido...?" - le pregunté
</div>
<div style="text-align: justify;">
"No, me da vergenza con él"
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Bueno, yo creo que se merece un beso ¿no?"
</div>
<div style="text-align: justify;">
Se bajo hasta la entrepierna, junto los labios exageradamente para dar
un beso y rozó la cabeza de la pija con los labios. Me miró con una
mezcla de malicia y picardía y otra vez la beso, pero esta vez haciendo
un ruido de beso "muac". Repitió lo mismo pero besando toda la cabeza
de la pija. Me miró nuevamente pero esta vez con una sonrisa de puta
consumada que sabe el placer que esta dando y comenzó nuevamente a
besar pero con los labios levemente abiertos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Voy bien señor?" me pregunto con una sonrisa que ya tenía muy poco de inocente.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Alguna vez tomaste helado de pija?"
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Helado de pija? me dijo inclinando la cabeza a un costado y esta vez sí con algo de ingenuidad.
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Será así?"
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y comenzó a lamer la pija como un helado, comenzando desde la base y
terminando en la punta para que no se derrita. Y la verdad era que me
estaba derritiendo... y se daba cuenta de ello. Ahora ella sola tomó la
iniciativa y pasaba sus tetas por la verga. Se detenía cuando sus
pezones rozaban la punta, levantaba la vista buscando la mía y sonreía.
Después se puso la pija entre el surco de sus tetas y me empezó a
pajear con ellas. Cuando sus tetas golpeaban mis huevos me excitaba más
todavía. Ahora cuando la pija estaba en lo alto de sus senos la besaba
nuevamente. De repente me miró, con los ojos entrecerrados y
relamiéndose los labios me dijo:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Qué rrrica pija... toda para mí", pero esta vez se la metió en la boca hasta que desapareció la mitad de la picha dentro.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Empezó un movimiento ascendente y descendente que comenzó a acelerarse. Le dije:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Trágatela más"
</div>
<div style="text-align: justify;">
"No puedo, no me entra mi amor" me respondió con un poco de culpa.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Pensé: "bueno, para ser la primera vez esta bastante bien..." Siguió
dándole pero ahora la completaba con movimientos circulares de su cabeza
cada vez más rápidos. No lo pude contener ni la pude poner sobre
aviso. Ella emitió un:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Uhhhmmmmm Uuuuuuhmmmmm, hmmmm", pero que dejaban comprender su placer y su sorpresa.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Levantó la cabeza y entre la comisura de los labios tenía un hilo de semen. Le dio un beso nuevamente a la pija y me dijo:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Ahhh, mi amor... la lechita caliente... la leche adentro", y la siguió chupando hasta dejar la pija bacía.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Se incorporó, me miró, miró la pija y riéndose me dijo:
</div>
<div style="text-align: justify;">
"Qué limpita que esta" y me dio un tierno beso en los labios.
</div>
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Había otras cosas que Andrea no había probado, como que le chupen la
concha o que la cojan por el culo y en las cuales la tuve que instruir,
pero con una alumna tan aplicada y devota no puedo decir que no halla
sido un placer. En otra oportunidad les contaré acerca de esos
encuentros con Andrea.
</div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-64569816113075155762012-06-18T06:30:00.002-07:002012-11-11T09:15:09.581-08:00Relato nº 1: Mi vecina octogenaria.Nunca
me había sentido atraído por la vecina del piso contiguo; todo lo
contrario, siempre la había visto como la tipica anciana viuda que se
dedica a sus quehaceres domésticos y poco más.<br />
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, cierto día eso cambió. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me
la encontré en el portal de casa. Iba cargada con las bolsas de la
compra, por lo que me ofrecí a ayudarla a suvirlas a casa, dado que no
hay ascensor en mi edificio. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ella me miro y, sonriendo, acepto mi oferta. </div>
<div style="text-align: justify;">
Una
vez hube dejado las bolsas en la cocina de su casa, ella me ofreció un
billeet de 20 €, en compensación por mi ayuda. Yo me negué diciendole:</div>
<div style="text-align: justify;">
-No tiene importancia, quedese con él-a lo que ella respondió:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Pues de alguna forma tendré que copensarte por tu ayuda- dijo acercando su mano a mi entrepierna.</div>
<div style="text-align: justify;">
En un primer momento me eché para atrás sintiendo un extraño escalofrío,pero ella, con voz calmada, me susurró</div>
<div style="text-align: justify;">
-Tranquilo, nadie se entrerará de esto. Solo quiero que pasemos un buen rato.</div>
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En
ese momento, recapacité. La anciana tenia el pelo oscuro, gracias al
tinte con total seguridad. Sus ojos eran azules y tenía una sonrisa
picara que me inquietaba. Su cuerpo , si bien no era el de una
veinteañera, conservaba cierto esplendor pasado. Tenia un pecho más que
considerable, como la mayor parte de las ancianas, con tetas grandes
como cabezas de niño. </div>
<div style="text-align: justify;">
Lentamente,
comenzó a desabrochar la cremallera de mis pantalones vaqueros. Con
suavidad , acarició mi miembro a través del calzoncillo. Este, fue
tomando forma en la palma de su mano,. </div>
<div style="text-align: justify;">
Yo notaba como, poco a poco, la cabeza de mi pene se iba llenando hinchando más y más, hasta casi explotar. Ella me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Tranquilo, no queremos que acabes tan pronto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras quitarme los calzoncillos empezo a felarme el miembro, primero con cierta torpeza y despues con una mayor soltura, como si hubiera recordado los años en los que solía hacerselo a su marido con regularidad. Subía y bajaba la cabeza, y yo sentia su lengua recorriendo cada centímetro de mi miembro, una y otra vez, sin descanso.</div>
<div style="text-align: justify;">
Traas unos minutos comenzó a desnudarse. Primero se queto el vestido que llevaba, con un estampado floral. Entonces pude ver sus enormes pecho, encerrados en un sostén de aspecto antiguo, luchando por liberarse de sus ataduras. Se lo quité y bese su pezón derecho. Era descomunal, pues ocupaba casi la mitad de su teta. Ella sonreía y lanzaba unos tímidos gemidos de placer.</div>
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Sus bragas eran negras, y tras ellas encontré un pubis descomunalmente peludo, como solo había visto en ciertos videos en la red. </div>
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Utilizando los conocimientos adquiridos tras años de películas porno, la cogí de ambas piernas y la traje hacia mí. Ella lanzó un gritito, sorprendida por mi ímpetu. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cogí mi miembro y , agarrándolo con fuerza, lo introduje poco a poco en su interior. </div>
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Fuí aumentando el ritmo de mis embestidas, hasta que estas hicieron retumbar los muelles del viejo colchón. Ella gemía de placer cada vez que mi miembro rozaba las paredes de su anciana vagina, inútil durante años. </div>
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Tras unos minutos, sentí como un placer aún mayor comenzaba a alcanzar mis partes. Estaba a punto de correrme. le dije:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Dios, creo que me corro- y ella me dijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Espera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Con una sorprendente agilidad,giro su cuerpo y se acercó mi miembro a su boca. Comenzo a masturbarme y me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Quiero que acabes en mi boca, para poder saborearte enterito. </div>
<div style="text-align: justify;">
Yo ya no podía más, sentía como mi pene iba a explotar. De repente, un chorro descomunalde semen surgió de la punta de este y fua a acabar a la lengua de la anciana. Tras este viniero otros tantos, si bien de menor cantidad. Ella se relamía, pugnando por tragarse todas y cada una de las gotas de mi preciada esencia. </div>
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Tras acabar, me vestí y ella, pícara como siempre , me dijo:</div>
<div style="text-align: justify;">
- Vuleve cuando quieras, vecino.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
relatos eroticos hothttp://www.blogger.com/profile/13545166340527657799noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4259536981618638803.post-89688769304873334052012-06-17T10:57:00.001-07:002012-11-11T09:14:17.530-08:00Introducción e instrucciones previas.<div style="text-align: justify;">
Relatos Eróticos Hot comienza hoy su andadura en el mundo de los blogs. Antes de nada, me gustaría explicaros el método a seguir. En primer lugar, periódicamente se publicaran relatos de contenido erótico, a poder ser tocando el mayor número de filias posible. El número de publicaciones irá en función de la disponibilidad de los administradores, así como de vuestra colaboración.</div>
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Este blog busca daros la posibilidad de explorar nuevas formas de diversión onanística, solos o en compañía de vuestras respectivas parejas.</div>
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Cabe destacar que no se toleraran los comentarios excesivamente ofensivos o de carácter meramente destructivo. Cada lector tiene la posibilidad de formar parte del blog, colaborando mediante el envio de vuestros propios relatos, a ser posible en castellano y sin faltas de ortografía, a relatoseroticoshot@gmail.com. Serán revisados y publicados, por lo que recibireis vuestro merecido reconocimiento.</div>
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Sin más preámbulos, comencemos nuestra andadura.</div>
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